GÉNESIS DEL NUMERO PI EN LA CULTURA ANCESTRAL INDÍGENA Heriberto Rivera
Lo que hasta ahora hemos conocido como el conocimiento occidental, no es mas que la negación de todo lo que ha existido desde los orígenes de la humanidad; es decir todo aquello que existió previo a la aparición del catolicismo en la faz de la tierra es totalmente negado; es como aceptar de manera obligada que las anteriores civilizaciones y sociedades, cuyos miembros no tenían la capacidad para generar conocimiento que los llevara a ser capaces de mejorar sus condiciones de vida respetando a su hábitat natural como lo es el planeta tierra. La colonización española, que significo la mayor barbarie cometida por grupo humano alguno sobre la faz de la tierra, significo la devastación de todo signo de cultura indígena existente hasta el momento colonizador; la colonización impuso a fuerza de espada y cruz, con sus discursos occidentales en su desarrollo definiciones y representaciones especiales y subjetivas basadas en la negación y el silenciamiento de los mitos, leyendas, tradiciones y conocimiento de los pueblos ancestrales; en ese sentido el matemático Uribitan D´ Ambrosio refiere que “el proceso de conquista y colonización a partir del siglo XV llevó a todo a todo el mundo a la civilización occidental, resultado del conocimiento originado en la cuenca del mediterráneo. En ese proceso, sistemas religiosos, sistemas económicos y políticos y el conocimiento científico se difundieron pudiéndose afirmar que impusieron por todo el planeta, la geopolítica que resulto del proceso que excluía a los pueblos conquistados, su historia y sus maneras de conocimiento”. En el entendido que toda sociedad tiene el deber y el derecho de pensarse en si misma, en generar su propia estructura de pensamiento, acorde con la sustentabilidad respetando el entorno de su naturaleza, van generando sus propios conocimientos, con un pensamiento en sus propios términos para y desde un proyecto de sociedad para sus pueblos; es así como los pueblos ancestrales, como resultado de un proceso propio de generarse sus propias formas de organización establecieron un pensamiento en sus propios términos a lo cual tenían y tienen pleno derecho natural, pero haciéndolo para y desde un proyecto político organizativo, cultural con la noción de pensamiento propio, que fueron generando hacia el conocimiento del entorno natural, y el respeto por el mismo, iconos y una vasta simbología y representaciones consustanciado con el conocimiento desarrollado en las comunidades.
En consecuencia tal y como lo decía Galeano citado por Correa es así como estos referidos “pueblos ancestrales comienzan su propia historia, al ir acopiando su gran acervo experiencial, en la que la transmisión cultural cumple un papel importante el mito y la leyenda como forma de expresión y fuente de conocimiento de los pueblos latinoamericanos que no se pueden cercenar, porque gracias a estos medios se han podido conservar”. Nuestros ancestros desplegaron una dilatada cultura que les permitió un desarrollo propio y contextualizado, situacional que le aseguraron a pesar de la barbarie colonizadora su trascendencia, reconocimiento y permanencia antropológica. Contra el conocimiento ancestral, se cometió lo que De Sousa (2010) ha dado en llamar un epistemicidio “a partir de estos procesos se han creado unas subjetividades discriminadas, como en el caso de los indígenas a quienes no se les ha reconocido sus saberes ancestrales” es decir cometiéndose despojos epistémicos intencionales. El epistemicidio viene siendo dentro del marco de las epistemologías del sur, la destrucción de los conocimientos propios de los pueblos causada por el colonialismo europeo que a su vez genero un imperialismo cultural y la consecuente perdida de experiencia cognitiva, observándose según Galeano citado por Correa, como “a lo largo de los siglos, América Latina no solo ha sufrido el despojo, de su oro, de la plata, del salitre, del caucho, del cobre y del petróleo, también a ha sufrido la usurpación de la memoria”. Hoy desde la perspectiva de la epistemologías del sur se constituyen en el reclamo de nuevos procesos de producción, de valorización de conocimientos válidos, científicos y no científicos, y de nuevas relaciones entre diferentes tipos de conocimiento, a partir de las prácticas de las clases y grupos sociales que han sufrido, de manera sistemática, destrucción, opresión y discriminación causadas por el capitalismo, el colonialismo y todas las naturalizaciones de la desigualdad en las que se han desdoblado.(De Sousa, B) En ese orden de ideas, basándonos en los aportes de estudiosos del tema, Uno de esos procesos tiene que ver con el desarrollo y simbología de la matemática, que según Vásquez (2012) “que difieren un poco del conocimiento de lo que un matemático tradicional reconoce como conocimiento matemático científico”; es decir para entender el desarrollo matemático de las culturas indígenas es necesario desprenderse de la formación griega y formal que se ha utilizado en la formación de las escuelas y la academia dominante, “para adentrarse a un conocimiento que es integral, que tiene una funcionalidad en la vida cotidiana del indígena, que no se estudia como un fin en si mismo, sino que muestra la utilidad diaria del conocimiento.” En ese desarrollo matemático de las culturas indígenas fueron establecidas formas y figuras, surgidas de la profunda interpretación, incomprensible para muchos, de eventos
naturales que fueron significando a la larga la construcción de sus propios espacios históricos sociales, es decir un conocimiento producto del pensamiento asociado a lo que le es propio, en este caso el entorno natural. Para reconocer los conocimientos de la cultura ancestral, y para lograr entenderlos, es imperativo dejar de lado lo que la academia para la dominación llama como el conocimiento experto pues su carácter eurocéntrico, patriarcal y racializado impide el aceptar la presencia de un conocimiento anterior al pensamiento unico de la cultura universal. Las consideraciones anteriores, permiten decir, que en el caso del número Pi, el cual es muy emblemático, por lo que ha significado para el desarrollo de las ciencias, sirve para plantear que las culturas de las sociedades andinas ya lo cultivaban en su pensamiento y pasaría a formar parte de su icono ordenador de destacada presencia en su cúmulo experiencial, pues este simbólico y trascendental numero esta contenido en la chakana, cuya forma “encierra en su geometría el concepto del numero Pi que los pueblos andinos llamarían “TUPU”, medida que definieron como la proporción sagrada y que es la base de los cuadriculas que se observan en tejidos, cerámicas y arquitectura” apareciendo la chakana “como elemento astronómico y matemático de la cosmología de los pueblos andinos”.(Ramirez,2011). La Chakana, es la constelación de la cruz del sur, formada por cuatro estrellas: Alba, Beta, Gama y Omega, siendo su nombre original ancestral el de Jacha´a Qhana (Luz grande) convirtiéndose en el gran icono ordenador de la sociedad andina, siendo el símbolo geométrico más difundido en la iconografía del mundo andino, la cual por su estructura curbicular, esta relacionada con las proporciones de la citada constelación, “ así mismo se indica que el mundo andino “resolvió” la cuadratura de la circunferencia como razón de cambio teórico de su sistema operativo de medidas proporcionales”. (Wayra, 2011). Ante esto, resulta de gran relevancia y a la vez el desafío al conocimiento tradicional occidental los planteamientos y estudios realizados por el arquitecto Carlos Milla Villena (1983) como aportes a la historia de la cultura andina al decodificar el geoglifo de la chacana y de la ley de la cuadratura de la circunferencia de la cruz grande en su libro Génesis de la Arquitectura Andina. El planteamiento en cuestión viene a reivindicar el conocimiento ancestral en buena hora para la cultura amerindia gracias a los investigadores andinos, que según relatos de Wayra (2001) vienen “erigiendo la sabiduría milenaria sobre sus propios fundamentos científicos y como una visión intercultural alternativa a las verdades académicas de occidente, libre de la nefasta influencia de los investigadores extranjeros, que vienen distorsionando
nuestra historia por ignorancia de nuestra visión cultural y arrogancia de pretender imponernos su verdad”. A decir de otros investigadores y críticos de la obra de Milla, “este no es un libro, es un QELLQA, es decir una visión objetiva de la realidad a la usanza andina, que trata de arqueoastronomia, arquitectura, paleomatemáticas, semiótica genética, memética,” en fin un conocimiento integrado de la genética cultural de los pueblos andinos. Otras opiniones generadas por investigadores como el matemático Guerrero Ureña, señala “que la sociedad andina, sería la primera cultura en la tierra en expresar el número Pi mediante un número irracional a diferencia de la cultura del viejo mundo lo han hecho solo mediante números racionales”. En el mismo sentido, en cuanto al saber científico se describe, el matemático Guerrero Ureña (2015) refiriéndose a las matemáticas precolombinas plantea de manera tajante que “rebatiendo la idea de que el saber científico nació en las sociedades occidentales muestra el conocimiento desarrollado por hombre americano precolombino que le permitió desarrollar una matemática inédita que hacen parte de los espacios matemáticos de representación”; añade este matemático en referencia a “la geometría precolombina y su geometría arborecente, la cual puede ser descrita mediante los números p-ádicos, representado en el árbol de la descendencia que en Qechua se llama Malqui. Estas al ser combinadas de manera complementaria, configuran el KIPU, genuino sistema de coordenadas de referencia capaz de representar con una alta resolución tanto la cantidad como la calidad de los procesos concretos, y útil para realizar mediciones fiables, como consecuencia lógica de todo esto tuvo lugar el nacimiento de una cosmología geometrizda” (pág. 189). Hoy, gracias y como resultado de una largo y dilatado, proceso de descolonización que se viene erigiendo en un esfuerzo por volver la mirada al sur, el mundo comienza a redescubrir los aportes de la cultura ancestral indígena, vigentes y vigorizados, como en la agricultura, la rotación de los cultivos, pues la Chakana sirve para monitorear el movimiento del eje de la tierra cuyo ángulo de inclinación precisaban saber los precolombinos año tras año para la determinación de los equinoccios, lo cual era la principalísima importancia para los agricultores pues la inclinación del eje determina el clima en todos los lugares de nuestro planeta. (Guerrero, 2015). La cultura ancestral indígena esta plena de conocimientos que resurgen de su deliberado olvido, de su implacable deterioro cultural y con su concreción queda establecido que los acontecimientos del mundo no son observables desde un unico esquema matemático de
representación pues no existe un solo, ni se puede reducir los otros, que son en un número infinito, a uno solo, como la cultura occidental ha supuesto. Referencias: Correa, M.E., Saldarriaga, D (2014). El Epistemicidio Indígena Latinoamericano. Algunas reflexiones desde el pensamiento critico decolonial. CES derecho, 5(2). De Sousa, B. Descolonizar www.boaventuradesousasantos.Pt.
el
saber,
Reinventar
el
poder
en
_______________Epistemologías del Sur, en www.boaventuradesousa.pt D Ambrosio, U. Las dimensiones políticas y educacionales de la Etnomatemática, en www.sinewton.org/numeros/43-44. Guerrero, M.(2004). Los dos máximas sistemas del mundo, editorial ABYA YALA, 2004, Quito, Ecuador. ______________ (2015)”Las Matemáticas Precolombinas” en Historia de las ciencias en el Ecuador. Ecuador, Quito, Milla, C (1983) Génesis de la Cultura Andina, editorial fondo C.A.P, Perú. Ramírez, M (2011). Geopolítica del conocimiento en América Latina: la construcción de Espacios Históricos Otros. Revista austral de ciencias sociales 21:111.136,2011 Vásquez, A (2012). Código www.cientec.or.cr/matematica/.
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Wayra, A (2011).Genesisdelaculturaandina.blogspot.com
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