HISTORIA AMOROSA
Pasar 8 años a lado de una persona que se creía que era todo y con quien había muchos planes a futuro, y de repente quedar en nada; como dos desconocidos. Conocí a quien creía mi era el amor de mi vida como es llamado, en si cierta manera por esos años lo fue; la relación era muy cerrada donde queríamos pasar la mayor parte del tiempo juntos. Con el pasar del tiempo se reafirmaba todo, había un compromiso de por medio ante nuestras familias todo era cuestión de tiempo para casarnos.
Después de tiempo mi entorno social cambio y comencé a compartir con otras personas que me hacían ver las cosas diferentes, las cuales opinaban que mi relación no era muy buena y que no debería casarme. Escuchando las opiniones de los demás comencé a salir a hacer cosas que no eran habituales para mí y eso no le gusto a mi pareja por lo cual comenzamos a tener problemas llegando al punto de acabar con todo de mi parte. En ese momento mi pareja no lo aceptaba y de todas las maneras posibles me rogaba para que yo no terminara y que siguiésemos adelante, pero el sufrimiento que le causa y como me lloraba para que sigamos no me importaba en lo más mínimo, además de que me prometía hacer todo lo que yo quería, cambiar todo lo que en algún momento le dije que me molestaba y aun así yo era indolente ante su dolor; por lo cual llego a amenazar con acabar con su vida en repetidas veces, dicha situación duro un año.
Pasado ese año mirando el sufrimiento de esta persona decidí regresar aferrándome a lo que habíamos vivido y planeado. Decidimos intentarlo, en un principio me costaba mucho hasta darle un beso pero poco a poco todos mis sentimientos por esa persona volvían. Mas sin embargo todo había cambiado para mi pareja; porque ahora los papeles se habían cambiado, esta persona se había vuelto totalmente independiente, yo no estaba ya en sus planes. Poco a poco empezaron las mentiras, el pasar tiempo por separado, peleas sin sentido, etc... Todo esto tenía un motivo, había ya una tercera persona, me pidió tiempo diciendo que no sabía lo que pasaba. En ese momento mi mundo se derrumbó, sentía que se acababa mi vida; ahora era yo quien le rogaba para que no me deje, pero la tercera persona ya se le había metido en corazón y su decisión fue radical. Sufrí por mucho tiempo antes de aceptar que todo se había acabado, incluso ahora pienso en todo lo que paso y de alguna manera que todo lo que hice sufrir esa persona se me devolvió.