SEMINARIO MAYOR “LA ANUNCIACIÓN” DIÓCESIS DE CD. ALTAMIRANO
FACULTAD DE FILOSOFÍA
ENSAYO
TEMA: Conocimiento humano, fiabilidad y falibilismo.
MATERIA: Filosofía de la ciencia.
PROFESOR: Dr. Ricardo M. Rivas García.
ALUMNO: David Ayala Ortuño.
SEMESTRE: Enero - Junio de 2014.
Ciudad Altamirano Gro., a 24 de Febrero de 2014.
INTRODUCCIÓN El tema del conocimiento ha estado latente desde siempre en la conciencia del hombre. Ha sido motivo de diversas discusiones entre algunos filósofos y científicos, principalmente. Y es que hablar del conocimiento es hablar de la verdad. En esto convergen innumerables puntos de vista epistemológicos, sea para negarla [a la verdad] o para primarla como objetivo de cualquier intento de búsqueda. Hablando de filosofía de la ciencia, desde hace algún tiempo se ha hecho famosa la sentencia de que no podemos tener conocimientos acabados o, máximamente, totalmente verdaderos. Esto gracias a que, según se argumenta, estamos totalmente inclinados al error. No obstante la imposibilidad de conocimientos acabados o absolutos, no podemos o, mejor dicho, no debemos dejar de lado el “deseo de verdad” aceptando que no podemos alcanzarla. Incluso en el conocimiento científico es necesario partir de supuestos que para el buen funcionamiento y buen sentido de la ciencia deben tener algo de certeros o verdaderos. Todo esto forma parte de lo que trataremos en este pequeño escrito que dividiremos en tres pequeñas partes, a saber: 1) falibilismo y verificacionalismo, 2) ¿verdad en una epistemología falsacionista?, y 3) la verdad de la fiabilidad. Para tratar estos puntos nos serviremos, en primer lugar, de los escritos de Mariano Artigas, dentro de los cuales resaltaremos el artículo Conocimiento humano, fiabilidad y falibilismo, publicado en Anuario Filosófico el año 1992.
1. FALIBILISMO Y VERIFICACIONALISMO A fin de comprender más sobre la doctrina popperiana del falibilismo es menester revisar antes el verificacionalismo de los neopositivistas. Lo propuesto por Popper surge como reacción a lo dicho, principalmente, por el “hombre eje” del Círculo de Viena, Moritz Schlick. Éste ensalzaba el conocido “principio de verificación” o “principio de verificabilidad” que se convirtió después en el estandarte del Círculo. La primera formulación del principio se enuncia así: “El significado cognoscitivo de una sentencia (proposición) está determinado por las experiencias que permiten determinar de un modo conclusivo si la sentencia (proposición) es verdadera o falsa”1. Así pues, toda teoría para que sea aceptada tiene que ser comprobable. He aquí la relación comprobación-inducción que rechazará Popper. En efecto, Popper no se interesa por la verificabilidad debido a que ésta se sirve de la inducción. Pero el proceso inductivo en sí mismo no es posible. Por eso, según él, carece de valor: “mi formulación del problema lógico de la inducción de Hume es la siguiente: ¿se puede justificar la pretensión de que una teoría explicativa universal sea verdadera mediante “razones empíricas”, es decir, suponiendo la verdad de ciertos enunciados contrastadores u observacionales (los cuales, hay que decirlo, están basados en la experiencia)? Mi respuesta es como la de Hume: no, no podemos; ningún conjunto de enunciados contrastadores verdaderos podrá justificar la pretensión de que una teoría universal es verdadera”.2 La crítica de Popper es, también, un llamado a revisar siglos de confianza en el método inductivo. Nosotros, siguiendo a M. Artigas, podemos concederle la razón en cuanto al no absolutismo de este método para la adquisición de conocimientos científicos, dado que las teorías no se obtienen por mera generalización inductiva de casos particulares. Es necesaria la intervención de construcciones teóricas3.
1
FERRATER MORA, J., Diccionario de filosofía, Ariel Filosofía, Barcelona 1994, p. 3677. POPPER, K. R., Conocimiento Objetivo, Tecnos, Madrid 1974, p.90. 3 ARTIGAS, M., Filosofía de la ciencia, EUNSA, Pamplona 1999, p. 181. 2
Invalidado el método inductivo queda invalidado también el principio de verificabilidad. Popper intenta una re-edificación de los elementos que permitan, por lo menos, que nuestro conocimiento avance. Decimos “por lo menos” debido a que, a nuestro parecer, en esto se encuentra la novedad popperiana. Es decir, los verificacionalistas tienen como medio a la comprobación para alcanzar la verdad. Popper, en cambio, con su tesis de la falsabilidad anuncia que “si bien podemos buscar la verdad, nunca podemos estar seguros de haberla encontrado. Siempre cabe el error. No obstante, (esto es esencial en el falibilismo) cada descubrimiento de una equivocación constituye un avance real en nuestro conocimiento. Popper se gusta en decir que el antiguo ideal científico del saber, esto es, un conocimiento cierto y demostrable, era un ídolo. Y es que los falsacionistas ya no buscan que las teorías científicas sean seguras o ciertas: su cometido es falsarlas mediante hechos que las desmientan. Por tanto, la teoría que no sea en principio falsable es inaceptable y se halla fuera del marco de la ciencia4. Hemos estado hablando del lugar de la verdad en una epistemología de tipo popperiana. Sin embargo, esta cuestión merece una consideración aparte, pues hablar de verdad y falibilidad es andar en terreno escabroso. 2. ¿VERDAD EN UNA ESPISTEMOLOGÍA FALSACIONISTA? Acabamos de revisar que el método de Popper no consiste en descubrir hechos que justifiquen teorías sino en el esfuerzo por falsar una teoría para darle el status de “científica”. La consecuencia principal del método popperiano es no poder anunciar la verdad de ningún enunciado concreto. Así que ésta queda, según Artigas, en el plano de una idea regulativa en el sentido kantiano5. Notamos ya que el falibilismo concluye que todo conocimiento empírico es hipotético, y que esta permanente incertidumbre epistémica es filial a la tesis falibilista de la inalcanzabilidad del conocimiento absoluto y perfecto. Sin embargo, no 4
Cf. ROLLERI, J. L., Introducción a la filosofía actual de la ciencia, Fontamara, México 2012, p. 68. 5 ARTIGAS, M., «Filosofía de la ciencia»…, p. 243
podemos concluir que cualquier tipo de certeza sea inalcanzable; podemos obtener un conocimiento que es contextual y parcial, pero, al mismo tiempo, auténticamente verdadero6. Se sobreentiende que con el falsacionismo no hay lugar ya para la verdad porque, si bien intenta no caer en dogmatismos, se queda corto en la búsqueda de lo verdadero. Pero veamos, (dejándonos guiar por M. Artigas) si es preciso que la ciencia experimental proporciones conocimientos fiables. 3. LA VERDAD DE LA FIABILIDAD Hasta aquí hemos asentado, de alguna forma, que podemos alcanzar verdades auténticas y con esto encontramos un desacuerdo, en parte, con el método de Popper. Es más, según afirma Corazón González, el criterio del filósofo que tratamos no es él mismo científico (falsable)7. Ahora nos queda mostrar que, efectivamente, la fiabilidad es posible. Cuando Artigas habla de la fiabilidad de las construcciones científicas lo hace del siguiente modo: «serán fiables en la medida en que sirvan para alcanzar los objetivos de la empresa científica. Tales objetivos son: el conocimiento de la naturaleza y su dominio controlado»8.La ciencia experimental combina estos objetivos y manifiesta que las teorías deben conducir a consecuencias que se puedan someter a constatación empírica, y esa constatación debe apoyarse en bases teóricas. Por tanto, argumenta Artigas, la fiabilidad de la
ciencia
incluye
cuatro
aspectos:
intersubjetividad,
contrastabilidad
empírica,
predecibilidad y progreso9. * * * Para terminar, podemos concluir de una forma breve que la ciencia debe proporcionarnos verdaderos conocimientos para que tengamos conocimientos verdaderos, aunque sean éstos parciales. Decimos esto porque no sería propio del ser humano vivir al margen de la verdad, en una eterna búsqueda sin bases un tanto verídicas. 6
Cf. ARTIGAS, M., Filosofía de la ciencia experimental, 3. ª ed., EUNSA, Pamplona 1999, p. 275. CORAZÓN GONZÁLEZ R., Filosofía del conocimiento, EUNSA, España 2002, p. 37. 8 ARTIGAS, M., «Filosofía de la ciencia»…, p. 255 9 Para un estudio detallado de estos aspectos véase: Ibídem, p. 256-260. 7
BIBLIOGRAFÍA -
ABBAGNANO, N., Historia de la filosofía, vol. III, trad. Juan Stelrich, 4. ª ed., HORA S.A., Barcelona 1994.
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ARTIGAS, M., «Conocimiento humano, fiabilidad y falibilismo», Anuario Filosófico, 25 (1992), pp. 277-299. — , Filosofía de la ciencia, EUNSA, Pamplona 1999. — , Filosofía de la ciencia experimental, 3. ª ed., EUNSA, Pamplona 1999. CORAZÓN GONZÁLEZ R., Filosofía del conocimiento, EUNSA, España 2002. FERRATER MORA, J., Diccionario de filosofía, Ariel Filosofía, Barcelona 1994. ROLLERI, J. L., Introducción a la filosofía actual de la ciencia, Fontamara, México 2012.
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