Inteligencia Emocional

  • June 2020
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Tema 3 Inteligencia Emocional Competencias Emocionales Manifestaciones emocionales y control emocional Cerebro emocional

1.- Inteligencia emocional. Goleman (1995) define la inteligencia emocional como la habilidad que tiene el ser humano para ser capaz de motivarse y persistir frente a las decepciones; controlar el impulso y demorar la gratificación, regular el humor y evitar que los trastornos disminuyan la capacidad de pensar; mostrar empatía y abrigar esperanzas. (pag 54) Otros autores como Rivera definen a la IE como un conjunto de habilidades y competencia que determinan la conducta del individuo, sus reacciones, estados mentales, entre otros. Mayer y Salovey (1990), quienes acuñaron el término de IE; la describen como “una forma de inteligencia social que implica la habilidad para dirigir los propios sentimientos y emociones y las de los demás, saber discriminar entre ellos, y usar esta información para guiar el pensamiento y la propia acción”. Como antecesores del estudio sobre la IE, tenemos al psicólogo Edward Thorndike (1918) citado por Mestre, Carrera y Guil (2003), precursor en el concepto de IE, quien la definió como la habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres, muchachos y muchachas, a actuar sabiamente en las relaciones humanas. Más contemporáneo tenemos el aporte del Dr Howar Garder (1983) de la universidad de Hartad, quien plantea la teoría de IM (Inteligencias Múltiples). Las personas poseen 7 inteligencias (lingüística, musical, visual – espacial, kinestésica, interpersonal e intrapersonal) que las relacionan con el mundo. 2.- Competencias Emocionales. Góleman (1995) agrupa el desarrollo de la IE en 5 competencias o habilidades fundamentales, teniendo como referencia el trabajo de Mayer y Salovey, quienes incluyen las inteligencias personales de Garner (1983) en su definición básica de IE. Competencia personal. Determinan el modo en que nos relacionamos con nosotros mismos a.- Conciencia de uno mismo (Autoconocimiento): conciencia de nuestros propios estados internos, recursos e intuiciones. Conciencia emocional: reconocer las propias emociones y efectos. ♦ Valoración adecuada de uno mismo: conocer las propias fortalezas y debilidades. ♦



Confianza en uno mismo: seguridad en la valoración que hacemos sobre nosotros mismos y sobre nuestras capacidades.

b.- Autorregulación (Autocontrol): control de nuestros estados, impulsos y recursos internos. ♦ Autocontrol: capacidad de manejar adecuadamente las emociones y los impulsos conflictivos. ♦ Confiabilidad: fidelidad al criterio de sinceridad e integridad. ♦ Integridad: asumir la responsabilidad de nuestra actuación personal. ♦ Adaptabilidad: flexibilidad para afrontar los cambios. ♦ Innovación: sentirse cómodo y abierto ante las nuevas ideas, enfoques e información. c. Motivación: las tendencias emocionales que guían o facilitan el logro de nuestros objetivos. ♦ Motivación de logro: esforzarse por mejorar o satisfacer un determinado criterio de excelencia. ♦ Compromiso: secundar los objetivos de un grupo u organización. ♦ Iniciativa: prontitud para actuar cuando se presenta la ocasión. ♦ Optimismo: persistencia en la consecución de los objetivos a pesar de los obstáculos y los contratiempos.

b.- Competencia social. Determinan el modo en que nos relacionamos con los demás d.- Empatía: conciencia de los sentimientos, necesidades y preocupaciones ajenas. Comprensión de los demás: tener la capacidad de captar los sentimientos y los puntos de vista de otras personas e interesarnos activamente por las cosas que les preocupan. ♦ Orientación hacia el servicio: anticiparse, reconocer y satisfacer las necesidades de los demás ♦ Aprovechamiento de la diversidad: aprovechar las oportunidades que nos brindan diferentes tipos de personas ♦ Conciencia política: capacidad de darse cuenta de las corrientes emocionales y de las relaciones de poder subyacentes en un grupo. ♦

c.- Habilidades sociales: capacidad para inducir respuestas deseables en los demás. ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦

Influencia: utilizar tácticas de persuasión eficaces. Comunicación: emitir mensajes claros y convincentes. Liderazgo: inspirar y dirigir a grupos y personas. Catalización del cambio: iniciar o dirigir los cambios. Resolución de conflictos: capacidad de negociar y resolver conflictos. Colaboración y cooperación: ser capaces de trabajar con los demás en la consecución de una meta común.



Habilidades de equipo: ser capaces de crear la sinergia grupal en la consecución de metas colectivas.

2.- Manifestaciones y Control de las emociones. Ante todo debemos entender que la emoción es un fenómeno multifuncional que incluye elementos subjetivos, fisiológicos, funcionales y sociales. La emoción tiene funciones prioritariamente motivacionales, de allí su importancia para alcanzar las metas que la persona se propone. Entre las características de las emociones podemos destacar. • • • •

Son estados afectivos subjetivos (rabia, amor, tristeza). Están presentes cambios fisiológicos, ya que antes las emociones se presentan cambios en la fisiología del sistema. Preparan a la persona para responder ante un peligro y a actuar para lograr un objetivo Cumple funciones sociales al comunicar a los demás, cómo nos sentimos por medios de expresiones faciales, posturas corporales y reglas sociales.

Para lograr una adecuada manifestación y control de las emociones un primer paso será aprender a identificar y etiquetar las propias emociones, desarrollar un vocabulario emocional, evaluar su intensidad y manejar sus reacciones emocionales identificando maneras adecuadas para expresarlas. Es importante que la persona entienda la estrecha relación existente entre sus pensamientos, emociones y comportamiento. La persona tiene que desarrollar la motivación de logro en cada uno (la actitud positiva de lograr lo que se proponga), para que pueda adquirir seguridad en lo que hace y pedir ayuda sólo cuando la necesite. La vida de las personas se va desarrollando en una continua toma de decisiones que están impulsadas por pensamiento y emociones que generan a su vez conductas que buscan el logro o la consecución de las decisiones u objetivos trazados. El trabajo de la persona está en identificar los pensamientos y emociones que generan las conductas adecuadas que les permita alcanzar todo lo que se propone. El control de las emociones significaría la capacidad de demorar la gratificación y frenar la impulsividad para así lograr lo propuesto. Otro elemento importante para la manifestación de las emociones es el desarrollo de una aceptación incondicional (autoaceptación) de sí mimo y de los demás. La persona se conocerá mejor, identificando cuáles son sus fortalezas, amenazar, debilidades y oportunidades. Con esto la persona se aprende a querer y aceptarse con independencia de sus errores, debilidades, rendimiento o, incluso, con independencia de los demás. Desde una edad temprana toda persona tiene que aprender que existen diversos tipos de situaciones y que cada una le exigirá distintas respuestas. Tiene que identificar distintas alternativas de solución a los problemas. Esto garantizará que el individuo

aprenda a tomar decisiones más convenientes y resuelva de la mejor manera problemas cotidianos. Las relaciones interpersonales son claves en las manifestaciones y control de las emociones, porque esto permitirá que la persona aprenda a ponerse en lugar de los demás. Permite que el desarrollo de la competencia social, cooperación y los lazos de amistas. El individuo aprenderá a ubicar las emociones en las situaciones adecuadas, tomándose en cuanta así mismo y a los que lo rodean. 3.- Cerebro Emocional. El sistema límbico, también llamado cerebro medio, es la porción del cerebro situada inmediatamente debajo de la corteza cerebral, y que comprende centros importantes como el tálamo, hipotálamo, el hipocampo, la amígdala cerebral (no debemos confundirlas con las de la garganta). Estos centros ya funcionan en los mamíferos, siendo el asiento de movimientos emocionales como el temor o la agresión. En el ser humano, estos son los centros de la afectividad, es aquí donde se procesan las distintas emociones y el hombre experimenta penas, angustias y alegrías intensas. El papel de la amígdala como centro de procesamiento de las emociones es hoy incuestionable. Pacientes con la amígdala lesionada ya no son capaces de reconocer la expresión de un rostro o si una persona está contenta o triste. El sistema límbico está en constante interacción con la corteza cerebral. Una transmisión de señales de alta velocidad permite que el sistema límbico y el neocórtex trabajen juntos, y esto es lo que explica que podamos tener control sobre nuestras emociones. Hace aproximadamente cien millones de años aparecieron los primeros mamíferos superiores. La evolución del cerebro dio un salto cuántico. Por encima del bulbo raquídeo y del sistema límbico la naturaleza puso el neocórtex, el cerebro racional. A los instintos, impulsos y emociones se añadió de esta forma la capacidad de pensar de forma abstracta y más allá de la inmediatez del momento presente, de comprender las relaciones globales existentes, y de desarrollar un yo consciente y una compleja vida emocional. Hoy en día la corteza cerebral, la nueva y más importante zona del cerebro humano, recubre y engloba las más viejas y primitivas. Esas regiones no han sido eliminadas, sino que permanecen debajo, sin ostentar ya el control indisputado del cuerpo, pero aún activas. La corteza cerebral no es solamente el área más accesible del cerebro: sino que es también la más distintivamente humana. La mayor parte de nuestro pensar o planificar, y del lenguaje, imaginación, creatividad y capacidad de abstracción, proviene de esta región cerebral.

Así, pues, el neocórtex nos capacita no sólo para solucionar ecuaciones de álgebra, para aprender una lengua extranjera, para estudiar la teoría de la relatividad o desarrollar la bomba atómica. Proporciona también a nuestra vida emocional una nueva dimensión. Amor y venganza, altruismo e intrigas, arte y moral, sensibilidad y entusiasmo van mucho más allá de los rudos modelos de percepción y de comportamiento espontáneo del sistema límbico. Por otro lado, esto se puso de manifiesto en experimentos con pacientes que tienen el cerebro dañado, esas sensaciones quedarían anuladas sin la participación del cerebro emocional. Por sí mismo, el neocórtex sólo sería un buen ordenador de alto rendimiento. Los lóbulos prefrontales y frontales juegan un especial papel en la asimilación neocortical de las emociones. Como ‘manager’ de nuestras emociones, asumen dos importantes tareas: o En primer lugar, moderan nuestras reacciones emocionales, frenando las señales del cerebro límbico. o En segundo lugar, desarrollan planes de actuación concretos para situaciones emocionales. Mientras que la amígdala del sistema límbico proporciona los primeros auxilios en situaciones emocionales extremas, el lóbulo prefrontal se ocupa de la delicada coordinación de nuestras emociones. Cuando nos hacemos cargo de las preocupaciones amorosas de nuestra mejor amiga, tenemos sentimientos de culpa a causa del montón de actas que hemos dejado de lado o fingimos calma en una conferencia, siempre está trabajando también el neocórtex.

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