Experimento de Milgram y Banalidad del mal
Alumno: Karen Stefanny Pardo Vargas
Docente C. Rojas
Fecha 28-03-19
FUNDACION UNIVERSITARIA DEL AREA ANDINA BOGOTA D.C
Experimento de Milgram
El experimento se desarrolló en la universidad de Yale por Stanley Milgram, el cual buscaba averiguar cuanto dolor infringiría un ciudadano común a otra persona simplemente por orden de un experimentador, inicia con la búsqueda de candidatos en un anuncio publicitario para participar en un “experimento de la memoria” el desarrollo del experimento se basó en dos personas una se llamaba “alumno” y el otro “profesor” y pretendía demostrar los efectos del castigo en el aprendizaje fue la explicación que se dio falsamente. El experimento se centra en el “profesor” y su reacción de ver como el alumno está en la silla sentado delante del generador de descargas el cual tiene de 15 a 450 voltios y tiene la descripción de los efectos choque ligero, choque moderado, choque fuerte, choque muy fuerte, choque intenso, choque de intensidad extrema y choque grave, previamente al profesor se le realiza una descarga de 45 voltios para que experimente la máquina de descargas, y se le permitía elegir libremente cualquier nivel de descarga siempre vigilado por el experimentador para que no eligiera un nivel mayor. El experimento permitió comparar la conducta de una persona cuando se le permite elegir intensidad de la descarga y cuando está sometida a órdenes, casi dos tercios de los participantes se ubican como sujetos obedientes, ya que mientras más cerca (físicamente) está la autoridad, se obedece más fácilmente; por consiguiente muchas personas protestaban pero obedecían y aunque creían que obraban mal no rompían con la autoridad y otros insistían en que habían sido humanitarios, dejando las descargas por menor tiempo ya que era más sencillo eso, que rebelarse contra las órdenes del experimentador, también demostró que las personas con personalidad autoritaria resultan más obedientes que los no autoritarios La relación con la psicología es que todas las personas llevan adentro el instinto agresivo y el experimento afirma que las personas dan rienda suelta a estos impulsos y se pone a otra persona bajo el dominio total de la misma, y saldrá a relucir las inclinaciones sádicas del hombre. Para Milgram, la aceptación de la jerarquía y la obediencia es estabilizadora y la capacidad de desarrollar la obediencia es evolutiva, al igual que lo es la conciencia, pues esta pone en desarrollo los ideales morales que protegen de impulsos incontrolados y peligrosos. La obediencia se considera como un instrumento para realizar los deseos de otro, y dejar de creerse responsable de sus propios actos, esto quiere decir que se la persona obedece pero sin interés al contenido de lo que le ordenan; ya que para que una persona se sienta responsable de sus actos tiene que sentir la conducta desde el “Yo”. La obediencia se aprende en la vida familiar, colegio, relaciones de trabajo, en el que se reconoce la
jerarquia y la sociedad debe inculcar hábitos de obediencia a los ciudadanos con una figura autoritaria ya que es la base de las relaciones sociales estables. Mercedes Santos (2003) OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD ALGUNAS APORTACIONES DESDE LA PSICOLOGÍA nº 39(1-15) obtenido de https://www.antimilitaristas.org/IMG/pdf/milgram.pdf.
BANALIDAD DEL MAL
En Los orígenes del totalitarismo, Arendt había señalado que muchos de los crímenes del Régimen Totalitario Nazi fueron realizados por «hombres normales» que no tenían, necesariamente, un motivo maligno para realizar lo que estaban haciendo, sino que estaban desempeñando un cargo burocrático y dio la expresión de «banalidad del mal» para expresar que algunos individuos actúan dentro de las reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre sus actos. No se preocupan por las consecuencias de sus actos, sólo por el cumplimiento de las órdenes por medio de la tortura, la ejecución de seres humanos o la práctica de actos «malvados» no son considerados a partir de sus efectos o de su resultado final, con tal que las órdenes para ejecutarlos provengan de estamentos superiores. El estudio sobre la banalidad del mal alcanzó especial significación tanto por la formulación que adquiría la existencia del mal como por la distinción entre no pensar y estupidez que, según Hannah Arendt, caracterizó la actitud del acusado: y que,para Eichmann, deportar millones de personas a los campos de concentración y exterminio era un asunto de rutina; había interiorizado como hábitos los clichés, el crimen y el engaño bajo la guía de los nuevos códigos morales y jurídicos del Régimen Nazi.y para Hannah Arendt “la ausencia de pensamiento no quiere decir estupidez; puede encontrarse en personas muy inteligentes, y no proviene de un mal corazón; probablemente sea a la inversa, que la maldad puede ser causada por la ausencia de pensamiento” (Arendt, 1984, 24), en esta ausencia de pensamiento Hannah Arendt investigo acerca de la vida de la mente y el origen del mal aunque ya no en el libro sobre el reportaje, sino en La vida del espíritu. El exterminio del espíritu es, desde Los orígenes del Totalitarismo, la preocupación de Hannah Arendt en relación a los desarrollos del régimen nacionalsocialista y es, a mi parecer, el punto que para la autora elimina la dignidad humana, de ahí que el problema del mal no sea de carácter moral, jurídico o epistemológico, sino político. No es moral porque no cabe la discusión acerca de si está bien o está mal matar a nuestros semejantes.
El aporte a la psicología por el autor es que la moral tradicional entró en crisis al ser reducida a un conjunto de hábitos y costumbres: “La moral degeneró hasta convertirse en un simple conjunto de mores –maneras, costumbres, convenciones, que se podían cambiar la voluntad– no por la acción de criminales, sino por las personas corrientes, mientras las normas morales fueran socialmente aceptadas, nunca se dudaría de lo que se les había enseñado a creer” Algunos individuos actúan dentro de las reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre sus actos y cualquier persona puede cometer los más terribles crímenes y lo único que tiene que hacer es dejar de pensar.
López,M (2010). Arendt, Eichmann y la banalidad del mal 472 México Arbor Ciencia, Pensamiento y Cultura. Recuperado de http://arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/viewFile/780/788 Botero,A,J; Granobles L, Y, (2013 ) El mal radical y la banalidad del mal: las dos caras del horror de los regímenes totalitarios desde la perspectiva de Hannah Arendt, Colombia 30 (99-126) obtenido de http://www.scielo.org.co/pdf/unph/v30n60/v30n60a05.pdf.