Krishnamurti, J - La Educacion Y El Significado De La Vida

  • November 2019
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la educaci�n y el significado de la vida jiddu krishnamurti ** capitulo primero cuando se viaja se da uno cuenta de hasta qu� punto la naturaleza humana es la misma por todo el mundo, ya sea en la india, en am�rica, europa o australia. en las escuelas superiores y en las universidades es donde este hecho es m�s evidente. como si fuera con un molde, nos estamos convirtiendo en un tipo de ser humano cuyo principal inter�s en la vida es encontrar seguridad, llegar a ser alguien importante, o divertirse con la m�nima reflexi�n posible. la educaci�n convencional hace sumamente dif�cil el pensar independiente. el conformismo conduce a la mediocridad. ser diferente del grupo o resistirse al ambiente no es cosa f�cil, y a menudo es arriesgado, en tanto rindamos culto al �xito. el deseo de obtener �xito en la vida, que es perseguir una recompensa, ya sea en lo material o en el as� llamado mundo espiritual, la b�squeda de seguridad interna o externa, el anhelo de comodidad, todo este proceso ahoga el descontento, pone fin a la espontaneidad y engendra temor; y el temor bloquea la inteligente comprensi�n de la vida. a medida que envejecemos, la mente se embota y se insensibiliza el coraz�n. en la b�squeda de comodidad generalmente nos refugiamos en un rinc�n de la vida, donde haya el menor conflicto posible, y salir de este aislamiento nos asusta. este miedo a la vida, este temor a la lucha y a las nuevas experiencias, mata en nosotros el esp�ritu de aventura. el sistema donde crecemos y nos educamos nos hace temer ser diferentes de nuestro vecino, o pensar de forma opuesta a la norma establecida por la sociedad, que equivocadamente venera la autoridad y la tradici�n. por fortuna hay algunas personas serias, dispuestas a examinar nuestros problemas humanos, sin prejuicios ni de la derecha ni de la izquierda. pero en la gran mayor�a no existe el esp�ritu de descontento ni de rebeld�a. cuando sin comprensi�n cedemos ante las circunstancias del entorno, el esp�ritu de rebeld�a que pudi�ramos haber tenido, desaparece y nuestras responsabilidades pronto le ponen fin. la rebeld�a es dos clases: la violenta, que es meramente reaccionar, sin entendimiento, contra el orden establecido, y la rebeld�a profundamente psicol�gica de la inteligencia. hay muchos que se rebelan contra la ortodoxia establecida s�lo para caer en otras ortodoxias, en otras ilusiones y en ocultas indulgencias para consigo mismos. lo que generalmente sucede es que nos separamos de un grupo o un conjunto de ideales y nos identificamos con otros grupos y otros ideales, creando as� una nueva norma de pensamiento, contra la cual tendremos que rebelarnos m�s adelante. la reacci�n s�lo produce oposici�n y la reforma necesita reformas ulteriores. pero hay una rebeld�a inteligente que no es reacci�n y que viene con el conocimiento propio, al darnos cuenta de nuestros propios pensamientos y sentimientos. es s�lo cuando nos enfrentamos con la experiencia tal como se presenta, sin evitar lo que nos perturba, que mantenemos alerta nuestra inteligencia. la inteligencia sumamente despierta es intuici�n, y es la �nica verdadera gu�a de la vida. ahora bien, �cu�l es el significado de la vida? �para qu� vivimos y luchamos? si nos educamos simplemente para conseguir honores, alcanzar una buena posici�n o ser m�s eficientes, tener un mayor dominio sobre los dem�s, nuestras vidas estar�n vac�as y carecer�n de profundidad. si nos educamos para ser meros cient�ficos, eruditos casados con los libros, o especialistas adictos a los conocimientos, estaremos contribuyendo a la destrucci�n y a la desdicha del mundo.

aunque la vida tenga un sentido m�s alto y noble, �qu� valor tiene la educaci�n si jam�s lo descubrimos? podemos ser muy instruidos, pero si no tenemos una profunda integraci�n entre pensamiento y sentimiento, nuestras vidas resultan incompletas, contradictorias y atormentadas por innumerables temores. mientras la educaci�n no cultive una visi�n integral de la vida, tiene muy poco significado. en nuestra civilizaci�n actual hemos dividido la vida en tantos compartimentos que la educaci�n tiene muy poco sentido, excepto cuando aprendemos una profesi�n o una t�cnica determinada. en vez de despertar la inteligencia integral del individuo, la educaci�n lo estimula para que se adapte a un patr�n, y, por lo tanto, le impide la comprensi�n de s� mismo como un proceso total. intentar resolver los m�ltiples problemas de la vida en sus respectivos niveles, separados como est�n en diversas categor�as, indica una absoluta falta de comprensi�n. el individuo se compone de diferentes entidades, pero acentuar esas diferencias y estimular el desarrollo de un tipo definido, conduce a muchas complejidades y contradicciones. la educaci�n debe efectuar la integraci�n de estas entidades separadas, porque sin integraci�n la vida se convierte en una serie de conflictos y sufrimientos. �de qu� vale que nos hagamos abogados, si perpetuamos los litigios? �de qu� sirve el conocimiento, si continuamos en la confusi�n? �de qu� valen las habilidades t�cnicas e industriales si las usamos para destruirnos? �cu�l es el sentido de la existencia si nos ha de llevar a la violencia y a la completa desdicha? aunque tengamos dinero o podamos ganarlo, aunque disfrutemos de nuestros placeres y tengamos nuestras organizaciones religiosas, estamos en conflicto permanente. debemos distinguir entre lo personal y lo individual. lo personal es accidental; y entiendo por accidental las circunstancias de nacimiento, el ambiente en que nos hemos criado, con su nacionalismo, supersticiones, diferencias de clase y prejuicios. lo personal o accidental es s�lo moment�neo, aunque ese momento dure toda una vida. y puesto que los actuales sistemas educativos est�n basados en lo personal, accidental o moment�neo, como resultado distorsionan el pensamiento e inculcan temores autodefensivos. todos nosotros hemos sido entrenados a trav�s de la educaci�n y el entorno a perseguir el logro personal y la seguridad, y a luchar por nosotros mismos. aunque lo disimulemos con eufemismos, hemos sido educados para las diversas profesiones dentro de un sistema basado en la explotaci�n y el miedo codicioso. tal entrenamiento tiene inevitablemente que traer confusi�n y miseria a nosotros y al mundo, porque crea en cada individuo barreras psicol�gicas que le separan y le mantienen aislado de los dem�s. la educaci�n no consiste en un mero instruir la mente. la instrucci�n contribuye a la eficiencia, pero no genera integraci�n. una mente educada de esta manera es continuaci�n del pasado; una mente as� nunca podr� descubrir lo nuevo. por esa raz�n, para averiguar en qu� consiste la verdadera educaci�n, tenemos que investigar el sentido global de la vida. para la mayor�a de nosotros el significado de la vida en su totalidad no es de primordial importancia, y nuestra educaci�n subraya los valores secundarios, haci�ndonos meramente expertos en alguna rama del saber. aunque el saber y la eficiencia son necesarios, el recalcarlos demasiado s�lo nos lleva al conflicto y a la confusi�n. hay una eficiencia inspirada por el amor, que va mucho m�s lejos y es mucho m�s grande que la eficiencia inspirada por la ambici�n: y sin amor, que es lo que nos da una comprensi�n integral de la vida, la eficiencia s�lo engendra crueldad. �no es esto lo que est� sucediendo actualmente en todas partes del mundo? nuestra educaci�n actual est� al servicio de la industrializaci�n y de la guerra, siendo su meta principal desarrollar la eficacia; y nosotros estamos atrapados en esta maquinaria de competici�n

despiadada y de mutua destrucci�n. si la educaci�n nos ha de llevar a la guerra, si nos ense�a a destruir o a ser destruidos, �no ha fracasado totalmente? para instaurar la verdadera educaci�n, debemos evidentemente comprender el significado de la vida en su totalidad, y para ello tenemos que adquirir la capacidad de pensar con rectitud y veracidad, en vez de seguir una l�nea de pensamiento. un pensador "consecuente" es una persona que no reflexiona, porque se adapta a un patr�n. repite frases y piensa rutinariamente dentro de un surco. la existencia no la podemos comprender de un modo abstracto o te�rico. comprender la vida es comprendernos a nosotros mismos y esto es a la vez el principio y el fin de la educaci�n. la educaci�n no es la simple adquisici�n de conocimientos, ni coleccionar y correlacionar datos, sino ver el significado de la vida como un todo. pero el todo no se puede entender desde una parte, que es lo que intentan hacer los gobiernos, las religiones organizadas y los partidos autoritarios. la funci�n de la educaci�n es crear seres humanos �ntegros y por lo tanto, inteligentes. podemos adquirir t�tulos y ser eficientes en el aspecto mec�nico, sin ser inteligentes. la inteligencia no es mera informaci�n; no deriva de los libros, ni es la capacidad de reaccionar h�bilmente en defensa propia o hacer afirmaciones agresivas. alguien que no haya estudiado puede ser m�s inteligente que un erudito. medimos la inteligencia en t�rminos de t�tulos y ex�menes y hemos desarrollado mentes astutas que esquivan los problemas humanos vitales. la inteligencia es la capacidad para percibir lo esencial, lo que es. y despertar esta capacidad en uno mismo y en los dem�s, es educaci�n. la educaci�n debe ayudarnos a descubrir valores permanentes para que no nos conformemos con meras f�rmulas y frases hechas. la educaci�n nos debe ayudar a demoler las barreras sociales y nacionales en lugar de reforzarlas, porque �stas crean antagonismo entre los hombres. desgraciadamente el actual sistema educativo nos vuelve seres serviles, mec�nicos y profundamente irreflexivos. aunque nos despierta el intelecto, interiormente nos deja incompletos, idiotizados e incapaces de crear. sin una comprensi�n integral de la vida, nuestros problemas individuales y colectivos crecen y se agudizan en todos los sentidos. el objetivo de la educaci�n no es s�lo producir simples eruditos, t�cnicos y buscadores de empleos, sino hombres y mujeres �ntegros y libres de temor, porque s�lo entre tales seres humanos puede haber paz duradera. es en la comprensi�n de nosotros mismos que el temor se disipa. si el individuo ha de enfrentarse a la vida de instante en instante, con a sus complejidades, miserias y exigencias repentinas, tiene que ser infinitamente flexible, y por lo tanto, estar libre de teor�as y de particulares patrones de pensamiento. la educaci�n no debe estimular al individuo ni a amoldarse a la sociedad, ni a estar en desarmon�a con ella, sino que debe ayudarlo a descubrir los verdaderos valores que surgen como resultado de la investigaci�n imparcial, y de tomar conciencia de uno mismo. cuando no hay conocimiento propio, la autoexpresi�n se convierte en autoafirmaci�n, con todos sus conflictos ambiciosos y agresivos. la educaci�n debe despertar en el individuo la capacidad de darse cuenta de s� mismo, y no simplemente entregarse a la complacencia de la autoexpresi�n. �de qu� sirve instruirse si en el proceso de vivir nos estamos destruyendo? ante la serie de guerras devastadoras que hemos sufrido una tras otra, tenemos que llegar a la conclusi�n obvia de que hay algo radicalmente err�neo en la educaci�n de nuestros hijos. creo que la mayor parte de nosotros nos damos cuenta de esto, pero no sabemos c�mo afrontar el problema. los sistemas, ya sean educativos o pol�ticos, no se cambian

misteriosamente: se transforman cuando hay un cambio fundamental en nosotros. el individuo es de primordial importancia, no el sistema. y mientras el individuo no comprenda el proceso total de s� mismo, no hay sistema, ni de derecha ni de izquierda, que pueda traer orden y paz al mundo. ** capitulo ii la verdadera educaci�N jiddu krishnamurti el hombre ignorante no es el iletrado, sino el que no se conoce a s� mismo. y el hombre instruido es ignorante cuando pone toda su confianza en los libros, en los conocimientos y en la autoridad externa, para derivar de ellos la comprensi�n. la comprensi�n s�lo llega a trav�s del conocimiento de uno mismo, que es darnos cuenta de todo nuestro proceso psicol�gico. por lo tanto, la educaci�n en su verdadero sentido es la comprensi�n de uno mismo, ya que dentro de cada uno de nosotros es donde se concentra la totalidad de la existencia. lo que ahora llamamos educaci�n es acumulaci�n de informaci�n y conocimientos a partir de los libros, cosa factible a cualquiera que pueda leer. una educaci�n as�, ofrece una forma sutil de evadirnos de nosotros mismos y, como todo escape, inevitablemente aumenta la desdicha. el conflicto y la confusi�n son el resultado de nuestra relaci�n incorrecta con las personas, las cosas y las ideas, y hasta que no comprendamos esa relaci�n y la alteremos, la mera instrucci�n, la adquisici�n de datos y habilidades, nos conducir�n inevitablemente al caos galopante y a la destrucci�n. seg�n est� ahora organizada la sociedad, enviamos a nuestros hijos a la escuela para aprender alguna t�cnica con la cual puedan luego ganarse la vida. queremos hacer de nuestros hijos, ante todo, especialistas, esperando as� darles una posici�n econ�mica estable. pero �puede acaso la t�cnica capacitarnos para conocernos a nosotros mismos? si bien es a todas luces necesario saber leer y escribir, aprender ingenier�a o cualquier otra profesi�n, �nos dar� la t�cnica capacidad para comprender la vida? indudablemente, la t�cnica es secundaria; y si la t�cnica es lo �nico que buscamos, evidentemente estamos negando la parte m�s importante de la vida. la vida es dolor, gozo, belleza, fealdad, amor; cuando la comprendemos en su totalidad, en todos sus niveles, esa comprensi�n crea su propia t�cnica. pero lo contrario es falso: la t�cnica jam�s puede producir la comprensi�n creadora. la educaci�n actual es un completo fracaso porque le ha dado excesiva

importancia a la t�cnica. al sobrevalorar la t�cnica, destruimos al hombre. cultivar la capacidad y la eficiencia sin la comprensi�n de la y el la exclusivo

como un

vida, sin tener la percepci�n global de c�mo funcionan el pensamiento deseo, s�lo lograr� aumentar nuestra crueldad, que es lo que engendra guerra y pone en peligro nuestra seguridad f�sica. el desarrollo de la t�cnica ha producido cient�ficos, matem�ticos, constructores de puentes, conquistadores del espacio; pero �comprenden ellos acaso el proceso total de la vida? �puede alg�n especialista sentir la vida todo? s�, s�lo cuando deja de ser especialista. el progreso tecnol�gico resuelve cierta clase de problemas, a un determinado nivel, pero a su vez introduce problemas m�s amplios y profundos. vivir en un solo nivel, sin tener en cuenta el proceso

total de integral su

la vida, es atraer la miseria y la destrucci�n. lo m�s necesario, el problema m�s urgente de cada individuo, es tener una comprensi�n de la vida, que lo ponga en condiciones de resolver satisfactoriamente creciente complejidad. el conocimiento t�cnico, aunque necesario, no resolver� en modo alguno nuestras tensiones y conflictos psicol�gicos internos; y es por haber adquirido conocimientos t�cnicos sin comprender el proceso total de la vida, que la tecnolog�a se ha convertido en un instrumento de autodestrucci�n. el hombre que sabe desintegrar el �tomo, pero no

tiene

una parte

amor en su coraz�n, se convierte en un monstruo. elegimos una profesi�n seg�n nuestras capacidades; pero el hecho de desarrollar una profesi�n �nos sacar� de conflictos y confusiones? al parecer necesitamos preparaci�n t�cnica; pero una vez graduados como ingenieros, m�dicos, o contables, entonces �qu�? �es la pr�ctica de profesi�n la plenitud de la vida? aparentemente as� es para muchos de nosotros. nuestras profesiones pueden mantenernos ocupados la mayor de nuestra existencia, pero las mismas cosas que producimos y que nos fascinan, causan nuestra destrucci�n y nuestra miseria. nuestras

actitudes

y nuestros valores hacen de las cosas y de las ocupaciones instrumentos de envidia, amargura y odio. sin la comprensi�n de nosotros mismos, la mera ocupaci�n nos lleva a la frustraci�n con sus inevitables evasiones con toda clase de actividades perjudiciales. la t�cnica sin la verdadera comprensi�n conduce a la enemistad y a la crueldad, las cuales tratamos de enmascarar con frases agradables al o�do. �de qu� sirve recalcar la t�cnica y convertirse en seres eficientes, si el resultado es la destrucci�n mutua? nuestro progreso t�cnico es fant�stico, pero s�lo ha logrado aumentar nuestro

poder para destruirnos unos a otros y hay hambre y miseria en todas la

funcione,

regiones de la tierra. no somos felices ni tenemos paz. cuando se le otorga la m�xima importancia al hecho de que todo la vida se vuelve aburrida y pesada, y se convierte en una rutina mec�nica, de la cual huimos por medio de toda clase de distracciones.

la llamamos manera

desde

es

acumulaci�n de datos y el desarrollo de capacidades, a lo cual educaci�n, nos ha privado de la plenitud de vivir y de actuar de integral. es porque no entendemos el proceso total de la vida que nos aferramos tanto a la capacidad y a la eficiencia, que de esta manera asumen avasalladora importancia. pero el todo no se puede comprender una parte. s�lo puede comprenderse mediante la acci�n y la vivencia. otro factor que nos induce a cultivar la t�cnica es que ella nos da la impresi�n de seguridad, no s�lo econ�mica, sino tambi�n psicol�gica. tranquilizador saber que somos capaces y eficientes. saber que podemos

de

tocar el piano o construir una casa nos da una sensaci�n de vitalidad, agresiva independencia; pero destacar la capacidad, debido al deseo de

seguridad psicol�gica, es negar la plenitud de la vida. jam�s puede preverse todo el contenido de la vida. debe vivirse renegadamente de instante en instante; pero tememos lo desconocido y por esto establecemos para nuestro beneficio zonas de seguridad psicol�gica en forma de sistemas, t�cnicas y creencias. mientras busquemos la seguridad interna, el proceso global de la vida no puede comprenderse. la verdadera educaci�n, al mismo tiempo que estimula el aprendizaje de una t�cnica, debe realizar algo de mayor importancia: debe ayudar al hombre a vivencia el proceso integral de la vida. es esta vivencia la que colocar� la capacidad y la t�cnica en su verdadero lugar. si alguien tienen algo que decir, el acto de decirlo crea su propio estilo; pero aprender un estilo sin la vivencia interna s�lo puede llevar al individuo a la superficialidad. en todas partes del mundo los ingenieros dise�an fren�ticamente nuevas m�quinas que no necesitan ser manejadas por el hombre. en una vida gobernada casi completamente por las m�quinas, �en qu� se ha de convertir con

sin

el ser humano? tendremos cada vez m�s tiempo libre sin saber emplearlo cordura, y procuraremos escapar de la ociosidad adquiriendo m�s conocimientos, buscando diversiones enervantes o a trav�s de ideales. creo que se han escrito muchos libros sobre los ideales educativos; y

embargo, tenemos m�s confusi�n que nunca. no existe m�todo alguno por medio del cual se pueda educar a un ni�o para que sea libre e �ntegro. m�todos, no

mientras nos preocupemos por los principios, los ideales y los ayudamos al individuo a liberarse de sus actividades egoc�ntricas, con todos sus temores y conflictos. los ideales y los planes para una perfecta utop�a, jam�s nos traer�n

el

cambio radical del coraz�n, que es esencial si hemos de poner fin a la guerra y a la destrucci�n universal. los ideales no pueden cambiar nuestros valores actuales: s�lo pueden cambiarse mediante una correcta

mucho sus en s� al esto

educaci�n, que ha de fomentar la comprensi�n de lo que es. cuando trabajamos unidos por un ideal, para el futuro, formamos a los individuos de acuerdo con nuestro concepto de ese futuro. no nos preocupamos en absoluto por los seres humanos, sino por la idea que tenemos de lo que los individuos deben ser. lo que debe ser resulta m�s importante para nosotros que lo que es, es decir, el individuo y complejidades. si comenzamos por comprender al individuo directamente, vez de verlo a trav�s de nuestra visi�n de lo que debe ser, entonces nos interesamos en ver lo que es. entonces ya no deseamos transformar individuo en otra cosa, sino ayudarlo a comprenderse a s� mismo; y en no hay ganancia ni motivaci�n personal. si nos mantenemos totalmente atentos a lo que es, lo comprenderemos y nos veremos libres de ello;

pero algo comprensi�n

para estar atentos a lo que somos, tenemos que dejar de luchar por que no somos. los ideales no tienen lugar en la educaci�n, porque impiden la del presente. no hay duda de que podemos prestar atenci�n a lo que es �nicamente cuando dejamos de huir hacia el futuro. mirar al futuro,

luchar

un �no

por un ideal, indica pereza mental y deseo de evadir el presente. �no es la b�squeda de una utop�a te�rica, concebida previamente, la negaci�n de la libertad e integraci�n del individuo? cuando uno sigue ideal, un patr�n, cuando se tiene ya una f�rmula de lo que debe ser,

est� viviendo una vida muy superficial y autom�tica? lo que necesitamos no son idealistas ni individuos con mentes mecanizadas, sino seres humanos integrales que sean inteligentes y libres. forjarse el modelo de lo que debe ser una sociedad perfecta es motivo de luchas y derramamiento de sangre por lo que debe ser, mientras ignoramos lo que es. si los seres humanos fuesen entes mec�nicos o m�quinas autom�ticas, se

una

podr�a predecir su futuro y se podr�an adem�s trazar planes para una utop�a perfecta. entonces podr�amos hacer meticulosamente el plan de sociedad futura, y trabajar para lograr su realizaci�n. pero los seres

humanos no son m�quinas destinadas a trabajar seg�n un modelo determinado. entre el tiempo presente y el futuro existe un inmenso intervalo, en el cual act�an sobre cada uno de nosotros innumerables influencias; y si sacrificamos el presente por el futuro, seguimos trayectorias err�neas

ser? sacado esperanzas

hacia un posible fin correcto. pero los medios determinan el fin. y adem�s, �qui�nes somos nosotros para decidir lo que el hombre debe �con qu� derecho pretendemos moldearlo de acuerdo con cierto patr�n de alg�n libro, o determinado por nuestras propias ambiciones, y temores? la verdadera educaci�n no tiene nada que ver con ninguna ideolog�a,

por

mucho que �sta prometa una utop�a futura; ni est� fundada en ning�n sistema, por bien pensado que sea. tampoco constituye un medio de condicionar al individuo de una manera especial. la educaci�n, en el verdadero sentido, capacita al individuo para ser maduro y libre, para

florecer abundantemente en el amor y en la bondad. esto es lo que nos deber�a interesar, y no moldear al ni�o de acuerdo con una norma idealista. cualquier m�todo que clasifique a los ni�os de acuerdo con su temperamento y aptitud, no hace m�s que acentuar sus diferencias; crea antagonismos, estimula las divisiones sociales y no ayuda a desarrollar seres humanos �ntegros. es evidente, pues, que ning�n m�todo ni ning�n sistema puede

creativos.

asegurar una verdadera educaci�n, y la estricta adhesi�n a un m�todo particular demuestra indolencia por parte del educador. mientras la educaci�n se base en principios preparados de antemano, podr� tal vez producir hombres y mujeres eficientes, pero no seres humanos s�lo el amor puede generar la mutua comprensi�n. donde hay amor hay comuni�n instant�nea con los dem�s, en el mismo nivel y al mismo

tiempo. hemos

por ser nosotros mismos tan resecos, tan vac�os y faltos de amor,

permitido que los gobiernos y los sistemas se encarguen de la educaci�n de nuestros hijos y de la direcci�n de nuestras vidas. mas los gobiernos quieren t�cnicos eficientes, y no seres humanos, porque los seres humanos son peligrosos para los gobiernos, as� como tambi�n para las religiones organizadas. por esto a los gobiernos y a las organizaciones religiosas les interesa el control de la educaci�n.

la vida no puede adecuarse a un sistema, no puede sujetarse a una norma, a toda cuando disciplina

que idealista no acci�n; y tienen estar mayor �nicamente

mundo, y preguntarse a

tal enfrentarse para confiar

por muy noble que �sta se conciba; y una mente que se ha formado s�lo base de datos y conocimientos es incapaz de enfrentarse a la vida en su diversidad, su sutileza, su profundidad y sus grandes alturas. educamos a nuestros hijos seg�n un sistema de pensamiento o una particular, cuando les ense�amos a pensar dentro de determinados compartimentos y secciones, les impedimos que lleguen a ser hombres y mujeres �ntegros, y en consecuencia se vuelven incapaces de pensar inteligentemente, o sea, de hacerle frente a la vida en su totalidad. la suprema funci�n de la educaci�n es desarrollar un individuo �ntegro sea capaz de hab�rselas con la vida como algo global. tanto el como el especialista, no se preocupan por el todo, sino por una parte. puede haber integraci�n mientras uno persiga un modelo ideal de la mayor�a de los maestros idealistas han desechado el amor, porque la mente seca y el coraz�n duro. para estudiar a un ni�o, hay que alerta, vigilante, y darse cuenta de uno mismo. esto requiere mucha inteligencia y afecto que animarle a seguir un ideal. otra funci�n de la educaci�n es crear nuevos valores. implantar en la mente del ni�o valores ya existentes para moldearlo conforme a ciertos ideales, es condicionarlo sin despertar su inteligencia. la educaci�n est� �ntimamente relacionada con la presente crisis del el educador que ve las causas de este caos universal, deber�a c�mo ha de despertar la inteligencia en el estudiante, para as� ayudar la futura generaci�n a no traer ulteriores conflictos y desastres. el educador debe poner toda su intenci�n, todo su cuidado y afecto en la creaci�n de un verdadero entorno y el desarrollo de la comprensi�n, de modo que cuando el ni�o haya crecido y madurado, sea capaz de inteligentemente a los problemas humanos que se le presenten. pero poderlo hacer, el educador debe comprenderse a s� mismo, en vez de en ideolog�as, sistemas y creencias. no pensemos en t�rminos de principios e ideas; por el contrario,

prestemos es,

atenci�n a las cosas tal como son, porque el prestar atenci�n a lo que es lo que despierta la inteligencia, y la inteligencia del educador es mucho m�s importante que sus conocimientos sobre un nuevo m�todo de educaci�n. cuando seguimos un m�todo, aunque �ste haya sido elaborado

por muy

una persona reflexiva e inteligente, el m�todo se convierte en algo importante; y los ni�os s�lo resultan importantes en la medida en que encajen dentro del m�todo. medimos y clasificamos al ni�o, y despu�s procedemos a educarlo con arreglo a alg�n gr�fico. este procedimiento puede serle c�modo al maestro, pero ni la pr�ctica de un sistema, ni

la ser

el engendra en que

tiran�a de la opini�n y el proceso del aprendizaje pueden producir un humano �ntegro. la verdadera educaci�n consiste en comprender al ni�o tal como es, sin imponerle un ideal de lo que opinamos que debiera ser. encuadrarle en marco de un ideal es incitarlo a amoldarse a ese ideal, lo que �l temores y le produce un conflicto constante entre lo que es y lo

debiera ser. y todos los conflictos internos tienen sus manifestaciones externas en la sociedad. los ideales son un obst�culo real para nuestra comprensi�n del ni�o, y para que �ste se comprenda a s� mismo. un padre de familia que quiere realmente comprender a su hijo no lo mira a trav�s del velo de un ideal. si ama a su hijo, lo observa directamente, estudia sus tendencias, sus estados de �nimo, sus peculiaridades. es s�lo cuando no sentimos amor por el ni�o que le imponemos un ideal, porque entonces son nuestras ambiciones las que tratan de realizarse en �l, queriendo que llegue a ser esto o aquello. si amamos al ni�o, antes que al ideal, entonces hay una posibilidad de ayudarle a que se comprenda a s� mismo tal como es. si un ni�o miente, por ejemplo, �de qu� sirve ponerle delante el ideal de la verdad? primero hay que averiguar por qu� miente. para ayudarlo necesitamos tiempo para estudiarlo y observarlo, lo cual requiere paciencia, amor y cuidado. por otra parte, cuando no sentimos amor ni tenemos comprensi�n, forzamos al ni�o a seguir un patr�n de acci�n al que llamamos ideal. los ideales son un escape conveniente y el maestro que los sigue es incapaz de comprender a sus alumnos y de trabajar con ellos inteligentemente. para ese maestro el ideal futuro, lo que el ni�o debe ser, es mucho m�s importante que lo que el ni�o es en el presente. ir detr�s del ideal excluye el amor, y sin amor no se puede resolver ning�n problema humano. si el maestro es un verdadero maestro, no depender� de un m�todo, sino que estudiar� a cada alumno individualmente. en nuestras relaciones con los ni�os y los j�venes, no estamos tratando con artefactos mec�nicos que se

tratarlos

pueden reparar con facilidad, sino con seres vivos, que son impresionables, volubles, sensibles, temerosos, afectuosos. para hemos de tener una gran comprensi�n y la fuerza de la paciencia y del amor. si nos faltan estas cualidades, buscamos remedios f�ciles y

r�pidos no vencer

con la esperanza de obtener resultados maravillosos y autom�ticos. si estamos alerta, si nuestras actitudes y acciones son mec�nicas, nos asustaremos ante cualquier exigencia perturbadora que no podamos

por reacciones autom�ticas; y �sta es una de nuestras mayores dificultades en la educaci�n. el ni�o es el resultado del pasado y del presente y por los tanto ya est� condicionado. si le transmitimos nuestro trasfondo, perpetuaremos su acondicionamiento y el nuestro. s�lo existe una transformaci�n radical, cuando comprendemos nuestro propio acondicionamiento y nos liberamos de �l. discutir lo que debe ser la verdadera educaci�n, mientras nosotros mismos estamos condicionados, es completamente vano. mientras los ni�os son peque�os, debemos, por supuesto, protegerlos de todo da�o f�sico, e impedir que se sientan f�sicamente inseguros. pero desgraciadamente no nos detenemos ah�: queremos dar forma a su manera de

pensar y sentir; queremos amoldarlos a nuestros anhelos e intenciones. procuramos plasmarnos en nuestros hijos para perpetuar en ellos

nuestro

cuando fortifican reacciones

ser. construimos muros a su alrededor, los condicionamos con nuestras creencias e ideolog�as, con nuestros temores y esperanzas; y luego lloramos y rezamos cuando los matan o los mutilan en las guerras, o sufren de cualquier otra forma ante las experiencias de la vida. tales experiencias no proporcionan libertad; por el contrario, la voluntad del "yo". el "yo" est� compuesto de una serie de defensivas y expansivas, y su realizaci�n se manifiesta siempre en sus

mientras

propias proyecciones y en las identificaciones que lo satisfacen. traduzcamos la experiencia en t�rminos del "ego", el "yo", y "lo m�o", mientras el "yo", el "ego", se perpet�e a trav�s de sus reacciones, la

dolor. "el ya no

experiencia no podr� liberarse del conflicto, de la confusi�n y del la libertad s�lo existe cuando comprendemos la naturaleza del "yo", que experimenta". s�lo cuando el "yo" con sus acumuladas reacciones, es "el que experimenta", esa experiencia o vivencia adquiere una

significaci�n enteramente distinta y se vuelve creaci�n. si ayud�ramos al ni�o a liberarse de la naturaleza del ego, que causa tanto sufrimiento, entonces cada uno de nosotros se dispondr�a a cambiar ni�o

la

profundamente su actitud y su relaci�n con el ni�o. los padres y los educadores, mediante su propia intenci�n y conducta, pueden ayudar al a liberarse y a florecer en el amor y en la bondad. la educaci�n actual no estimula de ning�n modo la comprensi�n de las tendencias heredadas ni las influencias ambientales, que condicionan mente y el coraz�n y perpet�an el temor; y por lo tanto no nos ayuda a romper con los acondicionamientos ni a crear seres humanos �ntegros. cualquier forma de educaci�n que se ocupe s�lo de una parte y no de la totalidad del hombre, inevitablemente ha de aumentar los conflictos y

los

ni el

sufrimientos. es �nicamente en la libertad individual que el amor y la bondad pueden florecer; y s�lo una verdadera educaci�n puede ofrecer esa libertad. conformismo con la sociedad actual, ni la promesa de una utop�a futura

ayuda

podr�n jam�s dar al individuo la percepci�n interna, sin la cual est� creando problemas constantemente. el verdadero educador, viendo la naturaleza interna de la libertad, a cada alumno individualmente a observar y a comprender los valores e imposiciones que son proyecci�n de s� mismo; lo ayuda a estar alerta a

las factores haci�ndose tristezas

influencias condicionadas que lo rodean y a sus propios deseos, ambos que limitan su mente y engendran temor; lo ayuda seg�n va adulto, a observarse y comprenderse en relaci�n con todas las cosas, porque es el ansia de auto realizaci�n lo que trae conflictos y interminables. sin duda es posible ayudar al individuo a percibir los valores

perdurables total confusi�n individuo de los

de la vida, sin acondicionamiento. algunos dir�n que este desarrollo del individuo ha de conducir al caos; pero �es as�? ya existe la en el mundo, y esta confusi�n ha surgido por no haber educado al a comprenderse a s� mismo. al mismo tiempo que se le ha dado un poco libertad superficial, tambi�n se le ha ense�ado a amoldarse, a aceptar

valores existentes. contra este control disciplinario muchos se rebelan; pero desgraciadamente su rebeli�n es una simple reacci�n ego�sta, que oscurece nuestra existencia todav�a m�s. el verdadero educador, consciente de la tendencia

comprensi�n no es

aun

de la mente a reaccionar, ayuda al alumno a alterar los valores del presente, no como reacci�n contra ellos, sino a trav�s de su del proceso total de la vida. la plena cooperaci�n entre los hombres posible sin la integraci�n que ayuda a despertar en el individuo la verdadera educaci�n. �por qu� estamos tan seguros de que ni �sta, ni la pr�xima generaci�n, mediante la verdadera clase de educaci�n, podr�n lograr ning�n cambio fundamental en las relaciones humanas? nunca lo hemos intentado, y

como

que se actuales de educaci�n y

y con

parece que a la mayor�a nos da miedo la verdadera educaci�n, no nos sentimos inclinados a hacer la prueba. sin investigar realmente esta cuesti�n en su totalidad, afirmamos que la naturaleza humana no puede cambiar, aceptamos las cosas tal como est�n y estimulamos al ni�o a adapte a la sociedad actual. lo condicionamos a nuestros modos vida y esperamos que suceda lo mejor. �pero puede considerarse esta adaptaci�n a los valores del presente, que nos llevan a la guerra al hambre? no nos enga�emos creyendo que este acondicionamiento ha de lograr la inteligencia y la felicidad. si seguimos siendo temerosos, faltos de afecto, ap�ticos sin esperanza, significa que realmente no sentimos inter�s en estimular al individuo a florecer abundantemente en el amor la bondad; antes bien, preferimos que siga cargando con las miserias,

las cuales nos hemos agobiado y de las cuales �l tambi�n forma parte. condicionar al alumno para que acepte el entorno actual es evidentemente una estupidez. a menos que voluntariamente efectuemos un cambio radical en la educaci�n, somos directamente responsables de la perpetuaci�n del caos y de la desdicha. y cuando finalmente sobrevenga alguna revoluci�n monstruosa y brutal, �sta s�lo ofrecer� a otro grupo de personas la oportunidad de cometer crueldades y explotaciones. cada grupo que sube al poder desarrolla sus propios m�todos de opresi�n: ya sea la persuasi�n

en un deseo

psicol�gica o la fuerza bruta. por razones pol�ticas e industriales, la disciplina se ha convertido factor importante en la presente estructura social, y es por nuestro de tener seguridad psicol�gica que aceptamos y ponemos en pr�ctica diversas formas de disciplina. la disciplina garantiza un resultado, y para nosotros el fin es m�s importante que los medios. no obstante,

los

medios determinan el fin. uno de los peligros de la disciplina es que el sistema adquiere m�s importancia que los seres humanos que se encuentran presos en �l. la disciplina se convierte entonces en un sustituto del amor; y es porque

nuestros corazones est�n vac�os que nos aferramos a la disciplina. la libertad no puede nacer jam�s de la disciplina ni de la resistencia; la est�

libertad no es una meta ni un fin que hay que alcanzar. la libertad al principio, no al final; ni es algo que se encuentre en un ideal

remoto.

la libertad no significa la oportunidad de lograr la propia satisfacci�n, sin consideraci�n para con los dem�s. el aut�ntico maestro proteger� a los disc�pulos y les ayudar� por todos los medios posibles a crecer hacia la aut�ntica libertad; pero le ser� imposible hacerlo si �l mismo est� aferrado a una ideolog�a, si es en alguna forma dogm�tico o ego�sta. la sensibilidad no puede jam�s despertarse a la fuerza. podemos obligar a un ni�o a estar quieto externamente, pero no nos encaramos directamente con aquello que lo hace ser obstinado, insolente, etc. la fuerza provoca antagonismo y temor. el premio o el castigo en cualquier forma s�lo embotan la mente y la someten; y si esto es lo que deseamos, entonces la educaci�n por la fuerza es un excelente modo de proceder. pero tal educaci�n no puede ayudarnos a comprender al ni�o, ni puede crear un adecuado ambiente social en el que dejen de existir el separatismo y el odio. en el amor al ni�o est� impl�cita la correcta educaci�n. pero la mayor�a de nosotros no amamos a nuestros hijos; tenemos ambiciones para la

con ellos, lo cual significa que tenemos ambiciones para con nosotros mismos. desgraciadamente estamos tan atareados con las ocupaciones de mente, que tenemos poco tiempo para sentir los impulsos del coraz�n. despu�s de todo, la disciplina implica resistencia. pero �se

conseguir�

a la dejando

alguna vez el amor mediante la resistencia? la disciplina s�lo puede edificar muros a nuestro alrededor; es siempre exclusiva, y siempre provoca conflictos. la disciplina no conduce a la comprensi�n, porque comprensi�n se llega a trav�s de la observaci�n y la investigaci�n a un lado todo tipo de prejuicios. la disciplina es una manera muy f�cil de dominar a un ni�o, pero no le ayuda a comprender los problemas de la vida. alguna forma de coacci�n, como es la disciplina mediante premios y castigos, puede ser necesaria

alumnos de

para mantener el orden y la aparente quietud de un gran n�mero de hacinados en un aula. pero con un buen educador y un n�mero reducido alumnos, �ser�a acaso necesaria alguna presi�n que eufem�sticamente

llamar�amos disciplina? si las clases son peque�as y el maestro puede dedicar toda su atenci�n a cada alumno, observ�ndolo y ayud�ndolo, entonces la coacci�n o la fuerza en cualquier forma es evidentemente innecesaria. si en un grupo de esta clase alg�n alumno persiste en

crear

desorden, o en portarse mal, el educador debe inquirir o investigar la causa de su conducta incorrecta, que puede ser una mala dieta, falta

de

descanso, disgustos familiares o alg�n temor oculto. la verdadera educaci�n lleva impl�cito el cultivo de la libertad y de la

inteligencia, lo cual no es posible cuando hay alguna forma de

coacci�n, es

con sus temores consiguientes. al fin y al cabo la misi�n del maestro ayudar al alumno a entender las complejidades de todo su ser. exigirle

que

reprima una parte de su naturaleza en beneficio de otra parte, es

crear en sociales. educaci�n. afecto

�l conflictos interminables que dan por resultado antagonismos es la inteligencia y no la disciplina la que genera el orden. la adaptaci�n y la obediencia no tienen cabida en una correcta la cooperaci�n entre el maestro y el alumno es imposible si no hay y respeto mutuos. cuando se les exige a los ni�os que respeten a los mayores, tal acci�n generalmente se convierte en h�bito, en mera demostraci�n externa y el temor asume la apariencia de veneraci�n. sin respeto y consideraci�n no es posible que haya relaci�n vital, especialmente cuando el maestro es un simple instrumento de sus conocimientos. si el maestro exige respeto de parte de sus alumnos, y �l a su vez los respeta muy poco, por supuesto esto ocasionar� indiferencia y falta de

del

respeto por parte de aqu�llos. sin respeto a la vida humana, el conocimiento s�lo conduce a la destrucci�n y la miseria. el cultivo respeto que se debe a los dem�s es parte esencial de la verdadera educaci�n; pero si el educador no posee esa cualidad, no puede ayudar

a

sus alumnos a vivir una vida �ntegra.

** capitulo ii la verdadera educaci�N jiddu krishnamurti cap�tulo 2, segunda parte la inteligencia es discernir lo esencial. para ello hay que estar libre de los impedimentos que la mente proyecta en busca de su propia seguridad y comodidad. el temor es inevitable mientras la mente busque seguridad. y cuando los seres humanos viven bajo alguna clase de control, se destruye el estado de viva atenci�n e inteligencia.

el fin de la educaci�n es cultivar las verdaderas relaciones que deben existir no s�lo entre los individuos, sino tambi�n entre �stos y la sociedad. por ello es esencial que la educaci�n ayude ante todo al individuo a comprender sus propios procesos psicol�gicos. la inteligencia consiste en comprenderse a s� mismo y en proyectarse m�s all� de y sobre s� mismo; pero no puede haber inteligencia mientras haya temor. el temor distorsiona la inteligencia y es una de las causas de la acci�n egoc�ntrica. la disciplina puede reprimir el temor, pero no lo erradica; y el conocimiento superficial que recibimos en la educaci�n de hoy en d�a, simplemente lo disimula. cuando somos ni�os, el temor se nos inculca a la mayor�a de nosotros en la escuela y en el hogar. ni padres ni maestros tienen la paciencia, el tiempo, y la sabidur�a para disipar los temores instintivos propios de la ni�ez, los cuales, seg�n vamos creciendo, dominan nuestras actitudes y nuestro criterio y nos crean muchos problemas. la verdadera educaci�n debe tener en consideraci�n este problema del temor, porque el temor deforma nuestra visi�n global de la vida. no tener miedo es el principio de la sabidur�a, y s�lo la verdadera educaci�n puede lograr la liberaci�n del temor, en la cual existe �nicamente la profunda inteligencia creadora. el premio o el castigo por una acci�n, lo �nico que hace es fortalecer el ego�smo. actuar por el inter�s de otro, o en nombre de la patria o de dios, conduce al temor; y el temor no puede ser la base de una buena actuaci�n. si queremos ayudar al ni�o a que sea considerado con los dem�s, no deber�amos usar el amor como soborno, sino que deber�amos tomarnos el tiempo necesario y tener la paciencia de ense�arle a ser considerado sin m�s. no hay respeto a otra persona cuando por ello existe una recompensa; porque el soborno o el castigo se vuelven mucho m�s importantes que el sentimiento de respeto. si no le tenemos respeto al ni�o, y s�lo le ofrecemos una recompensa o le amenazamos con un castigo, estimulamos la codicia y el temor. puesto que nosotros mismos hemos sido educados para actuar con miras ego�stas, no entendemos que pueda existir una acci�n libre del deseo de recompensa. la correcta educaci�n habr� de estimular el pensar en los dem�s, y una actitud de consideraci�n hacia ellos sin atractivos ni amenazas de ninguna clase. si dejamos de buscar resultados inmediatos, comenzaremos a ver la importancia de que el educador y el ni�o est�n ambos libres del temor al castigo, y de esperar recompensas, as� como de cualquier otra forma de coacci�n; pero la coacci�n continuar� mientras la autoridad forme parte de la relaci�n. someterse a la autoridad tiene muchas ventajas si se piensa en t�rminos de ganancias e intereses personales. pero una educaci�n basada en la progreso y en el beneficio personal s�lo puede edificar una estructura social caracterizada por la competitividad, el antagonismo y la crueldad. esta es la clase de sociedad en que hemos sido educados, y son evidentes nuestra animosidad y confusi�n. se nos ha ense�ado a doblegarnos ante la autoridad de un maestro, de un libro o de un partido, porque es provechoso hacerlo as�. los especialistas en todos los compartimentos de la vida, desde el sacerdote hasta el bur�crata, ejercen su autoridad y nos dominan; pero ning�n gobierno, ni ning�n maestro que use la coacci�n podr� dar jam�s origen al esp�ritu de cooperaci�n en la vida de relaci�n, esencial para el bienestar de la sociedad. si hemos de tener verdaderas relaciones humanas los unos con los otros, no debe haber coacci�n, si siquiera persuasi�n. �c�mo puede haber afecto y cooperaci�n genuinos entre los que tienen el poder y los sometidos a ese poder? mediante la consideraci�n desapasionada de esta cuesti�n de la autoridad y sus m�ltiples implicaciones, al darse uno cuenta de que el

mismo deseo de poder es en s� destructivo, surge en seguida una comprensi�n espont�nea de todo el proceso de la autoridad. desde el momento en que desechamos la autoridad, estamos en relaci�n con los dem�s, y s�lo entonces existe cooperaci�n y afecto. el problema real de la educaci�n es el educador. incluso un peque�o grupo de alumnos puede servirle de instrumento para su propia importancia, si utiliza la autoridad como medio para su propia liberaci�n, y si la ense�anza es para �l una expansiva realizaci�n de s� mismo. pero el mero reconocimiento intelectual o verbal de los efectos demoledores de la autoridad, es est�pida y vana. debemos tener una percepci�n profunda de los ocultos m�viles de la autoridad y del dominio. si vemos que la inteligencia nunca puede despertarse con la coacci�n, el mismo darnos cuenta de ese hecho disipar� nuestros temores, y entonces comenzaremos a crear un nuevo entorno, que no tendr� nada que ver con el actual orden social, y lo trascender�. para comprender el significado de la vida con sus conflictos y sufrimiento, tenemos que pensar con independencia de cualquier autoridad, inclusive la autoridad de la religi�n organizada. pero si en nuestro deseo de ayudar al ni�o, colocamos ante �l ejemplos autoritarios, estaremos estimulando el temor, la imitaci�n y diversas formas de superstici�n. los que tienen inclinaciones religiosas tratan de imponer al ni�o las creencias, esperanzas y temores que ellos a su vez han adquirido de sus padres; y los que son antirreligiosos sienten igualmente el mismo deseo de ejercer su influencia sobre el ni�o, para que acepte su modo particular de pensar. todos nosotros queremos que nuestros hijos acepten nuestra forma de culto, o que sigan de coraz�n nuestra ideolog�a preferida. es tan f�cil enredarse en im�genes y f�rmulas, ya sean inventadas por nosotros mismos o por otros, que por eso se hace necesario estar siempre vigilantes y en actitud alerta. lo que llamamos religi�n es simplemente una creencia organizada, con sus dogmas, rituales, misterios y supersticiones. cada religi�n tiene su propio libro sagrado, su mediador, sus sacerdotes y sus f�rmulas para amenazar y sujetar a la gente. la mayor parte de nosotros hemos sido condicionados a todo esto, a lo cual se considera educaci�n religiosa; pero este acondicionamiento enfrenta a los seres humanos, crea antagonismo, no s�lo entre los creyentes, sino tambi�n hacia los que tienen otras creencias. aunque todas las religiones afirman que adoran a dios y dicen que debemos amarnos los unos a los otros, inculcan el temor con sus doctrinas de premios y castigos, y con sus dogmas competitivos perpet�an la suspicacia y el antagonismo. los dogmas, los misterios y los rituales no llevan a la vida espiritual. la educaci�n religiosa, en su verdadero sentido, ha de estimular al ni�o a comprender su propia relaci�n con las personas, las cosas y la naturaleza. no hay existencia sin relaci�n; y sin el conocimiento propio toda relaci�n, sea con uno o con muchos, trae conflictos y sufrimiento. por supuesto que explicar todo esto a un ni�o es imposible; pero si el educador y los padres captan profundamente el pleno significado de la convivencia, entonces por su actitud, su conducta y su lenguaje, seguramente podr�n transmitir al ni�o el sentido de una vida espiritual, sin muchas palabras ni explicaciones. lo que llamamos formaci�n religiosa es enemiga de cuestionar y dudar; sin embargo, s�lo cuando investigamos el significado de los valores que la sociedad y la religi�n nos muestran, comenzamos a descubrir lo que es verdadero. es funci�n del educador examinar profundamente sus propios pensamientos y sentimientos, y desechar los valores que le han proporcionado seguridad y satisfacci�n, pues s�lo entonces puede ayudar a sus alumnos a ser conscientes de s� mismos y a comprender sus propios impulsos y temores.

la mejor �poca para crecer en rectitud y claridad es la ni�ez; y aquellos de nosotros que somos mayores podemos, si tenemos comprensi�n, ayudar a los j�venes a liberarse de los obst�culos que la sociedad les ha impuesto, as� como tambi�n de los que ellos mismos se crean. si la mente y el coraz�n del ni�o no est�n moldeados por previos conceptos y prejuicios religiosos, entonces tendr� libertad para descubrir mediante el conocimiento de s� mismo, lo que est� m�s all� y por encima de su yo. la verdadera religi�n no es un conjunto de creencias y ritos, esperanzas y temores. y si podemos permitir al ni�o que crezca sin estas influencias perjudiciales, entonces quiz�s, seg�n vaya adquiriendo madurez, comenzar� a inquirir sobre la naturaleza de la realidad, de dios. por eso, para educar a un ni�o es necesario tener una profunda percepci�n y comprensi�n. la mayor parte de los que tienen inclinaciones religiosas, que hablan de dios y de la inmortalidad, fundamentalmente no creen en la libertad individual ni en la integraci�n. sin embargo, la verdadera religi�n es el cultivo de la libertad en la b�squeda de la verdad. la libertad no puede ser puesta en tela de juicio. la libertad parcial del individuo no es libertad en absoluto. cualquier acondicionamiento, ya sea pol�tico o religioso, no es libertad, y por lo tanto no podr� jam�s traer paz. la religi�n no es una forma de acondicionamiento. es un estado de tranquilidad en el cual se halla la realidad, dios. ese estado creativo puede darse tan s�lo con el conocimiento propio y la libertad. la libertad trae la virtud, y sin virtud no puede haber tranquilidad. la mente quieta no es una mente condicionada; no ha sido disciplinada ni adiestrada para estar quieta. la quietud llega solamente cuando la mente comprende su propia naturaleza, que es la naturaleza del "yo", del "ego". la religi�n organizada es el pensamiento congelado del hombre, a partir del cual edifica templos e iglesias; se ha convertido en solaz para los temerosos, y en opio para los afligidos. pero dios o la verdad, est�n mucho m�s all� del pensamiento y de las exigencias emocionales. los padres de familia y los maestros, que reconocen los procesos psicol�gicos que crean el miedo y la tristeza, deben poder ayudar a los j�venes a observar y entender sus propios conflictos y pruebas. si nosotros, siendo adultos, podemos ayudar a los ni�os, seg�n van creciendo, a pensar con claridad y desapasionadamente, a amar y no engendrar rencores, �qu� m�s hay que hacer? pero si estamos constantemente peleando unos con otros, si somos incapaces de lograr la paz y el orden en el mundo, cambiando profundamente nuestra manera de ser, �de qu� valen los libros sagrados y los mitos de las diversas religiones? la verdadera educaci�n religiosa es la que ayuda al ni�o a comprender inteligentemente, a discernir por s� mismo lo temporal y lo real, y a tener un enfoque imparcial de la vida. �no tendr�a m�s sentido empezar cada d�a en el hogar o en la escuela con alg�n pensamiento serio, o con un ejercicio de lectura que tenga profundidad y significaci�n, en vez de mascullar palabras o frases a menudo repetidas? las generaciones pasadas, con sus ambiciones, tradiciones e ideales, han tra�do al mundo miseria y destrucci�n. tal vez las generaciones venideras, con una verdadera educaci�n, puedan poner fin a este caos y establecer un orden social m�s feliz. si los j�venes tienen el esp�ritu de investigaci�n y buscan constantemente la verdad de todas las cosas, ya sean pol�ticas o religiosas, personales o ambientales, la juventud tendr� una gran significaci�n, y hay esperanza de un mundo mejor. la mayor parte de los ni�os son curiosos, quieren saber; no obstante su ansiedad de inquirir queda embotada por nuestras afirmaciones pontificales, nuestra impaciencia suprema y nuestra actitud de indiferencia, que aparta bruscamente a un lado su curiosidad. nosotros no estimulamos a los ni�os a que pregunten, porque estamos m�s bien recelosos de lo que puedan preguntarnos; ni alentamos su descontento, porque

nosotros mismos ya hemos dejado de inquirir. la mayor�a de los padres y los maestros temen el descontento porque perturba todas las formas de seguridad; y por eso estimulan a los j�venes a superarlo mediante empleos seguros, herencias, alianzas matrimoniales y el consuelo de los dogmas religiosos. las personas mayores sabiendo las m�ltiples maneras de entorpecer la mente y el coraz�n, proceden a embotar al ni�o tanto como lo est�n ellas, imponi�ndole autoridades, tradiciones y creencias que ellas mismas han aceptado. s�lo animando al ni�o a cuestionar el libro, cualquiera que sea, a que investigue la validez de los valores sociales existentes, las tradiciones, las formas de gobierno, las creencias religiosas, etc., pueden los educadores y los padres de familia tener la esperanza de despertar y mantener la comprensi�n cr�tica y la profunda percepci�n del ni�o. los j�venes, si es que est�n realmente vivos, se sienten llenos de esperanzas e inquietudes. debe ser as�, de lo contrario ya est�n viejos y muertos. los viejos son los que una vez estuvieron descontentos, pero han tenido �xito en apagar esa llama y han encontrado seguridad y consuelo de diversas maneras. anhelan obtener seguridades para ellos y sus familiares, y ans�an con ardor la certeza en sus ideas, la seguridad en sus relaciones y en sus pertenencias; de modo que tan pronto se sienten descontentos, se abstraen en sus responsabilidades, en sus ocupaciones, o en cualquier otra cosa, a fin de eludir ese sentimiento perturbador de descontento. cuando somos j�venes estamos en la �poca de sentir el descontento, no s�lo con nosotros mismos, sino tambi�n con todo lo que nos rodea. debemos aprender a pensar con claridad y sin prejuicios, para no sentirnos interiormente esclavizados y temerosos. la independencia no es para esa secci�n coloreada del mapa que llamamos nuestro pa�s, sino para nosotros como individuos; y aunque exteriormente seamos dependientes unos de otros, esta mutua dependencia no se hace cruel ni opresiva, si internamente estamos libres del ansia de poder, posici�n y autoridad. debemos entender el descontento, que tanto tememos. el descontento puede traer lo que parece ser desorden; pero si nos lleva, como debiera, al conocimiento propio, a la propia renuncia, entonces crear� un nuevo orden social y una paz duradera. con la renuncia de uno mismo surge un gozo inconmensurable. el descontento es el camino que lleva a la libertad; pero para inquirir sin prejuicios, no debe haber ninguna exageraci�n emotiva, que a menudo se presenta en forma de reuniones pol�ticas, gritos de combate, b�squeda de un "gur�" o maestro espiritual u org�as religiosas de todas clases. este exceso emocional embota la mente y el coraz�n, incapacit�ndoles para intuir y por lo tanto haci�ndoles f�cilmente moldeables por las circunstancias y el miedo. es el deseo vehemente de investigar, y no la f�cil imitaci�n de la multitud, lo que ha de producir una nueva comprensi�n de la naturaleza de la vida. los j�venes se dejan persuadir muy f�cilmente por el sacerdote o por el pol�tico, por el rico o por el pobre, a pensar de una determinada manera; pero la verdadera educaci�n debe ayudarles a vigilar estas influencias para no repetir frases hechas como loros, ni caer en la astuta trampa de la ambici�n, ya sea la propia o la ajena. no deben permitir que la autoridad les sofoque el coraz�n y la mente. seguir a otro, por grande que sea, o adherirse a una ideolog�a que nos satisfaga, no va a contribuir a la paz mundial. cuando salimos de la escuela o de la universidad, muchos de nosotros echamos a un lado los libros y nos parece que ya hemos terminado con todo el aprendizaje; hay otros que sienten el est�mulo de pensar con m�s amplitud y siguen leyendo y absorbiendo lo que otras personas han dicho, convirti�ndose en adictos al conocimiento. mientras exista el culto al conocimiento o a la t�cnica como medio para llegar al triunfo y al poder,

tiene que haber rivalidad despiadada, antagonismo y lucha incesante para ganarse el pan. mientras el �xito sea nuestra meta, no podemos liberarnos del temor, porque el deseo de triunfar inevitablemente engendra temor al fracaso. por eso a los j�venes no se les debe inculcar el culto al �xito. la mayor parte de la gente busca el triunfo en una y otra forma, ya sea en la cancha de tenis, en el mundo de los negocios, o en la pol�tica. todos queremos estar en el primer puesto, y ese deseo crea constante conflicto en nosotros mismos y con nuestros vecinos; nos lleva a la rivalidad, la envidia, la animosidad y finalmente a la guerra. de la misma manera que los mayores, la juventud busca �xito y seguridad. aunque al principio est� descontenta, pronto se vuelve respetable y no se atreve a ir en contra de la sociedad. los muros de sus propios deseos comienzan a encerrarles, se alinean con los dem�s, y finalmente asumen las riendas de la autoridad. su descontento, que es la misma llama de la investigaci�n, de la b�squeda y de la comprensi�n, se apaga y muere. en su lugar aparece el deseo de encontrar un puesto mejor, un matrimonio ventajoso o una carrera de porvenir; todo lo cual es la manifestaci�n del ansia de mayor seguridad. no hay diferencia esencial entre el viejo y el joven, pues ambos son esclavos de sus propios deseos y placeres. la madurez no es cuesti�n de edad; llega con la comprensi�n. el esp�ritu ardiente de investigaci�n se encuentra tal vez m�s f�cilmente en los j�venes, porque los viejos han sido ya vapuleados por la vida, gastados por los conflictos, y s�lo les espera la muerte en una u otra forma. esto no significa que sean incapaces de hacer investigaciones con un prop�sito, sino que estas cosas les son m�s dif�ciles. muchos adultos son inmaduros, m�s bien infantiles, y �sta es una de las causas que contribuyen a la confusi�n y a la desdicha del mundo. son los viejos los responsables de la crisis moral y econ�mica prevaleciente. y una de nuestras m�s desgraciadas flaquezas, es que siempre esperamos que alguien act�e por nosotros y cambie el rumbo de nuestras vidas. esperamos que otros sean los que se rebelen y construyan de nuevo, mientras nosotros permanecemos inactivos hasta estar seguros de los resultados. la mayor parte de nosotros buscamos la seguridad y el �xito. pero una mente que busca la seguridad, que ans�a el triunfo, no es inteligente, y es por tanto incapaz de una acci�n integral. s�lo puede darse una acci�n integral si uno comprende su propio acondicionamiento, sus prejuicios raciales, nacionales, pol�ticos y religiosos; es decir, si uno se da cuenta de que la naturaleza del "yo" es siempre separatista. la vida es un pozo de aguas profundas. uno puede acercarse a �l con baldes peque�os y sacar poquita agua, o bien podemos ir con grandes vasijas y sacar mucha agua para alimentar y fortalecer. cuando se es joven se est� en la �poca de investigar y experimentar con todo. la escuela debe ayudar a los j�venes a descubrir su vocaci�n y sus responsabilidades, y no meramente atiborrar sus mentes con datos y conocimientos t�cnicos; debe ser la tierra en la cual ellos puedan crecer sin miedo, feliz e �ntegramente. educar a un ni�o es ayudarlo a comprender la libertad y la integridad. para tener libertad tiene que haber orden, que s�lo la virtud puede traer; y la integridad puede darse s�lo cuando hay una gran sencillez. partiendo de innumerables complejidades debemos llegar a la sencillez. debemos ser sencillos en nuestra vida interna y en nuestras necesidades externas. la educaci�n de hoy se ocupa tan s�lo de la eficiencia externa; desatiende totalmente o pervierte deliberadamente la naturaleza interna del hombre; desarrolla s�lo una parte de �l y abandona el resto a su suerte. nuestra confusi�n, nuestro antagonismo y nuestros temores internos, siempre dominan la estructura externa de la sociedad, no importa lo noblemente que

�sta haya sido concebida. cuando no hay verdadera educaci�n nos destruimos mutuamente, y la seguridad f�sica de cada uno se vuelve imposible. educar bien al alumno es ayudarlo a entender el proceso total de su ser; porque s�lo cuando hay integraci�n de la mente y el coraz�n en cada acci�n cotidiana, puede haber inteligencia y transformaci�n interna. al ofrecer informaci�n y entrenamiento t�cnico, la educaci�n debe, sobre todo, estimular una visi�n integral de la vida; debe ayudar al alumno a reconocer y a destruir en s� mismo todas las distinciones y todos los prejuicios sociales, y disuadirlo de la b�squeda codiciosa de poder y de autoridad. debe estimular la verdadera observaci�n de s� mismo y a que viva la vida en su totalidad, lo cual es no dar importancia s�lo a una parte, al "yo", a "lo m�o", sino ayudar a la mente a ir por encima y m�s all� de s� misma para descubrir lo real. se llega a la libertad �nicamente mediante el conocimiento de uno mismo en los quehaceres cotidianos; es decir, en las relaciones con la gente, con las cosas, con las ideas y con la naturaleza. si el educador ayuda al estudiante a volverse �ntegro, no puede acentuar de un modo fan�tico e irrazonable ning�n aspecto particular de la vida. es la comprensi�n del proceso global de la existencia lo que produce la integraci�n Cuando hay autoconocimiento cesa el poder de crear ilusiones; y s�lo entonces es posible que la realidad o dios sea. los seres humanos deben ser �ntegros si han de salir de cualquier crisis, especialmente de la presente crisis mundial, sin sufrir menoscabo. por lo tanto, para los padres y maestros que est�n realmente interesados en la educaci�n, el principal problema es c�mo desarrollar un individuo �ntegro. para hacerlo, evidentemente el educador mismo debe serlo; de modo que la verdadera educaci�n es de suprema importancia no s�lo para los j�venes, sino tambi�n para los viejos, si quieren aprender y no est�n ya anquilosados. lo que somos en nuestro fuero interno es mucho m�s importante que la cuesti�n tradicional de qu� se le debe ense�ar al ni�o, y si amamos a nuestros hijos, deberemos procurar que tengan verdaderos educadores. ense�ar no debe convertirse en la profesi�n de un especialista. cuando �se es el caso, y as� sucede con frecuencia, el amor se desvanece; y el amor es esencial en el proceso de la integraci�n. ser �ntegro significa estar libre de temor. la ausencia de temor trae la independencia sin crueldad, sin desprecio para los dem�s, y �ste es el factor m�s esencial en la vida. sin amor no podemos resolver nuestros numerosos problemas conflictivos; sin amor el adquirir conocimientos s�lo aumenta la confusi�n y lleva a la propia destrucci�n. el ser humano integrado llegar� a la t�cnica mediante la experiencia, porque el impulso creativo crea su propia t�cnica -y �se es el arte supremo -. cuando un ni�o tiene el impulso creativo de pintar, pinta, sin cuidarse de la t�cnica. de la misma manera, las personas que est�n "viviendo", y por lo tanto ense�ando, son los �nicos verdaderos maestros; y ellos a su vez crear�n su propia t�cnica. esto parece muy sencillo, pero es realmente una profunda revoluci�n. si lo pensamos bien, podemos ver el efecto extraordinario que tendr� en la sociedad. hoy por hoy, la mayor parte de nosotros estamos agotados a los cuarenta y cinco o cincuenta a�os de edad, por la esclavitud de la rutina, por causa de la sumisi�n, del temor y de la aceptaci�n. estamos acabados, aunque seguimos luchando en una sociedad que tiene muy poco sentido, excepto para los que la dominan y est�n seguros. si el maestro ve esto y vive �l mismo en realidad, entonces, cualesquiera que sean su temperamento y sus habilidades, su ense�anza no ser� asunto de rutina y s� un instrumento de ayuda. para comprender a un ni�o tenemos que observarlo en sus juegos, estudiarlo en sus diferentes estados de �nimo. no podemos imponerle nuestros propios

prejuicios, esperanzas y temores, o moldearlo de acuerdo con el patr�n de nuestros deseos. si constantemente juzgamos al ni�o de acuerdo con nuestros propios gustos y antipat�as, nos exponemos a crear barreras y obst�culos en nuestras relaciones con �l y en las suyas con el mundo. desgraciadamente, la mayor�a de nosotros deseamos formar al ni�o de manera que resulte satisfactoria a nuestras vanidades e idiosincrasias. la propiedad privada y el dominio nos ofrece diversos grados de comodidad y satisfacci�n. por supuesto que este proceso no es la relaci�n, sino simple imposici�n, y por lo tanto es esencial comprender el dif�cil y complejo deseo de dominar. asume muchas formas sutiles, y en su aspecto de propia rectitud, es muy obstinado. el deseo de "servir", con el anhelo inconsciente de dominio, es dif�cil de comprender. �puede haber amor cuando se quiere poseer? �puede haber comuni�n con aquellos que deseamos controlar? dominar es hacer uso de otro para la propia satisfacci�n. y donde se utiliza a otro, no hay amor. cuando hay amor hay consideraci�n, no s�lo para los ni�os, sino tambi�n para todo ser humano. a menos que estemos profundamente conmovidos por el problema no hallaremos jam�s el verdadero camino de la educaci�n. el mero adiestramiento t�cnico inevitablemente produce crueldad, y para educar a nuestros hijos tenemos que ser sensibles al movimiento total de la vida. lo que pensamos, lo que hacemos, lo que vivimos, es de importancia infinita porque crea el ambiente, y ese ambiente o bien ayuda al ni�o, o bien lo entorpece. es evidente, entonces, que aquellos de nosotros que estamos profundamente interesados en esta cuesti�n, tendremos que empezar por comprendernos a nosotros mismos, para as� poder contribuir a la transformaci�n de la sociedad. nos responsabilizaremos de lograr un nuevo enfoque de la educaci�n. si amamos a nuestros hijos, �no buscaremos la manera de acabar con las guerras? pero si meramente usamos la palabra "amor" sin contenido, entonces perdurar� el complejo problema de la miseria humana. la soluci�n del problema est� en nosotros. debemos empezar por comprender nuestras relaciones con nuestros semejantes, con la naturaleza, con las ideas y las cosas, porque sin esta comprensi�n no hay esperanza, no hay salida para el conflicto y el sufrimiento. educar a un ni�o requiere observaci�n inteligente y cuidado. los expertos y sus conocimientos no pueden jam�s reemplazar el amor de los padres, pero la mayor�a de los padres corrompen ese amor con sus propios temores y ambiciones, que condicionan y deforman la perspectiva del ni�o. somos muy pocos los que nos preocupamos por el amor. mas bien nos ocupados en alto grado de la apariencia del amor. la actual estructura social y educativa no ayuda al individuo a conseguir la libertad y la integraci�n; y si los padres tienen realmente el sincero deseo y la buena fe para que sus hijos crezcan en su m�s completa capacidad integral, deben comenzar por alterar la influencia del hogar y dedicarse a crear escuelas con verdaderos maestros. la influencia del hogar y la de la escuela no deben ser contradictorias, por lo cual los padres y los maestros tienen que reeducarse. la contradicci�n que tan a menudo existe entre la vida privada del individuo y su vida como miembro de la comunidad, provoca una lucha interminable dentro de �l y en sus relaciones con los dem�s. este conflicto se estimula y se mantiene con una educaci�n err�nea, y tanto los gobiernos como las religiones organizadas aumentan la confusi�n con sus doctrinas contradictorias. el ni�o se divide interiormente desde sus primeros a�os, lo cual le acarrea desastres personales y sociales. si aquellos de nosotros que amamos a nuestros hijos y vemos la urgencia del problema, ponemos nuestra mente y nuestro coraz�n en ello, entonces, por pocos que seamos, a trav�s de la verdadera educaci�n y de un ambiente

hogare�o inteligente, podemos ayudar a desarrollar seres humanos integrados. pero si, como tantos otros, llenamos nuestro coraz�n con las astucias de la mente, continuaremos viendo a nuestros hijos destruidos por la guerra, por el hambre y por sus propios conflictos psicol�gicos. la verdadera educaci�n es consecuencia de la transformaci�n de nosotros mismos. tenemos que reeducarnos para no matarnos los unos a los otros por cualquier causa, por buena que sea, o por cualquier ideolog�a, no importa lo prometedora que aparentemente sea para la futura felicidad del mundo. debemos aprender a ser misericordiosos, a contentarnos con poco y a buscar lo supremo, porque s�lo as� se conseguir� la verdadera salvaci�n de la humanidad.

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