Genevieve Fraisse Notas.docx

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Genevieve Fraisse Desnuda está la filosofía Editorial leviatán, Buenos aires 2008

I ¿Terminar con la “condición” femenina?

La condición (humana, obrera, femenina, etc.) sería un estado, un estado social en un momento dado, sería, pues, más que una categoría, más que un elemento lógico atemporal. P.10 […]esta palabra “condición” provoca siempre el cruce entre la duración y el acontecimiento, entre la permanencia y la transformación. Aunque se deje la orilla de la naturaleza y la esencia eterna, el encuentro entre el tiempo y la historia ilustra bien esta palabra “condición”. P.10

(la palabra) Pertenece al antiguo régimen, por consiguiente y de modo más amplio, a toda sociedad que atribuye lugares fijos a los individuos, sin gran libertad posible. P.17 Es decir, diferencia entre calidad (cualidades, posibilidad de desarrollo y acción, no natural) Vs Condición (lo natural infranqueable, mediable solamente) Condición = Estado = Policía

Las condiciones exteriores se transforman en una condición interior que se fija como representación de sí. La condición de trabajo (obrero), de función (domesticidad), de nacimiento (feminidad) codifican a una persona o grupo de personas, al punto de hacer de ellos un estado a la vez exterior e interior al individuo. En la palabra “condición”, la contingencia se sedimenta, interioriza y convierte en permanencia, duración. La condición no implica una esencia (una naturaleza) sino la continuidad de un estado. Este estado limita u oprime al individuo, lleva en sí lo negativo. P.18

La universalidad humana de condición tiene que ver, fundamentalmente, con la libertad, libertad cuyos límites ignoro. P-23 II Desnuda está la filosofía La búsqueda de la verdad siempre es una erótica y su desvanecimiento una metáfora occidental clásica. Acceder a una verdad desnuda pasa por el trabajo de poner al desnudo. Así, esta desnudez de la verdad, el develamiento que impone, la copia que sugiere, la feminidad de su nombre, todo se nos cuenta como una búsqueda masculina, un eros macho. Pero aún más fuerte es la prohibición de copiar [ transformar, interpretar, representar]. El artista ve y transforma su mirada en obra, creación, fórmula singular. Por ello, copiar tal vez sería aún peor que ver. p.30

Devenir sujeto y seguir siendo objeto sería la continuación de la historia de la distorsión entre ser un pintor y tener el lugar del modelo. El devenir sujeto no habría suprimido el estatus de objeto. Allí comenzaría el acceso a la desnudez de la filosofía, mezcla de los lugares de lo uno y lo otro, juego infinito del sujeto y el objeto. P. 33

III El devenir sujeto y la permanencia del objeto La palabra “autonomía” es la que más conviene para calificar la construcción del sujeto. Propiedad del cuerpo y dominio de la reproducción, por un lado, independencia económica y social, por otro, son las dos realizaciones fundamentales de la emancipación contemporánea, índices de verdad para medir el camino recorrido. Y hay un camino: el reconocimiento de la libertad sexual no termina de tomar formas nuevas; el largo combate por el empleo de las mujeres exige una determinación constante. p.41 Sólo a partir de la posición segura de autonomía y de posesión de sí es como un ser puede hacer de su voluntad un criterio existencial, el principio de toda decisión. Por ende, pertenecerse es ser libre, incluso para hacer elecciones problemáticas o, mejor dicho, controvertidas, como la prostitución o la pornografía. p.44 Parece que el devenir sujeto de la mujer no ha eliminado el tratamiento de objeto que le era inherente antes de la era democrática y, por esta razón, hay que interesarse en ello. p.47 La posición de objeto sigue siendo significativa para la situación de las mujeres en el mundo contemporáneo, y en muchos niveles: material, discursivo, simbólico. El objeto puede ser representado por la mercancía (objeto de comercio) o por el medio de

intercambio (instrumento de transacción política entre humanos). El interés heurístico de la figura sujeto/objeto tiene que ver, entonces, con ese doble nivel de lectura, objeto de intercambio y medio de intercambio […]. p.48 Sujeto y objeto no siempre son distintos, y la modernidad ha instaurado la mezcla de las posiciones. Es preciso insistir en el hecho de que la propiedad de sí – como cuerpo o como persona-, es decir la dinámica del devenir sujeto como subversión de la posición tradicional objetivante, puede mostrarse bajo el doble aspecto, de sujeto y objeto. P.48 La mujer productora de signos, de valor, de sujeto diría yo, se tropieza con el hecho de que sigue siendo un signo, signo que sirve de intercambio social, en sentido amplio. Es como si se hubiera invertido la perspectiva histórica: el sujeto se vería obligado, a partir de su posición de autonomía reivindicada, a transigir con su función de uso e intercambio para los demás. En el horizonte actual, este sujeto sería una mujer y “los demás” serían generalmente los hombres. p.53

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