El Primer Concilio Apostólico trató sobre la admisión de los gentiles a la fe. › La Iglesia de Jerusalén pretendían que se
cumpla la circuncisión y otros requisitos de la Ley de Moisés
› La Iglesia de Antioquía afirmaba que la fe
era el único requisito para la salvación
El Período Patrístico comprende el tiempo entre la muerte del apóstol Juan (aproximadamente en el año 100) hasta la Edad Media (451 y el Concilio de Calcedonia) Es un tiempo de gran importancia para el futuro de la fe cristiana, en el cual el Cristianismo se separa del Judaísmo, y define mucho de su estructura teológica. Se define la ortodoxia de la Iglesia, opuesta a las herejías sectarias.
Durante esos siglos hubo ciudades de fundamental importancia para la elaboración de la doctrina.
La
ciudad de Alejandría emergió como un centro cristiano de educación teológica.
El
Noroeste de África vio nacer a hombres como Tertuliano, Cipriano de Cartago y Agustín de Hipona.
El Período Patrístico definió el desarrollo histórico de la doctrina. Mucho de los debates de ese tiempo se centraban en asuntos teológicos y filosóficos. La Iglesia estaba dividida, en términos generales, por barreras lingüísticas y políticas.
› La iglesia de Oriente hablaba griego y se
congregaba alrededor de Bizanzio (Constantinopla). › La iglesia de Occidente, con sede en Roma, utilizaba el Latín.
La
Iglesia tuvo que defenderse, en especial en la Era Patrística, de varias herejías teológicas que surgieron en su seno. El primer problema, como vimos, surge de la necesidad de precisar la relación de la nueva Iglesia con el Judaísmo. El Concilio de Jerusalén dirimió el asunto.
Los
Ebionitas enseñaban que Cristo no fue siempre el Hijo de Dios, sino que fue adoptado por Dios como Hijo luego de cumplir con toda la Ley.
Parece
ser que el ebionismo estaba de alguna manera relacionado con las sectas judías esenias, y que sus principios habían sido tomados de allí.
El
ebionismo dio paso al Gnosticismo. El personaje principal de esta especulación fue un hombre llamado Elxai, que vivió en la primera mitad del Siglo II. Su doctrina era ebionita, pero con una fuerte influencia gnóstica. Decía haber recibido una revelación de un ángel que medía 60 kilómetros de alto, y ese ángel era el Hijo de Dios. Bajo el paraguas del gnosticismo se integraban varias religiones mistéricas de naturaleza sincrética.
La
salvación consistía para ellos en la liberación del espíritu, el cual es esclavizado por su unión con las cosas materiales. Esta salvación se logra por un conocimiento especial, o gnosis. Algunos de los que propagaron esta especulación fueron Simón Magnus, de quien Justino cuenta que tenía muchos seguidores, y Menandro, uno de los discípulos de Simón Magnus, de extracción judía.
Cerinto fue el primer gnóstico en reinterpretar el evangelio cristiano. Dijo que Jesús y el Cristo eran dos personas diferentes. Saturnio, discípulo de Menandro, decía que el mundo fue hecho por siete ángeles. Dios no podía involucrarse en la creación de la substancia material, pecaminosa. Cristo entonces vino simplemente a librarnos del mundo y a instaurar leyes de abstinencia que los hombres debían cumplir hasta que sean liberados de la esclavitud de la materia.
La Escuela Carpocrática fue fundada en Alejandría alrededor del año 130 por Carpócrates.
El
neoplatonismo dominaba su doctrina, y enseñaba que las almas humanas eran preexistentes y que la salvación se lograba al recordar esa preexistencia.
Valencio
vivió en Alejandría en esa época, y fue expulsado de la Iglesia en el año 155 por sus doctrinas gnósticas.
Él
decía que el principio eterno de todos los seres era el Abismo.
En
él se encontraba el Silencio, el cual se dividía en dos seres: Mente y Verdad.
Así,
la trinidad estaba formada por Silencio, Mente y Verdad.
La
Mente, unida a la Verdad, dieron nacimiento a la Palabra (Logos) y a la Vida. De allí salieron los seres humanos y la Iglesia.
Esas
emanaciones divinas continuaron por treinta eones, y alcanzaron finalmente a Jesús, quien debía liberar a los humanos de sus opresiones.
Marción
fue otro hereje que enseñó algunas ideas cercanas al Gnosticismo, junto con otras diferentes. Estas últimas tenían que ver con su concepción de cómo los dioses debían considerarse. El Cristianismo, para él, era una religión de perdón.
El dios que se encarga de perdonar no puede ser el mismo dios que creó el mundo material, puesto que la maldad existe. Así que debe haber otro dios desconocido que existe y ha enviado un mensaje de perdón. Este dios es amor, no estaba relacionado con este mundo. Opuesto a este dios está el dios que creó al mundo y a la maldad que existe en él. Esta es una forma primitiva de dualismo.
Hay
un conocimiento secreto de este Dios supremo por el cual uno puede escaparse de las ataduras del materialismo.
Toda
esta información proviene de la lectura correcta de las epístolas de Pablo y del evangelio de Lucas. Las otras Escrituras no debían usarse.
Como
otros gnósticos, Marción enseñaba que Cristo no era realmente humano. Negaba la encarnación, aunque aceptaba el resto del evangelio de Lucas.
Montano
fue un sacerdote pagano convertido al Cristianismo y bautizado en el año 155. Se declaró entonces poseído por el Espíritu Santo. Dos mujeres, Priscila y Maximila, se unieron a él y profetizaban. Ellos decían recibir nuevas revelaciones directamente del Espíritu Santo, quien estaba iniciando una nueva dispensación.
Su
culto se caracterizaba por la presencia de glosolalia, y el ejercicio de los dones espirituales, entre los cuales la profecía (que era entregada en un estado de éxtasis) ocupaba un lugar principal.
Se
consideraban a sí mismos "la Iglesia espiritual", a diferencia del resto de los cristianos, a quienes veían como "la Iglesia carnal."
Esta
crisis se centró en un punto: la validez de la revelación
Montano
afirmaba que el Espíritu Santo (encarnado en él) seguía revelando nuevas verdades
Esta
cuestión ya se había presentado en la época del apóstol Pablo
Muchos
de los que habían recibido el don profético pretendían ser los portadores de nuevas revelaciones
La Didaché se refiere a ellos como “carismáticos deambulantes”.
La
actitud de Pablo fue tajante:
› Aceptación positiva de los carismas: “No
apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno.” (1 Tes. 5:19-21) › Conformidad con las enseñanzas
apostólicas: “Guarda lo que se te ha encomendado” (1 Timoteo 6:20)
Algunos
en la iglesia tenían problemas para entender la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
El
Monarquianismo sugería que el Padre era el monarca supremo que reinaba sobre todo, incluso sobre el Hijo, y que no podía hacerse distinción entre ellos.
Pablo
de Samosata enseñó que el poder impersonal del Logos no era lo mismo que la esencia de la deidad.
Según
él, Dios tiene un Logos. Este Logos fue el que actuó sobre los profetas, y finalmente inspiró al hijo de María.
El
Verbo da al hombre el Logos de Dios, una iluminación especial que ningún hombre tiene, confiriéndole una divinidad Κατα χαριν, por gracia.
Otras
formas de monarquianismo no negaban la total divinidad de Cristo, sino que lo identificaban con el Padre.
De
esta manera, el Padre sufrió la cruz también.
Esto
fue conocido además como patripasionismo.
La
respuesta a estas herejías fue la regula fide, la regla de la fe, las Escrituras recibidas de Cristo y los apóstoles.
La
sucesión apostólica se impuso a las sectas heréticas, tanto por linaje como por las doctrinas que procedían de ese linaje.
Creo en Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor. Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo Y nació de la Virgen María. Padeció bajo el poder de Poncio Pilato. Fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos. Al tercer día resucitó de entre los muertos. Subió a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios Padre. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos, y la vida eterna. Amén.
Creo en un solo Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, y de todas las cosas visibles e invisibles;
Y
en un solo Señor Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios, Engendrado del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios de Dios verdadero,
Engendrado, no hecho, consubstancial con el Padre; Por el cual todas las cosas fueron hechas, El cual por amor a nosotros y por nuestra salud descendió del cielo, Y tomando nuestra carne de la virgen María, por el Espíritu Santo, fue hecho hombre,
Y fue crucificado por nosotros bajo el poder de Poncio Pilatos, Padeció, y fue sepultado; Y al tercer día resucitó según las Escrituras, Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre. Y vendrá otra vez con gloria a juzgar a los vivos y a los muertos; Y su reino no tendrá fin.
Y creo en el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida, procedente del Padre y del Hijo, El cual con el Padre y el Hijo juntamente es adorado y glorificado; Que habló por los profetas. Y creo en una santa Iglesia Católica y Apostólica. Confieso un Bautismo para remisión de pecados, Y espero la resurrección de los muertos. Y la vida del Siglo venidero. Amén.
Controversias sobre la naturaleza de Cristo Dos
escuelas de opinión se formaron sobre la naturaleza de Cristo › La escuela de Alejandría ponía
énfasis en la divinidad de Cristo › La escuela de Antioquía en su
humanidad
Controversias sobre la naturaleza de Cristo Los
debates que rodearon a la controversia arriana se centraban en que si Jesús era Dios, o un ser creado. › Arrio enseñaba que Cristo había sido
creado. › El Concilio de Nicea (325) fue
convocado por Constantino, y afirmó que Jesús era homousios (de la misma substancia) con el Padre .
Controversias sobre la Trinidad Ligada
a la doctrina de la naturaleza de Cristo está la doctrina de la Trinidad
Atanasio
y Basilio de Cesarea escribieron vigorosamente sobre este asunto, defendiendo la ortodoxia.
Controversias sobre la Trinidad Los
Padres Capadocios (Gregorio Nacianceno, Basilio y Gregorio de Nisa) también escribieron defendiendo esta postura, que las tres Personas de la Trinidad son igualmente divinas.
Controversias sobre la Iglesia La
doctrina de la Iglesia (Eclesiología) también surgió como punto doctrinal importante, especialmente en lo que atañe a su santidad.
Los
Donatistas arguían que la Iglesia era un cuerpo de santos, y que los pecadores no tenían lugar allí.
Controversias sobre la Iglesia Esto
era particularmente importante cuando cesó la persecución, y los donatistas no querían permitir que reingresen a la Iglesia aquellos que habían negado la fe por causa de persecución.
Controversias sobre la Iglesia Agustín,
sin embargo, proponía que la Iglesia debía ser una mezcla de individuos, santos y pecadores. La validez de la santidad de la Iglesia no dependía de la santidad de sus miembros, sino de la persona de Cristo.
Controversias sobre la Gracia La
doctrina de la gracia también estuvo en entredicho.
Agustín
escribió al respecto condenando la herejía de Pelagio, un monje británico que creía que el pecado de Adán no afectaba a ninguno de sus descendientes.
Controversias sobre la Gracia Pelagio
enseñaba que los recursos para la salvación estaban contenidos en la humanidad, y Agustín afirmaba que pertenecían solamente a Jesucristo.
Controversias sobre la Gracia El
Concilio de Cartago (418) resolvió sustentar la doctrina de la gracia, y condenó decididamente las doctrinas de Pelagio.
La divinidad de Cristo El
debate sobre la divinidad de Cristo fue conducido principalmente en la Iglesia de Oriente.
Agustín,
por ejemplo, nunca escribió nada extenso sobre Cristología.
La divinidad de Cristo Los
primeros puntos de vista heréticos sobre la divinidad de Cristo fueron el Ebionismo herético (a diferencia del Ebionismo gnóstico), que afirmaba que Jesús era un ser humano ordinario, y el Docetismo (de dokein: parecer o pensar) que enseñaba que Jesús sólo parecía un ser humano, pero no lo era.
La divinidad de Cristo El
apóstol Juan se preocupó de demostrar la realidad física y humana de Jesucristo. Frente al Docetismo, Juan dirá que Cristo es el Hijo de Dios αληθως, verdaderamente. El Subordinacionismo era postulado por Orígenes, que consideraba que el Λογος era subordinado al Padre.
La divinidad de Cristo La
más dañina de las herejías, por lo estructurada que era, fue el Arrianismo. Arrio enseñó que el Padre existió antes que el Hijo. Esto colocaba al Padre y al Hijo en niveles diferentes, haciendo del Hijo un ser creado. El Hijo está por encima de otros seres creados, pero era Él mismo creado.
La divinidad de Cristo Arrio
afirmaba que las criaturas no podían llegar a conocer a Dios, así que para él era imposible que Cristo conociera a Dios en algún sentido real. Decía que las Escrituras que "parecían" apuntar a la divinidad de Cristo lo eran sólo en sentido honorífico, tendientes a elevar a Cristo por encima de los otros hombres.
La divinidad de Cristo Enfrentándose
a Arrio, Atanasio escribió con vigor de parte de la ortodoxia. Atanasio decía que si Cristo era creado, entonces es una criatura como cualquier otra, no importa cómo Arrio trataba de hacerlo lucir más digno.
La divinidad de Cristo Ninguna
criatura podía salvar a otra criatura, lo cual anulaba la salvación por completo. ¿Qué sentido tenía entonces que los cristianos orasen y adorasen a Jesucristo?
La divinidad de Cristo El
debate llegó a su fin con el Concilio de Constantinopla (381) que declaró que Cristo es de la misma substancia que el Padre.
La divinidad de Cristo Apolinar
de Laodicea, más tarde, afirmó que el Λογος fue el alma de Cristo. Eso significaba que el Λογος habitaba en la persona de Jesucristo, pero no era la persona de Jesucristo.
La divinidad de Cristo Él
insistía en que la humanidad pone el cuerpo, y el Verbo sería el alma racional del cuerpo de Cristo. Si fuesen dos realidades perfectas, decía, el hombre entero(τελειος) y la divinidad entera, habría dos hijos: el Verbo y el hijo de María.
La divinidad de Cristo Pero
entonces, decía Apolinar, "es imposible que dos realidades perfectas constituyan una sola unidad". Y nos dice que Cristo, tomando a Dios por πνευμα , con una ψυχή y un σωμα, es el "hombre celestial" de Pablo (1 Corintios 15:48-49)
La divinidad de Cristo El
Λογος, de esta forma, estaba contaminado con la debilidad de la naturaleza humana. La naturaleza humana de Jesús era desprovista del Λογος, aunque este animaba la mente y el alma. Jesucristo, en consecuencia, no podía ser totalmente humano.
La divinidad de Cristo Gregorio
Nacianceno luchó contra esta herejía afirmando que Jesús era un ser humano perfecto y a la vez perfecto Dios. Si Jesús hubiera sido parcialmente humano, la salvación sería imposible.
La divinidad de Cristo En
la escuela cristológica antioqueña surgió un problema con un hombre llamado Nestorio. La escuela de Antioquía sostenía que los seres humanos eran pecadores en necesidad de redención. El único capaz de redimirlos era Dios encarnado en Jesucristo.
La divinidad de Cristo Jesucristo
es Dios, pero María dio a luz a Jesucristo. Por lo tanto María, la teotokos, es la madre de Dios. Para cuando llegó Nestorio, la doctrina del teotokos estaba ya establecida en el contexto teológico.
La divinidad de Cristo Como
elementos, Dios y la humanidad son cada uno una realidad completa, una φυσις, naturaleza. En virtud de esto, cada una de estas realidades físicas tiene un προσωπον, persona. Una persona de la humanidad, y una persona de la divinidad.
La divinidad de Cristo Cada
una de esas naturalezas, con su προσωπον determinado, puede hacer uso de la προσωπον de la otra. La naturaleza humana puede hacer uso de la persona divina, y la naturaleza divina hacer uso del προσωπον humano.
La divinidad de Cristo "La
esencia misma de la humanidad se sirve del προσωπον de la esencia de la divinidad, pero no de la esencia, y la esencia de la divinidad se sirve del προσωπον mismo de la humanidad", decía.
La divinidad de Cristo Jesucristo
sufrió en la cruz. Jesucristo es Dios. Dios sufrió, entonces, en la cruz. Esto ponía en tela de juicio, según él, la inmutabilidad de Dios.
La divinidad de Cristo Cirilo
de Alejandría afirmó la verdad de la "unión hipostática", y escribió extensamente contra Nestorio, quien fue condenado como hereje por la Iglesia en el Concilio de Calcedonia.
La divinidad de Cristo "Confesamos",
dijo Cirilo en una carta a Juan de Antioquía, "que nuestro Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, es Dios perfecto y hombre perfecto, compuesto de cuerpo y alma racional... “
La divinidad de Cristo “...
que es cosubstancial al Padre según la divinidad, y consubstancial a nosotros según la humanidad. Porque hubo unión de dos naturalezas y, por consiguiente, confesamos un solo Cristo, un solo Hijo y un solo Señor."
La divinidad de Cristo Severo
de Antioquía continuó con la teología de Eutiques, acerca de la unidad de naturalezas. Las dos naturalezas producen una única y misteriosa naturaleza en Cristo. Es lo que se llamó el monofisismo.
La divinidad de Cristo Cristo,
nos dirían Eutiques y Severo, no tiene una naturaleza, sino que es una naturaleza. "El Verbo no deviene en otra cosa, pero sí deviene siendo de otra manera", afirmaba Severo.
La divinidad de Cristo El
Concilio de Calcedonia reaccionó contra esta posición, señalando que "hay que reconocer un solo y mismo Cristo, Hijo unigénito del Señor, que existe en dos naturalezas, que están inconfusa, inmutable, indivisa e inseparablemente unidas…”
La divinidad de Cristo “…
sin que jamás desaparezca la diferencia de naturalezas por la unión, sino que, salvada la propiedad de cada una de las naturalezas, no componen sin embargo más que una sola persona y subsistencia concurrente…”
La divinidad de Cristo “…
no dividida la persona ésta en dos personas, sino indivisa constituyendo un solo Hijo unigénito de Dios, el Verbo que llamamos nuestro Señor Jesucristo."
La divinidad de Cristo El
Concilio de Calcedonia, como lo hizo el de Nicea frente a Arrio expresando la divinidad del Verbo, utilizó conceptos de la filosofía griega: los conceptos de naturaleza y persona.
La divinidad de Cristo Traducir
a un lenguaje más corriente lo que dice el concilio de Calcedonia significa decir simplemente que si pregunto quién es Jesucristo, se contesta: el Verbo. Si pregunto qué es Jesucristo, hay que decir que es Dios y es hombre.
La divinidad de Cristo Como
el ser persona consiste en tener voluntad, libertad y ser dueño de sus actos, significa que Cristo, al ser una sola persona, no tiene más que una voluntad y una libertad. Esto es el monoteletismo, sostenido por Honorio.
La divinidad de Cristo El
tercer concilio de Constantinopla (680) reaccionó firmemente contra este concepto de la persona. En Cristo, afirmó, hay dos voluntades, humana y divina, y dos libertades, humana y divina.
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