Ficha 5

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TEORIAS DEL COMERCIO INTERNACIONAL

GUSTAVO LUGONES

FICHA No 5 SEGUNDA PARTE: COMPETITIVIDAD Y GLOBALIZACION (CONT.) 5.

EL PROCESO DE GLOBALIZACION Y EL PAPEL DE LAS FIRMAS MULTINACIONALES EN EL COMERCIO

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SEGUNDA PARTE:

COMPETITIVIDAD Y GLOBALIZACION (CONT.) 5. EL PROCESO DE GLOBALIZACION Y EL PAPEL DE LAS FIRMAS MULTINACIONALES EN EL COMERCIO 5.1. LAS TENDENCIAS A LA GLOBALIZACIÓN Y REGIONALIZACIÓN DE LA PRODUCIÓN Y EL COMERCIO Una serie de profundos cambios en el escenario económico mundial comenzaron a manifestarse en las últimas décadas del siglo XX, más precisamente, a partir de mediados de los años setenta. Entre los rasgos más destacados del nuevo escenario merecen señalarse los siguientes: •

mayor integración financiera mundial;



incremento del comercio mundial y mayor complementariedad entre comercio internacional e inversión extranjera directa (IED);



importancia creciente de la innovación como factor de competitividad y liderazgo de los bienes intensivos en conocimiento y tecnología;



consolidación de las tendencias de las firmas multinacionales a organizarse en redes globales y regionales para la producción y el comercio;



a nivel microeconómico, difusión y adopción creciente en todo el mundo de las técnicas de automatización flexible y producción “magra” (lean production) de origen japonés.

Entre los diversos factores que ejercieron una influencia determinante en la consolidación del nuevo escenario, destacan dos: •

la revolución tecnológica asociada al desarrollo de la microelectrónica y la informática;



el proceso de apertura y desregulación de los mercados.

En primera instancia, el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento (TIC) proporcionó a las actividades financieras los instrumentos y los medios

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para operar a escala global con la eficiencia que requieren este tipo de operaciones. Sin embargo, el extraordinario grado de integración mundial alcanzado en este campo hubiera sido imposible sin los profundos cambios en los marcos regulatorios nacionales que se fueron generalizando a partir de los años ochenta y que orientan cada vez más a la economía mundial hacia la virtual desaparición de las fronteras nacionales. El fenómeno de la globalización (la operación a escala global de las actividades económicas) comenzó, en efecto, en los sectores financieros de la mano de los nuevos recursos informáticos y de la desregulación de los mercados de capitales y la liberalización de las transferencias financieras, por parte de un número cada vez mayor de países. Procesos semejantes no tardaron en presentarse en las conductas y preferencias de los consumidores (globalización de la demanda), las que tienden a parecerse cada vez más, de la mano de las pautas publicitarias de difusión mundial y de la mayor comunicación y proximidad virtual que permiten recursos como Internet o la transmisión satelital de imágenes televisivas, aún cuando persisten particularidades o especificidades locales que distinguen a los mercados nacionales entre sí. Del mismo modo, las actividades productivas de las firmas con presencia en varios países comenzaron también a diseñarse sobre la base de criterios globales (globalización de la producción). Esto se aprecia, por una parte, en la división del trabajo entre los distintos componentes (filiales) de las compañías: el planeamiento estratégico de las firmas multinacionales se orientó crecientemente a la identificación y explotación del mejor aporte posible que cada componente pudiera hacer al resultado global de la compañía. El otro aspecto a destacar es la adopción de una función de producción más abierta que en el pasado, procurando abastecerse de insumos, partes y componentes en los mercados más convenientes en cada caso, a fin de reducir costos de producción e incrementar la calidad de los productos. Las redes que conforman las filiales de las empresas transnacionales (ET) a lo largo del mundo les proporcionan la estructura internacional necesaria para nutrirse de información estratégica sobre mercados de productos (tendencias de la demanda, acciones de los competidores) y de insumos (opciones y alternativas), novedades científicas y tecnológicas, prácticas productivas y organizacionales, etc. Las nuevas TIC hacen posible la transmisión, al instante, de información entre los distintos componentes de las redes globales y hasta el desarrollo conjunto de conocimientos entre dos miembros de la compañía separados por miles de kilómetros. Sin embargo, tal como fuera mencionado con respecto a la globalización financiera, la producción para el mercado global y la selección a escala mundial de los proveedores de insumos, partes y componentes, no serían posibles si no hubiera existido el profundo proceso de apertura comercial y desregulación de los mercados que ha caracterizado a la economía mundial en los últimos años.

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LOS MOTORES DE LA GLOBALIZACION Finkman y Montenegro (1995) destacan como “motores de la globalización” a un conjunto de factores que agrupan según tengan relación con los mercados, los costos o las acciones gubernamentales: MERCADOS Nivelación del ingreso per cápita entre las naciones industrializadas Homogeneización de la demanda (marcas y productos universales) Creación de mayores espacios económicos regionales Internacionalización del capital Mayor integración física Alianzas estratégicas COSTOS Países de reciente industrialización con alta productividad y bajos salarios Avances en informática, telecomunicaciones y transporte Aumentos en los costos de I+D de productos y servicios Acortamiento en los ciclos de vida de los productos Innovación tecnológica acelerada Economías de escala y de localización GOBIERNOS Reducción de barreras comerciales Privatizaciones desregulación

Cierto es que desde sus orígenes el sistema capitalista mostró tendencias a la internacionalización; también lo es que la existencia de firmas multinacionales es muy anterior a la aparición del proceso caracterizado con el término “globalización”. En todo caso, de lo que se trata es de una nueva fase del proceso de internacionalización de la economía mundial, en la cual un sistema de redes privadas interconectadas producen mundialmente la mayor parte de la riqueza y el valor. Las características, propósitos y reglas del juego correspondientes a esas redes de firmas con presencia en los más diversos mercados y países difieren sustancialmente de las conductas seguidas por las ET en etapas anteriores. Hasta hace poco más de veinte años las filiales de ET existentes alrededor del mundo tenían escasa vinculación entre sí y buscaban 4

fundamentalmente producir para la explotación de los mercados internos en donde se localizaban, estrategia que las firmas adoptaban cuando la entendían más conveniente (o viable) que la exportación directa desde sus lugares de origen. La otra motivación principal para la instalación “off-shore” estaba en la posibilidad de acceso preferencial a algún insumo estratégico destinado al abastecimiento de la casa matriz. Actualmente, las casas matrices actúan como organizadoras de las actividades productivas y comerciales de un conjunto de empresas fuertemente interrelacionadas (redes de firmas), sobre la base de una lógica global que busca la mayor eficiencia colectiva y la coherencia de las acciones de cada integrante, para la explotación conjunta del mercado mundial y los espacios regionales más importantes. Dada la importancia creciente del acceso a información sobre mercados y conocimientos tecnológicos en la búsqueda de adecuados niveles de competitividad, los vínculos entre los integrantes de la red, favorecidos por el extraordinario desarrollo de la informática, las comunicaciones y el transporte, asumen un valor estratégico crucial y proporcionan a los miembros una ventaja sobre los demás competidores que puede ser decisiva, sobre todo si éstos carecen de posibilidades semejantes.

LOS VÍNCULOS ENTRE REGIONALIZACIÓN Y GLOBALIZACIÓN Puede parecer contradictorio que en el marco de una creciente globalización de las actividades económicas se presenten, simultáneamente, marcadas tendencias a la consolidación de bloques regionales que, en ocasiones, parecen sugerir la preferencia de sus integrantes por un camino de relativa autarquía respecto de las corrientes internacionales de producción y comercio. Mucho se escribió en los últimos años, respecto de si la Unión Europea estaba llamada a convertirse en una fortaleza proteccionista, que adoptaría decisiones que la alejarían crecientemente de los vínculos con el resto del mundo para, en cambio, afianzar preferentemente las relaciones internas o intraregionales. Si bien lo último ha sido prioridad en los esfuerzos comunitarios, no se han visto confirmados por la realidad los temores respecto de un progresivo aislamiento europeo, así como tampoco se han verificado tendencias en este sentido en otros bloques regionales de consolidación relativamente reciente como el NAFTA y el MERCOSUR. Antes bien, podría decirse que, en cierto sentido, estos avances hacia la regionalización han lubricado el tránsito de algunas zonas y actividades hacia un funcionamiento menos “local” y “cerrado” y, por lo tanto, más acorde con las prácticas y tendencias internacionales, particularmente en lo relativo a la adopción de funciones de producción más abiertas y a la eliminación de trabas y restricciones al funcionamiento libre de los mercados de productos, de servicios y de capitales. La ampliación de los mercados domésticos al incorporar la dimensión regional ha pesado también fuertemente en una menor presencia de deseconomías de escala, las que muchas veces hacían poco rentable o decididamente inviable el desarrollo de algunas actividades. La incorporación del sector automotriz del MERCOSUR a la lógica global, por la vía de los planes que las principales firmas internacionales lanzaron para la región a partir de la consolidación del bloque, es un ejemplo de lo dicho.

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En general y para cualquier actividad, se aprecia en las compañías internacionales una preferencia por el diseño de planes estratégicos específicos para cada región. Esto obedece a que, pese a la creciente homogeneidad de la demanda mundial, los mercados siguen presentando especificidades que justifican tratamientos particulares, a la vez que es más fácil (otorga más precisión) desarrollar las actividades de marketing a escala regional. Como hemos señalado antes, la dimensión ampliada de los mercados reduce las limitaciones a estas prácticas por la eventual presencia de deseconomías de escala. De cualquier modo, pese a la preferencia por el diseño de planes regionales, estos responden invariablemente de manera ajustada al plan estratégico global de la compañía, por lo que más que opciones diferentes al plan global deben ser interpretados como la vía que la firma considera más adecuada para la incorporación de las regiones a la lógica global.

5.2. NUEVAS MOTIVACIONES PARA LA IED Hemos dicho en el apartado anterior que existen nuevas motivaciones para la presencia de las ET en diversas plazas a lo largo y a lo ancho del mundo. Anteriormente, las inversiones de las compañías internacionales parecían motivadas por la búsqueda de beneficios extraordinarios a partir del aprovechamiento de situaciones favorables en los países huésped, ya sea en relación con la explotación de los mercados locales o con el acceso a materias primas o insumos estratégicos. Hoy, en cambio, prevalece la búsqueda de economías de integración y diversificación a partir de la división del trabajo entre etapas de la producción y/o entre filiales de la misma compañía. MOTIVACIONES Y ESTRATEGIAS DE LAS ET En un trabajo publicado en 1988, J. Dunning procura establecer un marco teórico explicativo de las razones por las cuales una firma decide instalar una filial en un mercado externo a su país de origen, en vez de exportar a ese mercado o de vender una licencia para que una empresa local lleve a cabo las actividades productivas. Al respecto, distingue tres posibles tipos de ventajas que intentan ser explotadas al tomar una decisión de esta naturaleza: ventajas de propiedad, ventajas de localización y ventajas de internalización. Las ventajas de propiedad están vinculadas a la posesión de determinados activos por parte de la firma (capacidades, conocimientos adquiridos), que le otorgan una ventaja sobre la competencia. El dominio de esos conocimientos y capacidades implica una propiedad específica que las empresas del país receptor no poseen y que le permiten a la firma internacional disponer de una posición dominante en el mercado local, con la posibilidad de obtener beneficios extraordinarios. En el aprovechamiento de las ventajas de localización, se combinan activos de origen de la ET con factores del huésped, como pueden ser la disponibilidad de recursos naturales, bajos salarios, políticas generales y específicas favorables para el desarrollo de determinada actividades, etc.. Al respecto, el escenario macroeconómico, la disponibilidad de infraestructura, las condiciones de financiamiento, el régimen laboral, los marcos regulatorios, la dinámica de los mercados, etc., pueden ser determinantes para el aprovechamiento de estas ventajas.

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La búsqueda de ventajas de internalización, se produce cuando la ET opta por adquirir insumos, partes y componentes al interior de la compañía (otras filiales) en vez de adquirirlos a terceros. En este caso, se privilegia la eficiencia de las jerarquías dentro de la ET por sobre los mecanismos de mercado, con la intención de reducir los costos de transacción y apropiarse de rentas. De acuerdo con Dunning las motivaciones de las ET pueden responder simultáneamente a más de uno de estos factores o a todos simultáneamente, a raíz de lo cual su aporte es conocido como la “teoría ecléctica de Dunning”. En cuanto a las estrategias que animan la conducta de las ET, Finkman y Montenegro proponen la siguiente clasificación: Multipaís (stand alone) La estrategia tradicional practicada por la mayoría de las ET es el establecimiento de filiales aisladas en diferentes países operando como firmas independientes orientadas fundamentalmente a la explotación de los respectivos mercados internos. Las relaciones con otras filiales son escasas o nulas y el vínculo con la casa matriz está dado por cuestiones de propiedad y/o de transferencia de tecnología, reflejando un débil grado de integración. El contexto bajo el cual se da este tipo de estrategia implica costos de transporte considerables, un país receptivo o de fácil acceso para la IED y elevado proteccionismo. En este caso, los motivos por los cuales la ET decide instalarse se centran en las ventajas de propiedad. Integración simple (outsourcing) Se presenta cuando una firma decide llevar a cabo alguna/s etapa/s del proceso productivo fuera de su país con la intención de aprovechar determinadas ventajas de localización que ofrece el país huésped. Los vínculos con la casa matriz implican cuestiones de propiedad, transferencia de tecnología, mercados, finanzas, otros insumos. Las posibilidades de esta estrategia dependen de la existencia de un régimen de comercio e IED favorable. Integración compleja (networks regionales) Las ventajas de internalización tienen, en este caso, fuerte incidencia. A diferencia de las formas anteriores, en que la matriz difícilmente transfería o descentralizaba actividades hacia las filiales, en este caso las transferencias de la matriz a las filiales pueden llegar a abarcar todas o muchas de las actividades involucradas (finanzas, planificación, management, marketing, I&D). Asimismo, ciertas etapas o eslabones de la producción son distribuidos entre diversas filiales de la compañía dando lugar a una aceitada división del trabajo entre las mismas, o bien ser cubiertas por otras firmas vinculadas, por lo que implica el establecimiento de lazos multidireccionales, fuertes flujos de información entre filiales y entre éstas y la matriz (relación intrafirma ) o con otras ET (relación interfirma ). Es esta combinación entre estructuras intra e interfirma la que da lugar al network o red. Citando otro trabajo de J. Dunning (1994), Chudnovsky y López (1997) presentan cuatro tipos de estrategias principales para la IED: Resource seeking, hace referencia a la búsqueda de aprovechar recursos (naturales o humanos) disponibles en el país huésped y que constituyen ventajas de localización. Las actividades que resultan de inversiones de este tipo tienen por destino habitual la exportación. 7

Market seeking, son las inversiones destinadas a explotar el mercado interno del país huésped (o el ampliado vía acuerdos regionales). Este tipo de IED está fuertemente asociado a la existencia de barreras físicas y/o altos costos de transporte, así como al tamaño y dinámica del mercado local y a las políticas de industrialización en los países receptores. Efficiency seeking, es un tipo de IED que procura maximizar la eficiencia global de la corporación, mediante la integración de las distintas filiales en un esfuerzo de complementación comercial y productiva, racionalizando la explotación de economías de especialización y de ámbito a partir de la división del trabajo entre las filiales. Strategic asset seeking, es cuando la IED busca adquirir activos (conocimientos y capacidades) que la ET considera estratégicos para sostener y aumentar sus niveles de competitividad: capacidades de innovación, estructuras organizacionales, acceso a canales de distribución, información sobre preferencias de los consumidores y tendencias de la demanda. LAS ALIANZAS ESTRATÉGICAS Un fenómeno de manifestación relativamente reciente y que ha venido acompañando los procesos antes presentados, es el de la formación de alianzas estratégicas entre firmas competidoras para desarrollar proyectos conjuntos. A diferencia de otras formas de cooperación, como los joint-venture, en que las firmas comparten los riesgos y los resultados de los proyectos de manera total, las alianzas estratégicas implican la cooperación en la búsqueda de nuevos conocimientos (I+D, por ejemplo) o de soluciones técnicas a problemas determinados o en la aplicación de un nuevo conocimiento como miras a la introducción de una innovación, pese a lo cual los aliados no dejarán de competir tenazmente en los mercados, donde cada cual aplicará de la mejor manera que encuentre los resultados obtenidos en el esfuerzo conjunto. El principal propósito perseguido por estas formas asociativas es, principalmente, el de abaratar los costos de acceso y uso de una nueva tecnología, aunque también implican la posibilidad de elevar las barreras a la entrada para los restantes jugadores. Entre las causas que están llevando a las firmas a adoptar estas prácticas se destacan el constante acortamiento del ciclo de vida del producto y la cada vez más rápida obsolescencia de las técnicas de producción, lo que lleva a la necesidad de introducir constantes innovaciones de producto y de proceso, con los consecuentes incrementos en los costos fijos y en los factores de riesgo. En efecto, las actividades de innovación son cada vez más complejas, largas y costosas, a la vez que ineludibles, en la medida en que es creciente el peso del conocimiento como factor de competitividad. Consecuentemente, los costos fijos se ven abultados por las actividades de I+D, diseño, ingeniería, publicidad, marketing, administración y comercialización. Adicionalmente, los resultados de los esfuerzos de innovación son siempre inciertos y el riesgo aumenta cuanto mayor es la presión competitiva y la posibilidad de que otras firmas logren mejores fórmulas o las desarrollen primero. Los constantes cambios en la demanda y la segmentación creciente de la misma ejercen también influencia en un aumento de la incertidumbre que rodea a las actividades económicas.

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En este sentido, compartir los riesgos y los costos fijos involucrados en actividades de investigación y desarrollo, por ejemplo, manteniendo la independencia y la competencia en los mercados, es vista por muchas de las firmas más importantes como una solución adecuada.

5.3. EL NUEVO PAPEL DE LAS FIRMAS MULTINACIONALES EN EL COMERCIO INTERNACIONAL Y EL DILEMA DE LOS PED ANTE LA GLOBALIZACIÓN Del mismo modo que ha aumentado el interés de las firmas más importantes por extender su presencia a un mayor número de países, también ha crecido notablemente, desde fines de los años ochenta, la receptividad de las economías con menor grado de desarrollo (PED) a la localización de empresas internacionales. Es palpable el interés creciente en los PED por lograr nuevas radicaciones de compañías internacionales o por impulsar la ampliación de los proyectos en curso. Este interés no se relaciona simplemente con el propósito de compensar la escasez de ahorro doméstico -una de las carencias estructurales de los PED- mediante los flujos de inversión extranjera directa (IED) sino, también, con la expectativa de que la economía en su conjunto se beneficie por la eventual derrama de conocimientos tecnológicos que pudiera derivarse de las actividades de las firmas internacionales. En efecto, las empresas internacionales que anteriormente destacaban filiales en otros países para que operaran como abastecedoras de sus casas matrices o bien como proveedores del mercado local, se han convertido en orquestadoras de la producción y las transacciones de grupos o redes de filiales transnacionales que controlan crecientes porciones de la producción y el comercio mundial. De este modo, en la medida en que crece la importancia de estas redes globales y regionales, las ET asumen un papel cada vez más definido como coordinadoras directas de la actividad económica en el mundo y determinantes de la división internacional del trabajo. En este sentido, es cada vez mayor su incidencia en los movimientos internacionales de bienes y servicios, factores productivos, métodos de organización, conocimientos especializados, tecnologías y capacidad gerencial. Es, asimismo, digno de destacar, la relación dialéctica que se ha establecido entre las ET y el cambio tecnológico, ya que las empresas integrantes de las redes globales y regionales aparecen como las protagonistas principales en la búsqueda e introducción de novedades tecnológicas permanentes y, a la vez, como fuertemente influenciadas y determinadas por las modificaciones que constantemente aparecen, tanto en procesos como en productos, así como en la organización de la producción. De la mano de las transformaciones reseñadas, las ET se han convertido en vehículos de transmisión del cambio tecnológico y en vehículos de formación de recursos humanos, con lo que los PED dependen cada vez más de la IED para acceder a las mejores prácticas productivas y organizacionales. Asimismo, es también una fuerte motivación para que los PED procuren atraer flujos crecientes de IED, la de lograr una mayor inserción en las corrientes mundiales de comercio a partir de la presencia local de firmas integrantes de las redes globales y regionales que lideran la producción y el comercio mundial.

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¿INCORPORACIÓN O MARGINACIÓN? Ya hemos destacado la importancia creciente de la innovación en el desempeño de las firmas en los mercados. Al mismo tiempo, existe creciente consenso en destacar que la innovación es un proceso social e interactivo (López y Lugones, 1998). Esto implica subrayar la importancia de establecer canales de comunicación confiables y duraderos tanto al interior de la firma como con agentes externos (proveedores, clientes, competidores, universidades, institutos de investigación, etcétera). Asimismo, la difusión de innovaciones entre los agentes económicos y la retro-alimentación a que ello da lugar, hacen posible mejorar la innovación original e incrementar el número de usuarios potenciales. Desde este punto de vista puede decirse que el aislamiento conspira claramente en contra del desarrollo competitivo de las firmas, sobre todo en lo relativo a innovación y organización del proceso productivo. Por ello, tiene gran importancia estratégica el tipo de redes en que está inserta la firma, la naturaleza de sus intercambios con el medio, las normas que rigen las interrelaciones entre agentes formalmente independientes, etcétera. Las relaciones, vínculos y complementariedades que una firma establece con otros agentes pueden tomar distintas formas (vínculos usuario-productor, clusters, distritos industriales, relaciones de subcontratación, alianzas tecnológicas estratégicas, etc.), y sus objetivos pueden ser diversos: obtención e intercambio de información tecnológica y sobre mercados, realización de esfuerzos asociativos de innovación, aprovechamiento conjunto de oportunidades de mercado, entre otros. En este sentido, son tan importantes las vinculaciones con proveedores, subcontratistas e instituciones tecnológicas que permiten recibir -y transmitir- información, experiencia y tecnología, como los conocimientos sobre las necesidades de los usuarios, una de las principales vías a través de las cuales se produce el cambio tecnológico. La relación usuarioproductor depende de la existencia de un flujo continuo de información -cuantitativa y cualitativa- entre ambas partes, así como de la presencia de lazos de cooperación y confianza mutua. La rápida transformación de la economía mundial hacia las “sociedades basadas en el conocimiento” acrecienta la importancia de las vinculaciones y eslabonamientos tecnológicos inter-firma, y hace depender cada vez más a los distintos agentes de su inserción en redes más amplias de generación y difusión del conocimiento y las innovaciones para su supervivencia y desarrollo. Por lo mismo, en los PED, el eventual debilitamiento del tejido industrial y la ruptura de los encadenamientos por la desaparición o mortandad de empresas implican limitaciones que afectan principalmente las posibilidades de incursionar en el terreno de la innovación, lo que a su vez reduce las opciones disponibles en el campo de la especialización y la diferenciación de productos, que es el camino estratégico más recomendable para los productores regionales de manufacturas. Sin embargo, estas limitaciones se manifiestan de muy diferente manera según el tipo de firma. Las empresas de mayor envergadura y, en particular, las filiales de ET están en mejores posibilidades de superar estas debilidades o deficiencias de los mercados domésticos a través de su integración en las redes globales y/o regionales de producción y comercio. La 10

incorporación a dichas redes les permite a estas firmas suplir carencias del medio local, procurar en el exterior servicios, productos y conocimientos, acceder a información precisa y actualizada sobre mercados y cambios tecnológicos, además de la posibilidad de apoyarse en una estructura administrativa, gerencial y de comercialización de conformación global. Esta tendencia (que responde a una incuestionable lógica económica) implica un doble proceso de exclusión. Por un lado, sólo una parte del aparato productivo logra acceder a las redes internacionales; el resto, por su falta de acceso a estas redes, queda en una posición desventajosa para competir. Por otro lado, los proveedores de bienes y servicios reemplazados por oferta importada ven sus mercados restringidos y sus vinculaciones recortadas, con lo cual se estrechan las posibilidades de que superen sus limitaciones. En otras palabras, los excluidos de este proceso se van encontrando cada vez más lejos de los parámetros internacionales de eficiencia, calidad y costos, lo que ocasiona una alta tasa de mortandad empresarial (con implicaciones en los niveles de empleo), empuja hacia abajo los índices de productividad promedio (con sus consecuencias en el ingreso) y debilita la trama de encadenamientos y complementariedades, reforzando circularmente el problema. A nivel micro, la principal exclusión que padecen las firmas que no logran incorporarse a las redes globales de producción y comercio es la que se expresa en menores posibilidades de acceder a las corrientes más dinámicas de intercambio de información, experiencias, conocimientos y habilidades. Este intercambio es vital para los avances técnicos, la adquisición de dominio tecnológico y el desarrollo de nuevas capacidades organizativas y productivas. Las empresas excluidas quedan relegadas a actuar en ámbitos donde los estímulos generados por los vínculos y relaciones con proveedores y clientes y las posibilidades de apropiarse de externalidades son radicalmente inferiores, lo que las aleja cada vez más de los circuitos dinámicos. A los PED se les presenta, entonces, un dilema de difícil resolución. De no lograrse una creciente inserción internacional -para lo cual es crucial lograr sostener e incrementar la presencia local de las principales compañías internacionales organizadas en redes globales y regionales- los riesgos de quedar excluidos de las corrientes más dinámicas del comercio y de las fuentes de información y conocimientos estratégicos son enormes y el precio a pagar es una muy baja posibilidad de reducir la brechas que en materia de tecnología, productividad y niveles de bienestar, separan a estos países del “primer mundo”. Sin embargo, la presencia local de las ET globalizadas desplazando productores domésticos, implica serios riesgos de destrucción de los tejidos locales y de los vínculos y encadenamientos esenciales para la captación de externalidades. En otras palabras, las firmas que logran incorporarse a las redes globales a partir de sus vínculos con empresas internacionales consiguen, de este modo, resolver las fallas de mercado que caracterizan a las economías menos desarrolladas ya que se benefician de la explotación de mercados más amplios (economías de escala) y del flujo de conocimientos e información que comparten los integrantes de la red (externalidades), mientras que se agrava el panorama para el resto de las firmas locales para las cuales se agudizarán las fallas de mercado por la reducción de las escalas y el debilitamiento de los tejidos domésticos. El gran desafío, entonces, para los gobiernos de los países menos desarrollados, es resolver cómo potenciar la contribución de las ET al desarrollo de la capacidad productiva nacional y a

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la creación de empleos más calificados y aprovechar los spillovers que estas actividades pueden traen asociados, sin perder de vista la importancia de contribuir al sostenimiento y desarrollo de las redes y sistemas locales. En este sentido, el impulso al desarrollo de instituciones con competencias en campos como la I+D, asistencia tecnológica, management, comercialización, difusión de información técnica y sobre mercados, puede cumplir un papel estratégico.

BIBLIOGRAFIA DE REFERENCIA BID, Más allá de las fronteras. El nuevo regionalismo en América Latina. 2002. Chudnovsky D. y López A., (2001) “La transnacionalización de la Economía Argentina”. EUDEBA/CENIT, Cap. 1. Chudnovsky, D. y López, A. (1997), Las estrategias de las empresas transnacionales en Argentina y Brasil: ¿Qué hay de nuevo en los años noventa? CENIT. DT 23. 1997. Dunning, J. (1988), Explaining international production, Unwyn Hyman, Londres. Dunning, J. (1994), Re-evaluating the benefits of foreign direct investement. Transnational Corporations, Vol 3, Nº 1. Duran Lima, José et al. (2003) Comercio Intrafirma: Conceptos, Alcance y Magnitud. Documento Serie Comercio Internación N° 44, CEPAL, Santiago de Chile. Finkman J. y Montenegro M. (1995), “Vientos de cambio: los nuevos temas centrales sobre las empresas transnacionales”. CEPAL. Documento de trabajo nº 63. Mytelka, L. (1991), Crisis, technological change and the strategic alliance, en L. Mytelka (ed): Strategic partnerships and the world economy, Pinter Publishers, Londres.

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