Las haciendas henequeneras sobrevivientes conceden al paisaje que rodea la ciudad un aire nostálgico.
HACIENDA XCUMPICH CALLE 1 #101 –L INT. COL. XCUMPICH
Recientemente, algunas han sido transformadas en hoteles exclusivos, paradores turísticos, museos de sitio y restaurantes de cocina internacional y yucateca. No sea tímido: HISTORIA ¡cuénteles por qué no se lo pueden perder! ¡Un apunte más aquí! ¡Agregue más información aquí! ¡Aquí tiene espacio para otro
HACIENDAS FORJADORAS DEL ORO VERDE HACIENDAS HENEQUENERAS DE YUCATÁN En Yucatán sigue estando presente la prosperidad derivada de su notable etapa henequenera, la cual se remonta a finales del siglo pasado y principios del XX. El henequén, planta originaria de esta región y que ahora se cultiva en otros continentes, alcanza en promedio de dos a tres metros de altura y llega a tener en su mejor momento 80 hojas. Las pencas concentran la fibra y su rendimiento es muy vasto. Se usa principalmente para la elaboración de cordeles y su exportación dio pie a un auge económico inusitado. Las jugosas ganancias que la planta produjo se reflejaron inmediatamente en el desarrollo de la ciudad de Mérida. Un trasfondo cultural europeo filtró a la sociedad de aquel entonces, vinculada al viejo continente con el propósito de adquirir un aire cosmopolita, palpable en la educación el conocimiento de lenguas extrajeras y, por supuesto, en la arquitectura, diseño y mobiliario de sus residencias. Hacia mediados del siglo XIX el henequén se convirtió en el eje central de la economía yucateca debido a la demanda existente de la fibra en el mercado internacional. Al ser puerto de sisal el punto de partida de las embarcaciones, muy pronto al henequén le denominaron mundialmente sisal. Los setentas en el siglo XIX marcan un período determinante en la historia de Yucatán. A partir de entonces se agilizan las comunicaciones. Por una parte, los contenedores de fibra de henequén zarpan desde el puerto de Progreso, localizado al norte de la ciudad de Mérida. El cambio implica un considerable ahorro de insumos y tiempo. Sisal estaba mucho más lejos. Años más tarde se constituyeron los ferrocarriles yucatecos. Las vías llegaron a abarcar más de 900 kilómetros y comunicaban con las fincas a través de las líneas Deacuville que, por su parte, sobrepasaban los tres mil kilómetros lineales de extensión. Al término de la primera década de 1900 “sobrevivían” tan sólo doscientos hacendados comercializando su producto en dólares, y finalmente logran despuntar dos o tres grupos dirigidos por miembros de la élite yucateca asociados a la Internacional Harvester, socios financieros y productores que el general Salvador Alvarado, gobernador del estado de Yucatán de 1915 a 1917, bautizó como “ La Casta Divina”. El tamaño de las fincas es variable. Llegaron a ser como pequeñas ciudades pobladas por centenares de campesinos mayas. En las más grandes habitaron hasta 2500 personas. El hacendado controlaba la disciplina de los trabajadores personalmente; cualquier negligencia merecía severos castigos e incluso el encarcelamiento. Los patrones no vivían permanentemente en sus haciendas, de cualquier forma, la casa estaba siempre dispuesta para recibirles. Cuando celebraban a su santo patrono o, por ejemplo, el hanal pixán (día de muertos), trabajadores y amos convivían en las festividades. La administración recaía en manos de un mayordomo principal. El casco de la hacienda integraba la vida económica, social y religiosa de la comunidad. La casa principal, la casa de máquinas, las viviendas de los mayordomos y los talleres estaban rodeados de un vasto patio, eran de mampostería y estaban delimitados por un muro bajo y, comúnmente dos arcos principales. El estilo arquitectónico de las haciendas es muy variado, aunque por lo general comparten algunos rasgos característicos: austeridad, escasa ornamentación, simetría en puertas y ventanas, y remates centrales en la parte superior de las fachadas a semejanza de las espadañas de las iglesias coloniales. Uno de los elementos arquitectónicos dominantes es el arco. Son preponderantes los de estilo colonial de medio punto y el de tipo mixtilíneo, que se caracteriza por estar formado a partir de lados rectos y curvos. Por otra parte, son particularmente notables las áreas escalonadas casi siempre construidas de piedra al igual que los corredores, cubiertos con techo de teja francesa. De vital importancia en este ambiente de industrialización fueron los depósitos de agua de lluvia, los estanques, las norias y los pozos. A finales del siglo XX las haciendas que concentraron el proceso industrial del henequén se están transformando en sitios turísticos que satisfacen diferentes expectativas. Están abiertas al público, son mansiones privadas y algunas simplemente constituyen el eje de nuevas poblaciones rurales.
En un radio de 80 kilómetros alrededor de Mérida y aún dentro de la misma ciudad existen numerosas haciendas que conservan vestigios de la industria y del tipo de vida que en ellas se llevaba. Algunas ya existían desde la época colonial, cuando dirigidas por los españoles o sus descendientes estaban dedicadas a la producción agrícola y ganadera. Solamente adentrándonos en el campo podremos constatar que a escala mínima, el henequén continúa cultivándose y que su uso es en esencia el mismo. Fueron alrededor de 1000 haciendas la que produjeron “oro verde” en la época de mayor auge económico. Algunas continúan funcionando en los límites de la ciudad de Mérida y otras ostentan un señorío asombro, se han convertido en hoteles de lujo, restaurantes o bien, sitios de recreo familiar y nos están esperando. Fuente: Ayuntamiento de Mérida . (2000). HACIENDAS Forjadoras del oro verde. Mérida,
Yucatán, México: Litoprocess.
SITIOS PATRIMONIALES Haciendas y quintas HACIENDA XCUMPICH “CASA DE MAQUINAS” Localizada Al norte de la ciudad lo que hoy se conoce como Xcumpich, colinda al norte y al oeste con terrenos baldíos, al este con Xcumpich N.2 donde se localiza la casa principal del conjunto hacendario y al sur con casas habitación. Los datos cronológicos del propietario de la casa de máquinas de Xcumpich son similares a los de la casa principal pues en sus orígenes ambas construcciones formaban una sola propiedad. Tenian por tanto, según lo que se había podido investigar, que esta sección de la hacienda y la casa principal tuvieron los mismos propietarios hasta marzo de 1966, año en que como resultado de una aclaración y rectificación de medidas se divide la hacienda Xcumpich N.1 y Xcumpich N.2. Con motivo de la aclaración y rectificación de medidas, nacional financiera se quedó con el predio denominado Xcumpich N.1, donde se localiza la casa de máquinas. Este predio adquirido por la Nacional Financiera S.A. (Nafinsa) según información que logró tener, fue entregado en calidad de fideicomiso a un grupo de ejidatarios de Xcumpich. El predio y su maquinaria quedaron abandonados a principios de la década de los 80 y posteriormente, se presentó un saqueo en el lugar, quedando en pie solo la construcción, aunque bastante deteriorada. Por algunas circunstancias este predio que en el registro público de la propiedad figura nombre de la institución antes mencionada, fue incluida como parte del ejido de Xcumpich y al expropiarse una parte del mismo a favor de ese entonces de la secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE), mediante el decreto presidencial, publico en el diario oficial de la federación el 11 de julio de 1987, cambio de propietario sin que se haga constar en nota marginal esta situación. Tal expropiación fue echa a solicitud del gobierno del estado de Yucatán y de conformidad con la propuesta aprobada por el comité estatal de reservas territoriales para el desarrollo urbano e industrial. Fue asi como dentro de un polígono de 120-11-14.80 Has. Expropiado al ejido de Xcumpich quedó incluido el predio que formaba la planta desfibradora adquirida años atrás por Nafinsa. Luego de la expropiación, la SEDUE transfiere el polígono antes mencionado a favor del estado de Yucatán y este a su vez lo hace a favor de la comisión ordenadora del uso de suelo del estado de Yucatán (COUSEY), de conformidad con lo que desde antes ya sabía establecido en el decreto N. 334 de 20 de febrero de 1986. Siendo ya patrimonio de la COUSEY el polígono es fraccionado en tres predios urbanos marcados con los números 101, 298 y 300, todos de la calle 1 de reciente formación, siendo el primer predio el que contenía lo que quedaba del edificio que forma parte de este estudio. Luego de una serie de divisiones y subdivisiones afectadas en el predio 101 de la calle 1 finalmente se forma el predio 101-L de la propia calle 1, con superficie de 5272.16m2 que es en el que se encuentra la antigua casa de máquinas de la desaparecida hacienda henequenera Xcumpich. La casa de máquinas y la chimenea es parte del conjunto hacendario que aún se conserva, siendo un claro ejemplo de la división y fragmentación de que ha sido objeto de la hacienda, pues sus elementos que en algún tiempo formaron un conjunto, hoy se localizan en diferentes predios y presentas diferentes grados de conversación.
El estilo ecléctico con la tendencia al neoclásico, característico de la época del porfiriato se manifiesta por las molduras en la parte superior de su fachada y el enmarcamiento de vanos. El estado de deterioro que presentan en techos, en muros y pisos es evidente, así como también la perdida de la carpintería en puertas y ventanas. Fuente: Ayuntamiento de Mérida dirección de desarrollo urbano. (30 de abril de 1998). Sitios patrimoniales, haciendas y quintas. Mérida, Yucatán: Jorgerik.