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Sesión: 3 Tema a tratar: La concepción del niño a través de la historia Relator: Diana Marcela Amaya Ruiz Fecha: marzo 16 del 2019

De estorbo al tesoro de mamá El niño a través de la historia y dependiendo del contexto se ha concebido de diferentes formas, en el año 354 se concebía al niño como un estorbo o una carga y considerados por la familia como una molestia, en el siglo XV se creía que los niños eran producto del pecado esto provoco falta de afectividad y desprecio, san Pablo dice: "el pecado es hereditario y la única forma de tener estado de gracia es entregándose a Dios" esto es confirmado por la filosofía conservadora que se basa en que la naturaleza anárquica es mala y hereditaria, por lo tanto es necesario instruir gente en la ética y una conducta responsable esto fue mal interpretado e hizo que la educación se basara solo en ética y no dándole importancia al conocimiento para esto se usaron golpes, mal tratos y torturas. En Inglaterra en el siglo XVI los niños entre los 6 y 7 años debían hacer los quehaceres del hogar a partir de los 10 años salían a trabajar. En el siglo XVII el niño es concebido como un homúnculo (un hombre en miniatura), en esta época, se consideraba que los niños son capaces de adoptar la misma conducta de los adultos en la sociedad, la diferencia se refería al tamaño físico y a su nivel de experiencia. La concepción del niño como adulto en miniatura persistió en sociedades donde a los niños no se les llevaba a la escuela. Según Abad Berulie, "no hay evolución, es el peor estado y el más vil, no se observa preocupación por la infancia y la educación no se adapta al niño". Jean Jackes Rousseau tiene gran reconocimiento por ser el primero en referirse al niño en un sentido romántico, en el siglo XVIII dice: "el niño nace bueno y la sociedad lo corrompe" con esta frase él dice que el niño no nace con una personalidad o moralidad, el las adquiere a medida que se va adentrando en la sociedad. Sin ser pedagogo, sus reflexiones sobre el hombre bueno de por sí configuran un sistema donde todo proceso de educación debe partir del entendimiento de la naturaleza del niño. El objetivo de educar para él era apoyarse y confrontar su capacidad de razonar. Durante el siglo XIX y hasta mediados del XX, con la llegada de las guerras, y la revolución industrial, el niño es considerado, mano de obra barata, se trata como un bien que se puede explotar. A finales del Siglo XIX, se prolifera la observación de los niños cada vez más sistemática. Se le da importancia a las prácticas y técnicas de crianza y educación; Froebel, promueve la escuela preescolar y destaca la continuidad educativa y la importancia del juego infantil.

En el siglo XX surge la psicología conductista donde las costumbres hábitos las pasiones los ideales de los que los rodean y serán para bien o para mal. La Sociedad de Naciones (SDN) aprobó la Declaración de Ginebra, un documento que pasó a ser histórico, ya que por primera vez reconocía y afirmaba la existencia de derechos específicos de los niños, así como la responsabilidad de los adultos hacia ellos. En la actualidad es concebido al niño como sujeto de derechos el cual él es parte activo de la sociedad. Se busca educar al niño en una cultura en la que adquiera las bases necesarias para desenvolverse en el mundo, haciendo uso de los avances técnicos, tecnológicos y científicos, que le permitan, asumir una actitud responsable, tomar decisiones críticamente y resolver problemas en la vida diaria. La actual concepción de infancia está estrechamente vinculada a la racionalidad y a las formas de vida modernas y, en particular, a la escuela y a la familia. Conocer la concepción del niño es importante para darle un aprecio significativo a la etapa de la infancia puesto que en ella se determinar varios aspectos de una persona. Hacer conciencia sobre este tema puede ayudarle no solo a un padre, a una madre, a maestros, niñeras y abogados, quienes velan por los derechos de los infantes, sino también a todo ciudadano que debe reconocer esta etapa y su importancia. Todos debemos tomar responsabilidad y velar por el futuro de nuestro país, ya que el desarrollo sano de la infancia es crucial para el bienestar de cualquier sociedad. La educación y valores que se transmiten a los niños marcarán la manera que van a ser como adultos y por lo tanto el futuro del país.