Filosofia Un Ii

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ALFREDO COELLO FUENTES GRUPO : 1 VIDEO  

http://www.youtube.com/watch?v=ij_CEDzgYMg  

CONOSCO De que manera fui manejando la información y dominándola a través del Internet.

QUIERO

APRENDI

Aprender mas afondo a Aprendí el dominio de expresar mis ideas conceptos y el además de desarrollo de los argumentarlas, mismos, así como pensamientos, puedo fundamentar mis creencias y valores ideas y estar mas Conocer mas sobre la para poder defenderlos seguro de ellas mentalidad y el actuar de una manera mas concreta, conociendo Además de ser mas de una persona en todo esos escéptica. analítico de lo que leo, propuestas que e y de cómo lo puedo adquirido con el paso expresar a mi entender El significad, el del tiempo, para que desarrollo, ademas de tenga la seguridad de como se va obteniendo refutar mis ideas y el conocimiento. pensamientos con toda la veracidad posible.



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ESCEPTICISMO: scepticisrne; alem.Skepticismus; ital. scetticistno). Con este término, que significa búsqueda, se entiende la tesis que enuncia que es imposible decidir acerca de la verdad o falsedad de una proposición cualquie­ra. El E. nada tiene que ver con el re­lativismo o con las doctrinas que anuncian todo es verdadero o que todo es falso, ya que tales doctrinas pre­tenden precisamente suministrar el cri­terio de decisión cuya existencia el E. niega. Sexto Empírico definió con todo rigor la naturaleza del E., afirmando que su principio fundamental es el si­guiente: "A toda razón se opone una razón de igual valor". Tal principio, en efecto, impide tomar partido por una afirmación cualquiera o su negación y, por lo tanto, permite mantener la im­perturbabilidad (Hip. Pirr., I, 12). El E. fue defendido en la Antigüedad por tres diferentes escuelas filosóficas: por la escuela de Pirrón, a la cual explícitamente se ligaba Sexto Empírico (siglo n) (véase pirronismo);por la Tercera Academia o Nueva Academia, cuyo sesgo escéptico fue iniciado por Cardenales que, aun admitiendo la im­posibilidad de decidir acerca de lo verdadero o de lo falso, consideraba legítimo el uso de criterios de creencia puramente subjetivos; por un grupo de pensadores que florecieron desde el último siglo a. c. hasta el siglo II d. c., y cuyos principales representantes fueron en el (siglo XI a. c.), Agripa y Sexto Empírico. Estos pensadores adoptaron el E. rigu­ roso de Pirrón. Enesidemo enunció diez modos para lograr la suspensión del juicio y Agripa agregaba otros cin­co (véase tropos). Por fin, Sexto Empírico, cuyas obras han llegado hasta nosotros, ha hecho valer sus instancias escépticas acerca de los principales te­mas de la filosofía antigua y ha reafirmado el carácter investigador, suspen­sivo y dubitativo del E. (Hip. Pirr., I, 7). El verdadero precedente histórico del E. antiguo es la escuela ele omega-rica (véase megáricos), la cual se com­place en enunciar los argumentos in-solubles que representan casos típicos de la imposibilidad de decidir acerca de la falsedad o la verdad de una tesis (véase antinomias). En la historia pos­terior de la filosofía, el E. nunca ha vuelto a su forma clásica. La Edad Media lo ignora completamente. En el Renacimiento reflorece a través de las meditaciones de Montaigne, como una de las experiencias fundamentales a las cuales éste hiciera frecuente referencia. "No tenemos comunicación con el ser porque toda la naturaleza humana se halla siempre en medio entre el naci­ miento y la muerte y no toma de sí más que una apariencia oscura y som­bría, una incierta y débil opinión" (Essais, ed. Plattard, I, p.-399). Mon­taigne tiene a la vista, sobre todo, el carácter del E. que los antiguos escépticos denominaron investigativo y que para él es experimental: "Si mi alma pudiera tomar pie yo no me experimen­taría sino me resolvería, pero ella siem­pre está en aprendizaje y en prueba" (Ibíd., III, 2, p. 29). Y el mismo signi­ficado fundamental tiene el E. de P. Charron, que en su libro Sobre la sa­biduría deriva del escepticismo una sabiduría natural y racional que serena la vida y que no se halla en contradic­ción con la religión. Las mismas cosas fueron dichas por Francisco Sánchez en el Quod nihil scitur (1581). Pero según se ve, éstas no son formas de auténtico escepticismo. Ni tal E. se vuelve a encontrar en el que fuera ex­plícito defensor de la "filosofía acadé­mica o escéptica" David Hume. "El gran adversario del pirronismo o de los principios exa­gerados del E. es la acción, la activi­dad y las ocupaciones de la vida común"















Decía Hume (Inq. Cañe. Underst., XII, 2). Por lo tanto, oponía al E. exagerado o excesivo el E. miti­gado, que consiste en la "limitación de nuestras investigaciones a los obje­tos que mejor se adaptan a la restrin­gida capacidad de la mente humana" (Ibíd..., XII, 3). Pero tal E. no se dis­tingue de la tendencia crítica de la filosofía y, por lo tanto, no puede ser denominado escepticismo con toda pro­piedad. En la filosofía moderna la función del E. ha sido doble. En primer lugar, ha servido a menudo como blanco polé­mico o hipótesis de reducción al ab­surdo, a los filósofos que se proponían fundar cualquier doctrina dogmática. En segundo lugar, ha senado como ban­dera contra determinadas filosofías. Así A. E. Schulze opuso el E. de Hume al racionalismo de Kant en una obra que intituló con el nombre del escép­tico antiguo Enssidemo (1792). De modo análogo G. Rensi apeló al E. en contra del idealismo hegeliano italiano a principios del siglo XX (Lineamenti di filosofía scettica, 1917). Pero el E. de Rensi fue una curiosa mezcla con el materialismo (II mate­rialismo critico, 1934) y, por fin, con el misticismo (Testamento filoso-fico, 1939). Acerca del E. rena­centista, cf. R. H. Popkin, en Review of Metaphysics, 1953 y la pertinente bi­bliografía. * Un escéptico científico es una persona que no acepta cierto tipo de afirmaciones sin someterlas a una investigación sistemática y científica. Siguiendo la máxima de David Hume "Afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias", este proceso se asemeja al método científico y requiere que las teorías sean falsadles, es decir, que se puedan contrastar para su aceptación o refutación. Algunos temas cuestionados por los escépticos son las llamadas pseudo ciencias (tales como la homeopatía y la criptozoología), la plausibilidad de lo sobrenatural (fantasmas, poltergeists, ángeles, dioses); creencias como el Reiki, la existencia de telequinesis, videncia, telepatía; o temas como el Bigfoot, el monstruo del lago Ness, ovnis, los círculos de las cosechas, la astrología, el creacionismo, la radiestesia, las teorías de la conspiración y otras afirmaciones cuya veracidad los escépticos ven improbable en términos científicos. Argumento (gr. lat. argumentwn; ingl. argument', franc. argument; alem. Argument; ital. Argumento). 1) En un primer significado, A. es cualquier ra­zón, prueba, demostración, dato, moti­vo, apto para captar el asentimiento y para inducir a la persuasión o a la convicción. A. comunes o típicos o es­quemas de A., son los lugares (ton, loci) que constituyen el objeto de los Tapioorum de Aristóteles. Cicerón, en efecto, definía los lugares como las sedes de las cuales provienen los A., que son "las razones que hacen fe de una cosa dudosa" (TOP., 2, 7). 2) El significado muy general de la palabra A. resulta claro también en la definición de Santo Tomás: "A. es lo que convence (arguit) a la mente a asentir a cualquier cosa" (De ver., q. 14, a. 2, ob. 14); y en la de Pedro Hispano que adopta la expresión de Cicerón: "A. es una razón que hace fe de una cosa dudosa" (Summ. log., 5.02). En el mismo sentido es usada la palabra por Locke, al definir la proba­bilidad: "la probabilidad es la verosi­militud de que una cosa sea verdadera; el término mismo denota una proposi­ción para la cual existen A. o pruebas que la permiten pasar o ser recibida como verdadera" (Essay., IV, 15, 3); y Hume, a su vez, dividía los A. en de­mostraciones (puramente conceptua­les, pruebas (empíricas) y probabilida­des (Inq. Cañe. Underst., VI, nota). En este sentido, A. es cualquier cosa que "hace fe", según la excelente expresión de Cicerón, o sea que produzca siempre un grado cualquiera de persuasión.









De acuerdo con el segundo signi­ficado, A. es el tema o el objeto (ingl. súbject matter, alem. Aufgaibe) de un discurso cualquiera, aquello en torno a lo cual versa o puede versar el discur­so. A este segundo significado del tér­mino se relaciona su uso en la lógica y en la matemática, para indicar los valores de las variables independientes de una función. A. es en este sentido aquello que llena el espacio vacío de una función o aquello a lo que debe aplicarse la función para tener un valor determinado. La palabra ha sido usada por vez primera en este sentido *G. Frege, Funktion imd Begriff ["Función y concepto"], 1891. Véase función. Pedagogía: ingl. Pedagogy; franc. Péda-gogie; alem. Pádagogik; ital. Pedago­gía). Este término, que en su origen significó la práctica o la profesión del educador, pasó luego a significar cual­quier teoría de la educación, enten­diéndose por teoría no sólo una elabo­ración ordenada y generalizada de las modalidades y de las posibilidades de la educación, sino también una refle­xión ocasional o un supuesto cualquie­ra de la práctica educativa. En este sentido, la pedagogía no tuvo en la... Antigüedad clásica la dignidad de una ciencia autónoma, sino que era consi­derada como parte de la ética o de la política y, por lo tanto, elaborada única­mente con referencia al fin que la ética o la política proponían al hombre; en tanto que, por otro lado, los expedien­tes o los medios pedagógicos eran con­siderados sólo en relación con la pri­mera educación, esto es, en relación a la educación de la edad infantil y, por lo tanto, de las adquisiciones más elementales (leer, escribir, hacer cuen­tas). La reflexión pedagógica aparece así, hasta cierto punto, dividida en dos ramas que actúan cada una por su cuenta: la primera, de naturaleza es­trictamente filosófica y elaborada con vistas a la -finalidad que la ética pro­pone para el hombre y la segunda, de naturaleza empírica o práctica, elabo­rada con vistas al primero y más ele­mental aprendizaje del niño en la vida. Se puede decir que estas dos ramas llegan, por vez primera, por obra de Comenius, que tuvo la pretensión de llevar al dominio de la pedagogía la organización metó­dica que Francis Bacón había preten­dido llevar al dominio de las otras ciencias, y elaboró por lo tanto un com­ plejo sistema pedagógico, fundado en el principio de la pansafía (véase), que partía de la consideración del fin edu­cativo para llegar a la consideración de los medios y de los instrumentos didácticos. A partir de Comenius, la' experiencia pedagógica de Occidente se ha enriquecido y profundizado median­te las tentativas de hallar nuevos mé­todos educativos











La obra de Locke, Rousseau, Pestalozzi, Fróbel, es importante desde este punto de vista y también por haber intentado concor­dar los métodos de educación con las nuevas concepciones filosóficas que iban surgiendo. Así se puede decir que Locke representa la P. del empirismo, Rous­seau la P. de la Ilustración, Pestalozzi la P. del kantismo y Fróbel la del romanticismo. No obstante, la organi­ zación científica de la P. debe mucho a Herbart, quien por vez primera dis­tinguió y unió los dos troncos de la tradición pedagógica en un sistema co­herente. Herbart, en efecto, distinguió la consideración de los fines de la edu­cación, que la P. debe tomar de la ética, y la consideración de los medios educa­tivos que la P., en cambio, debe obtener de la psicología e intentó elaborar dis­tinta y correlativamente estas dos par­tes integrantes (Aügemeine Pddagogik, 1806; trad. esp.: Pedagogía general, Ma­drid, 1935; Umris pddagogischer Vor-lesungen, 1835; trad. esp.: Bosquejo pa­ra un curso de pedagogía, Madrid, 1923). Desde ese momento la psicología se convirtió en la ciencia auxiliar funda­mental de la P. La única y no feliz excepción a esta relación ha sido la representada por esa forma del idea­lismo romántico que prevaleciera en Italia en los primeros decenios de nues­tro siglo. Esta forma de idealismo negó la diversidad de personas, considerán­dolas unidas en el Espíritu universal e identificando, por lo tanto, el desarro­llo personal del hombre con el des­arrollo universal del Espíritu. Estas tesis fueron presentadas como una di­solución de la P. en la filosofía. Decía Gentile: "Cuando por espíritu no se entiende sino justo el desarrollo, la for­mación, la educación, en suma, del Espíritu, la filosofía misma (toda la fi­losofía, puesto que la realidad es con­cebida absolutamente como Espíritu) resulta P., y la forma científica de los problemas pedagógicos particulares es la filosofía" (Sommario di pedagogía, II, 1912, p. 15). Al mismo tiempo, sin embargo, se hizo la tentativa simétrica y opuesta, con objeto de reducir la P, a ciencia mecánica, según el modelo de la física, cambiándole el nombre por el de paidología (véase), sobre el fun­damento de que con el dominio del mecanismo psicológico se puede dirigir la formación mental de los hombres del mismo modo que se pueden dirigir, utilizando las leyes naturales, las fuer­zas de la naturaleza. Ahora es una forma más madura, se puede hacer comenzar precisamente al abandonarse esta do­ble y opuesta tentativa de reducción del hombre a espíritu absoluto o a me­canismo, y el hombre comienza a ser entendido y considerado como natura­leza sin degradarlo a mecanismo. La noción de condicionamiento (véase con­dición) es la que hoy prevalece en la P. y la que ha expulsado de ella tanto al indeterminismo idealista como al determinismo mecanicista. Por lo de­más, la experiencia pedagógica se ha enriquecido actualmente gracias a la consideración del hecho educativo en las sociedades primitivas, consideración que ha hecho posible, por un lado, una generalización del concepto mismo de educación (véase) y por el otro, con­frontaciones y paralelos eficaces en el terreno de los medios educativos. Ade­más de la psicología, la antropología y la sociología concurren actualmente a suministrar a la P. su armazón de medios educativos, siempre que el pro­ blema de los fines permanece abierto y los fines mismos tienden a ser pre­sentados, desde el punto de vista pe­dagógico, en forma hipotética más que en la forma absoluta y dogmática con que eran considerados por la P. tradi­cional. Véase cultura; educación. http://www.wordreference.com/sinonimos/argumentar

Epistem ología : Conocim iento asim ism o, epistem ologíaoconm enor fr m enudounadisciplina fil estética , sino m ás bienlacon supuesto filosófico específic direcciónfilosófica .

Epistem ología: Esdel griego científicoy(lagos) tratadosinónim ode cuestionesrelativasalateoríadelacien

L a u d a to r io : c o n tie n ea la b a n z a . D iv e r g ir : a su n toc o n c re to .

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