Habitat Urbano

  • May 2020
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HABITAT, ARQUIDIVERSIDAD, SOSTENIBILIDAD Y DESARROLLO SOSTENIBLE El concepto de hábitat que se utiliza en la ecología humana y sobre todo en urbanismo es una extensión por analogía del concepto ecológico de hábitat. Se refiere al conjunto de factores materiales e institucionales que condicionan la existencia de una población humana localizada. En arquitectura el término se emplea también para referirse a las condiciones que la organización y el acondicionamiento del espacio interior de un edificio, residencial o de trabajo, ofrecen a sus habitantes. El hábitat humano se clasifica o define según el tamaño de la población que lo habita y se establecen intervalos de unos pocos miles hasta algunos millones. No está muy claro el rango que se establece, sobre todo el mínimo. Además según el tipo de país una ciudad media será muy diferente de dimensión si su asentamiento es de una explotación agropecuaria o industrial, si es una zona desértica o boscosa, etc. Pero en cualquier caso en una encuesta por ejemplo el primer dato es sobre el tipo de lugar según exclusivamente el número de habitantes. Mucho más importante que esto es ahora el nuevo desarrollo del hábitat humano en forma de zonas metropolitanas muy dependientes de una o varias ciudades, donde se proveen puestos de trabajo, gestión administrativa y otros para sus habitantes. También en el mismo contexto es muy interesante que centros como hospitales, universidades, zonas comerciales y otros de atención masiva, ya no estas ni tienen que estarlo en una ciudad grande e influyente y ni tan siguiera en un pueblo o comunidad, sino en centros de gravedad de la zona metropolitana en función de la atracción que se desea potenciar y de la disponibilidad de comunicaciones, principalmente para los coches. Sigue siendo valido el concepto de hábitat, pero redefinido para los nuevos asentamientos de diferente estructura social. Diálogo de referencia: Energía y desarrollo sostenible ¿Podemos llevar una vida cotidiana energéticamente más sostenible? Esta pregunta que invita a la reflexión en torno a nuestra actual forma de vida en las ciudades. Se plantea que «en primer lugar, y antes de empezar a discutir si las ciudades pueden ser más sostenibles energéticamente, resulta fundamental evaluar para qué queremos la energía... Si no tenemos claro para qué queremos la energía,

nunca sabremos efectivamente cuánta necesitamos ni si es suficiente la que ya tenemos». Uno de los problemas más preocupantes es la ausencia de estrategias de consumo energético por parte de los territorios, lo que conduce indudablemente a una situación de insaciable demanda energética. En este sentido, se plantea que «la demanda energética tiene relación directa con el modelo de urbanización; es lo que hace que las ciudades sean caras y onerosas energéticamente... La ciudad verde supone un tremendo error ecológico y dentro de 15 años no se podrán asumir los costes de ese error». La ciudad como lugar de espacio habitable debe tener una estructura compacta y no hiperdensa si desea avanzar hacia la sostenibilidad energética. La ciudad de Barcelona constituye un buen ejemplo de ello ya que su modelo ha conseguido ahorrar cantidades considerables de energía y, por tanto, de dinero. Barcelona perdió en 1999 el 45% de su producción energética por ineficiencias del sistema. En 1997 la situación empeoró aún más, ya que se perdía cerca del 60% de la energía producida y el rendimiento del sistema no superaba el 40%. Se sugiere que los causantes del problema, entre otros, son «los grandes desafíos, la ineficiencia, el derroche energético, la mala adecuación de la arquitectura urbana... Si realmente queremos que nuestras ciudades sean sostenibles energéticamente debemos abordar estos temas en conjunto». El actual nivel de consumo de los países ricos no permite asegurar el consumo futuro, ya que sólo el 34% de la población mundial consume el 72% de la energía producida. En este sentido, se plantea la siguiente pregunta: «¿qué se puede hacer al respecto? Tres cosas: 1. Limitar el consumo energético, 2. Mejorar la eficiencia y 3. Hacer uso de las energías renovables. Ahí reside la clave. La estrategia de ahorro y eficiencia energética de España (2004-2012) se centra en conseguir mejoras en la garantía de suministro, mejoras en la competitividad y convergencia real así como mejoras en la protección ambiental. Resulta necesario construir estrategias que potencien el desarrollo energético sostenible, pero se trata de un esfuerzo que debe implicar a todos los sectores y no sólo al privado, porque en este tema todos los sectores deben tomar conciencia y cooperar en la labor.

Se afirma que «si pudiéramos observar todos los elementos que afectan al medio ambiente, comprobaríamos que la arquitectura guarda una relación directa con cada uno de ellos. Por tanto, cualquier mejora o problema en nuestro tipo de urbanismo arquitectónico generará efectos en el entorno». La arquitectura tiene un papel importante en las pautas de consumo energético de las ciudades, aunque debe aclararse que no existe una solución ni una receta única que indique cuál es la construcción ideal, más sostenible y respetuosa con el medio ambiente, ni cómo la arquitectura puede hacer frente a los nuevos desafíos de la austeridad energética. Si queremos ofrecer soluciones eficientes en arquitectura, resulta necesario pensar en “ARQUIDIVERSIDAD”, lo que significa que hay que evaluar soluciones concretas y únicas a problemas concretos y únicos. Aquí no vale copiar soluciones porque cada territorio posee sus particularidades y por tanto todos son diferentes... Por tanto, si queremos construir viviendas bioclimáticas no se pueden copiar soluciones sino crearlas apropiadamente al contexto en el que van a instalarse». La arquitectura puede ofrecer alternativas eficientes en el diseño de infraestructuras que potencien el ahorro energético, puede ayudar también a disminuir los costes de mantenimiento energético mediante la aportación de soluciones bioclimáticas. Sin embargo, la aportación debe ser, de algún modo, interiorizada por las personas, los ciudadanos y las organizaciones que viven en esos espacios. Las personas compran automóviles y cada cuatro años los cambian por otros. En cambio, las viviendas se compran una sola vez y duran por lo menos 100 años, por lo que la rehabilitación pasa a ser importante. Al pensar en las ciudades sostenibles, debería pensarse en los llamados sistemas ecotécnicos, es decir, sistemas urbanos que superponen el medio ambiente en aspectos como la relación con el entorno, la generación de consumo energético y el impacto ecológico en el medio. El cambio climático representa el impacto ambiental más importante del uso energético. Asimismo, se plantea la contradicción existente en nuestro actual modelo de consumo y crecimiento poblacional porque generará el agotamiento de los recursos. Por ejemplo, en 30 o 40 años el petróleo escaseará y los costes de extracción y procesamiento serán más altos, lo que generará importantes crisis en todo el mundo. En la actualidad, existen varias alternativas al petróleo: el gas natural, el carbón, la fusión nuclear y, en último lugar, las energías renovables. No obstante, hay que darle tiempo al tiempo, ya que los cambios son lentos y no podemos esperar un cambio radical... Dentro de 25 años existirá un modelo

energético diferente al actual, por lo que no debemos preocuparnos en exceso y debemos centrarnos en la transición del actual modelo al futuro. Las claves de la transición son: el ahorro y la eficiencia energética, el fomento del uso de las energías limpias, la concienciación de ciudadanos y empresas y, finamente, la investigación y el desarrollo. Se plantea que las claves del desarrollo sostenible en las ciudades residen en dos elementos: • Las estructuras urbanísticas y los edificios. • El sector transporte. Por último, la Administración Pública debe impulsar y liderar esta transición y potenciar el ahorro energético, el uso de energías limpias, la concienciación de ciudadanos y empresas, y la investigación y el desarrollo, por tanto resulta imprescindible la implicación de la sociedad en la creación del nuevo modelo energético. Nuestras ciudades no se han concebido dentro de los parámetros de sostenibilidad energética, eficiencia y ahorro de energía. Existe un grave problema de arquitectura urbana e infraestructura en las ciudades, lo que genera pérdidas enormes de energía y aumenta los costes de mantenimiento. Hay que corregir el error de las ciudades hermosas, verdes y brillantes de neón, ya que resultan insostenibles ecológica y energéticamente. La cultura del derroche energético, con el actual modelo de consumo y el crecimiento de la población, generará el agotamiento de los recursos y la escasez del petróleo en 30 o 40 años. Entonces, los costes de extracción y de procesamiento aumentarán tanto que podrían generarse crisis importantes en todo el mundo. Se proponen las siguientes alternativas al petróleo: el gas natural, el carbón, la fusión nuclear y, en último lugar, las energías renovables. No obstante, hay que señalar que «hay que darle tiempo al tiempo, ya que los cambios son lentos y no podemos esperar un cambio radical ARQUIDIVERSIDAD Adaptación de los edificios a las condiciones climáticas del lugar donde se construyen.

SOSTENIBILIDAD Sostenibilidad y su sinónimo sustentabilidad se refieren al equilibrio de una especie con los recursos de su entorno. Por extensión se aplica a la explotación de un recurso por debajo del límite de renovabilidad del mismo. Un ejemplo típico es el uso de madera proveniente de un bosque: si se tala demasiado el bosque desaparece; si se usa la madera por debajo de un cierto límite siempre hay madera disponible. En el último caso la explotación del bosque es sostenible o sustentable. Otros ejemplos de recursos que pueden ser sostenibles o dejar de serlo dependiendo de a qué velocidad se exploten son el agua, el suelo fértil o la pesca. Cuando se excede el límite de la sostenibilidad, es más fácil seguir aumentando la insostenibilidad que volver a ella. • Sostenibilidad humana Cuando la palabra sostenibilidad hace referencia a la interacción entre seres humanos y su entorno, aparecen varias implicaciones: No puede haber crecimientos continuados, ni demográfico ni de consumo de recursos, pues cualquier pequeño crecimiento porcentual acaba dando enormes cantidades en tiempos relativamente cortos. El término "crecimiento sostenible" es un oxímoron. Por ejemplo, una sociedad que tiene que importar continuamente trabajadores para realizar sus actividades no es sostenible. Un desarrollo humano no puede ser sostenible si incluye crecimiento demográfico o de consumo de recursos. El tamaño de la población que puede ser sustentado y el nivel sostenible de estándar de vida de esa población son inversamente proporcionales. Ambos no pueden crecer a la vez. Sostenibilidad requiere que el tamaño de la población sea menor o igual que la capacidad de carga del ecosistema para el estándar de vida deseado. Comercio internacional significa exportación de capacidad de carga, pero es imposible que todos los países exporten capacidad de carga a la vez, por lo que no puede ser sustentable un mundo donde unos vivan mejor que otros. Si, por cualquier razón, los humanos fallan a la hora de detener el crecimiento de la población y el crecimiento en el consumo de los recursos, la Naturaleza parará siempre estos crecimientos. Normalmente la gente hambrienta no se preocupa de la sostenibilidad. Si se tiene que alcanzar la sostenibilidad, entonces el liderazgo y los recursos necesarios deben ser aportados por aquella gente que no esté en la miseria.

La inclusión de la palabra “sostenible” en nuestro vocabulario, en nuestros informes, proyectos y periódicos, en el nombre de nuestros institutos académicos y programas de investigación y de nuestras iniciativas ciudadanas, no es suficiente para asegurar que nuestra sociedad se vuelva sostenible. Cuando diferentes “expertos” recomiendan caminos diametralmente opuestos de actuación en cuanto a recursos, capacidad de carga, sustentabilidad y el futuro, ayudamos a la causa de la sostenibilidad eligiendo el camino conservador, que se define como el camino que dejaría a la sociedad en la situación menos precaria en caso de que el camino elegido resultara ser un camino incorrecto. DESARROLLO SOSTENIBLE El término desarrollo sostenible, perdurable o sustentable se aplica al desarrollo socio-económico y fue formalizado por primera vez en el documento conocido como Informe Brundtland (1987), fruto de los trabajos de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, creada en Asamblea de las Naciones Unidas en 1983. Dicha definición se asumiría en el Principio 3.º de la Declaración de Río (1992): Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades. El ámbito del desarrollo sostenible puede dividirse conceptualmente en tres partes: • Ambiental, • Económica • Social. Se considera el aspecto social por la relación entre el bienestar social con el medio ambiente y la bonanza económica. Deben satisfacerse las necesidades de la sociedad como alimentación, ropa, vivienda y trabajo, pues si la pobreza es habitual, el mundo estará encaminado a catástrofes de varios tipos, incluidas las ecológicas. Asimismo, el desarrollo y el bienestar social, están limitados por el nivel tecnológico, los recursos del medio ambiente y la capacidad del medio ambiente para absorber los efectos de la actividad humana. Ante esta situación, se plantea la posibilidad de mejorar la tecnología y la organización social de forma que el medio ambiente pueda recuperarse al mismo ritmo que es afectado por la actividad humana. Condiciones para el desarrollo sostenible Los límites de los recursos naturales sugieren tres reglas básicas en relación con los ritmos de desarrollo sostenibles. 1. Ningún recurso renovable deberá utilizarse a un ritmo superior al de su generación. 2. Ningún contaminante deberá producirse a un ritmo superior al que pueda ser reciclado, neutralizado o absorbido por el medio ambiente.

3. Ningún recurso no renovable deberá aprovecharse a mayor velocidad de la necesaria para sustituirlo por un recurso renovable utilizado de manera sostenible. Según algunos autores, estas tres reglas están forzosamente supeditadas a la inexistencia de un crecimiento demográfico.

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