Justificación de la Educación Ambiental
La Educación Ambiental requiere una escuela que permita la participación activa del niño y de toda la comunidad en la construcción del conocimiento para encontrar alternativas de solución acordes con su problemática ambiental particular. Se trata de una escuela en la que los criterios de integración se hagan realidad a partir de proyectos participativos que permitan desarrollar en el individuo no solamente conocimientos sino valores y actitudes que incidan en la construcción de una concepción ética, del manejo del ambiente. Por supuesto no puede ser la escuela tradicional,
memorística,
repetitiva
y
verbalista,
producto
del
paradigma
instruccional basado en una relación de enseñanza aprendizaje en donde es el maestro el que "enseña" y el alumno el que "aprende". Visto así, es claro que la incorporación de la educación ambiental en el currículo no se desarrolla, a través de una materia más, ni a través de una cátedra, de una disciplina o, de acciones aisladas, no inscritas dentro de un proceso secuencial y permanente de formación, sin herramientas prácticas y experiencias vivenciales que faciliten su apropiación en los niños y niñas. Es fundamental que los procesos educativos integren los diversos conocimientos y saberes con el fin de desarrollar competencias para la vida. Esto implica reorientar las prácticas pedagógicas hacia aprendizajes significativos con miras a la transformación de las situaciones propias y del entorno de los niños y niñas a favor del medio ambiente. La formación en la escuela debe servir para preparar al individuo para la vida. En este proceso debe ser claro para qué, cómo y por qué se forma un individuo, partiendo del conocimiento de lo que quiere (valores e intereses), lo que puede (capacidades) y lo que debe hacer (responsabilidades) y tomando como referencia su problemática particular inserta en una problemática global (familia, comunidad, región, país) resultado de las relaciones que se establecen entre las dinámicas propias de los componentes de la sociedad y de la naturaleza. Esta problemática
está estrechamente relacionada con la transformación del ambiente y es lo que se llama problemática ambiental. Como respuesta a esta problemática existen varias estrategias que el gobierno nacional ha dimensionado con el fin de dar alcance a su Política Nacional de Educación Ambiental, quizás las más importantes, son las que están encaminadas a la conformación de grupos y programas de apoyo que garanticen, directa o indirectamente, la inclusión de la problemática ambiental local en la educación formal e informal y la manera como desde la escuela se conciban e incentiven proyectos integrales e
interdisciplinarios orientados a buscar soluciones
compartidas y contextualizadas con los diferentes actores de la comunidad. De esta manera la educación ambiental deja de ser exclusivamente un componente del currículo académico y se convierte en una poderosa herramienta del cambio de conciencia social. (SINA, 2002) Es así, como desde el Estado se promulga la Política Nacional de Educación Ambiental y concibe a la estrategia PRAE (Proyectos Ambientales Escolares) como un eje que favorece la articulación de distintos saberes y una lectura de conceptos, métodos y contenidos que atraviesa el Plan de Estudios para encontrar soluciones a los problemas ambientales del entorno en el que el alumno se desenvuelve como individuo y como colectivo y más aun a los problemas globales que le competen a toda la humanidad. Desafortunadamente, gran parte de los PRAE están siendo acogidos por los directivos docentes como proyectos formales obligatorios y no como una oportunidad metodológica para una mejor formación de sus docentes, estudiantes y de la comunidad educativa en general. Esta situación, muchas veces, se ve reflejada en falta de voluntad política por los directivos docentes y falta de iniciativa de los docentes para el desarrollo de la estrategia PRAE, así como en la dificultad para formar equipos de trabajo para las estrategias de educación ambiental.
Por otro lado existe una gran diversidad de experiencias educativas escolares que no se desarrollaron explícitamente como educación ambiental o que decidieron
abordar la formación ambiental a través de estrategias diferentes a los PRAE o desde perspectivas diferentes a la educación ambiental. El gran aprendizaje de estas experiencias no está siendo aprovechado o ha tratado de recogerse forzando su lectura desde el formato PRAE.
En muchos casos se confunden los roles y competencias de las instituciones y el papel de la educación ambiental en la transformación de situaciones ambientales. Gran parte de las propuestas de educación ambiental en las escuelas han asumido como responsabilidad institucional dar soluciones a los problemas de recursos naturales y de saneamiento ambiental de sus contextos, los resultados de las actividades de intervención en situaciones ambientales se están evaluando como resultados de gestión ambiental y no como procesos de formación humana.
Hay una tensión entre propuestas de transformación educativa con grandes expectativas en sus alcances sociales y culturales, y las estrategias concretas para lograr esas transformaciones considerando la línea base real de la situación educativa de las instituciones. Faltan herramientas para construir procesos de transición hacia el ideal deseado, en muchos casos los contextos requieren transformaciones intermedias que los preparen para las grandes transformaciones.
El objetivo del presente proyecto está encaminado a brindar apoyo a la formación de los niños y niñas, brindado estas herramientas transicionales que tanto hacen falta en la apropiación de la Educación Ambiental,
desde una concepción de
desarrollo sostenible, entendido como el aprovechamiento de los recursos en el presente, sin que se vean afectadas las capacidades de las generaciones futuras para satisfacer sus necesidades, sobre la base del respeto a la diversidad y a la autonomía y que contemple no sólo aspectos económicos sino sociales, culturales, políticos, éticos y estéticos en pro de una gestión sostenible del entorno. Con la puesta en marcha de la Bio-Granja Escuela,
se apoyan los procesos
pedagógicos de los colegios de Cali en primera instancia y se replicará en el
mediano plazo a los Colegios del Valle del Cauca, con actividades vivenciales extramurales enmarcadas hacia el fortalecimiento y apropiación de los lineamientos establecidos en los PRAE (Proyectos Ambientales Escolares) de cada institución. A través del trabajo directo con la naturaleza, orientando los esfuerzos de manera conjunta para promover la educación ambiental y la sensibilización de los niños y niñas en la conservación y cuidado de los recursos naturales. De manera general se trata de acompañar al estudiante en la aclaración de conceptos de base en educación ambiental, de guiarlo en la exploración de amplitud de variaciones de las posibilidades teóricas y prácticas del medio ambiente y de invitarlo a analizar diversas propuestas en una perspectiva crítica. También de ofrecerle la posibilidad de adquirir conocimientos en el campo de las ciencias del medio ambiente; para eso el estudiante podrá desarrollar, formular y argumentar su propia concepción y justificar su propia práctica de la educación ambiental.
Por lo anterior, sumado a la sana alimentación, la conciencia ambiental y la conservación de los recursos naturales, se puede de alguna manera ¨Sembrar¨ compromisos de cambio en los niños y niñas para la construcción de un proyecto de sociedad, y que su preocupación, además de la calidad de vida de las personas, sea la supervivencia de la misma especie humana.