en griego Ξενοφάνης) (nacido entre el 580 a. C. y el 570 a. C. - muerto entre el 475 a. C. y el 466 a. C.) fue un poeta elegíaco y filósofo griego. Sus obras sólo se conservan en fragmentos, gracias a citas de autores posteriores, actualmente recopiladas en la obra de H. Diels y W. Kranz, Die Fragmente der Vorsokratiker.[1] A partir de los fragmentos conservados, puede reconstruirse una visión del mundo y de los dioses opuesta a los planteamientos de la épica homérica y hesiódica. Vinculado a la escuela milesia por origen y por la estructura de su cosmología, tradicionalmente se lo ha considerado fundador de la escuela eleática y del monismo. Se le ha señalado a menudo como escéptico por sus fragmentos gnoseológicos, y los autores de la patrística creyeron ver en sus textos teológicos una primera formulación del monoteísmo entre los griegos.
nació en Colofón, ciudad costera de Asia Menor. La tradición ha conservado dos nombres posibles para su padre: Dexio y Ortómeno, y uno para su maestro: el físico Arquelao.[2 Colofón?, actual Grecia, 570 a.C.-Elea, actual Italia, 470 a.C.) Filósofo griego. Fundador de la denominada escuela eleática y reconocido autor satírico, una antigua tradición supone que en los últimos años de su vida se vio obligado a subsistir como rapsoda de sus propios versos. Jenófanes suscitó una importante polémica en torno al politeísmo y la concepción antropomórfica que los griegos tenían de los dioses. Así, se burló de Hesiodo y Homero por cuanto, según él, habían transferido a los dioses los peores atributos de los hombres, y propuso sustituir esta concepción tradicional por la idea de un dios único, indivisible, de naturaleza radicalmente distinta a la humana. Su dios es todo ojo, todo oído, todo conocimiento, todo logos (razón), no creado e inmortal. Despojando sus ideas del carácter religioso con que fueron presentadas, las bases de un nuevo punto de vista en la solución al problema del universo aparecen ya planteadas en sus textos, aunque serían finalmente sistematizadas en el pensamiento de Parménides.
Su muerte
especulaciones acerca de la fecha de nacimiento de Jenófanes, como las de otros presocráticos, proviene de Apolodoro. Su opinión nos ha sido trasmitida por Diógenes Laercio, Sexto Empírico y Timeo a través de Clemente de Alejandría ).[3] Indica la Olimpíada 50ª (580 – 577 a. C.) como fecha de nacimiento, y su madurez en la Olimpíada 60ª (540 – 537 a. C.). La datación de Apolodoro ha sido puesta en duda, porque toma fechas históricas como referencia simbólica para marcar la madurez de un pensador (en este caso sería la fundación de Elea en la Olimpíada 50ª), madurez que es alcanzada, según él, a los 40 años. Restando 40 a la fecha indicada, se obtendría la fecha de nacimiento. La mayoría de los testimonios de los doxógrafos están de acuerdo en indicar que su vida fue larga, A 6 dice que vivió 91 años,[4] Censorino dice que más de 100.[5] A partir de estos datos los filólogos han calculado la fecha de su muerte. La filología ha intentado dar soluciones alternativas a la de Apolodoro para su fecha de nacimiento, apelando a los datos históricos seguros (la coetaneidad de Jenófanes con Hierón de Sicilia y Epicarmo, la invasión de Jonia por los medos y la extensión de su vida hasta los tiempos de Ciro y Darío),[6] y los fragmentos considerados auténticos. Entre ellos se destacan una referencia de Jenófanes a su vida, en donde indica que ha vivido 67 años exiliado, y que han pasado veinticinco años desde “entonces” (fragmento B 8). Fränkel interpreta este “entonces” como relacionado con el “cuando llegó el medo” del fragmento B 22, o sea, en el 540 a. C., cuando Hárpago, general medo, atacó Jonia. Este sería el evento que produjo su destierro, que relata Laercio (A 1). Por lo tanto, Jenófanes habría nacido en el 565 a. C., y al escribir el fragmento B 8 tendría 92 años, corriendo el año 473 a. C.[7] Gomperz sigue la hipótesis de la relación de ambos fragmentos, pero entiende, en cambio, que Jenófanes tendría 67 al redactar el fragmento, en el año 498 a. C. lo que no modifica la fecha de nacimiento.[8] Rodríguez Adrados acepta la datación, pero no está de acuerdo en que el fragmento B 8 conteste al B 22.[9
No nos ha llegado ninguna obra completa de Jenófanes, y es probable que ya en la antigüedad gran parte de su obra se hubiese perdido. Lo que nos ha llegado son citas de autores posteriores: Diógenes Laercio, Laercio, Sexto Empírico, Empírico, Simplicio, Simplicio, Ateneo de Náucratis, Náucratis, Aecio, Aecio, Clemente de Alejandría, Alejandría, y otros autores y escoliastas. escoliastas. El total de lo conservado es de unos 120 versos.
Los fragmentos B 1-9 son, desde el punto de vista métrico, elegías. elegías. Diehl las incluye en su edición de elegíacos (D 1 8), y Diels conserva el orden de esa edición (fragmentos 1 - 9, con un intercalado que no es fragmento original, B 4). Están escritos en jónico, jónico, y siguen, según Teijeiro,[17] Teijeiro,[17] las normas tradicionales de composición. Rodríguez Adrados dice que en ellos no se aparta Jenófanes de la temática tradicional de la elegía: el simposio (B 1, 4, 5), la crítica a la codicia de los ricos (B 3), la verdadera virtud (B 2), rasgos autobiográficos (B 7); pero agregando algo nuevo: En el fragmento B1, En el fragmento B1, Jenófanes compone una pieza elegíaca en base a una contraposición entre las costumbres que, en un banquete, pueden ser consideradas piadosas (habla de la pureza del suelo y las manos, las coronas y el incienso, la mesa de honor, el altar, el canto y el ambiente festivo), y las impiadosas, como cantar, sobre los dioses, sus luchas contra titanes y centauros. centauros. Propone reemplazar estas "ficciones de los antiguos" por himnos piadosos, "discursos puros". En B2, proclama abiertamente que reporta mayor utilidad pública su propia sabiduría que la fuerza de los vencedores en los juegos, por lo que a él le corresponderían los honores que el Estado les otorga a los atletas (B 2).[18] 2).[18] Sátiras [editar] editar]
Muchos doxógrafos indican que Jenófanes escribió sátiras. sátiras.[19] Estas eran invectivas en contra de poetas (Homero y Hesíodo) y de algunos filósofos. La inclusión de algunos fragmentos en el apartado Sátiras de la edición de Diels (B 10-12, 14-18, todos hexámetros excepto B 14, que es un yambo) yambo) es conjetural, y se basa en los testimonios y los temas tratados.[20 tratados.[20
PENSAMIENTO
o que caracteriza de manera general su pensamiento es el rechazo del saber tradicional, cuyos portavoces en Grecia fueron Homero y Hesíodo. Esto es universalmente aceptado tanto por los doxógrafos antiguos (Diógenes Laercio, A 1; Plutarco, A 22; Sexto Empírico, B 11) como por la filología moderna (A. Levi,[66] Rudberg, Fränkel,[67] Jaeger,[68] Rodríguez Adrados,[69] Kirk, Raven y Schofield[70] ). En efecto, Homero y Hesíodo eran en Grecia algo más que poetas: “todos han aprendido desde antiguo con Homero”,[71] ha sido el “educador de Grecia”,[72] e incluso “Homero y Hesíodo han compuesto la genealogía de los dioses para los griegos, les han dado sus nombres, honores y funciones y han descrito los aspectos con que se manifestaban”;[73] El rechazo de Jenófanes a este saber se concreta en diversos puntos: El primero es el carácter revelado de todo saber,[74] para luego reemplazar la cosmogonía implícita en esos poemas por una concepción propia del universo visible[75] y de la divinidad.[76] La crítica alcanza también a ciertos elementos de la cultura dominados por la moral agonal aristocrática: la costumbre de cantar gestas teogónicas en los simposios,[77] y la valoración de los vencedores en los juegos olímpicos.[78