La Aventura Del Marq

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La aventura del

MARQ Nadia Orenes

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L Algunas de las piezas expuestas en ‘La Belleza del Cuerpo’. A la izquierda, el Discóbolo, y a su derecha, un busto de Sócrates

El Museo Arqueológico Provincial (MARQ) comenzó su aventura “en el año 32, creado por el presidente de la República, don Alcalá Zamora, que hizo una visita oficial a Alicante. El museo estaba pendiente de inaugurar, era una reivindicación que se hacía desde hace tiempo en aquellas fechas por la Comisión Provincial de Monumentos, que presidía Figueras Pacheco, que es un personaje ilustre en la arqueología alicantina, en el humanismo y en el derecho. Figueras quedó invidente parcial, y luego totalmente a partir de los 19 años. Tenía una gran afición por la arqueología y se hacía construir maquetas por su ayudante para seguir con las excavaciones hacia delante. Las colecciones que en aquel momento formaban parte del museo, son fruto de las excavaciones de Figueras Pacheco y de otros personajes de la época, como Alejandro Ramos Folqués en Elche”. José Alberto Cortés, director gerente del MARQ, nos habla sobre el nacimiento, hace más de 75 años, del museo. Hoy el MARQ es está dotado con más de 60 empleados y 9.000 metros cuadrados, pero no siempre fue así. “Antes teníamos 200 metros cuadrados y una plantilla de 14 empleados, por lo que se decidió en su momento la creación de la Fundación Comunitat Valenciana/MARQ, en la que se integra la Generalitat Valenciana, la Diputación de Alicante, el Ayuntamiento de Alicante, la Caja de Ahorros del Mediterráneo y Caja Murcia, además de las universidades de Alicante, personalidades del ámbito cultural e intelectual de la provincia, una representación de los museos de toda la provincia, y una representación de todos los ayun-

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Unos niños se divierten tocando los materiales expuestos en una de las salas del MARQ

tamientos de la provincia”. José Alberto Cortés está al frente de la fundación desde 2005, y se ocupa de gestionar los recursos humanos y de presupuesto en la fundación. “En el museo, que está integrado en la fundación, existe un director técnico, que es el conservador de arqueología clásica, don Manuel Olcina, hay un cuerpo de conservadores, un director de exposiciones y especialista en Prehistoria, el doctor Jorge Soler, etc. Pero quizás hoy en día, la configuración de los museos, y el MARQ es un ejemplo, es una cuestión multidisciplinar, porque hay gente de muchas profesiones: maestros, profesores

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que se dedican a la didáctica, periodistas que trabajan en comunicación y difusión, especialistas en diseño gráfico y montaje de exposiciones, antropólogos forenses que analizan los resultados de las exposiciones con restos humanos...” Cuando preguntamos al director del MARQ sobre en qué consiste el trabajo de todas estas personas que conforman el museo, sonríe y afirma que es una cuestión singular, “porque hay un grupo de personas que son los técnicos, los profesionales que se dedican a esto, y que tienen una vocación absoluta por la arqueología y el estudio de nuestra historia. Digamos que

ellos son los que traen la piedra. Y luego hay un grupo de personas, la sociedad en su conjunto, a la que se debe el museo por la vocación pública del mismo, y que piden que les explique esa piedra. Entonces lo que se procura desde la dirección y la gerencia del museo es conciliar dos factores fundamentales: por un lado el de la investigación y el estudio de nuestro patrimonio; y por otro lado, el de la difusión, en el sentido de dar a conocer aquello que a través de la historia hemos recibido del pasado. Abajo en el hall hay un ejemplo bastante claro de esto, que muestra de una manera bastante gráfica nuestro

trabajo aquí. Se muestra una pieza que es una especie de ánfora de 6.000 años de antigüedad, del Neolítico, que fue encontrada en una excavación en Planes, en la Cueva del Pardo, y en esa excavación estuvieron técnicos del museo durante 15 años excavando. Tantos años excavando dan para mucho, y la excepcionalidad de la pieza es que no es normal encontrar una pieza entera de tanta antigüedad, sino fragmentos cerámicos. Ésta está entera porque estaba enterrada, y servía como un recipiente de almacenamiento. Por los análisis de la cerámica, parece ser que era leche. Es decir, que allí había como un refugio de ovejas, de ganado, y que almacenaba agua para un periodo determinado, para que cuando el pastor estuviera allí pudiera beber o alimentarse. Todo esto lo saben ellos, que han estado 15 años excavando allí y conocen la pieza, el contexto, y han publicado los avances científicos de todo lo que se ha producido allí. Esa sola pieza sirve para explicar el trabajo de investigación, la restauración, los análisis a los que se ha sometido, y luego, para contar a un ciudadano normal y corriente, que no tiene por qué tener unos conocimientos elevados en esta materia, que había un asentamiento en el interior de la provincia de más de 6.000 años de antigüedad; que probablemente se dedicaría a la ganadería, que utilizaban la cueva como refugio para evitar las inclemencias climatológicas, etc. Mi trabajo es intentar que todo esto quede claro de la mejor manera posible. El ciudadano tiene derecho a saber qué se hace con sus impuestos, y además esto sirve para transmitirle una serie de valores.” El MARQ no es una caja hermética cuya función es preservar piezas arqueológicas, sino que para él es muy importante llegar al ciudadano y ha-

cerse comprender. Para ello, se conforma como un conjunto moderno, multimedia, tecnológico y abierto al público. El jurado que en 2004 nombró al MARQ Museo Europeo del Año alabó esa concepción moderna de la arqueología, y destacó la “originalidad e inteligencia” de las exposiciones, y los “diferentes puntos de vista con los que se muestra la arqueología”. También las “diferencias de la presentación de las salas”, las cuales “sorprenden” al visitante, a pesar de lo cual la tecnología permite al observador recibir la información sobre la arqueología “en perfecta armonía”. José Alberto Cortés nos habla de la vocación del MARQ de cubrir las necesidades del público. “En 1996, el proyecto del MARQ era novedoso para la época, y en aquel momento los colegas y la gente que se dedica a este mundo nos comenzaba a considerar como unos ‘tarados’, se nos hacía la crítica de que estábamos haciendo un parque temático, que estábamos haciendo algo que no tenía contenido científico. Nosotros pensábamos que los museos tenían que dejar de tener un apelativo desdeñable, en el sentido de que era una institución muerta, que no conectaba con la actualidad, que los museos era un espacio al que nadie acudía, y más si eran de arqueología, porque la reforma de los museos en Europa y en todo el mundo comienza desde el ámbito de las bellas artes, no desde la arqueología. Es decir, el concepto de museo antiguo es mostrar una colección, como quien tiene una colección de sellos, de cuadros o piedras arqueológicas: vitrina con cartel que explica lo que hay en la vitrina, y nada más. Es un concepto decimonónico de museo quizás bastante anticuado. En ese momento, nosotros asumimos el riesgo conscientemente, también porque el edificio se prestaba a

Museo Arqueológico Provincial (MARQ)

1932 9.000 m2 Plaza Doctor Gómez Ulla, s/n 965 14 90 00 http://www.marqalicante.com/

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El MARQ necesitó un año y medio para organizar la exposición

En 1996 los colegas nos consideraban unos “tarados” museonline

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Cuando una nueva pieza arqueológica entra por las puertas del MARQ, la maquinaria se pone en marcha. En primer lugar, se lleva a cabo la recepción,

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limpieza, identificación y catalogación

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ello. El proyecto técnico del edificio se hizo muy de acuerdo con la gente de aquí, que había sufrido las consecuencias de trabajar en un museo de 200 metros cuadrados, que no tenía espacio para realizar una didáctica, almacenar las piezas que iban sacando de las excavaciones, ni sacar una exposición temporal. Al final, tus investigaciones se quedaban en las memorias técnicas para justificar el dinero del presupuesto... Sufrir todo eso hizo que los arquitectos, cuando empezaron a diseñar la rehabilitación del hospital, estuvieran en contacto directo con los arqueólogos y el personal del museo, de manera que no se hizo al revés, sino contando con un programa de necesidades que a los arquitectos les pasaron los que iban a trabajar en el museo. A partir de ese momento, la experiencia resulta, porque los arquitectos plantean unas entradas laterales con independencia de la principal, para que no impida el flujo de visitas en el tránsito de carga y descarga o tareas

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distintas a las habituales de la exposición permanente. Luego, el edificio, que responde a los proyectos canónicos de principios del siglo XX en toda Europa, no se alteró, y permitió una distribución cronológica de las salas”. Además, desde el MARQ siempre se ha llegado más allá de los límites que suponen las paredes del museo, y se ha pensado en la importancia de la accesibilidad y acceso de los ciudadanos. “Si no lo pones en valor y al acceso de los ciudadanos, ¿qué sentido tiene invertir? Cuando la Generalitat se planteó hacer la línea de ferrocarril del TRAM, nosotros estábamos viendo el proyecto, porque nos preocupábamos. Conseguimos que hubiera una parada en La Illeta, otra al lado del yacimiento de Lucentum, y otra que para aquí, que es la estación MARQ. Es decir, nosotros pensamos que la mejor manera de que el trabajo se valore, es ésa. No hay ningún museo en España que tenga conectados sus yacimientos con ferrocarril y con TRAM en menos de veinte minutos.”

Por último, el MARQ está pensando en el ciudadano cuando contribuye a definir “la percepción del territorio de Alicante, no de manera geográfica, sino como una concepción cultural. En un mundo cada vez más globalizado, más expandido, donde cualquier cosa que ocurre en cualquier parte, se conoce al segundo, los ciudadanos deben conocer qué cosas le identifican, y sentir aprecio por ellas.” Durante la entrevista, entran por la ventana las voces de los grupos de niños que han venido hoy a visitar el MARQ. Cuando bajamos al museo, les vemos corretear en los pasillos y tocar toda una serie de materiales, réplicas de restos humanos y otros objetos que se han colocado con esa finalidad en un expositor. José Alberto Cortés nos comenta que eso es lo que gusta a los niños, tocar, tocar y tocar. Si sólo pueden mirar, se mueren de aburrimiento. Entre sala y sala nos paramos a mirar los monitores en los que se explican las excavaciones de las piezas.

Después, la pieza se traslada al laboratorio de restauración, donde se le aplica el protocolo de actuación para “estudiar, diagnosticar y fotografiar.”

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Las piezas no expuestas se guardan

Aquí están extrayendo

en extensos almacenes

la sal de un ladrillo

de gran seguridad

También hay uno en el que cualquiera puede plasmar sus impresiones sobre la visita. El visitante del MARQ no es pasivo, sino activo. Nos abruman las proyecciones, la elegante iluminación, toda una serie de elementos que convierten la puesta en escena en toda una experiencia para el visitante, aunque sin restar protagonismo a las piezas, que es lo importante. Pasamos por las salas de Prehistoria, Mundo Íbero, Roma, Edad Media y la Edad Contemporánea. Por último, nos adentramos en la parte del MARQ que el ciudadano no ve. Al menos la mitad de los 9.000 metros que forman la superficie del museo está dedicada a otros usos diferentes al de la exposición, como la restauración, archivo e investigación. Mientras estamos en la oficina de producción, vemos cómo están preparando unos medidores

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q u e mediante infrarrojos registran la temperatura y humedad de las salas del museo. “Cuando se obtenga toda la información”, nos dicen, “se remitirá al British Museum para que allí vean las variaciones y lo puedan controlar todo”. Ha empezado la cuenta atrás para la inauguración de ‘La Belleza del Cuerpo’, y aunque muchos nos comentan que para todas las exposiciones la metodología de trabajo es la

En esta sala del MARQ, estudiantes en prácticas y becarios realizan sus estudios

misma, nosotros percibimos un entusiasmo especial cuando se habla del Discóbolo y de su inminente llegada. José Alberto Cortés nos cuenta cómo surgió la colaboración con el British. Después de que las autoridades del museo británico comprobaran las instalacio-

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nes del MARQ y confirmaran su capacidad para albergar piezas de su colección, se realizó una primera colaboración en 2007. Más tarde, se plantearía la posibilidad de iniciar una coproducción centrada en la temática del arte griego, y durante un año y medio el MARQ estuvo en contacto con ellos, concretando los contenidos y las piezas que viajarían a Alicante. Nos dejan colarnos en la zona de la exposición temporal, donde los obreros todavía están construyendo las estructuras para ‘La Belleza del Cuerpo’. Manuel Olcina, director técnico del museo, nos explica algunas de las ideas en las que se basa la configuración de los expositores, y a pesar de que todo está aún por hacer, ya imaginamos el resultado final. Todos los elementos de la puesta en escena tienen un sentido. Un mural en forma de curva contiene en su interior obras que representan las distintas etapas

TE T A TH EA TR EA TR O TE E R ZA A AN NS E D A C D AN D

museonline Para saber más sobre el MARQ: museonline.wordpress.com

M M ÚS U IC S A I C

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lidad como individuo, pero también se pregunta sobre el cuerpo humano. Seguramente el visitante de ‘La Belleza del Cuerpo’ se planteará todas estas cuestiones mientras observa las piezas y descubre que, en definitiva, hay una parte de sí mismo en la exptosición.

ES N S IO N C IO S SI SIC ION PO OS IT EX P HIB EX EX

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de la vida tiene forma serpenteante, porque la vida de las personas no va en línea recta. La iluminación de las piezas simula un amanecer. Sin embargo, la luz artificial no llama la atención sobre sí misma, sino que las piezas resplandecen con su propio brillo. En la sala en la que se ha colocado el Discóbolo, todo pasa desapercibido para que nada se interponga entre la pieza y el visitante. Llama la atención la presencia de un busto de Sócrates, cuyo aspecto afeado produce cierta disonancia con los cuerpos y rostros perfectos de las demás esculturas. Sócrates representa el pensamiento, no la belleza. En la jornada de inauguración, Ian Jenkins , comisario de la exposición, explicó por qué esta es su pieza favorita: no hay nada mejor para representar el arte griego que Sócrates. Es un hombre que piensa en sí mismo, especula sobre su propia persona-