Ficha De Lectura Duelo 15 Marzo.docx

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FICHA DE LECTURA

- Nombre de los estudiantes: Diana milena Londoño Morales ID 428825 - Fecha de entrega: 15 de marzo de 2019 Referencia bibliográfica: Cabodevilla, L. (20017). Las pérdidas y sus duelos. Unidad de cuidados paliativos. Hospital san juna de Dios. Pamplona. 30(3),163 – 176. http://scielo.isciii.es/pdf/asisna/v30s3/original11.pdf

Título de la temática Las pérdidas y sus duelos Conceptos Claves: Dolor, negación, rabia, duelo, pérdida. Aceptar la muerte se hace difícil para la gran mayoría de los seres humanos, nunca se está preparado para ver partir o para perder un ser querido, además la cultura es un influyente de permanecía para el tema. Claro está que no todos los duelos son iguales, así mismo hay diferentes tipos de duelos, desde pérdidas económicas, de pareja, emocionales, hasta la pérdida del ser amado, teniendo presente que la intensidad del duelo no depende el objeto perdido, si no del valor que se le imputa.

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Duelo. Pérdidas. Tipos. Intervención.

Duelo: Duelo es un término que, en nuestra cultura, suele referirse al conjunto de procesos psicológicos y psicosociales que siguen a la pérdida de una persona con la que el sujeto en duelo, el deudo estaba psicosocialmente vinculado 6. El duelo, del latín dolus (dolor) es la respuesta emotiva a la pérdida de alguien o de algo. Duelo para la Real Academia de Lengua tiene varios significados: 1. Dolor, lástima, aflicción o sentimiento. 2. Demostraciones que se hacen para manifestar el sentimiento que se tiene por la muerte de alguien. 3. Reunión de parientes, amigos o invitados que asisten a la casa mortuoria, a la conducción del cadáver al cementerio o a los funerales. 4. Hay otro sentido de duelo, al menos en castellano, que hace referencia a desafío, combate entre dos, que algunos autores han querido relacionarlo con la elaboración del duelo y el desafío que supone la organización de la personalidad del deudo. Pérdidas: Cada pérdida acarreará un duelo, y la intensidad del duelo no dependerá de la naturaleza del objeto perdido, sino del valor que se le atribuye, es decir, de la inversión afectiva invertida en la pérdida. El duelo es producido por cualquier tipo de pérdida, y no sólo es aplicable a la muerte de

una persona. Por lo tanto el proceso de duelo se realiza siempre que tiene lugar una pérdida significativa, siempre que se pierde algo que tiene valor, real o simbólico, consciente o no para quien lo pierde Tipos: Pangrazzi enumera una gran cantidad de tipos de pérdidas que ha condensado en cinco bloques: 1. Pérdida de la vida. 2. Pérdidas de aspectos de sí mismo. 3. Pérdidas de objetos externos. 4. Pérdidas emocionales. 5. Pérdidas ligadas con el desarrollo. Intervención: La pérdida de alguien significativo produce una amplia gama de reacciones que pueden y deben considerarse como normales y adaptativas. No debemos olvidar que la mayoría de las personas son capaces de afrontar y realizar adecuadamente el duelo sin ayuda. Las decisiones diagnósticas y de intervención han de ser prudentes para evitar la interferencia en un proceso humano normal: . Aceptar la realidad de la perdida. . Adaptarse a un medio en el que el fallecido está ausente . Trabajar las emociones y el dolor de la perdida Idea o planteamiento central o global del texto: La idea central del texto es dar a conocer el proceso del duelo y sus etapas, define el duelo como “todos

aquellos procesos psicológicos, conscientes e inconscientes, que la pérdida de una persona amada pone en marcha, cualquiera que sea el resultado”. En efecto, el duelo es esa experiencia de dolor, lástima, aflicción o resentimiento que se manifiesta de diferentes maneras, con ocasión de la pérdida de algo o de alguien con valor significativo. Por lo tanto podemos afirmar que el duelo es un proceso normal, una experiencia humana por la que pasa toda persona que sufre la pérdida de un ser querido. Así es que no se trata de ningún suceso patológico. Incluso hay quien sostiene que el duelo por la pérdida de un ser querido es un indicador de amor hacia la persona fallecida. No hay amor sin duelo por la pérdida. La forma en que comprendemos el proceso de duelo está relacionada con la forma en que manejamos la muerte en el medio cultural en el que nos movemos y ha ido evolucionando según las distintas épocas por las que ha atravesado la humanidad. El sufrimiento causado por la pérdida constituye, en muchos casos, una experiencia penetrante hasta el núcleo de nuestro ser, como muy pocas otras cosas pueden hacerlo. Si no aprendemos a asimilar

los sufrimientos de las pérdidas pueden degenerar en enfermedades mentales e incluso físicas que irán desmoronando nuestro equilibrio vital. El sufrimiento admite cierto movimiento del sufriente, puede enfrentarse a él, darle vueltas, incluso intentar entender su significado, sus conexiones. Nadie nos puede quitar el sufrimiento, pero la lucidez y capacidad de mirarlo cara a cara es ya el inicio de un camino para superarlo. De igual forma el autor, resalta los factores predictores de duelo de riesgo, circunstancias que harán más difícil la elaboración del duelo. Entre ellas tenemos: • Circunstancias alrededor de la muerte. Muerte repentina o inesperada. Pérdida ambigua. Muertes traumáticas de la muerte (suicidio, asesinato, etc.). Pérdidas múltiples. Muerte de un niño, de un joven. • Relación con la persona fallecida. Relación de ambivalencia. Relación simbiótica. Relación de gran dependencia. • Personalidad, antecedentes y características del deudo. Pérdidas previas no resueltas, deudo niño o adolescente, antecedentes de depresión y otros trastornos psicológicos, falta de habilidades sociales, baja autoestima. • Contexto socio familiar. Ausencia de red social de apoyo, problemas económicos, hijos pequeños que cuidar. Si bien es cierto que no todo proceso de duelo requiere de una intervención profesional y que la gran mayoría de las personas pueden adaptarse a la vida de nuevo a pesar de la pérdida, numerosos estudios han relacionado las muertes cercanas con alteraciones de la salud de quienes la sufren. Así menciona la INTERVENCIÓN EN DUELO La pérdida de alguien significativo produce una amplia gama de reacciones que pueden y deben considerarse como normales y adaptativas, tal y como hemos visto en apartados anteriores. Para poder considerar un duelo como posible patológico, deberíamos tener en cuenta los siguientes criterios: • Falta de respuesta o respuesta débil durante las semanas que siguen a la pérdida. Prolongación del embotamiento afectivo. • Tras las primeras semanas persisten emociones muy intensas de rabia, resentimiento, tristeza o culpa. • El deudo no puede hablar durante la entrevista del fallecido sin experimentar un intenso dolor. • La persona que ha sufrido la pérdida no quiere desprenderse de ninguna pertenencia material que

pertenecía al difunto, o, por el contrario, se deshace precipitadamente de todos los objetos (evitación fóbica). • Cuando algún acontecimiento relativamente poco importante desencadena una intensa reacción emocional. • El deudo no hace la menor referencia a la pérdida, evitando cualquier circunstancia que pudiera recordarle • El doliente ha desarrollado síntomas físicos como los que experimentaba el fallecido antes de la muerte, incluso imita a éste en gestos, conductas, etc. • El deudo realiza cambios radicales en su estilo de vida después de la muerte de su ser querido. • Miedo desmesurado a la enfermedad y a la muerte, hipocondría, consultas frecuentes al médico. • Impulsos destructivos y autodestructivos con abuso del tabaco, alcohol. En su grado extremo puede llevar a realizar intentos de suicidio. • Si tras el primer año desde que falleció el ser querido, no hay ningún signo de recuperación. • Cuando a los 2 ó 3 años de la pérdida no hay una clara evolución satisfactoria. • Si la persona presenta una larga historia de depresión subclínica, marcada por la culpa persistente y baja autoestima. Ideas claves del texto: 1- Todas las pequeñas o grandes separaciones que vamos viviendo, no solamente nos

recuerdan la provisionalidad de todo vínculo, sino que nos van preparando para el gran y definitivo adiós. 2- La forma en que comprendemos el proceso de duelo está relacionada con la forma en que manejamos la muerte en el medio cultural en el que nos movemos y ha ido evolucionando según las distintas épocas por las que ha atravesado la humanidad. 3- Dentro de los modelos psicoanalíticos, Melaine Klein14 insistió en que cada duelo reaviva la ambivalencia residual, nunca completamente elaborada, con respecto a nuestro objeto primigenio. El duelo, para Melaine Klein, supone alteraciones más profundas de nuestra relación con nuestros recuerdos, con nuestras representaciones mentales conscientes e inconscientes que nos vinculan con la madre, el padre, la familia original. 4- Fase de aturdimiento o etapa de shock. Es como un sentimiento de incredulidad; hay un gran desconcierto. La persona puede funcionar como si nada hubiera sucedido. Otros, en cambio, se paralizan y permanecen inmóviles e inaccesibles. En esta fase se experimenta sobre todo pena y dolor. El shock es un mecanismo protector, da a las personas tiempo y oportunidad de abordar la información recibida, es una especie de evitación de la realidad. 5- Fase de anhelo y búsqueda. Marcada por la urgencia de encontrar, recobrar y reunirse con la persona difunta, en la medida en que se va tomando conciencia de la pérdida, se va produciendo la asimilación de la nueva situación. La persona puede aparecer inquieta e

irritable. Esa agresividad a veces se puede volver hacia uno mismo en forma de autorreproches, pérdida de la seguridad y autoestima. 6- Fase de desorganización y desesperación. En este periodo que atraviesa el deudo son marcados los sentimientos depresivos y la falta de ilusión por la vida. El deudo va tomando conciencia de que el ser querido no volverá. Se experimenta una tristeza profunda, que puede ir acompañada de accesos de llanto incontrolado. La persona se siente vacía y con una gran soledad. Se experimenta apatía, tristeza y desinterés. 7- . Fase de reorganización. Se van adaptando nuevos patrones de vida sin el fallecido, y se

van poniendo en funcionamiento todos los recursos de la persona. El deudo comienza a establecer nuevos vínculos. 8- El conocer las manifestaciones y las fases del duelo tienen una utilidad práctica, si entendemos que las fases son un esquema orientativo y no rígido, que nos puede guiar a la hora de saber en qué situación se encuentra la persona en su proceso de duelo. 9- El conocer las manifestaciones y las fases del duelo tienen una utilidad práctica, si

entendemos que las fases son un esquema orientativo y no rígido, que nos puede guiar a la hora de saber en qué situación se encuentra la persona en su proceso de duelo. 10- En efecto, nunca hay que olvidar que las manifestaciones de duelo no son universales, generalizables, sino que vienen mediadas por la cultura en las que sucede. 11- Dimensión emocional. Aquí señalamos los sentimientos que el deudo percibe en su interior. Los estados de ánimo pueden variar y manifestarse con distintas intensidades. Los más habituales son: sentimientos de tristeza, enfado, rabia, culpa, miedo, ansiedad, soledad, desamparo e impotencia, añoranza y anhelo, cansancio existencial, desesperanza, abatimiento, alivio y liberación, sensación de abandono, amargura y sentimiento de venganza. 12- Dimensión física. Se refiere a las molestias físicas que pueden aparecer a la persona en duelo. Sequedad de boca, dolor o sensación de “vacío” en el estómago, alteraciones del hábito intestinal, opresión en el pecho, opresión en la garganta, hipersensibilidad a los ruidos, disnea, palpitaciones, falta de energía, tensión muscular, inquietud, alteraciones del sueño, pérdida del apetito, pérdida de peso, mareos. Algunas investigaciones han demostrado que las situaciones de estrés están íntimamente relacionadas con la inmunodepresión y, por tanto, el organismo humano es más vulnerable a enfermar. Y obviamente la muerte de un ser querido es una de las experiencias más estresantes. 13- Dimensión cognitiva. Se refiere a lo mental. Dificultad para concentrarse, confusión, embotamiento mental, falta de interés por las cosas, ideas repetitivas, generalmente relacionadas con el difunto, sensaciones de presencia, olvidos frecuentes. 14- Dimensión conductual. Se refiere a cambios que se perciben en la forma de comportarse con respecto al patrón previo. Aislamiento social, hiperactividad o inactividad, conductas de búsqueda, llanto, aumento del consumo de tabaco, alcohol, psicofármacos u otras drogas.

15- Dimensión social. Resentimiento hacia los demás, aislamiento social. 16- Dimensión espiritual. Se replantean las propias creencias y la idea de trascendencia. Se

formulan preguntas sobre el sentido de la muerte y de la vida. 17- Duelo anticipatorio. Es un tipo de duelo en el que el deudo ya ha empezado la elaboración

del dolor de la pérdida sin que esta haya ocurrido todavía. Es una forma de anticipar la pérdida que irremediablemente ocurrirá en un corto periodo de tiempo. Este tipo de duelo es relativamente frecuente cuando el ser querido se encuentra en una situación de terminada, aunque no haya fallecido. Es una forma de adaptación a lo que va a llegar. 18- Duelo crónico. El deudo se queda como pegado en el dolor, pudiéndolo arrastrar durante años, unido muchas veces a un fuerte sentimiento de desesperación. La persona es incapaz de rehacer su vida, se muestra absorbida por constantes recuerdos y toda su vida gira en torno a la persona fallecida, considerando como una ofensa hacia el difunto restablecer cierta normalidad. 19- Duelo congelado o retardado. Se le conoce también como duelo inhibido o pospuesto. Se

presenta en personas que, en las fases iniciales del duelo no dan signos de afectación o dolor por el fallecimiento de su ser querido. Se instaura en el deudo una especie de prolongación del embotamiento afectivo, con la dificultad para la expresión de emociones. En el duelo congelado, a los deudos les cuesta reaccionar a la pérdida. 20- El olvido mediante la represión nunca es liberador, parece que nos aleja de lo que nos hace sufrir, pero no lo consigue del todo, porque el recuerdo permanece enterrado en nosotros y sigue influyendo en cada instante de nuestra vida. Las emociones reprimidas actúan generando tensión permanente, y como resultado de la tensión crónica puede surgir un síntoma físico, un doloroso e improductivo recordatorio de que estoy ignorando alguna emoción importante. En efecto, cuando no soy consciente de mis emociones, ni reconozco los procesos por los que estoy atravesando (alienación), es el síntoma o la enfermedad el único medio de expresión que le queda a nuestro organismo. Preguntas que suscita el texto: ¿No se puede concluir un tiempo determinado para la elaboración del duelo, solo darle el manejo adecuado, para lograr superarlo?

Propósito del autor: -

Identificar la importancia de elaborar un duelo

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Conocer las etapas del duelo

-

Reconocer modelos para comprender el duelo

-

Comprender las diferentes formas del duelo.

Aportes que hace el texto: a.

Se mencionan los conocimientos y la información que fue nueva para el lector y que sirve para el contexto de práctica: Aprender a identificar las características, las etapas para el manejo del duelo, y su debida intervención.

b.

Aporte personal:

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mejorar mi conocimiento,

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tener más apropiación del tema

-

Poder hacer un abordaje apropiado con una de mis pacientes, la cual presenta un duelo no elaborado.

c.

Aporte profesional para el ejercicio futuro:

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Adquirir palabras técnicas para mi desempeño como psicóloga en formación-

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profundizar en temas como este, para tener más dominio del mismo.

Cuadro Sinóptico Es importante que una vez realizada la argumentación, elaboren un cuadro sinóptico que permita la organización de las ideas que da el texto.

.

Siendo tan importante para la persona, las relaciones sociales, cuando esos lazos afectivos se rompen por fallecimiento del ser querido al que está vinculado, lo que se produce es un estado afectivo de gran intensidad emocional al que llamamos duelo.

Las pérdidas y sus duelos

Fases: 1. De aturdimiento o etapa de shock: se experimente pen a y - TIPOS DE PÉRDIDA:

dolor, tiempo y oportunidad de

1. pérdida de la vida: es tipo de pérdida total, ya sea de otra persona o de la propia vida en enfermedades terminales.

abordad la información recibida.

2- perdidas de aspectos de sí mismo: de salud, o psicológicas 3- pérdidas de objetos externos: pérdidas materiales, de trabajo, o económica. 4- pérdidas emocionales: rupturas con la pareja o amistades. 5- pérdidas ligadas con el desarrollo: infancia, adolescencia, juventud, vejez.

Aceptar la realidad de la pérdida.

2- fase anhelo y búsqueda: urgencia de encontrar, recobrar y reunirse con la persona difunta. Se va produciendo la simulación de la nueva situación. 3- fase de desorganización y desesperación: son marcados por los sentimientos depresivos, y la falta de ilusión por la vida, va tomando conciencia que el ser querido no volverá,

Según, Freud En su obra “Duelo y melancolía” (1917).

Factores predictores de duelo de riesgo:

Un gran número de personas presenta:

Muerte repentina o inesperada, muertes traumáticas (suicidio, asesinato), perdidas múltiples. -

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Reacciones de tristeza, de muy diversa intensidad. necesita más tiempo para recuperarse, de lo que se define como normal. Un cierto número de personas, nunca asume la pérdida con serenidad, aunque haya transcurrido mucho tiempo desde la muerte de su ser querido.

4- fase reorganización: se van adaptando a nuevos patrones de vida sin el fallecido. El deudo comienza a establecer nuevos vínculos.

La primera tarea del duelo, es afrontar plenamente la realidad de que la persona está muerta, que se ha marchado y no volverá. El deudo tiene que desarrollar nuevas habilidades y asumir roles que antes desempeñaba la persona fallecida.

Define los objetivos de la elaboración del duelo en 1- la retirada 2- su sana reinversión por otro objeto. Es decir cuando se pierde una parte del yo, del mundo interno, de la estructura personal.

Intervenci ón

Hay ciertas tareas que se deben realizar para restablecer el equilibrio y para completar el proceso de duelo, puesto que el duelo es un proceso y no un estado.

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