COMUNIDAD TEOLÓGICA EVANGÉLICA DE CHILE
GERHARD EBELING La Hermenéutica como doctrina de la Palabra de Dios
NOMBRE: PATRICIO MOYA MUÑOZ ASIGNATURA: SEMINARIO DE HERMENÉUTICA NIVEL: LICENCIATURA PROFESOR: JAIME ALARCÓN
FECHA: 08 DE OCTUBRE DE 2009 ERNST FUCHS
I. Introducción En este trabajo abordaré brevemente la teología hermenéutica de Gerhard Ebeling, teólogo alemán del siglo XX. Tal como lo hice antes con Fuchs, comenzaré con una biografía de Ebeling para luego introducirme en sus principales propuestas hermenéuticas.
II. Biografía Gerhard Ebeling nació el 6 de julio de 1912 en Berlín y murió el 30 de septiembre de 2001 en Zurich. Fue un teólogo protestante (luterano), alemán. Fue alumno de Rudolf Bultmann en la Universidad de Zurich y fue, además, fuertemente influenciado por el pensamiento de Heidegger. En 1959 dicta una conferencia sobre el tema Palabra de Dios y hermenéutica, en la que compartía el pensamiento de Fuchs, y aparecía por primera vez el término Hermenéutica, firmada por él en la tercera edición de la Enciclopedia teológica Evangélica Religion in Geschichte und Gegenwart (Religión en la Historia y en la Actualidad). James Robinson en la introducción a su libro, que significativamente llamó La Nueva Hermenéutica (1954), escribió: «Después de 1959, el término Hermenéutica empezó a aparecer por todas partes». Esto fue a raíz del trabajo de Ebeling.
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III. Palabra y Fe A continuación presento el pensamiento de Ebeling expresado en algunos de sus escritos, es los que va construyendo y exponiendo sus propuestas hermenéuticas y su forma de entender esta: 1. En el año 1959 dicta su conferencia Palabra da Dios y Hermenéutica, tal vez el más revolucionario de sus discursos, en la que presentaba los primeros indicios de un programa de teología Hermenéutica. Para Ebeling la hermenéutica en teología no puede limitarse a métodos de exégesis, aunque etimológicamente signifique lo mismo que «exégesis», sino que debe expresar una tarea de toda la teología. La hermenéutica es la doctrina del comprender, pero esta se conforma como doctrina de la palabra, porque el comprender se articula en lenguaje y palabras. En palabra de Ebeling: «Sea cual sea el modo en que se quiera definir la hermenéutica, lo cierto es que ésta, en cuanto doctrina de la comprensión, tiene que ver con el acontecimiento de la palabra». Por esto es que para Ebeling la hermenéutica teológica se considera como «doctrina de la palabra de Dios» y se vuelve necesaria cuando la sola palabra ya no sirve para comprender, porque se ve alterada y distorsionada. Este modo de ver la palabra que tiene Ebeling, demuestra la influencia del pensamiento del segundo Heidegger que también fue introducida por la teología hermenéutica de Fuchs. Pero, mientras que Fuchs tiende más a utilizar una terminología heideggeriana y habla de lenguaje de la fe, de acontecimiento-del-lenguaje, y define la hermenéutica teológica como doctrina (o teoría) del lenguaje de la fe, Ebeling es más fiel a la tradición lingüística de la Reforma y habla generalmente de palabra de Dios, de acontecimiento-de-la-palabra, y define la hermenéutica teológica como doctrina de la palabra de Dios. Es importante destacar estos conceptos, ya que son claves en la teología hermenéutica de Ebeling. 2. En las clases que dictó en Zürich –ante estudiantes de todas las facultades en el invierno de 1958-1959, y que titulaba La Esencia de la fe cristiana (1959)- acusaba una especie de doble discurso: el discurso eclesial y el discurso secular van cada uno por su camino y se ignoran mutuamente. Por eso él defendía lo que llamaba «el nacimiento de un nuevo lenguaje».
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Ebeling denunciaba particularmente la falta de vigor de un cierto tipo de predicación. Decía que: «Contra la degeneración del discurso sobre la fe en una piadosa jerga que ya no es capaz de controlarse a sí misma, sería oportuno purificar el templo a golpes de látigo», entre otras cosas porque para él la palabra de Dios es «la palabra de la que tiene necesidad el hombre, el cual tiene verdaderamente más necesidad e la buena palabra que de comer y de beber». 3. Teología y anuncio (1962), es en realidad una fuerte discusión con su maestro, Rudolf Bultmann. Ebeling (lo mismo que Fuchs) acepta de Bultmann la desmitificación y la interpretación existencial, aunque piensa que hay que ajustarlas, o tal vez orientarlas, hacia un sentido lingüístico. De esto dice: «En mi opinión, este concepto (de interpretación existencial) puede tener su significado y su utilidad si pone de manifiesto que la existencia es existencia a través de la palabra y en la palabra. En este caso, “interpretación existencial” significaría: interpretación del texto en relación con el acontecimiento de la palabra»; es decir, la existencia se interpreta, se comprende y se ilumina por medio de la palabra, y esto se demuestra con mayor intensidad por medio de la palabra del evangelio. La discrepancia con Bultmann se produce a propósito de la relación entre el kerygma y el Jesús histórico, el problema que Käsemann había causado con su conferencia de Marburg en 1953. Para Bultmann el kerygma no es la palabra de Jesús, sino el anuncio pascual de la iglesia que confiesa que Jesús es el Cristo y que entre ambas palabras (palabra de Jesús y palabra de la iglesia) habría solo una continuidad histórica, relativa al que de la existencia histórica de Jesús. Ebeling piensa contrario a Bultmann. Para él, entre palabra de Jesús y palabra de la iglesia (o kerygma) hay unidad objetiva: el kerigma de la iglesia da a conocer la palabra y la acción del Jesús histórico. Para Ebeling, el problema planteado por la teología de Bultmann es el siguiente: « ¿hasta qué punto se ha profundizado suficientemente en la relación instituida por Bultmann entre palabra y fe?». La fe es obediencia a la palabra (kerygma), que ilumina la existencia. Para Ebeling la palabra de la iglesia, el kerygma, remite a su fundamento «Jesús, la palabra de Dios. En él, Dios ha venido, Jesús ha hecho comprensible a Dios». A partir de esta crítica irá desapareciendo progresivamente de la teología protestante el uso del término
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kerygma, que ya en la perspectiva bultmanniana había perdido gran parte de su relación con la palabra de Jesús, y entra en su lugar la expresión acontecimiento-de-la-palabra, que mantiene en estrecha relación la palabra de Jesús y la palabra de la predicación de la iglesia. Bultmann había centrado acertadamente la temática teológica entre palabra y fe –la formula de la Reforma-, aunque a la palabra se le sustraía después su fundamento histórico. Ebeling retomó el planteamiento de Bultmann, con correcciones históricas similares a las de Käsemann y otras correcciones hermenéuticas siguiendo a Fuchs, y publicó en tres volúmenes sus estudios histórico-sistemáticos bajo el título de Palabra y fe: primer volumen en 1960; segundo volumen en 1969; tercer volumen en 1975. En su introducción al primer volumen, escribió: «El tema fundamental, así lo espero, se ha mantenido: actualizar con responsabilidad, por una parte, la concentración operada por la Reforma en la palabra y, por otra, la fe como doctrina teológica de los principios». En el año 1965, en el segundo volumen de su Palabra y fe (1969), Ebeling plantea una pregunta que comenzará a identificar una nueva tendencia en la teología: ¿Teología hermenéutica? La teología habla de Dios, pero ¿lo hace siempre de modo responsable? Ebeling dice: «Hermenéutico es lo que solicita y ayuda a percibir la responsabilidad de la palabra». Para él la teología hermenéutica debe ser un hablar de Dios lo más riguroso y exigente posible. La tarea de la hermenéutica es exigir el máximo de responsabilidad y de rigor cuando se habla de Dios. La teología hermenéutica (o Nueva Hermenéutica) se diferencia de la vieja hermenéutica en que la primera no pretende ser una disciplina por encima de las otras, no tampoco es el slogan de una escuela, a diferencia de la vieja hermenéutica que era tan exclusiva que incluso era llamada “hermenéutica sacra”. La teología hermenéutica quiere estar al servicio de la teología, a fin de que el acontecimiento de la palabra originario y mantenga toda su potencia hermenéutica frente a la existencia.
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IV. La Teología Hermenéutica y el Método Histórico-Crítico En el año 1898, Ernst Troeltsch, filósofo, historiador y teólogo alemán de fines del siglo XIX y principios del XX, hacía la distinción entre Método Histórico y Método Dogmático. Ebeling retoma esta distinción para demostrar que ambos métodos exigen una teología hermenéutica, si se quiere superar el conflicto de métodos entre ambas tendencias. La teología histórica que desarrolló enormemente al introducir el método histórico-crítico, termina disolviendo la teología, sino a una hermenéutica. Este método histórico-crítico debe profundizarse en un sentido hermenéutico, sobre todo en lo referente a la fuente y a la formación del texto. Para el método histórico-crítico la fuente no es más que un testimonio del pasado, pero a la fuente se le debe preguntar qué es lo que puede obtenerse de ella para nosotros hoy. No solo debemos ir hacia atrás, a la fuente, sino también hacia delante, hacia quien estudia la fuente. Este se debe preguntar ¿Qué puedo obtener para mi propia vida? De esta forma se amplía el método histórico-crítico, llegando a una pregunta hermenéutica. En lo referente a la formación del texto, el método histórico-crítico no debe limitarse a reconstruir la prehistoria del texto, sino que debe preguntar acerca de lo que ha permitido que surja el texto. En palabra de Ebeling: «El texto como acontecimiento-de-la-palabra, acontecimiento que ha tenido ya, por así decirlo, su propio curso, debe ser integrado en referencia a ese su acontecimiento originario, a fin de que el texto pueda advenir de nuevo un acontecimiento-de-la-palabra». Esta radicalización del método histórico-crítico lleva a preguntas hermenéuticas. Para Ebeling, la teología es reflexión responsable sobre el anuncio: sobre lo que ha sido anunciado, sobre el anuncio realizado y sobre lo que ahora se debe anunciar. Él dice que: «la teología sin anuncio está vacía, y el anuncio sin teología es ciego».
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V. Conclusión El interés de Ebeling por una teología hermenéutica está profundamente arraigado en el ser humano y su necesidad de comprensión, similar al planteamiento de Fuchs. La necesidad actual o la pregunta actual debe ser aquello que marque la pauta, o el destino al que se debe llegar en la teología. Es a través del lenguaje que el ser humano llega a comprender, a tener entendimiento. Pero este entendimiento debe conducirnos por un camino de paz, un camino más excelente, tal como lo expresara Ebeling al escribir que «La rabies theologorum y la mezquindad mental de no pocos diletantes de la teología constituyen un inquietante estorbo para una teología del lenguaje teológico, que en definitiva debería conducir… a amar».
VII. Bibliografía 1. Gibellini, Rosino. 1998, La Teología del Siglo XX, traducción de Rufino Velasco, España, Sal Terrae, páginas 78-89. 2. Robinson, James M. y Cobb, John B. New Frontiers in Theology, vol. II, The New Hermeneutics, páginas 78-110.
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