Estilo Y Sublime.docx

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Teoría de los tres estilos. Los antiguos tratados de retórica de época clásica y medieval establecieron la conveniencia de que “el carácter del discurso se acomode a las personas. Lo conseguirás si analizas los diversos caracteres: ampuloso, preciso e intermedio” (Retórica a Alejandro, 22.8). Esta teoría de los tres estilos es una clasificación de los estilos que se desarrolla en la Rethorica ad Herenium y, posteriormente El Orador de Cicerón. En la Edad Media dio lugar a una doctrina de contenido claramente social, representada por la teoría de los tres estilos que se refleja en la llamada Rotta Vergilii o Rueda de Virgilio.

Rueda de Virgilio

ESTILO. LO SUBLIME EN EL ARTE. En la rueda de Virgilio, cada una de las obras del poeta latino (Eneida, Bucólicas y Geórgicas) se identifica con un estilo, y este, a su vez, con un grupo social determinado. Se exige una adecuación al estilo del orador. ESTILO

SUBLIME (gravis stylus) Estado social de los militar, caudillos (miles gloriosus) personajes Héctor, Ajax. Personajes típicos el caballo Animal asociado la espada Arma o utensilio Radio de su esfera de la ciudad o el campamento. acción Árbol simbólico o el laurel o el cedro. significativo

MEDIANO (mediocris stylus) agricultor Triptolemo, Celio. el buey el arado el campo

HUMILDE (humilis stylus) Pastor holgado (pastor ociosus). Títiro, Melibeo. la oveja. el cayado la dehesa.

el manzano

el haya

Pero para que la obra cumpla con el principio de equilibrio entre fondo y forma, el decoro o conveniencia de la expresión lingüística, el escritor tiene que conocer todas las circunstancias que tienen que ver con el que habla en la obra, la situación en la que lo hace y la condición del público.

Los teóricos romanos Cicerón y Horacio aconsejan que el creador se ajuste a lo adecuado en cada momento. Horacio (Epístola ad Pisones, 114-118) explica cómo hay que tener muy en cuenta que no hablan lo mismo un dios o un héroe, un anciano o un hombre joven, la dueña de la casa o la nodriza, un mercader o un labrador, un tebano o un argivo. El escritor tiene que conocer la forma de hablar de sus personajes teniendo en cuenta su estatus social, su oficio y su procedencia geográfica. En España destaca la teoría de Luzán, que ya establece la dependencia de factores sociales al hablar de la belleza: “La educación, el genio, las opiniones diversas, los hábitos y otras circustancias pueden hacer parecer hermoso lo que es feo y feo lo que es hermoso” (1737).

Tratadistas españoles: Alonso López Pinciano identifica cada uno de los estilos con la clase de la sociedad romana de que se habla: patricia, plebeya y mediana (aunque tiene dificultades para identificar la mediana y no ve objeciones en reducirlas a dos, alta y baja). En general, la teoría de los tres estilos obliga al escritor a conocer la realidad social y su clasificación o división en clases o “estados de vida”. Francisco Cascales habla de los tres modos en que podían ser representadas las personas “supremas como Dios, reyes [...], medianas como ciudadanos, [...] ínfimas como rústicos, pastores”. El principio de equilibrio entre fondo y forma, el decoro o conveniencia de la expresión lingüística, el escritor tiene que conocer todas las circunstancias que tienen que ver con el que habla en la obra, la situación en la que lo hace y la condición del público. Luzán, ya establece la dependencia de factores sociales al hablar de la belleza: “La educación, el genio, las opiniones diversas, los hábitos y otras circunstancias pueden hacer parecer hermoso lo que es feo y feo lo que es hermoso” (1737) Kant Definió lo sublime como “lo que es absolutamente grande”, que sobrepasa al espectador causándole una sensación de displacer, y puede darse únicamente en la naturaleza, ante la contemplación acongojante de algo cuya mesura sobrepasa nuestras capacidades. "El sentimiento de lo sublime es, pues, un sentimiento de displacer debido a la inadecuación de la imaginación en la estimación estética de magnitudes respecto a la estimación por la razón, y a la vez un placer despertado con tal ocasión precisamente por la concordancia de este juicio sobre la inadecuación de la más grande potencia sensible con ideas de la razón, en la medida en que el esfuerzo dirigido hacia éstas es, empero, ley para nosotros." Kant interpretó la naturaleza como fuerza, y en ella está lo sublime: "Rocas audazmente colgadas y, por decirlo así, amenazadoras, nubes de tormenta que se amontonan en el cielo y se adelantan con rayos y con truenos, volcanes en todo su poder devastador, huracanes que van dejando tras de si desolación, el océano sin límites rugiendo de ira, una cascada profunda en un río poderoso, etc, reducen nuestra facultad de resistir a una insignificante pequeñez, comparada con su fuerza. (...) llamamos gustosos sublimes a esos objetos porque elevan las facultades del alma por encima de su término medio ordinario". El concepto de lo sublime se incorporó a la estética romántica desde sus orígenes, tanto en Reino Unido como en Alemania. Johann Christoph Friedrich Schiller también habló de lo sublime, en el que distingue tres fases: “sublime contemplativo”, el sujeto se enfrenta al objeto, que es superior a su capacidad; “sublime patético”, peligra la integridad física; y “superación de lo sublime”, en que el hombre vence moralmente, porque es superior intelectualmente. "El sentimiento de lo sublime es un sentimiento mixto. Está compuesto por un sentimiento de pena, que en su más alto grado se expresa como un escalofrío, y por un sentimiento de alegría, que puede llegar hasta el entusiasmo y, si bien no es precisamente placer, las almas refinadas lo prefieren con mucho a cualquier placer". Johann Christoph Friedrich Schiller, De lo sublime, 1801 Friedrich Schiller: Poesía puede ser arte. La palabra naif viene de nativivus, tiene que ver con la naturalidad, la originalidad de algo. La poesía y el arte naif o ingenua son aquellos que dan muestras de una naturalidad no afectada, autentica, más o menos espontánea. A esto se lo opondría lo sentimental, es la conciencia de separación y alejamiento natural. La oposición del yo y la naturaleza. Esto en términos filosóficos, lo sentimental es lo contradictorio de la naturaleza. Pero la inocencia y la ingenuidad ve la naturaleza de algún modo como si fuera parte de ella pero a la vez como si hubiera una fractura. La naturaleza se contempla como algo distinto, que impide la libertad y el sentimiento, esa necesidad de la pérdida de la relación con la naturaleza. Imágenes que siguen los parámetros de la sublimidad.

El caminante sobre el mar de nubes.

Mar de hielo, 1823-1824.

El Laocoonte y sus hijos

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