Flint y Pound, traducción de Fernando Bogado del texto del Módulo de Modernismo
Advertencia Esta traducción fue realizada por una persona no habilitada por ningún tipo de organismo oficial para realizar traducciones. En consecuencia, este trabajo debe tomarse como el fruto de la actividad de un amateur cuasi-vengativo que se sumerge en las dificultades de ofrecer una entendible versión en castellano del texto de Ezra Pound y F.S. Flint presente en el Modulo: Modernismo de Lit. Norteamericana (Cat.: Costa Picazo, UBA); antes que cualquier otra cosa. Por favor, tengan en cuenta esta aclaración antes de ingresar a su lectura y utilizarla para el estudio de la materia recién señalada. Acepto cualquier tipo de sugerencia relacionada a la interpretación de determinados párrafos. Un saludo, Fernando Emmanuel Bogado (
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Flint y Pound, traducción de Fernando Bogado del texto del Módulo de Modernismo
F.S. Flint y Ezra Pound De “Imaginisme”, Poetry, vol. I 1913 (Las contribuciones de Pound con alteraciones en “A Retrospect”, Literary Essays, 1954) Alguna curiosidad se ha despertado en torno al Imaginismo y como yo estaba incapacitado para encontrar algo definido sobre el tema en algún impreso, busqué un Imaginista con la intención de descubrir si el grupo mismo sabía algo acerca del “movimiento”. Extraje estos datos. Los Imaginistas admitieron que ellos eran contemporáneos de los PostImpresionistas y de los Futuristas; pero no tienen nada en común con estas escuelas. Ellos no publicaron un manifiesto. Ellos no eran una escuela revolucionaria; su único esfuerzo fue escribir en sintonía con la mejor tradición, tal como ellos la encontraron en los mejores escritores de todos los tiempos – en Safo, Cátulo, Villon. Parecen ser absolutamente intolerantes de toda la poesía que no ha sido escrita con semejante empeño, la ignorancia de las mejores tradiciones no es una excusa. Tienen unas pocas reglas, elaboradas sólo para su satisfacción personal, y no las han publicado. Ellas eran: 1- Tratamiento directo de la “cosa”, sea subjetiva u objetiva. 2- No usar ninguna palabra que no contribuya a la presentación 3- En cuanto al ritmo: componer en/con la secuencia musical de la frase, no en/con la secuencia del metrónomo. Con estos estándares juzgaron toda la poesía, y encontraron a la mayoría deficiente. Ellos también han sostenido una “Doctrina de la Imagen”, que no se han comprometido a escribir; dijeron que ésta no le concernía al público, y hubiera provocado discusiones inútiles. Los dispositivos por los que ellos persuadieron a los poetastros interesados en seguir sus instrucciones fueron: 1- Mostrarle (al poetastro) que su propio pensamiento ya había sido expresado espléndidamente en algún clásico (y la escuela en conjunto reúne la más formidable erudición) 2- Reescribir sus versos frente a sus ojos, usando alrededor de 10 palabras por cada 50 del original. Hasta sus oponentes admitían –con pesar- “¡Por lo menos mantienen a los poetas malos lejos de la escritura!” Encontré entre ellos una sinceridad que es increíble para alguien habituado al usual aire londinense de diletantismo poético. Ellos consideraban que Arte es toda ciencia, religión, filosofía y metafísica. Es verdad que el término snobismo pueda ser arrojado contra ellos, pero es al menos snobismo en su forma más dinámica, con una gran cuota de sentido del sonido y la energía detrás de ello; y son tan estrictos con ellos como con los que provienen de afuera. F.S. Flint
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Unos pocos Noes por un Imaginista Una “imagen” es aquello que presenta un complejo intelectual y emocional en un instante de tiempo. Uso el término “complejo” en el sentido técnico empleado por los más recientes psicólogos, como Hart, pese a que quizás no estemos absolutamente de acuerdo en nuestra aplicación. Es la presentación de semejante “complejo” de manera instantánea la que da ese sentimiento de liberación repentina; ese sentimiento1 de libertad de límites temporales y espaciales; ese sentimiento de crecimiento repentino, aquel que sentimos en la presencia de las grandes obras de arte. Es mejor presentar una imagen en el lapso de una vida antes que producir voluminosas obras. Todo esto, sin embargo, puede ser considerado por algunos como abierto al debate. La necesidad inmediata es tabular Una Lista de Noes para aquellos que comienzan a escribir versos. Pero no puedo ponerlos todos en un Mosaico negativo. Para empezar, considere las tres reglas registradas por el Sr. Flint, no como un dogma – nunca consideres nada como un dogma – sino como el resultado de una larga contemplación, la cual, aún siendo la contemplación de otra persona, puede valer la pena considerarla. No le preste atención a las críticas de los hombres que nunca han escrito un trabajo notable. Considere las discrepancias entre la actual escritura de los poetas y dramaturgos de Grecia, y las teorías de los gramáticos Grecorromanos, elaboradas para explicar su métrica. Lenguaje No use palabras superfluas, ningún adjetivo, que no revele algo. No use una expresión semejante a “débiles territorios de paz”. Esto apaga la imagen. Mezcla una abstracción con lo concreto. Proviene de un escritor que no se da cuenta que el objeto natural es siempre el símbolo adecuado. Posea cierto miedo a las abstracciones. No vuelva a contar en un verso mediocre lo que ha sido hecho en buena prosa. No piense que una persona inteligente va a ser engañada cuando usted trate de evadir todas las dificultades del difícil e inefable arte de la buena prosa cortando su composición para que entre en longitudes de línea. De lo que el experto se cansa hoy el público se cansará mañana. No imagine que el arte de la poesía es más simple que el arte de la música, o de que usted puede satisfacer al experto antes de que haya gastado como mínimo tanto esfuerzo en el arte del verso como el pianista promedio gasta en el arte de la música. Sea influenciado por tantos grandes artistas como pueda, pero tenga la decencia ya sea de reconocer francamente la deuda, o de tratar de ocultarla. No le permita a la “influencia” que signifique meramente que usted lustre el particular vocabulario decorativo de uno o dos poetas que admire. Un corresponsal de guerra turco que fue recientemente atrapado con las manos en la masa balbuceando en su informe sobre colinas ”gris-paloma” (o “gris como una paloma”), o fue “perlapálido” (o “pálido como una perla”), no lo puedo recordar. 1
Aquí, sense debería entenderse en su acepción como sentimiento ligado al plano perceptivo y no al emocional: o sea, su utilización (tal como la aclara el texto) estaría más ligada a las recientes teorías psicológicas antes que a la costumbre romanticista de proyección yoica a través del “odio”, el “amor”, la “pasión”, etc. [nota de F.B.]
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Use un buen ornamento o no use ninguno. Ritmo y rima Deje que el candidato llene su mente con las mejores cadencias que pueda descubrir, preferiblemente en un lenguaje extranjero así el significado de las palabras es menos atractivo para el divertimento de su atención que el movimiento; por ejemplo, cantos sajones, canciones del folklore hebreo, el verso de Dante, y la lírica de Shakespeare –en el caso de que el aspirante no pueda separar el vocabulario de la cadencia. Déjelo diseccionar la lírica de Goethe fríamente en los valores de sonido de sus componentes, en su corta o larga longitud silábica, en su tensión y relajación, en sus vocales y consonantes. No es necesario que un poema descanse en su musicalidad, pero si lo hace esa musicalidad debe ser tal que maraville al experto. Deje que el neófito sepa asonancias y aliteración, rima inmediata y diferida, simple y polifónica, tal como se esperaría de un músico que sepa armonía y contrapunto y todas las minucias de su oficio. Ningún tiempo es demasiado para darle todas o alguna de estas materias, inclusive si raramente el artista tiene necesidad de ellas. No imagine que algo tenga que ir en verso sólo porque es demasiado aburrido u opaco para ir en prosa. No sea “vistoso” – déjeselo a los escritores de pequeños y lindos ensayos filosóficos. No sea descriptivo; recuerde que el pintor puede describir un paisaje muchísimo mejor que usted, y que tiene que saber mucho más sobre el tema que usted. Cuando Shakespeare habla del “amanecer vestido con rojizo manto” presenta algo que el pintor no presenta. No hay en esta línea nada que pueda ser llamado descripción; él presenta. Considérese en la manera de los científicos en lugar de la de los agentes de publicidad encargados de vender una sopa. El científico no espera ser aclamado como un gran profesional hasta que haya descubierto algo. Él empieza aprendiendo que ha sido descubierto. Luego va desde ese punto hacia adelante. Él no se inclina por ser en persona un amigo encantador. Él no espera que sus amigos lo aplaudan por el resultado de un trabajo de clase de un novato. Los novatos en poesía desafortunadamente no son confinados a un definido y reconocible salón de clases. Ellos están “por todo el negocio”. ¿Sorprende acaso que “el público es (sea) indiferente a la poesía”? No corte su material en yambos separados. No haga que cada línea termine al final, y luego comience en cada línea siguiente con un empujón. Deje que cada comienzo de la línea siguiente agarre la subida de la ola de ritmo, a menos que quiera una definida y alargada pausa. En pocas palabras, compórtese como un músico, un buen músico, cuando trate con la fase de su arte en donde hay un exacto paralelo con la música. Las mismas reglas gobiernan, y usted no está ligado a ninguna otra. Naturalmente, su estructura rítmica no debe destruir la forma de sus palabras, de su sonido natural, de su significado. Es improbable que, al comienzo, usted esté habilitado a obtener una estructura rítmica lo suficientemente fuerte como para afectarlas demasiado, pese a que puede ser víctima de todo tipo de pausas falsas debido a los finales de línea y la cesura. El músico puede confiar en el tono y el volumen de la orquesta. Usted no puede. El término armonía no se aplica a la poesía; éste se refiere a sonidos simultáneos de diferente tono. Hay, sin embargo, en el mejor verso un residuo de sonido que permanece en la oreja del que escucha y actúa más o menos como una base de órgano. Una rima
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debe tener un leve elemento de sorpresa si es para dar placer; no necesita ser extraña o curiosa, pero debe ser bien usada si se recurre a ella. Revisar las notas de Vildrac y Duhamel sobre la rima en Técnica Poética. Esa parte de su poesía que golpea el ojo imaginativo del lector no perderá nada por la traducción a un idioma extranjero; eso que atrae a la oreja puede ser alcanzado sólo por aquellos que recurren al original. Considere el grado de definitivo de la presentación de Dante, comparada con la retórica de Milton. Lea todo lo que pueda de Wordsworth que no parezca tan impronunciable y embotado. Si quiere lo esencial de la materia remítase a Safo, Cátulo, Villon, Heine cuando está en la vena, Gautier cuando el no es tan frígido; o, si usted no maneja los idiomas, revise al relajado Chaucer. La buena prosa no le hará daño, y es una muy buena disciplina tratar de captarla tratando de escribirla. La traducción es también un muy buen entrenamiento, si encuentra que su materia original “tambalea” cuando trata de reescribirla. El significado del poema a ser traducido no puede “tambalear”. Si usa una forma simétrica, no la ponga en lo que quiere decir para luego llenar los vacíos restantes con sensiblería. No mezcle la percepción de un sentido tratando de definirlo en términos de otro. Este es usualmente el único resultado de ser demasiado vago para encontrar la palabra exacta. Esta cláusula tiene posibles excepciones. Las primeras tres simples proscripciones arrojarán nueve decimos de toda la mala poesía hoy aceptada como estándar y clásica; y lo va a prevenir de muchas producciones criminales. “… Mais d´abord il faut être un poète” (sin embargo, hay que ser un poeta), como MM. Duhamel y Vildrac han dicho al final de su pequeño libro, Notas sobre la Técnica Poética; ¡pero un americano da esto por sentado, de otra manera porqué uno nace sobre ese augusto continente! Ezra Pound (198-206)
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