Hobsbawm y Thompson, sobre la lucha de clases. Dar cuenta de los aportes de la historiografía marxista británica sobre la lucha de clases durante la segunda mitad del siglo XX, se destaca en la contribución y profundización sobre el análisis que realizó la historiografía marxista clásica, reflexionando sobre ¿Qué aportes significativos realizo el marxismo británico de Hobsbawm y Thompson sobre la lucha de clases? ¿De qué manera contribuyeron a complejizar el análisis de la lucha de clases? De acuerdo a estas interrogantes se comenzara haciendo un relevamiento sobre el contexto de producción historiográfica del marxismo británico mencionando la importancia del Grupo de Historiadores del Partido Comunista, las diferentes concepciones históricas que se plantean en la historiografía marxista británica entre ellas el alejamiento del determinismo económico y el acercamiento a la teoría social y la concepción historiográfica de ambos autores. También se mencionaran las similitudes entre ambos autores sobre el análisis de la lucha de clases y de qué manera se rompió con la forma tradicional de análisis del marxismo llegando a una historia que se crea desde abajo. Por lo tanto los estudios realizados por la historiografía marxista británica dieron pie a complejizar el análisis de la luchas de clases.
La historiografía marxista británica. Esta historiografía se desarrolló en un momento (siglo XIX) en el que el marxismo tradicional enfocado en lo económico, empezaba a ser cuestionado. Las diferentes ciencias sociales empezaban a acercarse entre sí dando pie a la historia social en la primera mitad del siglo XX, entonces los historiadores británicos de línea marxista constituyeron el Grupo de Historiadores del Partido Comunista desde 1946-1956, momento en el cual se produjo la ruptura del Partido Comunista. Entre los historiadores marxistas británicos se destacaron Maurice Dobb, con sus aportes a la historia económica y la transición al capitalismo, Rodney Hilton, dirigido al campo de la historia medieval, Christopher Hill, remodelado la idea de la Revolución Inglesa del siglo XVII, Eric Hobsbawm, quien se destacó en los estudios sobre la clase obrera y E. Thompson, contribuyendo a la historia social del siglo
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XVIII y principios del XIX1. Más allá de estar relacionados con el Partido Comunista, el grupo de historiadores perteneciente a éste no cayó en un exceso del “dogmatismo contemporáneo”2 del marxismo y además, no existía una historiografía marxista con tanta relevancia sobre la historia británica, lo que se destacó en sus inicios fue una crítica a la historia no marxista y sus implicaciones desde el punto de vista político lo que llevó a agrandar el horizonte de interpretaciones, los historiadores comunistas en estos tiempos trataron de dialogar entre marxistas y no marxistas. Un factor destacable fue las condiciones que imponía el Partido Comunista a sus historiadores provocando tensiones que llevaron a un abandono de una gran cantidad de historiadores que pertenecían a este grupo a mediados de la década del 1950, desarrollando sus trabajos fuera del partido. La mayor parte de los que abandonaron el Partido Comunista continuaron trabajando como historiadores marxistas, sin perder vínculos con sus demás colegas, de algún modo a pesar de las circunstancias no se interrumpió el desarrollo de la historia marxista. Los planteos teóricos que nacen de la historiografía marxista británica fueron diferentes,la cual se desarrolló en un momento en el que se producía un revisionismo del marxismo clásico, en este sentido el primer acercamiento fue entre la teoría social y la historia llegando al desarrollo de una historia social, dando lugar a la publicación de numerosas obras, revistas, libros, etc., entre la más destacada el “Journal of Social History”, y las importantes obra de
Peter Burke “Sociology and History” (1980) y Philip Abrams
“Historical Sociology” (1983)3. Destacándose una historiografía marxista alejada del protagonismo económico, con la intención de superar el determinismo modelo de la superestructura. Estos historiadores marxistas renovados han tratado una problemática histórica en común sobre los orígenes y expansión del capitalismo, en el sentido del cambio social amplio. Se produjo también el desarrollo de una aproximación común al estudio teórico de la lucha de 1 Harvey Kaye. (1989), “Los historiadores marxistas británicos. Un análisis introductorio”. Edición y presentación a cargo de Julián Casanova. Universidad de Zaragoza. Pp. 8 2 Hobsbawm, Eric (1996) “El Grupo de Historiadores del Partido Comunista”. Fundación Instituto de Historia Social. Valencia-España. pp 69 3 Harvey Kaye. (1984), “Los historiadores marxistas británicos. Un análisis introductorio”. Edición y presentación a cargo de Julián Casanova. Pág. 3
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clases, que ya se expresaba en el manifiesto comunista, en donde se consideraba que la historia de toda la sociedad ha sido la historia de la lucha de clases, la historiografía británica entonces se opuso a la historia escrita desde la perspectiva de las clases dirigentes o de élite destacando las acciones y luchas de las clases bajas argumentando que la historia “fue hecho por ellas pero no escrito por ellas”4. De tal manera que el grupo de historiadores marxistas del Partido Comunista desarrollaron una historia social como campo nueva área de estudios, dando protagonismo al pueblo llano, relevando el carácter popular de la historia, contribuyendo al desarrollo de la historia obrera.
LOS “REBELDES PRIMITIVOS” Y “LA FORMACIÓN DE CLASE OBRERA” Las obras de Eric “REBELDES PRIMITIVOS. Estudio sobre las formas arcaicas de los movimientos sociales en los siglos XIX y XX” (1968) y de Edward P. Thompson “La formación de la clase obrera en Inglaterra” (1963) Mencionemos la obra de Hobsbawm “Rebeldes primitivos” en la cual se desarrolla un estudio sobre los conflictos sociales en Europa occidental y meridional especialmente Italia, analizando las adaptaciones de las agitaciones populares a la economía capitalista moderna. Tomando uno de los apartados de la obra de Hobsbawm, uno de los sujetos que analiza es el “bandolero”, a través del cual el autor desarrolla el concepto de “bandolerismo social”; un fenómeno que expresa una protesta del campesino contra la opresión y la pobreza, en donde se ve involucrada la venganza contra el rico y los opresores. Caracterizar al bandolerismo social implica tener en cuenta que este fenómeno es una forma primitiva de protesta social organizada. En varias sociedades, el bandido es protegido y defendido, lo idealizan, e incluso lo convierten en un mito; a su vez, este trata de vivir conforme a su papel, aun cuando él mismo no sea un rebelde social consciente. En la mayoría de los casos el bandolero social era considerado como “honrado” o simplemente como no culpable de delito, por los vecinos de la región, pero en caso contrario perdería la protección local. Su carácter como individuo se adapta mejor que al establecerse en un grupo activo, ya que la organización grupal muestra generalmente deficiencias. 4 Ibídem…Pág. 7
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Los bandoleros meridionales de los años ´60 del siglo XIX, como los que actuaron entre 1799 y 1815, se consideraban defensores del pueblo contra los terratenientes y los extranjeros . Sus víctimas por lo general pertenecen a grupos socialmente no queridos, como abogados, prelados y monjes desocupados, prestamistas, mercachifles, extranjeros y otros quienes perturbaban la vida tradicional del campesino. En estas sociedades preindustriales y prepolíticas pocas veces se encuentra entre sus víctimas al soberano, quien está lejos y encarna la justicia; incluso, la tradición muestra el fracaso de este último, viéndose obligado a sellar la paz con el individuo rebelde. El arquetipo principal del bandolero, es visible en su carácter rural y no urbano. Las sociedades campesinas en las que se desarrolla tienen ricos y pobres, poderosos y débiles, dominadores y dominados, permanecen profunda, tradicionales, y por su estructura son precapitalistas . El bandolero es un fenómeno prepolítico, su fuerza está en proporción inversa de aquellos con que cuentan los movimientos revolucionarios agrarios organizados, y el socialismo o el comunismo.
En el caso de “”La formación de la clase obrera” tiene como objeto de estudio precisamente la clase obrera inglesa que se desarrolla a partir de la Revolución Industrial. La problemática abordada en la primera es cómo se desarrolló las luchas sociales de la población campesina y cómo se adaptan los movimientos sociales “primitivos” (preindustriales, prepolíticas) a las condiciones modernas. En el caso de la segunda obra, el problema radica en el cómo se constituye la clase obrera inglesa y la naturaleza continua de la luchas políticas de la población trabajadora tras la Revolución Industrial. En el caso de la obra de Thompson, se centra el análisis sobre los obreros ingleses, ampliando el abanico de su composición a quienes desarrollan otros oficios (como artesanos por ejemplo), evitando reducir el término solamente a los trabajadores industriales; esto en un contexto en el cual se observa las influencias de una sociedad capitalista moderna.
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En el caso del obrero inglés, el período comprendido entre 1790 y 1830, con ciertos matices, puede ser entendido como el tiempo en que se desarrolló la clase obrera. Esto se observa en el desarrollo de una conciencia de clase, de una identidad de intereses a la vez entre todos los grupos diversos de la población trabajadora y contra los intereses de otras clases; además se produjo el impulso de formas correspondientes de organización política y laboral. Hacia 1832, había instituciones obreras (sindicatos, sociedades de socorros mutuos, movimientos educativos y religiosos, organizaciones políticas, publicaciones periódicas) sólidamente arraigadas, tradiciones intelectuales obreras, pautas obreras de comportamiento colectivo y una concepción obrera de la sensibilidad. La formación de la clase obrera fue un hecho de historia política y cultural tanto como económica5. Esto implica que no nació por una generación espontánea del sistema fabril; las relaciones de producción cambiantes y las condiciones de trabajo de la Revolución Industrial fueron impuestas sobre
el inglés “libre de nacimiento”. La tradición
historiográfica sugería que el obrero industrial de 1840 era, en muchos aspectos, mejor que la del trabajador a domicilio de 1790. Sin embargo, en lo que respecta al período 17901830, hay uy pocas mejoras. La situación de la mayoría de los obreros continuaba siendo mala. Más allá del aumento de los salarios reales entre los obreros organizados, durante el estallido de la conocida actividad de las trade unions, entre 1832 y 1834, estas fueron destruidas hacia 1837 por el gobierno, los magistrados y los patronos, mientras que el período hasta 1842 marca una depresión económica. La naturaleza de la Revolución Industrial y las razones por las cuales se conformó la clase obrera inglesa, están estrechamente vinculadas con el sometimiento del pueblo, y por la intensificación de dos tipos de relaciones intolerables: la explotación económica y la 5 Thompson, E. (1980) “La formación de la clase obrera inglesa”. Colección Entrelineas. Madrid. Pág. 221
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opresión política. La relación de explotación ha adoptado formas distintas en contextos históricos diferentes, que estuvieron en relación con las formas correspondientes de propiedad y poder del Estado. La relación de explotación clásica de la Revolución Industrial es despersonalizada, en el sentido de que no se admiten obligaciones durables de reciprocidad6. Si se analizan ambas obras, se observa objetivos distintos en cada uno de los sujetos sociales estudiados. En el caso de los “rebeldes primitivos”, su protesta es recatada y nada revolucionaria. No protesta contra el hecho de que los campesinos sean pobres y estén oprimidos, sino contra el hecho de que la pobreza y la opresión resultan a veces excesivas. De los bandoleros no se espera que configuren un mundo de igualdad, sino solamente para enderezar yerros y demostrar que algunas veces la opresión puede revertirse; por eso muchas veces sus resultados no tienen plena eficacia. En el caso de los obreros ingleses, muestra el origen de una conciencia colectiva, y de un movimiento sindical, la necesidad de una actuación colectiva para transformar las condiciones de vida de los hombres y mujeres. Ambas obras plantean conceptos teóricos bien definidos. En el caso de “Rebeldes primitivos”, aparecen las conceptualizaciones de protesta social primitiva y bandolero social. El carácter prepolítico de los campesino difieren de los obreros ingleses difieren en el hecho de que no han nacido en el mundo del capitalismo. Con las debidas reservas, este proceso histórico puede analizarse como sociedades que se conducen a un predominio de conflictos de clase. El resultado de esta evolución puede ser la del “bandido social” que se manifiesta por algún roce con el Estado o con la clase dominante, el cual no pasa a ser más que una versión primitiva del campesino rebelde. En el caso de la obra de Thompson, este autor no ve a la “clase” como una estructura o una categoría, sino como algo que efectivamente tiene lugar en las relaciones entre los seres humanos, que unifica una serie de sucesos dispares y aparentemente desconectados, tanto por lo que se refiere a la materia prima de la experiencia, como a la conciencia. En el desarrollo de estas obras, se observa una fuerte crítica a la tradición historiográfica marxista estructuralista económica. En este sentido Hobsbawm (1968: 10), rechaza las divisiones que se realizó en la historia de los movimientos sociales, las cuales implicaban, 6 Thompson, E. (1980) “La formación de la clase obrera inglesa”. Colección Entrelineas. Madrid.
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por una parte, los movimientos de la Antigüedad y la Edad Media; por otra parte, los movimientos sociales modernos, ocurridos en Europa occidental desde finales del siglo XVIII, y los surgidos en épocas posteriores en sectores cada vez mayores del mundo. Ante esto, el historiador realiza una “historia desde abajo ampliando el período del análisis de las luchas sociales”. En el caso de Thompson, este desarrolla un enfrentamiento teórico con la ortodoxia marxista, en especial con el estructuralismo de Louis Althusser. A su vez, se posiciona contra la moda revisionista-negacionista imperantes en la vida académica de la época que involucraba a la historia económica y a la sociología funcionalista; y contra la vulgarización deshistorizadora y despolitizadora del marxismo estalinista. El desarrollo metodológico de la obra implica la utilización de documentos por parte de los autores, incluso de fuentes orales por parte de Thompson. En el caso de la escritura, Hobsbawm presenta una historia analítica y descriptiva, mientras que el otro autor realiza un análisis con matices narrativos. Más allá de las diferencias presentadas hasta acá, ambas obras presentan en común la característica de que resultan ser estudios acerca del análisis de la luchas de clases y los conflictos sociales, en tiempos y espacios diferentes, lo que muestra cómo se amplía la mirada del marxismo británico a diferentes tipos de sociedades. En este caso, las obras se desarrollan en un momento en el que se busca romper con la tradicional historia marxista; proponiendo desarrollar una historia desde abajo. Basta con tener en cuenta el contexto de producción historiográfica analizado en primera instancia para reconocer el carácter distintivo de las obras de Hobsbawm y Thompson.
En conclusión, se puede observar hasta aquí que estudio realizado por la historiografía marxista británica permitió extender el análisis que comprende la “lucha de clases”, hacia sociedades consideradas no industriales y/o pre capitalistas. La historiografía marxista británica se desarrolló durante la segunda mitad del siglo XIX, en un momento en el que el marxismo tradicional (con una finalidad meramente económica) empezaba a ser cuestionado; y la historia y la sociología comenzaban a acercarse entre sí, al punto de dar lugar a lo que se denominó desde entonces “historia social” o “sociología histórica”. Dentro
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de este grupo de historiadores, se destacan Maurice Dobb, Rodney Hilton, Christopher, Hill Eric Hobsbawm, y E. P. Thompson. Las condiciones que imponía el Partido Comunista a sus historiadores provocaron una tensión que llevó a que en el año 1956 se produjera un abandono de una gran cantidad de historiadores que pertenecían a este grupo, desarrollando sus trabajos fuera de la institución partidista. Más allá de ello, la mayor parte de aquellos que abandonaron el Partido Comunista durante este período, continuaron trabajando como historiadores como marxistas, y no se perdieron las relaciones de amistad anteriores al año´56. Los marxistas británicos desarrollaron una historiografía marxista alejada del determinismo económico con el que se ha vinculado frecuentemente; por lo que se intentó de reconducir el análisis marxista. Se produjo también el desarrollo de una aproximación común al estudio teórico, a través del análisis de la lucha de clases; concepción teórica que ya se expresaba en el manifiesto comunista, en donde se consideraba que la historia de toda la sociedad ha sido la historia de la lucha de clases. Asimismo la historiografía marxista británica se opuso a la historia escrita desde la perspectiva de las clases dirigentes o de élite, haciendo hincapié en las experiencias, acciones y luchas históricas de las clases bajas, recuperando el pasado que “fue hecho por ellas pero no escrito por ellas. Las obras de Eric Hobsbawm “REBELDES PRIMITIVOS. Estudio sobre las formas arcaicas de los movimientos sociales en los siglos XIX y XX” (1968) y de Edward P. Thompson “La formación de la clase obrera en Inglaterra” (1963) se desarrollaron dentro del contexto de producción historiográfica y configuración de la teoría marxista británica que se expuso anteriormente. La revisión de la historiografía clásica durante la década de los ´60 es el marco principal en el cual se llevan a cabo estos escritos. En “Rebeldes primitivos” se desarrolla un estudio centrando la atención en los conflictos sociales, tomando casos de Europa Occidental y Meridional, especialmente Italia; en un período que va desde la Revolución Francesa hasta el siglo XX, analizando adaptación de las agitaciones populares a la economía capitalista moderna. En el caso de “”La formación de la clase obrera” tiene como objeto de estudio precisamente la clase obrera inglesa que se desarrolla a partir de la Revolución Industrial.
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Los sujetos históricos analizados fueron el “bandolero”, a través del cual Hobsbawm desarrolla el concepto de “bandolerismo social”; un fenómeno que expresa una protesta del campesino contra la opresión y la pobreza, en donde se ve involucrada la venganza contra el rico y los opresores. En el caso de la obra de Thompson, se centra el análisis sobre los obreros ingleses, ampliando el abanico de su composición a quienes desarrollan otros oficios (como artesanos por ejemplo), evitando reducir el término solamente a los trabajadores industriales; esto en un contexto en el cual se observa las influencias de una sociedad capitalista moderna. En el caso de los “rebeldes primitivos”, su protesta es recatada y nada revolucionaria. No protesta contra el hecho de que los campesinos sean pobres y estén oprimidos, sino contra el hecho de que la pobreza y la opresión resultan a veces excesivas. De los bandoleros no se espera que configuren un mundo de igualdad, sino solamente para enderezar yerros y demostrar que algunas veces la opresión puede revertirse; por eso muchas veces sus resultados no tienen plena eficacia. En el caso de los obreros ingleses, muestra el origen de una conciencia colectiva, y de un movimiento sindical, la necesidad de una actuación colectiva para transformar las condiciones de vida de los hombres y mujeres. En ambas obras se observa una fuerte crítica a la tradición historiográfica marxista estructuralista económica. En este sentido Hobsbawm rechaza las divisiones que se realizó en la historia de los movimientos sociales, las cuales implicaban, por una parte, los movimientos de la Antigüedad y la Edad Media; por otra parte, los movimientos sociales modernos, ocurridos en Europa occidental desde finales del siglo XVIII, y los surgidos en épocas posteriores en sectores cada vez mayores del mundo. Ante esto, el historiador realiza una “historia desde abajo ampliando el período del análisis de las luchas sociales”. En el caso de Thompson, este desarrolla un enfrentamiento teórico con la ortodoxia marxista, en especial con el estructuralismo de Louis Althusser. A su vez, se posiciona contra la moda revisionista-negacionista imperantes en la vida académica de la época que involucraba a la historia económica y a la sociología funcionalista; y contra la vulgarización deshistorizadora y despolitizadora del marxismo estalinista. Ambas obras operan desde un historia desde abajo.
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BIBLIOGRAFÍA:
Fontana, Josep “Edward Thompson y la formación de la clase obrera”. Universitat
Pompeau Fabra. González, Román Miguel (2013); Eric J. Hobsbawm, la Historia desde abajo y el análisis de los agentes históricos. DOSSIER A propósito de Hobsbawm; Rubrica
Contemporánea. Hobsbawm, Eric (1996) “El Grupo de Historiadores del Partido Comunista”.
Fundación Instituto de Historia Social. Hobsbwamn, Eric (1983) “REBELDES PRIMITIVOS. Estudio sobre las formas arcaicas de los movimientos sociales en los siglos XIX y XX”. Ariel S. A.
Barcelona. http://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/hobsbawn.htm# 31/10/2014 14:34 Iggers George (1998); La ciencia histórica en el siglo XX. Tendencias actuales. Una visión panorámica y crítica del debate internacional; Barcelona; Idea Books. S.A. Kaye, Harvey S. (1984), “Los historiadores marxistas británicos”. Edición y
presentación a cargo de Julián Casanova. Thompson, E. (1980) “La formación de la clase obrera inglesa”. Colección
Entrelineas. Madrid.
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