Especial Enavin

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  • Pages: 20
mayo 2009 Editorial

Fenavin:

Un Ejemplo a Seguir José Antonio Ruiz

Editor Director de AULA MÉDICA® Castilla-La Mancha Desde la perspectiva de un observador imparcial, pero deseoso de que Ciudad Real progrese y cumpla los objetivos de ciudad dinámica y emprendedora, nos sorprende gratamente el devenir de FENAVIN, fundamentalmente como foro de éxito y como imagen de ciudad y autonomía de importancia máxima, no sólo en el ámbito nacional, sino lo que es aún más importante: FENAVIN se convierte en una caja de resonancia de Ciudad Real a nivel internacional. Hecha esta primera observación nos gustaría adentrarnos en la calidad existencial del vino, leitmotiv de este magnífico evento. Los momentos más gratos que como aficionado al buen comer he pasado, siempre han venido acompañados de excelentes caldos, de magníficos vinos. Hoy puedo presumir de sentir placer bebiendo vino; es el perfecto maridaje de una buena comida. Es el vino un desinhibidor y un incitador a la amistad y un placer el convivir con las personas que te acompañan en su degustación. Queremos terminar diciendo que, desde el punto de vista de la salud saborear vino, racionalmente, sólo nos puede comportar y conducir a una existencia más plácida y como decía un antepasado: ¡esto es vida! mientras degustaba vino tinto, con pan blanco y queso manchego curado. Hoy en día se están desarrollando estudios e investigaciones científicas serias analizando distintas facultades benefactoras del vino relacionadas con la salud humana, pero no me toca a mí analizar esta variable, mi función, en este caso concreto, es la de alabar todo el buen hacer que un reducido grupo de personas, capitaneadas por Manolo Juliá, han logrado: conseguir la excelencia en un lugar de la Mancha llamado Ciudad Real. Evento, FENAVIN, de alcance mundial donde se da un hecho del máximo interés: la convergencia de intereses muy diversos, hecho que dice mucho a favor de aquellos que lo han logrado, asunto harto difícil en esta ciudad. Larga vida a FENAVIN y nuestra más sincera enhorabuena a los que han hecho posible este evento.

Los efectos quimioprotectores del vino reducen el riesgo de padecer varios tipos de tumores págs. 2

Sumario El vino, un ayudante....

págs. 3 y 4

Beber y vivir con responsabilidad

pág. 6

El mayor viñedo del mundo

págs. 9 y 10

Relaciones Sociales y el Vino pág. 13

Vino, Vejez y Calidad de Vida págs. 7 y 8

Vinos ecológicos, calidad y cuidado del medio ambiente

pág. 14

¿El alcohol es bueno para la salud?, no hay una respuesta sencilla pág. 12 Vino Cultura y Arte

Un pilar fundamental de la Dieta Mediterránea

pág. 15

Enoturismo en CastillaLa Mancha: una opción muy atractiva págs. 16 y 17

Castilla-La Mancha se posiciona como segundo destino de Turismo Rural pág. 18

Cuando el dios Baco pasea por La Mancha de la mano del Quijote pág. 19 pág. 5

Un proyecto

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Los efectos quimioprotectores del vino reducen el riesgo de padecer varios tipos de tumores El consumo moderado de vino disminuye en un 20 por ciento la mortalidad por cáncer.

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l vino es la bebida dietética más antigua y el más importante agente medicinal en uso continuado a través de la historia de la Humanidad. En realidad, pocas otras sustancias disponibles al hombre se han recomendado tan extensamente por sus facultades curativas como los vinos. Unas facultades que se han ido consolidando investigación tras investigación y que convierten el consumo moderado de vino en un escudo contra el cáncer. A los ya conocidos efectos positivos sobre el sistema cardio-vascular, se agregan ahora positivas consecuencias en la prevención del cáncer. Según recientes estudios de la Asociación Americana del Cáncer, el consumo moderado de vino reduce en un 20 por ciento la mortalidad por cáncer. De acuerdo investigaciones los componentes fenólicos (resveratrol y quercetina) de esta bebida son unos poderosos antioxidantes. En este sentido, la Fundación para la Investigación y Nutrición del Vino señala que el proceso oxidativo es la principal causa del inicio de los tumores y los estudios muestran los componentes del vino reducen el daño oxidativo en el ADN. Los efectos quimioprotectores del vino actúan ante diversos de tumores. En el cáncer de mama, según investigadores de la Boston University School of Medicine, el resveratrol podría tener efectos antiestrogénicos bloqueando el efecto cancerígeno de estos. El consumo moderado de vino en posmenopáusicas es también beneficioso frente a enfermedades cardiovasculares. En el caso de los hombres, el resveratrol es favorable en la reducción del riesgo de cáncer de próstata, el más común entre ellos y el segundo con mayor índice de mortalidad a nivel mundial. En este sentido, investigadores de la Universidad de Alabama en Birmingham (UAB) estiman que una copa diaria de vino reduce en torno al 87 por ciento la posibilidad de desarrollar el tipo más mortífero de cáncer de próstata. Este estudio “se suma a la creciente evidencia de que el consumo de resveratrol a través del vino tinto tiene poderosas propiedades de quimioprevención, además de sus aparentes beneficios para el corazón”, indicó el líder del estudio, Coral Lamartiniere, del Departamento de Farmacología y Toxicología de la citada universidad.

Colon También la Ciencia avala que beber más de tres vasos de vino tinto a la semana puede reducir la incidencia de crecimientos anormales y de cánceres del tracto intestinal en dos tercios. El doctor Joseph C. Anderson, profesor asistente de Medicina en la Universidad del Estado de Nueva York en Stony Brook, realizó un estudio de en el que participaron 1,741 personas: 245 bebedores de vino tinto, 115 bebedores de vino blanco y 1381 que no bebían vino. De los bebedores de vino tinto, 176 tomaban tres vasos o más a la semana, así como 68 de los bebedores de vino blanco. Según sus resultados, la incidencia de neoplasia colorrectal, cánceres y pólipos que pueden volverse cancerosos era del 9,9 por ciento entre los que no bebían vino, de 8,8 por ciento entre los que bebían tres vasos o más de vino blanco y de 3,4 por ciento entre los que bebían tres vasos o más de vino tinto, lo que supone una reducción de 68 por ciento para este último grupo. En este sentido, Anderson también atribuye este efecto beneficioso al resveratrol, que más presente en el vino tinto, está relacionado con un menor riesgo de varias formas de cáncer, como la leucemia, el cáncer de mama y de próstata. El contenido de resveratrol es mucho más alto en el vino tinto que en el blanco debido a que en el vino blanco se elimina pronto la piel de la uva del proceso de fermentación, apuntó Anderson. En la fabricación del vino tinto, la piel se deja mucho más tiempo, lo que permite que el resveratrol entre a formar parte del vino. La Fundación para la Investigación y Nutrición del Vino señala que el proceso oxidativo es la principal causa del inicio de los tumores y los estudios muestran que los componentes del vino reducen el daño oxidativo en el ADN. Esófago El poder protector del vino, con una copa diaria, también se hace notar en la reducción del riesgo a padecer de esófago de Barrett, una afección que precede al cáncer esofágico. Esta patología, que afecta a casi cinco por ciento de la población, surge cuando la acidez gástrica o el reflujo ácido daña de forma permanente el revestimiento del esófago. Los que tienen esta afección son entre 30 y 40 veces más propensos a desarrollar un tipo de cáncer de esófago llamado adenocarcinoma de esófago. En los últimos 30 años, la incidencia de cáncer esofágico en el mundo ha aumentado en un quinientos por ciento.

En este estudio de Kaiser Permanente, los investigadores analizaron a 953 hombres y mujeres y encontraron que los que bebían una o más copas de vino tinto o blanco al día eran 56 por ciento menos propensos a desarrollar el esófago de Barrett. Mientras que beber cerveza o licor no redujo el riesgo, y el efecto protector del vino no aumentó con un mayor consumo del mismo. Otros dos estudios inciden en estos hallazgos. Un estudio australiano encontró que las personas que beben vino son menos propensas a desarrollar adenocarcinoma, e investigadores irlandeses informan que beber vino reduce el riesgo de esofagitis, una irritación del esófago que sigue a la acidez gástrica crónica y que con frecuencia precede el esófago de Barrett y el cáncer. Los investigadores sugieren que este efecto beneficioso podría deberse a que los antioxidantes que se encuentran en el vino neutralizan el daño causado por la enfermedad de reflujo gastroesofágico. O quizá a que los bebedores de vino lo acompañan junto con la comida, por tanto reducen los efectos dañinos potenciales que el alcohol solo puede tener sobre el tejido esofágico. Otras actuaciones protectoras Son numerosas las investigaciones que inciden en la capacidad protectora del vino. Por ejemplo un estudio del Instituto Karolinska de Estocolmo analizó la relación entre diferentes tipos de bebidas alcohólicas y el consumo total de alcohol con el riesgo de cáncer renal en una población amplia de Suecia. Una de las conclusiones fue que consumir más de dos vasos de vino tinto por semana se relaciona con una disminución del 40 por ciento en el carcinoma de células renales, frente a quienes no tomaban vino tinto, observaron los investigadores. “El menor riesgo asociado con el consumo de vino se debería a los fenoles que contienen, los cuales poseen propiedades antioxidantes y antimutagénicas”, consideraron los autores del estudio. También parece ser que comienza a existir la posibilidad de considerar los componentes antioxidantes del vino como susceptibles de combatir el cáncer de páncreas. Un estudio realizado en el Centro Médico de la Universidad de Rochester, en Estados Unidos, subraya que el resveratrol tiene la capacidad de destruir células cancerosas en el páncreas. La piel también es una gran beneficiada. La naturaleza del vino protege de los rayos ultravioletas que dañan el sistema inmune y la piel, pudiéndose incluso decir que el riesgo de desarrollar tumores en la piel se reduce hasta en un 78 por ciento. Redacción Salud Global ®



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El vino, un ayudante inigualable para un corazón fuerte Las investigaciones avalan las antiguas creencias de la capacidad protectora del vino contra las enfermedades cardiovasculares, la principal causa de muerte en todo el mundo deben atribuirse a los componentes no alcohólicos que contiene, básicamente polifenoles. Asimismo se ha comprobado que cuando el colesterol “malo” se oxida, mediante los mecanismos de oxidación naturales del organismo, se promueve el desarrollo de enfermedades cardíacas. La reducción del riesgo es del 44 por ciento entre los bebedores de una a dos copas por día con relación a los no bebedores. Aunque la Asociación Americana del Corazón recomienda la necesidad de insistir en las medidas clásicas de protección cardiovascular y no olvidarse de ellas pensando que dos copas pueden sustituirlas.

El consumo moderado de alcohol reduce la incidencia de cardiopatía isquémica en un 10-30 por ciento en los sujetos normales y en un 30- 40 por ciento en los pacientes con enfermedad coronaria.

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as enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en 2005 murieron por esta causa 17,5 millones de personas, lo cual representa un 30 por ciento de todas las muertes registradas en el mundo; 7,6 millones de esas muertes se debieron a la cardiopatía coronaria, y 5,7 millones a accidentes vascular cerebral. Las muertes por enfermedades cardiovasculares afectan por igual a ambos sexos, y más del 80% se producen en países de ingresos bajos y medios. La OMS estima que en 2015 morirán cerca de 20 millones de personas por estas patologías y se prevé que sigan siendo la principal causa de muerte. Ante esta realidad, la Historia ha situado siempre al vino como una bebida beneficiosa para mantener sano el corazón, una situación que está siendo corroborada estudio tras estudio, sobre todo gracias al presentado en 2005 por el Hospital Clínic de Barcelona y la Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición (FIVIN), quienes durante tres años llevaron a cabo la investigación denominada ‘Vino y enfermedades cardiovasculares’. Este exhaustivo estudio, cuyo objeto fue analizar los mecanismos que intervienen en la reducción del riesgo coronario en los consumidores de esta bebida, corrobora que este consumo moderado de vino, como bebida rica en polifenoles, tiene efectos positivos sobre la salud. Los efectos positivos más relevantes recogidos en el estudio son: reducción del fibrinógeno, aumento del HDL colesterol (el denominado colesterol bueno), disminución de la capacidad de oxidación de las partículas del LDL colesterol, reducción de la velocidad de oxidación del LDL, reducción de la concentración de las moléculas de adhesión de linfocitos y monocitos y reducción de la adhesión de los monocitos al endotelio vascular. Asimismo, las conclusiones derivadas del presente estudio indican que la ingesta moderada de etanol

Beber en forma moderada vino actúa como un ‘disparador’, del fomento de la cantidad de ácidos grasos omega-3 en el cuerpo.

(alcohol) reduce algunos marcadores generales de la inflamación como la proteína C reactiva, el fibrinógeno y la interleukina 1 en sangre. La ingesta moderada de vino tiene efectos beneficiosos adicionales, al reducir tanto las moléculas de adhesión monocita-

rias y endoteliales, como la propia adhesión funcional de estas células al endotelio. Al retrasarse el paso de los monolitos al interior de la pared de las arterias se evita la aparición y progresión de la arteriosclerosis. Estos efectos beneficiosos adicionales del vino

Infarto El efecto beneficioso del consumo moderado de vino tinto sobre nuestro corazón es algo perfectamente documentado desde el punto de vista estadístico. Aquellas poblaciones consumidoras de vino tinto tienen cifras bajas de infarto de miocardio. También, los enfermos que han padecido infarto de miocardio, si consumen vino tinto, reducen el riesgo de sufrir un reinfarto. Hoy día es habitual acompañar la comida con un poco de vino. Esta costumbre se ha convertido en un hábito saludable entre la población adulta. Cada vez son más los efectos beneficiosos que conocemos del vino en materia de nutrición y salud. Los resultados de estudios recientemente publicados aportan nueva luz sobre los mecanismos a través de los cuales el vino ejerce un efecto protector sobre el sistema cardiovascular.

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Beber vino con moderación (la dosis máxima recomendada por los especialistas es de dos copas diarias de tinto para los hombres y una para las mujeres) reduce la mortalidad por infarto y enfermedades cardiovasculares en general. Además, el vino es un poderoso antioxidante y antiinflamatorio, por lo que actúa como inhibidor en las primeras fases de la arterioesclerosis. Debido a la naturaleza multifactorial de la enfermedad coronaria, es necesario recordar que la reducción del riesgo arteriosclerótico se consigue actuando sobre los múltiples factores de riesgo que puedan estar presentes en un paciente determinado y en la población general. Por lo tanto, las indicaciones referentes al consumo de alcohol deben ir siempre acompañadas por las recomendaciones pertinentes sobre el resto de los factores de riesgo arteriosclerótico. Dos copas de vino para los hombres y una para las mujeres, la cantidad ideas para disfrutar de sus efectos beneficiosos en el organismo Enfermedad coronaria El consumo moderado de alcohol reduce la incidencia de cardiopatía isquémica en un 10-30 por ciento en los sujetos normales y en un 30- 40 por ciento en los pacientes con enfermedad coronaria. Asimismo, el consumo moderado de alcohol aumenta el HDL- colesterol, reduciendo el riesgo de cardiopatía coronaria en un 16,5 por ciento. Dentro de los posibles mecanismos beneficiosos del consumo moderado de vino contemplados por el estudio se encuentran la prevención de las lesiones arteriales y la prevención de la trombosis arterial. En la prevención de las lesiones arteriales influye el aumento del HDL-colesterol, la disminución de la oxidación del LDL- colesterol, cambios en el endotelio de la pared arterial. Y en la prevención de la trombosis arterial, la inhibición de la formación del coágulo, la reducción de la agregación de las plaquetas y la activación del sistema fibrinolítico. 250 sustancias diferentes ¿Por qué siempre hablamos de vino tinto? ¿Los blancos o los rosados o claretes, no son beneficiosos? Lo

son pero menos, ya que contienen menor cantidad de polifenoles;. Ya decíamos que para conseguir la acción beneficiosa de un vaso de vino tinto, necesitaríamos tomar 12 vasos de vino blanco, o unos ocho de rosado o clarete, y entonces sobrepasaríamos la dosis admitida de alcohol, que no debe de rebasar, en ningún caso, los 40 gramos al día. El vino es una bebida de composición compleja que se obtiene del zumo de la uva exprimido y fermentado, que contiene más de 250 sustancias diferentes lo que le proporciona una variabilidad notable. Entre los componentes del vino se encuentran alcoholes, compuestos carbonílicos, ésteres, derivados nitrogenados, compuestos fenólicos y otros productos orgánicos e inorgánicos. Parece que el efecto cardioprotector del vino, no depende de un único compuesto sino del conjunto de sus componentes. Las uvas y los vinos contienen compuestos polifenólicos que se producen de forma natural y que determinan la pigmentación o color del vino, y a la vez contribuyen a sus aromas y sabores característicos. La mayoría de los componentes del vino provienen de la uva y del proceso fermentativo, y de estos componentes interesan especialmente los polifenoles, un gran grupo de compuestos presentes en la naturaleza cuya estructura química los hace ser potentes antioxidantes, pues donan hidrógeno o electrones y atrapan radicales libres, deteniendo el proceso oxidativo. Estudios realizados in vitro en

La paradoja francesa

Componentes antioxidantes del vino (polifenoles) • Ácidos fenólicos (ácido gálico) • Ácidos cinámicos (ácido caféico) • Derivados de la tirosina (tirosol) • Estilbenos (resveratrol) • Taninos condensados • Flavonoides - Flaconas - Flavonoles - Flavanoles - Antoclanidinas laboratorio por el Centro Nacional de Alimentación, bajo condiciones controladas, en un símil de lo que ocurriría naturalmente han mostrado que la capacidad antioxidante de los polifenoles naturales existentes en el vino es incluso superior a las vitaminas E y C. Los compuestos polifenólicos del vino provienen principalmente de la piel u hollejo de la uva y de las pipas (pepitas), pues su concentración es muy baja en la pulpa. La concentración y variedad de polifenoles en el vino depende de numerosos factores: la variedad de uva, el tipo de vino, el clima y el terreno, una cosecha temprana o tardía,

los diferentes procedimientos de prensado de la uva, el tiempo de fermentación del mosto con la piel, etc. Los flavonoles quercetina y miricetina están en el tejido epidérmico del grano de uva y cuanto mayor sea la cantidad de hollejo que se utiliza en la vinificación, tanto mayor será la concentración de flavonoles en el vino. Por lo tanto, un contacto más prolongado del orujo con el mosto favorece la extracción de los compuestos polifenólicos responsables de la capacidad antioxidante del vino. Los flavonoides son unos compuestos antioxidantes lipofílicos cuya concentración es significativa en los vinos tintos y poco apreciable en los vinos blancos. Hoy en día, está perfectamente demostrado que los flavonoides del vino son absorbidos a través del intestino y aparecen en nuestro medio interno. Este compuesto es un potente antioxidante que protege de la peroxidación a los lípidos presentes en la sangre y en las membranas celulares. Además estos compuestos son capaces de reducir a las otras vitaminas antioxidantes, regenerándolas, de manera que contribuyen a mantener activa la defensa antioxidante. Omega-3 El consumo moderado de vino también se asocia con niveles más altos de ácidos grasos omega-3 en plasma y glóbulos rojos. Un estudio europeo publicado por la Sociedad Americana para la Nutrición incide en que el vino es mejor que otras bebidas alcohólicas por un efecto podría deberse a compuestos como el reverastrol, que representa una de las claves para entender el mecanismo detrás de la protección del corazón observados en los bebedores moderados de vino. Los ácidos grasos omega-3, principalmente derivados del pescado, son considerados como protectores de las enfermedades coronarias y muerte súbita cardíaca, por lo tanto, su alta concentración en sangre es definitivamente buena para la salud. Ahora los investigadores europeos encontraron que beber en forma moderada vino actúa como un ‘disparador’, del fomento de la cantidad de ácidos grasos omega-3 en el cuerpo. Redacción Salud Global ®

Actualmente sabemos que las virtudes de la dieta mediterránea provienen de las propiedades de cada uno de sus ingredientes, pero cada uno de ellos no asume por sí sólo el concepto de dieta mediterránea. El efecto combinado sobre el multiequilibrio bioquímico en los mecanismos fisiológicos es un factor fundamental en la bondad de esta dieta. Una dieta rica en frutas, vegetales, carbohidratos complejos y ácidos grasos monoinsaturados, y baja en grasas saturadas, colesterol y azúcares simples, es importante en la reducción de enfermedades crónicas. Hasta hace poco tiempo el consumo de alcohol no se consideraba como una parte importante de la dieta, pero en el caso de nuestra cultura el alcohol y específicamente el vino, es un componente esencial de la dieta mediterránea y puede ser parcialmente responsable de las bajas tasas de enfermedades cardiovasculares que existen en las poblaciones mediterráneas. En 1992, un equipo de investigadores franceses, dirigidos por el doctor Serge Renaud, realizó un estudio que ofreció un resultado ciertamente paradójico, un país como Francia, a pesar de tener una dieta con alto contenido en grasas saturadas y de tener un índice de riesgo igual a otros países, presentaba sin embargo, una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares, la clave parecía estar en el consumo habitual y moderado de vino, este estudio y sus conclusiones es lo que se conoce como “la paradoja francesa”. El doctor Renaud expone la probabilidad de que sean otros alimentos los implicados en esta “paradoja”, pero que es hora de admitir que un consumo moderado de vino juega un papel decisivo en la protección de los franceses contra las enfermedades coronarias.

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El vino: pilar fundamental de la Dieta Mediterránea Junto con el pan y el aceite, compone la denominada “trilogía mediterránea”, formando una de las combinaciones de alimentos más equilibrada, completa y saludable del planeta Los países mediterráneos cuentan con la menor tasa de mortalidad por enfermedad cardiovascular.

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a Dieta Mediterránea tradicional es una rica herencia cultural que nació de la confluencia geográfica, histórica, antropológica y cultural de tres continentes: África, Asia y Europa. A partir de la simplicidad y la variedad, en un entorno hospitalario y climatológicamente templado, fue surgiendo una de las combinaciones de alimentos más equilibrada, completa y saludable del planeta. El origen de la dieta mediterránea es tan antiguo, como la agricultura misma, pues nace en el Neolítico, cuando el hombre aprendió a cultivar plantas como los cereales, la vid o el acebuche. Los sumerios hace 5.000 años y otras civilizaciones mantuvieron esta dieta, que luego se extendería por el Mediterráneo a través de los fenicios. Su desarrollo se ha forjado a lo largo del tiempo, y es fruto de la influencia que han dejado todos los pueblos que han pasado por estos países: iberos, celtas, griegos, romanos, bárbaros y árabes. Griegos y romanos sentaron las bases de lo que actualmente conocemos como dieta mediterránea con la “trilogía mediterránea”: pan, aceite y vino, presentes desde siempre en nuestra cultura y a la que añadieron el arroz y algunas clases de frutos secos. El vino es un componente más de la dieta mediterránea y que sólo en combinación con una alimentación equilibrada y una práctica de ejercicio, ayuda a fortalecer el organismo, mejorando la calidad de vida. Para Homero ser comedor de pan y bebedor de vino era sinónimo de hombre. Estos elementos continúan con el cristianismo, para el que pan y vino eran fundamentales. Más tarde la relación con los pueblos germanos incorpora la carne a la alimentación; y por último los árabes introdujeron alimentos nuevos como las berenjenas o las alcachofas, y otros tan importantes para la dieta mediterránea como el arroz o la pasta. A todo este bagaje cultural hay que añadir el descubrimiento de América, gracias al cual conocemos alimentos tan importantes en la elaboración de gran parte de nuestros platos como la patata, el pimiento o el tomate. Siete países El concepto de dieta mediterránea se popularizó poco después de la II Guerra Mundial. En esos años ya se

sabía que la población de Creta tenía la tasa más baja de mortalidad por enfermedad cardiovascular. Sobre la base de estos antecedentes, en los años sesenta se realizó un estudio epidemiológico denominado ‘Estudio de los siete países’, para investigar los hábitos dietéticos de los Estados Unidos, Japón, Finlandia, Holanda, la antigua Yugoslavia, Italia y Grecia. Es decir, sólo tres países de la zona del mar mediterráneo. La investigación se centró en la dieta y no consideró diferencias genéticas y de estilos de vida de las distintas poblaciones. Los resultados del estudio mostraron una clara relación entre las características de la dieta y la salud de su población. Así, la de Grecia, especialmente la de Creta, y del sur de Italia tenían la menor tasa de mortalidad por enfermedad cardiovascular y la mayor expectativa de vida en comparación con Finlandia que estaba en el otro extremo y Estados Unidos que estaba en una posición intermedia; a pesar de contar estos últimos con mejores condiciones de vida y servicios médicos. En este sentido, aunque la dieta mediterránea se viene practicando desde hace mucho tiempo, los beneficios que de ella se derivan se conocen desde hace relativamente pocos años. Las propiedades saludables que se le atribuyen se basan en la constatación de que, aunque en los países mediterráneos se consume más grasa que en los Estados Unidos, la incidencia de enfermedades cardiovasculares es mucho menor. Las causas de tales propiedades parecen estar en el mayor consumo de productos ricos en ácidos grasos monoinsaturados, presentes en el aceite de oliva (que reduce el nivel de colesterol en sangre). También se atribuye al consumo de pescado, en especial pescado azul, rico en ácidos grasos omega-3 y, finalmente, al consumo moderado de vino tinto. La dieta mediterránea está asociada con un menor riesgo de deterioro cognitivo leve durante el envejecimiento y en la etapa de transición entre la demencia o deterioro cognitivo leve a la enfermedad de Alzheimer. El vino es una gran fuente de energía y vitaminas que el organismo puede asimilar con facilidad. Fuente de vitaminas e hierro Por beneficios como los anteriores, el vino es mucho más que un buen líquido arraigado a la tradición, es una gran fuente de energía y vitaminas que el orga-

nismo puede asimilar con facilidad, es por eso que tiene un lugar de honor en la dieta mediterránea. El vino de mesa proporciona 80 calorías por copa, lo que proporcionan energía a los músculos y contribuyen al buen manteniendo del organismo. Contiene vitaminas, como la C, varias vitaminas del complejo B y un poco de vitamina A, así como hierro. Los efectos positivos del vino están más que demostrados, pues según estadísticas los bebedores moderados de vino son más longevos que los abstemios, y ni que decir que los bebedores excesivos. Redacción Salud Global ®

La Dieta Mediterránea tradicional es una rica herencia cultural que nació de la confluencia geográfica, histórica, antropológica y cultural de tres continentes: África, Asia y Europa.

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Beber y Vivir con Responsabilidad Miguel Aizpún Ponzán Dermatólogo. Hospital San Pedro. Logroño Vicepresidente Academia Española de Dermatología

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omo en la mayoría de las polémicas, defensores y detractores del vino tienden al exceso para enjuiciar sus efectos beneficiosos o perjudiciales para la salud. Los más exaltados de los primeros atribuyen al vino propiedades curativas (y, en ningún caso, puede ser considerado un medicamento), en tanto que la vanguardia de los segundos, subrayando la grave incidencia del alcoholismo, urgen sea incluido en el grupo de las drogas más peligrosas. La realidad, desde el punto de vista sanitario, dista mucho de estos planteamientos. El vino es, y así debe ser considerado, parte de la dieta mediterránea, que, en términos comparativos, es de las más saludables del planeta. No es capaz de curar enfermedades, pero sí contribuye, siempre que su uso sea racional y moderado, a mejorar la calidad de vida de estos bebedores responsables. Lo cual es muy importante, ya que, en definitiva, de los que se trata es de que la vida sea mejor y eso empieza por ser más felices. También se acepta mayoritariamente el efecto protector que el consumo moderado de vino ejerce en relación con las enfermedades cardiovasculares. Esta beneficiosa influencia es debida, muy probablemente, a la acción modulante de los compuestos fenólicos, lo que contribuye a reducir los efectos oxidativos originados en la metabolización del alcohol. Las investigaciones realizadas por el Grupo de expertos de Seguridad Alimentaria de la Organización Mundial del Vino han profundizado sobre el conocimiento de los efectos beneficiosos del vino, incluso más allá de las patologías cardiovasculares. Bien entendido que estamos hablando de consumos moderados y, sobre todo, racionales, ajustados a las características físicas y mentales de cada bebedor. Lo que origina el problema del alcoholismo no es el vino, sino su consumo abusivo. Y quienes defienden responsablemente al vino, como producto que forma parte de nuestra historia, son los primeros en condenar cualquier exceso.

Investigación Investigaciones recientes tratan de determinar algunas actuaciones específicas positivas, por parte de los compuestos fenólicos, en algunos procesos degenerativos, como los tumorales, la demencia senil y la diabetes. Estos estudios se han fijado en mecanismos bioquímicos que avalarían los efectos beneficiosos de una ingesta moderada de vino, bien a través del contenido en alcohol o de la conjunción de este elemento y los compuestos fenólicos. En todo caso, se trata de un campo de investigación apasionante, en el que todavía quedan muchos tramos por recorrer. Sin olvidar la existencia de otros factores, como el educacional o el propio estilo de vida de determinadas culturas, .que también pueden tener su mayor o menor influencia. Podría darse, incluso, que los efectos beneficiosos dependieran de las propias características genotípicas de cada individuo. Resulta, por tanto, abiertamente injusto atribuir al vino el carácter de droga, como reiteradamente ha subrayado el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja. La mediterránea no ha sido una sociedad mayoritariamente integrada por drogodependientes, y el vino ha estado presente a lo largo de toda su historia, contribuyendo a su riqueza gastronómica y cultural y, sobre todo, a hacer más llevadero el camino sobre la tierra. Esa sociedad ha excluido y condenado siempre a los borrachos, como una rama podrida del árbol de la sociedad. Abrirle la cabeza a alguien con un martillo, no desautoriza la bondad de la herramienta. A quien se condena es a quien la utilizó inadecuadamente y nadie, en su sano juicio, prohibiría los martillos por las agresiones irracionales que puedan perpetrarse con ellos. Lleva el vino siglos de bebedores responsables y de borrachos. Nadie reniega de la Humanidad, porque haya dado individuos capaces de torturar o quemar a sus semejantes. Y debiéramos tener en cuenta, ahora que vivimos dominados por esa prisa que tanto dificulta el pensamiento, que un pueblo tan sabio como el griego ya advirtió, hace cientos de años, que el vino consumido con moderación “hacía bien para la salud”.

Hoy tenemos más elementos para trazar estilos de vida más saludables. Hemos identificado enfermedades desconocidas en el pasado y hoy las tenemos controladas .Desgraciadamente, ese progreso científico no ha discurrido en paralelo con el humano y el intelectual, donde valores fundamentales, como la satisfacción por el trabajo bien hecho, el amor por las pequeñas cosas que dan gusto a la vida o la intensidad de las relaciones afectivas, se han visto rebajadas en aras de un utilitarismo feroz. La historia de la Humanidad demuestra que su camino se recorre a base de avances en unos campos y de retrocesos en otros. También nuestra en propia personal suele ocurrir lo mismo. Sin embargo, la búsqueda del equilibrio debe ser una exigencia continuada del ser humano. Ese equilibrio que nos lleva a poner el vino en su justo lugar, sin atribuirle milagros, que no necesita, para justificar su valía, ni hacerle responsable de cuantas desgracias en el mundo han sido. Tengamos a los buenos vinos como leales compañeros y amigos, aprovechándonos de su capacidad para generar un entorno humanamente saludable.

Dejemos que su alegría nos contagie y mejore nuestra vida. Evitemos drásticamente cualquier abuso que pueda transformarlo en un veneno capaz de pudrir nuestros sentimientos y nuestra vida. Una golondrina, por sí sola, no hace verano ni tampoco el vino una vida alegre y saludable. También exige que pongamos mucho de nuestra parte, porque, como buen amigo y compañero, lo último que pretende es asumir nuestro papel y suplantarnos. Así que, si hemos tomado la sabia decisión de pasarnos al grupo de bebedores responsables, hagamos también otras cosas muy necesarias para nuestra buena salud. Desterremos hábitos nocivos, como la vida sedentaria o el fumar y corrijamos o prevengamos la obesidad. Y procuremos incentivar valores como la alegría y la amistad para condimentar, con esa sabrosa salsa, nuestras vidas. Beber es un arte, como también lo es, y el más importante, el saber vivir, porque ello implica la capacidad para disfrutar de lo aportado por cada día, y que los necios descuidan o ignoran. Si los buenos vinos son un lujo, pongamos de nuestra parte la atmósfera adecuada para degustarlos en toda su amplitud e intensidad. A eso se llama calidad de vida, aunque también responde al nombre de felicidad.

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Vino, Vejez y Calidad de Vida El vino -su consumo, sus efectos, las costumbres vinculadas al mismo y sus leyendas-, ha sido y es un tema recurrente y eterno en las diversas culturas y civilizaciones. Lo ha sido integrado en los hábitos de vida de las personas y también como objeto de creencias y de actitudes que se han incorporado al acerbo popular tanto en la tradición oral de los pueblos como a través de sus diferentes formas de expresión literaria. Esto, que es un fenómeno universal, quizás haya tenido una expresión más acusada en un país como el nuestro, rico desde siempre en este producto hasta el punto de haberlo incorporado a su manera de entender la vida y de integrarlo en sus hábitos de alimentación dentro de ese neologismo específico que conocemos como “la dieta Mediterránea”.

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ontemplado desde la perspectiva de la edad son multitud las referencias que vinculan vino y vejez, tanto para lo bueno como para lo malo. Desde un extremos hasta el otro. Desde “el alcohol es malo y peligroso en cualquier proporción y a cualquier edad, pero sobre todo en la vejez”, hasta la consideración de que “tiene propiedades terapéuticas para el viejo y, por consiguiente, debe estimularse su consumo”. Desde el antiguo testamento hasta hoy mismo la cultura popular viene asociando los términos vino y vejez con todo tipo de características positivas y negativas: salud global, deseo sexual, alegría, fiesta, calidad de vida, corazón protegido, mejores digestiones, buen dormir, etc. También –sensu contrario- con situaciones como la locura, la pérdida de control, la irritación, la impotencia, la desesperación o el pecado. De todo hay, bajo el denominador común de los efectos que el alcohol en general, y de manera particular el vino, pueden generar en nuestro organismo. A partir de ahí las líneas siguientes tan solo pretenden contribuir de forma modesta y resumida a ofrecer una aproximación a lo que pudiéramos considerar como datos más relevantes desde una perspectiva médica en este terreno.

Existen bastantes estudios que muestran como las personas de más edad siguen siendo consumidoras de alcohol en cualquiera de sus formas. Las costumbres cambian según las épocas y la geografía, de manera que los vinos, las cervezas y los destilados se han repartido y se reparten el pastel de forma irregular de acuerdo con el lugar y el momento donde el estudio se haya llevado a cabo. En España, probablemente por tradición, en este grupo etario sigue dominando el consumo de vino. En relación con la edad se conocen algunos datos de interés que se repiten en todas las publicaciones al respecto. Entre ellos que a medida que se van cumpliendo años, disminuye la tasa de sujetos bebedores y la cuantía individual de su consumo. También que los hombres beben en mayor proporción que las mujeres y que presentan en una proporción más elevada problemas de salud derivados del alcohol. En la población anciana es posible detectar, con frecuencia, una cierta conciencia de culpabilidad al respecto, especialmente entre las mujeres. Una de las consecuencias de ello es que las cifras de consumidores y las cantidades que aparecen en las diferentes publicaciones pueden estar distorsionadas a la baja. En la misma línea quiero recordar que muchas veces nos resulta extraordinariamente difícil a los profesionales de la salud incorporar una información veraz a este respecto en las historias clínicas de consultas, hospitales y residencias de ancianos. En este último caso incluso no resulta excepcional encontrar botellas más o menos ocultas en armarios o maletas para consumo propio no declarado.

Estudios llevados a cabo en los Estados Unidos muestran que en aquel país al menos la mitad de las personas mayores de 65 años son consumidores ocasionales de bebidas alcohólicas. Otro trabajo llevado a cabo en el Reino Unida mostraba que, en ese segmento de edad, dos tercios de los varones y casi la mitad de las mujeres habían consumido alcohol en la última semana. Si en lugar de hablar de “consumo”, lo hacemos de “abuso” las cifras son mucho más bajas. Así la Asociación Americana de Psiquiatría, utilizando los criterios al respecto del DSM-IV consideraba en 2001-2001 que las tasa de “abuso” en USA referidas a este segmento de población eran de 2.36% para los hombres y de 0.38% para las mujeres. La Organización Mundial de la Salud estableció

José Manuel Ribera Casado Jefe del Servicio de Geriatría Hospital Clínico San Carlos. Madrid

Refranes, tópicos y sentencias populares • El vino es la leche del viejo • Viejo que buen vino bebe tarde muere • El secreto del centenario: un vaso de vino diario • El viejo aguanta la bebida peor que el joven • Los problemas con la bebida son mayores (o menores) en la vejez • Buen vino y sopas hervidas alargan al viejo la vida • Al viejo el vino otra vez le hace niño • El viejo y el horno por la boca se alientan: el uno con el vino el otro con la leña • Cuando el viejo esté mohíno, dale un buen vaso de vino • Para la vejez a ratos leche y a ratos vino de Jerez • Sopas, vino y fuego son para el viejo el apego • Al viejo no le des vino nuevo, sino añejo • “Vivo mientras bebo”, dice el viejo, “Pronto no viviré porque no beberé” • Cuanto se es más viejo más gusta el licor del pellejo un test de valoración (AUDIT) que recogía no sólo a los que abusaban del alcohol en términos del DSMIV sino también a aquellos bebedores que aunque fuera de forma ocasional rebasaban los límites de consumo recomendados. De acuerdo con este sistema de medición en el año 2000 en el Reino Unido podían ser calificados como “bebedores” el 24% de los hombres entre 65 y 70 años y el 14% de aquellos

entre 70 y 75. Entre las mujeres estas proporciones descendían hasta el 6 y el 5% respectivamente. Sin embargo, este mismo estudio ponía de manifiesto que las tasas de dependencia alcohólica al cabo de seis meses eran muy bajas. Entre las mujeres de 65 a 70 años sólo del 0.7%, con ningún caso por encima de esa edad. Entre los hombres del 2.9% entre los 65 y los 70 años y de 2% entre los 70 y los 75. Por lo que respecta a nuestro país los datos más fiables son, probablemente, los que aporta la última Encuesta Nacional de Salud (ENS) correspondientes al periodo 2006-07. En ella se nos habla de “bebidas alcohólicas en cantidades consideradas de riesgo para la salud” y los datos que se aportan referidos a este parámetro son del 7.1% en el caso de los varones entre 65 y 74 años y del 4.9% entre los que superan dicha edad. Las tasas respectivas para las mujeres son del 1.9 y del 1% para los mismos grupos de edad. Los bebedores ocasionales son mucho más numerosos, de manera que han consumido alcohol en las dos semanas previas a la encuesta el 71% de los hombres de 65 a 75 años y el 58% de los mayores de 75. Entre las mujeres estas tasas son del 40 y del 30.5% para cada uno de estos segmentos de edad.

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Beneficios y Riesgos

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o cierto es que, como a cualquier otra edad, el consumo de bebidas alcohólicas conlleva también en el anciano riesgos y eventuales beneficios. Los cambios farmacodinámicos y farmacocinéticos que tienen lugar en el organismo a lo largo del proceso de envejecer condicionan una peor tolerancia hacia cualquier forma de alcohol incluido el vino, a medida que envejecemos y un riesgo mayor de interacciones con diversos fármacos de uso frecuente en la vejez. En este sentido se acentúa el riesgo de daño a muy diferentes niveles orgánicos: sistema nervioso central, tubo gastrointestinal, hígado, páncreas, desnutrición, corazón, etc. Las posibilidades de alteración a cualquiera de estos niveles se acentúan en el viejo, especialmente si se trata de personas que presentan ya alteraciones por otras causas en esas localizaciones. También en estas edades existe el riesgo de presentar alcoholismo en cuanto tal. Todo ello hace que, además, deben ser tomados en consideración a la hora de recomendar o no el consumo de estas bebidas algunos factores de carácter social como la conducción o los problemas de convivencia doméstica. No es este el lugar para desarrollar un tratado de la patología en relación con el alcohol ni tampoco para comentar los problemas que pueden derivarse de la adicción alcohólica o de la forma de enfrentarse a ella. Con esta llamada pretendo, únicamente, dejar constancia de que tampoco en este campo las cosas son blancas o negras y de que antes de lanzarnos a cualquier piscina es necesario saber si tiene agua y cuánta. Un único comentario en relación con la demencia. Se ha especulado mucho sobre el riesgo que el consumo de alcohol puede ejercer en este campo. Las diferentes publicaciones en este campo nos indican que si bien este riesgo puede ser cierto en el caso de los bebedores crónicos de cantidades importantes, no existe evidencia suficiente para poder generalizar la afirmación entre los bebedores moderados u ocasionales, de forma que trabajos recientes llegan a sugerir que una ingesta moderada de alcohol desde la juventud pue-

de, incluso, ejercer un cierto efecto protector en este sentido Surge inmediatamente la cuestión de si los riesgos señalados nos indican qué deberemos prohibir las bebidas alcohólicas, vino incluido, a la población de más edad. Es evidente que no. En medicina, y más aún en geriatría, hablamos siempre de la importancia que tiene individualizar. Las trayectorias vitales de las personas divergen progresivamente a lo largo de la vida de manera que las diferencias interpersonales a todos los niveles a edades avanzadas pueden ser y de hecho lo son muy significativas. Como queda señalado el anciano que consume vino suele hacerlo con unos criterios de racionalidad mucho mayores que el individuo más joven, especialmente en cuanto al riesgo de adición se refiere. La llamada “paradoja francesa” que enfatiza las ventajas que un consumo moderado de vino puede representar a la hora de afrontar la cuestión de los “factores de riesgo cardiovascular” es también aplicable a la población anciana. Parece haber suficiente evidencia de que el consumo moderado de alcohol tiene un efecto protector sobre la patología coronaria, incluso en pacientes diabéticos. Estas ventajas cabe trasladarlas también a otros campos en los que el anciano puede tener problemas como el de las relaciones sociales o en el de la propia calidad de vida entendida en un sentido amplio. El problema fundamental estriba en establecer cuánto es demasiado. A qué podemos llamar un consumo leve, moderado, óptimo o excesivo. La presencia de situaciones como obesidad, diabetes mellitas, hiperlipidemia, hábito tabáquico o enfermedad cardiovascular o neurológica establecida es algo que siempre debe ser tenido en cuenta. Existen guías que orientan sobre lo que cabe considerar como un “consumo razonable”. En la mayor parte de los países y referido al vino este consumo se concreta en torno a los 12 gr. de etanol al día, lo que viene a suponer un vaso de 125 ml. También aquí con un cierto margen de variabilidad en base al volumen corporal de cada individuo y a la eventual patología asociada que pueda presentar.

Brindis final Nada mejor que concluir este pequeño repaso con algo tan ligado a la bebida y a la fiesta como puede ser un brindis. Un brindis por el consumo razonable del vino también entre las personas de más edad. Un brindis que haga hincapié en sus efectos más positivos, en el componente lúdico y festivo que se asocia a cualquier forma de desearnos un futuro mejor y positivo. Será un brindis moderado en cuanto a la cantidad, con el mejor de los vinos posibles y siempre ajustado a la situación personal de cada uno. Cuando la salud no impone ninguna contraindicación, siempre va a haber algún motivo para la alegría. En ese contexto brindar por la vida constituye, sin duda, una de las mejores formas de celebración. Que así sea. Bibliografía recomendada Chiu E.- Alcohol for the older person-friend or foe? Age Ageing 2008; 37:493-494. Corder R.- Red wine, chocolate, and vascular health: developing the evidence base. Heart 2008; 94:821-823. Coulthard M, Farrell M, Singleton N, et al.- Tobacco, alcohol and drug use and mental health 2002. Office of National Stadistincs. London. http://www.statistic.gov.uk/downloads/theme Duphour MC.- Alcohol use and abuse. En Pathy J, Sinclair AJ, Morley JE (eds) Principles and Practice of Geriatric medicine (4ª ed). Wiley. Chichester. 2006; 156-168. Gil Gregorio P.- El alcohol. En Ribera JM y Gil Gregorio P (eds) Factores de Riesgo en la patología Geriátrica. Edimsa. Madrid. 1996. 87-100. Instituto Nacional de Estadística.- Encuesta Nacional de Salud 2006-2007. Ministerio del interior. Madrid. 2007. Marfella R, Cacciapouti F, Siniscalchi ; et al.- Effect of moderate red wine intake on cardiac prognosis after recurrent acute myocardial infarction of subjects with Type 2 diabetes mellitus. Diabetic Med 2006; 23:974-981. Mishara BL, Kasterbaun L.- Alcohol and old age. Stars in psychiatry. Grunne Stratton. New New. 1980. Peters R, Peters J, Warner J, Beckett N, Bulpitt C.- Alcohol, dementia and cognitive decline in the elderly: a systematic review. Age Ageing 2008; 37:505-512 Trichopoulou A.- Traditional Mediterranean diet and longevity in the elderly: a review. Public Health Nutr 2004; 7:943-947. Wilcox S, King AC.- Health behaviors and adherence. En Hazzard WR, Blass JP, Halter JB, Ouslander JG, Tinetti ME (eds) Principles of Geriatric medicine and Gerontology (5ª ed). McGraw-Hill. New York. 2003. 265-284.

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La naturaleza ha dotado a Castilla-La Mancha de cualidades naturales para el cultivo de la vid

El mayor viñedo del mundo Sus 567.338 hectáreas representan el 7,1 por ciento de la superficie vinícola del mundo y la mitad de la española La viña configura un paisaje característico y perfectamente integrado en el medio natural de la región y tiene una importancia capital en el mantenimiento del medio ambiente

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astilla-La Mancha cuenta con la mayor superficie dedicada al viñedo del mundo, con unas 567.338 hectáreas, lo que representa el 7,1 por ciento de sus 79.463 kilómetros cuadrados de superficie de la comunidad autónoma y el 50 por ciento del viñedo de España, el 17,8 por ciento del de Europa y 7,6 por ciento del mundo. Una extensión semejante de viñas, concentrada principalmente en las provincias de Toledo y Ciudad Real, provoca que al atravesar la región se tenga una visión sistemáticamente repetida, que asemeja auténticos mares de viñas y que el escritor argentino Jorge Luis Borges adjetivó como “esas verdes proporciones” a las viñas. Este hecho es significativo, porque La Mancha fue bautizada por los musulmanes como “Manxa” o “Tierra Seca” y, hoy día aún, uno de los principales problemas agroambientales de la región es la necesidad de agua. Castilla-La Mancha, caracterizada por su clima extremo con escasas precipitaciones, escasos recursos hídricos, suelos pobres y con alto grado de aridez, propicia de forma casi milagrosa que la vid se haya asentado de forma tan apropiada en sus tierras, asegurando además una adecuada producción sin necesidad de riego ni tratamientos químicos y ofreciendo una maduración de la uva tan excelente que no necesita que se le añada otros productos, por lo que prácticamente se podría hablar de un cultivo ecológico. La naturaleza ha dotado a Castilla-La Mancha de cualidades naturales para el cultivo de la vid, y el viñedo en esta región es una obsesión natural, del paisaje y de sus gentes por lo que representa para ellos. La viña configura un paisaje característico y perfectamente integrado en el medio natural y tiene una importancia capital en el mantenimiento del medio ambiente, especialmente en la protección del suelo frente a los procesos erosivos y la desertización. La viña ofrece un doble beneficio medioambiental en la lucha contra el cambio climático: es fuente de oxígeno y absorbente y neutralizador de los gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono. Un coche puede emitir al día en torno a cuatro kilos de dióxido de carbono, mientras que una hectárea de viñedo puede asimilar hasta cinco kilos de este

gas, por lo que hay un impacto positivo de un kilo de oxígeno. Asimismo, los viñedos también ofrecen protección a la avifauna de la zona, proporcionando agua, alimento y cobijo en verano a especies, tan importantes como la perdiz roja o la liebre. Además, los viñedos son la única cubierta vegetal verde del paisaje manchego en verano y constituyen un verdadero atractivo turístico y de desarrollo rural. Su sustitución por otro cultivo de similares características con idéntica rentabilidad hoy día es, por definición científica, imposible. Implícitamente, los viñedos de la región combaten el despoblamiento y evita la deslocalización de empresas, ya que toda la actividad que se produce en torno al cultivo de la vid y a la elaboración del vino conlleva una vivencia de cultura, tradición e historia, negocio y generación de empleo de la que dependen 70.000 familias en Castilla-La Mancha. Los municipios con más viñedo tienen una densidad de población por encima de la media regional (24 hab/km2), como: Valdepeñas con 58 hab/km2, Tomelloso con 147 hab/km2, La Puebla de Almoradiel con 54 hab/ km2, Alcázar de San Juan con 44 hab/km2, Campo de Criptana 45 hab/km2. En todas estas localidades el paisaje es monocorde y más de la mitad de su superficie está ocupada por la vid. El sector vinícola contribuye al desarrollo sostenible de la región ya que los empleos que genera el sector, lo hace en el medio rural. En la actualidad el

85 por ciento de la población de la región vive en poblaciones menores de 5.000 habitantes y el cultivo de la vid da trabajo al 61% de la población ocupada en la agricultura de Castilla-La Mancha. El viñedo como cultivo social ha cubierto las necesidades de miles de familias que viven de la producción de la uva. Principalmente se trata de pequeñas explotaciones que generan suficientes recursos para el núcleo familiar y para el tejido cooperativista castellanomanchego. En buena medida, la economía de Castilla-La Mancha, está condicionada a los balances del sector vitivinícola y de forma directa está relacionada con el desarrollo de los pueblos de la región, ya que este cultivo representa el 8 por ciento del Producto Interior Bruto. Tendencia actual La tendencia durante los últimos años en Castilla-La Mancha ha sido la de mantener la capacidad productiva, estabilizada principalmente por la aplicación de la actual política agraria dentro de la OCM del vino. En la distribución de la superficie por provincias, Ciudad Real es la que presenta una mayor extensión de viñedo en el conjunto de la región (con un 35 por ciento), seguida de Toledo, Cuenca, Albacete y Guadalajara, ésta última con únicamente un 1 por ciento del viñedo. Por provincias, el reparto de viñedo entre secano y regadío se mantiene similar en Albacete y Ciudad Real, pero es más acentuado en Toledo (más rega-

dío) y mucho menos en Cuenca y Guadalajara (en este último sin regadío). Adicionalmente al cultivo de regadío, en la región se han introducido nuevas técnicas y métodos de trabajo que han permitido mejorar la materia prima obtenida. Por variedad de uva, destaca la superficie dedicada a la variedad Airén (uva blanca) frente a otras variedades tintas (Cencibel, Bobal o Garnacha). De todas formas, se observa un progresivo descenso de la superficie dedicada a la uva blanca (-2,6% interanual) y un aumento de las variedades tintas (+3,1% interanual). En 2007 se contabilizan 117.471 viticultores en la región, de los que aproximadamente un tercio se dedican a la vid a tiempo parcial También se observa que un tercio de los viticultores poseen únicamente una hectárea de viñedo, de lo que se puede deducir la gran dispersión existente en la región en cuanto a la propiedad de las explotaciones. Desde el punto de vista de la dispersión geográfica, se apunta que las explotaciones con mayor superficie de viñedo se encuentran en Ciudad Real mientras que en Guadalajara están las explotaciones más pequeñas. Historia Son muchos los vestigios arqueológicos y documentales que muestran que la vid llegó a CastillaLa Mancha en la época romana, pero de forma más tardía que a las comarcas litorales de la Península. En

10 peculiar: se encuentra a una altitud de más de 1000 metros, con una diferencia térmica entre el día y la noche de más de 20 grados en los días de calor. Jumilla. Está situada en el sureste español, siendo una zona caracterizada por amplios valles y planicies, marcados por montañas, zona de transición entre el Litoral levantino del Mediterráneo y la meseta castellano-manchega, amparando la producción dos amplias zonas: el municipio de Jumilla, en la provincia de Murcia, y seis municipios en la provincia de Albacete. Actualmente están registradas más de 30.000 hectáreas de viñedo. La Mancha. Constituye el viñedo más grande del mundo, por lo que se la conoce como “La Bodega de Europa”. Se extiende a lo largo de 193.133 hectáreas divididas entre cuatro provincias (Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo). En total incluye 182 municipios y mas de 300 bodegas.El terreno asciende de forma constante de norte a sur. Es una gran extensión de orografia poco accidentada y altitud que ronda los 700 metros sobre el nivel del mar. El suelo es calizo de color frecuentemente rojizo, pobre en contenido orgánico. la Edad Media, y de la mano de las órdenes militares, comienza una tímida expansión por las zonas encomendadas a su custodia. Estas órdenes, sobre todo la de Calatrava, estuvieron directamente ligadas al Cister borgoñón, por lo que, desde antiguo, se cree emparentada la variedad sensible (tempranillo), la uva típica de la región, con la pinot noir borgoñona. Sin embargo, aunque no puede negarse que en el Siglo de Oro existiesen viñedos en numerosos pueblos de la región, no alcanzaban el predominio actual. Prueba de ello es que, en los paisajes que describe el Quijote, la viña no aparece con igual protagonismo que los montes o tierras de pastos, y el vino se encuentra en pellejos –elemento utilizado en el transporte- y no en tinajas de barro, como sería lógico si el viñedo fuera abundante. No obstante, en el siglo XIX la viticultura manchega vive una expansión, no sólo por la demanda exterior –debida a las plagas que asolan Francia-, sino también por el acercamiento de Madrid a través del ferrocarril. Constancia de ello es que en Campo de Criptana se constituyó, a principios del siglo XX, la primera cooperativa vitivinícola española, y en 1927 se inauguró la Estación de Viticultura y Enología en Alcázar de San Juan. Hoy en día no se puede entender Castilla-La Mancha sin el cultivo de la vid, pues es patria de la mayor cantidad de viñedo del mundo. Actualmente existen en España más de medio centenar de Denominaciones de Origen vinícolas, con sus correspondientes Consejos Reguladores, organismos corporativos creados por el Estatuto del Vino en 1932 , con el fin de integrar los intereses vitícolas y las bodegas en cada área de producción. Castilla-La Mancha cuenta con trece denominaciones de origen, que se han convertido en elementos esenciales en la dinamización del sector y en el auge que los vinos de la región han tenido recientemente.

Almansa. Se encuentra situada en la parte sudeste de la provincia de Albacete, la componen 8 términos municipales teniendo como centro de la denominación, la localidad de Almansa. Tiene una extensión de 7.600 hectáreas. Los viñedos se sitúan principalmente en los alrededores de las ciudades de Almansa y Bonete. Están plantados sobre suelos de relieves suaves, algo más accidentados en la parte noroeste de la zona, a una altitud que oscila entre los 700 y los 1.000 metros.Los viñedos suelen asentarse sobre tierras llanas caracterizadas por suelos permeables, calizos y pobres en nutrientes, condiciones ideales para la elaboración de vinos de calidad. Dehesa del Carrizal. La finca Dehesa del Carrizal está enclavada en los Montes de Toledo, en los términos municipales de Retuerta del Bullaque y Navas de Estena, en la provincia de Ciudad Real. Forman junto con la finca Los Valles, un auténtico parque natural de cerca de 4.000 hectáreas. El suelo donde se cultiva el viñedo es arcilloso, con gran cantidad de guijarro en superficie. Se sitúa a casi 900 metros de altitud en orientación noreste. La producción media está entorno a los 10.000 kilos por hectárea. Dominio de Valdepusa. En una de las comarcas más definidas de Toledo, la Jara, limitada por las estribaciones de los Montes de Toledo y la sierra de Altamira y atravesada de este a oeste por el río Tajo, es una comarca llana con ciertas ondulaciones. Malpica se encuentra a 400 metros sobre el nivel del mar. Los viñedos se localizan a 50 kilómetros de la ciudad de Toledo, con una altura media de 490 metros. Tanto la bodega como la D.O. utilizan el nombre del río próximo Pusa, afluente del Tajo. Los suelos de caliza y arcilla de la propiedad, formados en el periodo cretácico, son especialmente apropiados para el cultivo de la vid. Finca Élez. Este pago se encuentra en la Sierra de Alcaraz, al noroeste de la provincia de Albacete, en un entorno de gran belleza natural. Posee suelos idóneos para el desarrollo de las vides: franco-arcilloarenosos y franco-arcillosos. Su característica más

Manchuela. Ocupa las tierras situadas entre el Júcar y el Cabriel, al sudeste de la provincia de Cuenca y al nordeste de la de Albacete.Los viñedos crecen en la meseta, a una altura entre 600 y 700 m. sobre el nivel del mar.Los suelos son arcillosos con base calcárea de los sedimentos de ambos ríos. Méntrida. Situada en el norte de la provincia de Toledo en la Submeseta Sur Castellana. La zona de producción de la D.O Méntrida, limita al norte con las provincias de Avila y Madrid, al sur con Toledo, al este con el río Tajo y con términos de la zona de la Sagra y al oeste con Talavera de la Reina. La integran 51 municipios de la provincia de Toledo, pertenecientes a tres comarcas agrarias de la provincia. Mondéjar. Está situada en el suroeste de la provincia de Guadalajara, es una zona de transición entre la Alcarria y la meseta de la Mesa de Ocaña, bañada por los ríos Tajo y Tajuña. Su altitud media es considerable, de 800 metros.En su paisaje ondulado y de pendientes suaves, se distinguen dos tipos de suelos: Uno, rojo sobre sedimentos limoarcillosos con grava, buena permeabilidad y aireación, pobre en materia orgánica y fósforo, y rico en potasio. Y otro, Pardocalizo sobre magras, areniscas y conglomerados de buena aireación y permeabilidad, ph alcalino, ricos en calcio y carbonatos, pobres en materia orgánica, nitrógeno y magnesio. Pago Guijoso. El viñedo, de 72 hectáreas, se encuentra en la propia Finca El Guijoso, situado a 1.000 metros de altitud. Está integrada por doce parcelas de viñedo ubicadas en el término municipal de El Bonillo, de la provincia de Albacete. Ribera de Júcar. Los profundos terrenos arcilloso calcáreos, cubiertos de cantos rodados o guijarros, se asientan sobre una altiplanicie mesetaria con una altitud media que ronda los 750 metros. Esta incomparable situación y el especial microclima de la Ribera del Júcar aseguran unas condiciones excelentes para el cultivo de la vid. Los tradicionales cantos

rodados o guijarros, herencia del antiguo paso del río Júcar por esta zona, facilita el drenaje en épocas de lluvias, siendo el agua filtrada hasta el subsuelo. En verano, estos guijarros reciben los rayos solares y los reflejan a los racimos y así facilitan la insolación y maduración homogénea de los racimos de uvas. Uclés. La zona vitícola se encuentra en la Meseta Sur, al oeste de la provincia de Cuenca y al noroeste de la provincia de Toledo. Ocupa una extensión de 175.000 hectáreas, aunque solamente 1.500 pertenecen a las vides aptas para dar vinos de Uclés. El suelo es muy variado, aunque responde a unas características similares. La textura de los cultivados se considera arenosa a franco arenosa, con suelos profundos en su mayor parte y poco fértiles. Aunque en las proximidades de los ríos Riánsares y Bedija encontramos suelos de texturas franco arcillosas, profundos y de fertilidad media alta. Vadelpeñas. Se encuentra situada en el borde meridional de la submeseta sur castellana, pudiendo considerarse enmarcada en las comarcas de Campo de Montiel, por el este, y Campo de Calatrava, por el oeste. El sur de la denominación se encuentra con las estribaciones de Sierra Morena, y al este y oeste hay montañas que se elevan hasta los 1.000 metros. Los viñedos más valorados se encuentran en Los Llanos al oeste y en Las Aberturas al norte. El área total de viñedos asciende a 29.616 hectáreas. Redacción Salud Global ®

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El alcohol es bueno para la salud?, no hay una respuesta sencilla Luis Ruiz-Valdepeñas Herrero Jefe de Servicio de Cardiología. Hospital General de Ciudad Real

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esde hace miles de años, los humanos han disfrutado de las bebidas alcohólicas en la vida cotidiana, ceremonias religiosas y celebraciones sociales. Además, el beber moderadamente podría prevenir algunas enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio y las trombosis cerebrales. Sin embargo, el consumo de alcohol también se asocia con riesgos importantes: accidentes, lesiones, enfermedades del hígado, hemorragias cerebrales, hipertensión arterial, varios cánceres, y enfermedades congénitas. Por tanto, es importante que la opinión pública entienda bien los posibles riesgos y beneficios del alcohol para hacer un uso responsable del mismo. En primer lugar me gustaría aclarar lo que se entiende como consumo moderdo de alcohol. Una jarra de cerveza, un vaso de vino o una copita de licor tienen alrededor de 10 a 15 gramos de etanol, y es lo que se entiende como una bebida. Además, los hombres y las mujeres tienen una respuesta diferente al alcohol por razones fisiológicas. Pues bien, hablamos de consumo moderado de alcohol cuado se toman al día dos bebidas como máximo en el caso de los hombres, y una bebida como máximo en el caso de las mujeres. Desde el punto de vista médico no puede hacerse una recomendación sobre el uso del alcohol igual para todas las personas. Debe tenerse en cuenta la edad, el sexo, la historia personal y familiar. Por ello lo ideal es pedir consejo al médico de familia. De todas maneras sí pueden darse unas pautas generales:

No se recomienda tomar alcohol a las siguientes personas: - Embarazadas - Antes de conducir o manejar cualquier máquina peligrosa - Con historia personal o familiar de alcoholismo - Con historia personal o familiar de cáncer de mama - Que hayan tenido una hemorragia cerebral - Que tengan una enfermedad del hígado o del páncreas - Que tengan ciertas lesiones en el aparato digestivo - Si están tomando medicinas, consulte a su médico o farmaceútico si son compatibles con el alcohol

• Menores de edad. En ellos es importante la educación, en el seno de la familia, de un

consumo responsable de alcohol

• Si una persona es abstemia, no hay ninguna razón para que empiece a beber. Ningún ensa-

yo clínico ha demostrado que comenzar a beber prevenga ninguna enfermedad.

• Entre los jóvenes el consumo de alcohol, incluso moderado, aumenta el riesgo de las cau-

sas más frecuentes de muerte a esa edad, como los accidentes de tráfico y laborales, violencia, y el cáncer de mama. Sin embargo no parece haber inconveniente en tomar alguna bebida ocasional, siempre que no pertenezcan a los casos explicados antes.

• A partir de los 40 o 50 años son más frecuentes las enfermedades cardiovasculares como

los infartos de miocardio o las trombosis cerebrales, así como los factores de riesgo para adquirirlas, como la hipertensión, la hipercolesterolemia, el tabaquismo o la diabetes. En estas personas, un consumo moderado de alcohol podría ayudar a prevenir estos problemas. Por ello en estos casos se puede continuar bebiendo moderadamente, por supuesto con las excepciones explicadas arriba.

• Algunas investigaciones sugieren que el vino es la bebida alcohólica que más protección

ofrece frente a las enfermedades cardiovasculares, posiblemente gracias a algunas substancias que contiene como los flavonoides. De todas maneras aún no disponemos de la última palabra, y es un tema que continúa estudiándose.

• Un consumo mayor que moderado de alcohol siempre es malo para la salud.

Características de una buena alimentación, según la Fundación Dieta Mediterránea • Utilizar el aceite de oliva como principal grasa de adición. Es el aceite más utilizado en la cocina mediterránea. Es un alimento rico en vitamina E, beta-carotenos y un tipo de grasa vegetal (monoinsaturado) que le confieren propiedades cardioprotectoras. Este alimento representa un tesoro dentro de la dieta mediterránea, y ha perdurado a través de siglos entre las costumbres gastronómicas. • Consumir alimentos vegetales en abundancia: frutas, verduras, legumbres y frutos secos. Las verduras, hortalizas y frutas son la principal fuente de vitaminas, minerales y fibra de nuestra dieta y nos aportan, al mismo tiempo, una gran cantidad de agua. Es muy importante consumirlas a diario y la cantidad recomendada son cinco raciones entre ambas. Gracias a su contenido elevado en antioxidantes y fibra pueden contribuir a prevenir, entre otras, algunas enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. • El pan y los alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz y sus productos integrales) deberían formar parte de la alimentación diaria. El consumo diario de pasta, arroz y cereales en general es imprescindible por su composición rica en carbohidratos. Nos aportan una parte importante de energía necesaria para nuestras actividades diarias. Hay que tener en cuenta que sus productos integrales nos aportan más fibra, minerales y vitaminas. • Los alimentos poco procesados, frescos y locales son los más adecuados. Es importante aprovechar los productos de temporada ya que, sobretodo en el caso de las frutas y verduras, nos permite consumirlas en su mejor momento, tanto a nivel de aportación de nutrientes como por su aroma y sabor. • Consumir diariamente productos lácteos, principalmente yogurt y quesos. Nutricionalmente hay que destacar que los productos lácteos son excelentes fuentes de proteínas de alto valor biológico, minerales (calcio, fósforo, etc.) y vitaminas. El consumo de leches fermentadas se asocia a una seria de beneficios para la salud porque estos productos contienen microorganismos vivos capaces de mejorar el equilibrio de la microflora intestinal. • La carne roja tendría que consumirse con moderación y si puede ser como parte de guisados y otras recetas. Y las carnes procesadas en cantidades pequeñas y como ingredientes de bocadillos y platos. Las carnes contienen proteínas, hierro y grasa animal en cantidades variables. El consumo excesivo de grasas animales no es bueno para la salud. Por lo tanto, se recomienda el consumo en cantidades pequeñas, siempre que se pueda, mejor magras, y formando parte de platos a base de verduras y cereales. • Consumir pescado en abundancia y huevos con moderación. Se recomienda el consumo de pescado azul como mínimo una o dos veces a la semana ya que sus grasas -aunque de origen animal- tienen propiedades muy parecidas a las grases de origen vegetal a las que se les atribuyen propiedades protectoras frente enfermedades cardiovasculares. Los huevos son ricos en proteínas de muy buena calidad, grasas y muchas vitaminas y minerales que los convierten en un alimento muy completo. El consumo de huevos tres o cuatro veces a la semana es una buena alternativa a la carne y el pescado. • La fruta debe ser el postre habitual y, ocasionalmente, dulces pasteles y postres lácteos. Las frutas son alimentos muy nutritivos que aportan color y sabor a nuestra alimentación diaria y que se convierten también en una alternativa muy saludable para media mañana y la merienda. • El agua es la bebida por excelencia en el Mediterráneo. El vino se ha de tomar con moderación y con las comidas. El agua es fundamental en nuestra dieta. El vino es un alimento tradicional en la dieta mediterránea que puede tener efectos beneficiosos para la salud pero que se tiene que consumir con moderación y en el contexto de una dieta equilibrada. • Realizar actividad física todos los días (tan importante como comer adecuadamente). Mantenerse físicamente activo y realizar cada día un ejercicio físico adaptado a nuestras necesidades es muy importante para conservar una buena salud.

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Relaciones Sociales y Vino Miguel Aizpún Ponzán Dermatólogo. Hospital San Pedro. Logroño. Vicepresidente Academia Española de Dermatología

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l vino lleva, cuando menos, desde 3.500 años antes de Cristo contribuyendo a alegrar el corazón de los que se reúnen a y a aliviar la tristeza de los solitarios. Los primeros refuerzan sus lazos de amistad con los compañeros y los segundos están en el camino de encontrarlos. Sabido es que el vino también es conocido como caldo, por su condición de cultivo de relaciones humanas. Desde antiguo, la imagen del vino se asocia a la celebración entre amigos. Baco se siente mejor en compañía que en soledad y, por ello, la ingesta en solitario se considera como una especie de camino hacia encuentros gratificantes en el futuro. El vino predica con el ejemplo y, a lo largo de la historia, ha venido actuando como enlace entre pueblos y culturas. Incluso los más puritanos entre los árabes no se atrevieron a descalificarlo, rebautizándolo como dulcísimo arrope. No puede dudarse de las bondades de un producto que, según subraya el erudito Arnau de Vilanova, en 1.310, fue preservado del diluvio universal y que, a mayor abundamiento, simboliza litúrgicamente la preciosa sangre de Cristo. ¿Quién se atrevería a descalificar a la legión de abades que , durante siglos, han cultivado preciadísimos mostos en sus monasterios?. ¿Y a ignorar la sólida fuente de empleo, que constituían los viñedos medievales para los siervos atados a la tierra?. En nuestro entorno, el vino forma parte de la dieta y la cultura mediterránea. Por ello, se ha integrado de tal manera en el área de las relaciones sociales, que resulta difícil imaginar una celebración donde el vino esté ausente. Su carencia estuvo a punto de hacer peligrar las bodas de Caná, a las que asistió el mismísimo Dios Hijo y en las que utilizó su poder para salvar la situación. Con el vino ocurre como con los amigos. Hay que cuidarlos para que la relación funcione. De ahí que el saber beber sea todo un arte. Quien abusa de los amigos acaba quedándose solo. Quien abusa del vino se vacía de sí mismo y hace que todos se alejen del desgraciado borracho. Tampoco al vino le gusta estar solo. Cada caldo tiende, en función de sus características, a unirse a otros productos, con los que compartir su calidad privilegiada. Frecuentemente, los medios de co-

municación recogen gratificantes hermanamientos del vino con determinados tipos de carnes, quesos o pescados. Sin olvidar pinchos y tapas, auténticas obras gastronómicas de arte en miniatura. Tomado con moderación, valorando y saboreando sus cualidades, el vino genera un estado emocional que contribuye a incentivar las relaciones con amigos. Nos va guiando a territorios mentales alejados del estrés y redescubre sueños que el trajín cotidiano nunca logró sepultar del todo. En esa atmósfera, el prójimo nos parece más cercano y sentimos que las relaciones entre humanos, a pesar de todo, merecen la pena. En una sociedad dominada por el utilitarismo, tendemos a olvidar la importancia de los intangibles. Resulta muy difícil poner precio a las sensaciones proporcionadas por un buen vino en términos estrictamente monetarios. Quienes lo intentan, desde una óptica equivocada, corren el riesgo de confundir valor y precio, algo propio de cabezas escasamente amuebladas. Baste advertir, sin embargo que , esos pequeños detalles, tan difíciles de cuantificar, han sido capaces, en ocasiones de arruinar una empresa y, lo que es más grave, hasta la vida misma. Si la existencia humana, tan proclive al valle de lágrimas, no se adereza con buenos momentos, puede ser un manjar, de puro ácido, insoportable. Y tanto más resultará efectivo el dulcificante aderezo, si se comparte con otros. El vino ofrece muchos motivos para el placer en compañía. Muchos individuos han hecho otros tantos amigos a través de la cata, una práctica de afinada liturgia y cada vez más extendida. A medida que la sociedad se ha ido haciendo más rica, los caldos han aprovechado ese potencial para hacer amigos. Así ha nacido y se ha desarrollado el enoturismo, que ha reforzado antiguos amores y hecho aflorar otros nuevos. Nunca debiera utilizarse el vino para salirse de uno mismo. Beber para olvidar, con la justificación de que son muchas las desgracias en el ropero, no deja de ser una actitud cobarde, que reniega de un pasado que, por mucho que nos disguste, constituye el cimiento de nuestra vida. Quien se apoya únicamente en la fachada, acaba derrumbándose. Si verdaderamente tenemos amigos, ellos nos querrán como somos, con nuestras virtudes y defec-

tos. Valorarán más nuestra autenticidad que nuestros intentos de aparecer mejores de lo que realmente somos. Por eso, el consumo de los buenos vinos debe efectuarse en un escenario natural, alejado de toda mitificación, con el fin de degustarlo lo más ajustado posible a sus propiedades. Ya advertía Antonio Machado que hay que procurar hablar, no desde púlpitos y estrados, sino a ras del suelo, que es la única forma de saber la propia estatura. Las bodegas vienen constituyendo, desde hace siglos, los templos paganos de la amistad. En ellas se ofician los ritos que engrasarán las relaciones humanas, dentro de jerarquías delimitadas por el conocimiento. Saber de vinos se ha convertido en una disciplina cada vez más extendida, que hace a la gente apreciar la calidad en lo justo y beber en consecuencia. En estos recintos encuentra el hombre

un amigable compañero con quien hablar, que es tanto como comunicar sus opiniones y sentimientos a quienes se muestran en disposición de atenderlos y valorarlos. Sobre el cimiento de la comunicación se alza del edificio del entendimiento, vacuna contra Babel y camino hacia el progreso. Tiene el fruto de la vid tal querencia al lenguaje que el propio Gonzalo de Berceo, primer poeta conocido del incipiente castellano, tasó sus versos en un vaso de buen vino. De esta forma situó la expresión más alta del lenguaje, la poesía, en paralelo con la cima gastronómica de una tradición milenaria. Dos elementos que hacen buen maridaje en un brindis por la celebración y continuidad de las horas felices.Y que han sido utilizados, de generación en generación, para disipar las sombras de la vida y hacerla más luminosa.

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Vinos ecológicos, calidad y cuidado del medio ambiente Poco a poco España se está sumando a la producción respetuosa con la naturaleza y cada vez más bodegas pueden poner en sus contraetiquetas que forman parte de la Denominación Genérica “Agricultura Ecológica” La producción integrada utiliza sistemas agrícolas de obtención de vegetales que aprovechan al máximo los recursos y los mecanismos de producción naturales y aseguran a largo plazo una agricultura sostenible.

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n la agricultura actual, la obtención de productos agrícolas de alta calidad, mediante el empleo de prácticas de cultivo que respeten el medio ambiente se está convirtiendo en una exigencia al alza. Surge así la era de los productos ecológicos, un fenómeno social que cada vez está experimentando mayor auge e interés en el sector agroalimentario. Los consumidores buscan productos de calidad, por eso cada vez más fabricantes del sector agrario apuestan fuerte por estos productos, pues según muchos expertos es el futuro de la agricultura: aportan calidad y respetan el medio ambiente. La producción integrada da respuesta a esta exigencia, utilizando sistemas agrícolas de obtención de vegetales que aprovechan al máximo los recursos y los mecanismos de producción naturales y aseguran a largo plazo una agricultura sostenible, introduciendo en ella métodos biológicos y químicos de control, y otras técnicas que compatibilicen las exigencias de la sociedad, la protección del medio ambiente y la productividad agrícola, así como las operaciones realizadas para la manipulación, envasado, transformación y etiquetado de productos vegetales. Básicamente este tipo de producción se basa en la reducción del uso de inputs, tales como fertilizantes, productos fitosanitarios o combustibles fósiles, de manera que se utilicen solamente cuando sea estrictamente necesario y siempre con una justificación técnica. En definitiva, se trata de la obtención de productos primarios mediante una agricultura razonada, que utiliza métodos respetuosos con el medio ambiente y que garantiza la seguridad alimentaria, y la rentabilidad de las explotaciones. El vino es uno de los productos que más ha crecido en consumo en los últimos años y los caldos elaborados mediante producción integrada o totalmente ecológica todavía no abundan. Y es que el vino ecológico resulta más costoso y menos productivo, aunque en contrapartida es un vino con diferenciación nutricional y organoléptica propia. Por otra parte cada vez más la administración está llamada a dar posibles subvenciones a este tipo de productos.

Poco a poco España se está subiendo al carro de la producción respetuosa con el medio ambiente y cada vez más bodegas pueden poner en sus contraetiquetas que forman parte de la Denominación Genérica “Agricultura Ecológica” y elaboradores de vino ecológico. Esta denominación tiene un severo reglamento, controlado por un consejo regulador, que marca con claridad lo que se permite o no dentro de la elaboración de los caldos para entrar en la categoría de Vino Ecológico. A la hora de fertilizar la cepa en el campo, sólo están permitidos abonos orgánicos naturales, procurando además que sean de origen vegetal y procedentes de residuos del propio cultivo, como orujos o sarmientos triturados. Vale el estiércol de animales y también el “compost”; lo que no valen son abonos minerales, fundamentalmente los nitrogenados. Asimismo no se pueden quemar restos de cultivo para no afectar a la flora microbiana del suelo. Otra de las condiciones para elaborar este tipo de vinos es la prohibición de utilizar herbicidas para luchar contra las malas hierbas, que deberán ser trabajadas con laboreo mecánico, ya que los suelos que rodean la cepa deben tener mucha vida con biomasa y demás elementos de la naturaleza. En la lucha contra las enfermedades del viñedo sólo se permite la adición de azufre y el llamado “caldo bordelés”, que es sulfato de cobre. Contra las plagas por insectos nada de plaguicidas; o bien cepas resistentes, o bien la utilización de feromonas que son como cepos de atracción sexual que confunden y evitan la reproducción de los insectos. Además a la hora de elaborar el vino se exige que la fermentación sea con levaduras naturales o autóctonas y que no sufra luego por válvulas o bombas. También permite después la adición de unos contenidos muy pequeños de anhídrido sulfuroso como conservante y de ácido tartárico para corregir la acidez. Gonçal Barrios Sanromá, del Departamento de Agricultura, Ganadería y Pesca del Servicio de Sanidad Vegetal en Tarragona, define la producción integrada como un sistema de producción rentable Un informe del Parlamento Europeo incluye la demanda de cooperativas agroalimentarias sobre una normativa a nivel europeo de producción integrada que permita armonizar las diferentes regulaciones existentes.

de alimentos, que tiene en cuenta todos los factores productivos y que da prioridad a los métodos que respetan la salud humana y el medio ambiente, con el objetivo de obtener productos de alta calidad, minimizar el uso de productos agroquímicos y disminuir los residuos. Barrios hace una diferenciación entre el sistema ecológico y el integrado, incidiendo que el segundo permite el uso de productos agroquímicos de síntesis, pero de manera restringida y como última solución. “La producción integrada pretende recuperar los conocimientos y los métodos de la buena práctica agrícola, que junto con una planificación correcta y el desarrollo de las técnicas del manejo integrado de plagas, nos permita cumplir sus objetivos, que podemos concretar en: obtener productos de alta calidad, proteger la salud del consumidor y del productor, respetar el medio ambiente, respetar el ecosistema, minimizar el uso de fitosanitarios y abonos y conservar el medio rural y el paisaje, y asegurar la viabilidad económica”. De cara a lograr estos objetivos el Parlamento Europeo aprobó el ‘Informe sobre la garantía de los productos alimentarios: armonización o reconocimiento mutuo de normas’, que incluye varias enmiendas demandadas históricamente por cooperativas agroalimentarias y que fueron presentadas por las europarlamentarios. Este informe incluye la demanda de cooperativas agroalimentarias sobre una normativa a nivel europeo de producción integrada que permita armonizar las diferentes regulaciones existentes en los estados miembros y que valore los esfuerzos realizados por los agricultores para producir alimentos de calidad, mediante métodos de producción respetuosos con el medio ambiente. Redacción Salud Global ®

Ventajas

Para el consumidor • Productos de alta calidad garantizada • Información en el etiquetado que asegure la trazabilidad del producto Para el agricultor • Incrementa el valor añadido de los productos agrícolas • Utiliza racionalmente los medios de producción • Mejora la rentabilidad de las explotaciones • Aumenta la calidad de vida en el medio rural • Mejora la prevención de los riesgos laborales Para el medio ambiente • Reduce la contaminación en el medio ambiente • Reduce la erosión en el suelo y mejora la fertilidad • Protege la flora y fauna autóctona • Potencia la actividad conservadora del medio rural y del paisaje • Racionaliza los recursos naturales • Garantiza la sostenibilidad del sistema agrario

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Vino Cultura y Arte Miguel Aizpún Ponzán Dermatólogo. Hospital San Pedro. Logroño. Vicepresidente Academia Española de Dermatología

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l vino está fuertemente imbricado en todos los aspectos de la vida mediterránea. . Los avances en el cultivo y en la elaboración han discurrido en paralelo con los registrados en la economía y en la sociedad. Esta influencia se hace particularmente notable en los ámbitos de la cultura y del arte. Desde la primera referencia, en el Gilgamesh mesopotámico, hace 4.000 años, el vino ha constituido la referencia y fuente de inspiración de escritores y artistas plásticos. Elevado a la categoría de dios por griegos y romanos, su festiva presencia ha  impregnado las sensaciones humanas. Porque el vino es mucho más que la fiesta, por muy importante que esta sea para colorear las tinieblas de la vida. Su influencia llega a  las emociones más diversas, desde la melancolía a las terribles enajenaciones de la tragedia griega, pasando por la aventura y la fantasía. Compañero inseparable de los grandes héroes, ha arrastrado con ellos la admirada pasión de las multitudes en busca de un mentor que guiara sus pasos. Pero hay también un vino seductor, que aflora desde la pasión íntima de Ovidio al exceso romántico y anima los salones del mundo galante. Clásico, romántico y amigo de las vanguardias, ha sido el caldo de cultivo de cuantas emociones ha sentido, gozado y sufrido el ser humano, cuya biografía, sin este  vino compañero, hubiera sido mucho más triste y desgraciada. Como los hombres, el vino es brillante y conquistador a veces, deprimido y perdedor en otras, aquí dandy, allá pordiosero, pero siempre cercano al corazón ajeno. A él se acerca para el amor loco o el reposo marital, con él celebra la conquista y buen fin del lance moroso o llora con el desengaño y la lejanía del ser amado. Arrebata a los encendidos por la pasión, y es capaz de transformarse en reflexivo con la paz horaciana, la de la vida que huye de alharacas y alborotos. Acompaña los sueños, vértebra las ilusiones, alivia la hiel y el ricino de los malos tragos que siempre tiene reservados una esquina de la vida. Quien dice vino evoca emociones, por eso lo sentimos tan cercano y recurrimos a él cuando se trata de expresar o de acompañar lo mejor de nosotros mismos. Para recorrer el arduo camino de la vida, bástenle al hombre cabal pan y vino; con ellos irá encontrando todo lo demás. Incluidos otros seres humanos que transitan con el mismo equipaje. El pan se hará cerebro, para esquivar riesgos y peligros, y el vino sangre para derrotar a los pocos  que lograron  burlar la inteligencia y, son, por ello, especialmente peligrosos. Pero el vino, como el propio ser humano, tiene

también su lado oscuro. El amable compañero puede convertirse en un ser despreciable, si a ello se le incita con abuso. Hay un delicioso cuento oriental que refleja cómo ya los antiguos observaron esta capacidad de transformación. Dice esta historia que, cuando Noé estaba plantando una viña, se le acercó el demonio y le pidió permiso para ayudarle en su tarea. Entonces, Satán trajo un cordero, lo degolló y derramó la sangre del animal sobre los surcos. Seguidamente, mojó la tierra con sangre de león. Luego, trajo un mono y vertió sus humores. Por último, condujo a un cerdo hasta el viñedo y también derramó su sangre. El demonio tenía un buen día y se avino a satisfacer la curiosidad de Noé ante sacrificios tan diversos. Explicó que era su manera de transformar las cosas buenas en maldades. Así, cuando el hombre tomara la primera copa de vino se volvería dulce y pacífico como el cordero, atrayendo la simpatía de sus semejantes. A la segunda copa, se transformaría en valiente y poderoso, como el león. Con la tercera, se pondría en ridículo, remedando al mono. Y, con las siguientes, se iría transformando en un ser tan   desastrado y repugnante como el cerdo, y gustaría de revolcarse en el lodo, atrayendo el desprecio universal. Dejó bien claro el demonio las diferencias entre el uso gratificante del vino y las consecuencias devastadoras y degradantes de su abuso. Y así fue haciendo luego con los objetos inventados por el hombre. Colocó el cuchillo en la mano de los cocineros, quienes sajaron manjares deliciosos, y de ahí lo entregó a los asesinos, quienes lo  emplearon para suministrar muerte y destrucción, suplantando la cascadas de la risa con torrentes de lágrimas.

Todas estas situaciones tienen su plasmación en escritos y pinturas, que nos hablan del vino de la aventura, el desatino, el amor o la venganza. Hay un vino para el valor de quienes defienden su tierra, mezclándolo con la sangre derramada. Y también para la victoria exultante y para aliviar la derrota.. Para escribirlo en los versos luminosos de Virgilio y para la ternura en Dickens. Peleón para soportar las penurias de la postguerra y ostentoso para el homenaje de los emperadores. Y, sobre todo, hay un vino siempre para caldear el ánimo, que reniega del charco y mira hacia el cielo y el futuro. Que descalifica al borracho ahíto de vino malo, en quien Machado veía la peor España, y acompaña a quienes se pronuncian por levantar un edificio, que es tanto como decir un país, nuevo y con muchas alturas. Si los hombres tienen sus héroes, los vinos tienen sus mitos. Envejecidos de sabiduría en la piel de barricas que , en una mágica simbiosis, les calientan y transmiten sus recuerdos del bosque , mientras los caldos recuerdan el sabor de la tierra. De ese intercambio de vivencias nace el calor que impregnará hasta el último rincón de la boca y del espíritu, cuando llegue la liturgia gozosa de la cata.

El vino nació para ir transmitiendo la alegría, generación a generación, como los hombres se pasan el tiempo de unos a otros, renaciendo en cada muerte. Antiguo, pero siempre nuevo, como un dios que se acerca en carne mortal, el vino vive en nuestros sueños y en las obras de quienes van dejando aquello por lo que la historia de la Humanidad resulta digna de estudio y admiración, a pesar de todos los errores y pesares.

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Enoturismo en Castilla-La Mancha: una opción muy atractiva Numerosas bodegas ofertan visitas a las fincas y viñedos, cursos de cata, comidas en bodega, paseos en coche de caballos, recorridos por los viñedos en segway o desde globos aerostáticos, e incluso, recibir tratamientos de vinoterapia y alojarse en la propia finca vitivinícola La creciente inquietud por contar con experiencias dentro del tiempo libre y de ocio, las mayores posibilidades a nuestro alcance para viajar y, sobre todo, una mayor apreciación del mundo del vino y de la cultura que lo rodea, han hecho de los viajeros del siglo XXI unos turistas más ávidos de explorar este tipo de oferta vacacional y de ocio. Desde hace unos años unas treinta bodegas de la región se han agrupado en torno a la Asociación de Turismo Enológico de Castilla-La Mancha y se han comprometido con su territorio para hacerlo más atractivo a los visitantes y han abierto sus puertas de par en par.

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a patrimonialización y la turistificación de los productos alimentarios, los paisajes productivos y la gastronomía son fenómenos que se encuentran en auge y que se están llevando a cabo actualmente tanto en los destinos turísticos más maduros como en los todavía emergentes. En los primeros, debido a la necesidad de diversificación del producto; en el caso de los segundos, buscando un posicionamiento estratégico conveniente que los sitúe dentro de un segmento de mercado adecuado y competitivo. Este fenómeno se manifiesta de forma muy especial en relación con el mundo del vino y su cultura. A pesar de que únicamente en los últimos años el vino se ha convertido en un componente importante del desarrollo rural y de la promoción regional, el turismo asociado al vino, enoturismo, se consolida hoy con un mercado propio cada vez más importante que se extiende en los principales países productores de Europa, pero también de forma cada vez más significativa en otros destinos, como California, Sudáfrica, Australia 1, Canadá, Argentina o Chile, e incluso en áreas como el Mediterráneo sur y este, según asegura Xavier Medina, del IEMed. En esta línea se está trabajando en Castilla La Mancha, el mayor viñedo del mundo, que con una enorme extensión de viñas asombran al viajero y

ofrecen paisajes espectaculares. Esta tierra ofrece numerosos encantos, además de sus excelentes vinos. Surcada por el Tajo y el Guadiana, se suceden ecosistemas muy diversos y peculiares, de gran valor natural: como el parque natural de las Lagunas de Ruidera, Tejera Negra, los parques nacionales de las Tablas de Daimiel y Cabañeros y muchos otros, como la singular Gran Llanura de la Mancha. En Castilla-La Mancha es inevitable recordar la figura de don Quijote, cuyo fantasma parece rondar todavía entre los molinos de estas tierras llanas y anchas. Esta inmensa llanura, donde se suceden las viñas y los rebaños de ovejas, ha sido siempre el santuario del viñedo y el queso español: dos dimensiones de la España cervantina, donde el espíritu idealista y quijotesco del vino convive con el zurrón de Sancho. Las cinco provincias que configuran la comunidad autónoma se localizan en el centro peninsular, en una meseta que ocupa una centralidad tanto geográfica como político-histórica. Esta especial ubicación ha propiciado que durante siglos fuera una de las regiones más desconocidas para quienes la cruzaban en busca de otros destinos y, al mismo tiempo, un lugar de encuentro de varias culturas. Esta circunstancia ha favorecido la conservación, una de las mejores herencias de nuestro patrimonio histórico-artístico

17 en la propia finca vitivinícola. Como indica Miguel Ángel Castiblanque, presidente de Divinum Vitae, “nuestro trabajo se basa en la creación de una oferta novedosa que los visitantes puedan disfrutar. Además, la ventaja de Divinum Vitae frente al resto de la oferta turística es que ofrecemos todos los servicios y actividades desde un único interlocutor”.

y una riqueza cultural que, en buena medida, sigue unida a la tradición de sus vinos, fogones y guisos. Y para dar a conocer sus cualidades, Castilla-La Mancha se ha introducido de lleno en el enoturismo. Trabaja para potenciar este nuevo movimiento que se presenta como una incipiente alternativa vacacional y de desarrollo económico. La creciente inquietud por contar con experiencias dentro del tiempo libre y de ocio, las mayores posibilidades a nuestro alcance para viajar y, sobre todo, una mayor apreciación del mundo del vino y de la cultura que lo rodea, han hecho de los viajeros del siglo XXI unos turistas más ávidos de explorar este tipo de oferta vacacional y de ocio. Al tiempo, el desarrollo de esta cultura vinícola y el reconocimiento de la importancia económica que tiene la producción de vino, es un fenómeno que ha llevado consigo un incremento en la cantidad y variedad de las bodegas y zonas productoras en todo el mundo. Por tanto, el Turismo Enológico es un turismo en el cual diversos elementos involucrados en el proceso de elaboración del vino (bodegas, viñedos y su entorno) se colocan en el centro de la experiencia vacacional. Distinguimos entre turismo del vino (o enoturismo) y turismo enogastronómico sobre la base del objetivo prioritario de la visita. En el enoturismo, el vino y su cultura se encuentran en primer término en relación con los intereses del visitante. En relación con el turismo enogastronómico, el vino y su cultura forman parte de los intereses gastronómicos más amplios del turista, quien utiliza el vino como un elemento más o menos principal de sus intereses gastronómicos, que acostumbran a ser más amplios (platos y/o productos locales, restaurantes específicos, rutas, etc). Es evidente que en todos los casos la gastronomía forma parte del interés turístico de los visitantes en cuestión. Cualquier “enoturista” es consumidor de restauración y está también posiblemente interesado en la gastronomía local o regional. La diferencia, sin embargo, es tanto de objetivo prioritario (el vino) como de grado o intensidad (lo relacionado específicamente con el vino y su cultura antes que con los elementos diversos de la gastronomía en general).

Divinum Vitae Desde hace unos años unas treinta bodegas de la región se han agrupado en torno a la Asociación de Turismo Enológico de Castilla-La Mancha y se han comprometido con su territorio para hacerlo más atractivo a los visitantes y han abierto sus puertas de par en par. Además de la elaboración de sus vinos, los propietarios han ampliado su gama de servicios al turismo enológico y ofrecen visitas guiadas a su bodega y viñedos, donde se pueden ver los sistemas de vinificación y crianza y hacer un recorrido por todo el proceso de la viticultura. Bajo la denominación Divinum Vitae, el potencial enoturístico de esta agrupación de bodegas, junto con el apoyo de distintas instituciones regionales, ya se está haciendo realidad. El espacio Divinum Vitae, pensado tanto para la atención a profesionales del sector como para los viajeros, ofrece cada día más información y las últimas propuestas desarrolladas en torno al enoturismo de Castilla-La Mancha. Entre ellas, destaca el inicio de la actividad comercial propia a través de su web ‘www.enoturismocastillalamancha.es’, en la que los viajeros ya están cerrando reservas que pueden personalizar a su gusto. También ocupa un lugar preferente la propuesta de 16 fines de semana entre viñedos, que Divinum Vitae comercializa en los más de 220 puntos de venta que

el Grupo Unida tiene en toda España y a través de su mayorista online Unsol.es. En el terreno de la comercialización, ámbito en el que la asociación está concentrando actualmente sus esfuerzos, ya se han cerrado otros acuerdos con agencias de viajes. Es el caso de la alianza con el Grupo Eroski para comercializar un número importante de escapadas, que van a ser reforzadas con acciones de promoción en las cerca de 45 agencias de viajes que tienen en Madrid, ciudad que es uno de los principales emisores de turistas hacia Castilla-La Mancha. También se está trabajando con el touroperador on line de referencia, el Grupo Muchoviaje. Otro aspecto novedoso es la creación de un sistema de intranet para controlar la gestión de las reservas y coordinar todo el trabajo con los proveedores en tiempo real. El desarrollo de esta herramienta informática servirá para optimizar y agilizar las reservas realizadas por los turistas. Divinum Vitae une en su entorno una variada y atractiva oferta de actividades que se pueden realizar en las bodegas asociadas. Entre ellas, visitas de las fincas y viñedos, cursos de cata, comidas en bodega, paseos en coche de caballos, recorridos por los viñedos en segway o desde globos aerostáticos, e incluso, recibir tratamientos de vinoterapia y alojarse

Caminos del vino Otra interesante unión en Castilla-La Mancha para fomentar el enoturismo es la de ‘Caminos del Vino’, la marca que identifica a la Ruta del Vino de La Mancha y que ha elaborado variados paquetes turísticos que permiten recorrer algunos de los principales enclaves manchegos relacionados con el vino y su cultura, en las provincias de Ciudad Real, Albacete y Cuenca. La calidad de sus propuestas viene avalada por el programa Rutas del Vino de España, de ACEVIN, proyecto en el que está integrado la Ruta del Vino de La Mancha junto a otras 18 rutas de toda España y cuyo sistema de calidad es, en palabras de Ángel Parreño presidente de ‘Caminos del Vino’, “uno de los más exigentes de nuestro país”. Parreño explicó que “Caminos del Vino, gracias a la unión de esfuerzos e intereses privados y públicos y compartiendo los mismos enfoques por todos aquellos que forman parte del proyecto, se presenta como un producto que pone a disposición de todo el mundo la cultura y el patrimonio de La Mancha, puesto que, a diferencia de otras propuestas similares, este proyecto da protagonismo al territorio en su conjunto. No es sólo un turismo de bodegas, sino de visita al territorio”. La Ruta del Vino de La Mancha está formada actualmente por los municipios castellano-manchegos de Alcázar de San Juan, Campo de Criptana, Pedro Muñoz, Socuéllamos, Tomelloso, Villarrobledo y San Clemente, más 75 establecimientos relacionados con el turismo (alojamientos, restaurantes, empresas de dinamización turística, agencias de viajes y bodegas) y se configura como una de las mejores propuestas turísticas de la Comunidad, al agrupar cultura, historia, gastronomía y aventura teniendo como hilo conductor el mundo del vino. Redacción Salud Global ®

Ruta del Quijote Con motivo del IV Centenario de la publicación de la primera parte de una de las novelas más importantes de la Literatura universal, El Ingenioso Hidalgo don Quijote de La Mancha, el gobierno regional, entre otras muchas iniciativas, ha trazado el corredor ecoturístico más largo de Europa: la “Ruta de don Quijote”. Aunque su idea original es potenciar el turismo en la región en su conjunto, se ha convertido en un gran punto de apoyo para los distintos promotores de enoturismo a la hora de ofertar actividades a los turistas interesados en el mundo del vino. La ruta atraviesa los mismos escenarios naturales donde Cervantes situó las andanzas de un jinete enamorado y de su fiel escudero, convirtiendo el luminoso, ancho y profundo paisaje manchego en reflejo del mundo, y las aventuras y desventuras de sus héroes en el resumen de cuantos delirios, ambiciones e ideales inalcanzables inquietan todavía el corazón de todos y cada uno de los hombres. Esta ruta, que aspira a ser catalogada como Patrimonio de la Humanidad por sus valores culturales y medioambientales, invita a conocer la región elegida por Cervantes como cuna del “ingenioso hidalgo” y ofrece al viajero la posibilidad de recorrer unos parajes que desde hace más 400 años forman parte de la memoria colectiva.

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Castilla-La Mancha se posiciona como segundo destino de Turismo Rural Soledad Herrero (Consejera de Cultura, Turismo y Artesanía de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha): “Castilla-La Mancha es una comunidad muy bien valorada por nuestros turistas, y prueba de ello es que nos estamos posicionando como una más que interesante alternativa a destinos lejanos, por nuestra cercanía y extraordinaria oferta”

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astilla-La Mancha comenzó este 2009 con estadísticas favorables en materia de turismo rural, tanto en pernoctaciones como en el número de viajeros que han visitado la región. En enero y febrero, las primeras han experimentado un crecimiento de un 32,1%, y los viajeros, de un 3,8% en relación a los mismos meses de 2008. Según datos de la Encuesta de Ocupación de Turismo Rural (EOTR), con fuente del INE, la Comunidad Autónoma es, en la actualidad, la segunda región mejor posicionada en turismo rural, tan sólo por detrás de Asturias. En contraste con la situación de descenso generalizado sufrida a nivel nacional, que ha sido de un

-12,9%, la tasa de variación de viajeros en Castilla-La Mancha el pasado mes de febrero ha experimentado un crecimiento de un 17,9 por ciento en pernoctaciones; y de un 7,8 por ciento en la tasa de variación de viajeros. La consejera de Cultura, Turismo y Artesanía, Soledad Herrero, valoró satisfactoriamente estos datos, que son fruto del “esfuerzo de nuestros empresarios, que han apostado por la calidad, y de la promoción que desde el Gobierno regional se está llevando a cabo”. “Castilla-La Mancha es una comunidad muy bien valorada por nuestros turistas, y prueba de ello es que nos estamos posicionando como una más que

interesante alternativa a destinos lejanos, por nuestra cercanía y extraordinaria oferta”, dijo Herrero. De hecho, en los dos primeros meses de este 2009, las pernoctaciones han crecido un 32,1% y el número de viajeros, un 3,8%, con respecto al mismo período del año anterior. Estas cifras sitúan a la región en los primeros puestos del ranking autonómico, con un destacado segundo puesto en pernoctaciones y un cuarto en el número de viajeros. Las estadísticas también son favorables para Castilla-La Mancha en el porcentaje de viajeros españoles que visitaron nuestra región en los primeros once meses de 2008, y que sitúan a la comunidad autónoma en la quinta posición a nivel nacional, con

12,2 millones de viajeros recibidos, un 16,9% más que en el mismo período del año anterior, y una cuota de mercado del 8,4% Por último, esta tendencia positiva se mantiene también en el gasto medio diario de los turistas extranjeros en Castilla-La Mancha, que en los dos primeros meses de este año ha experimentado un crecimiento de un 4,9% respecto a 2008. En estos momentos, el dato es de 122,51 euros, por encima de la media nacional, que es de 101,01 euros, y que coloca a la región castellano-manchega en el tercer puesto del ranking, tan sólo por detrás de Madrid y Aragón. Redacción Salud Global ®

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Cuando el dios Baco pasea por La Mancha de la mano del Quijote Julio González Alonso

A lo largo del Quijote el vino aparece en 43 ocasiones, casi a partes iguales entre las dos entregas que componen la obra de Cervantes en las tres salidas de Alonso Quijano

S

i don Quijote salió a las del alba Campos de Montiel adelante en busca de gigantes y follones a los que enfrentar sus armas y se topó con molinos harineros de viento, ovejas y cuerdas de forzados, ¿cómo no tropezarse con el vino, que hace junto al queso una de las glorias mayores de la extensa Mancha y de la gastronomía española de entonces y de ahora? Sería grave error, ya que no pecado -y no venial ni disculpable-, hacer alusión a la gastronomía sin hacer parada en los caldos manchegos que alegran y dan chispa a las mejores mesas. Y no es baladí la mención, cuando podemos comprobar cómo a lo largo del Quijote el vino aparece en 43 ocasiones, casi a partes iguales entre las dos entregas que componen la obra de Cervantes en las tres salidas de Alonso Quijano el Bueno del lugar no declarado por no recordado o no querido recordar, que así sería cosa de que por siglos los distintos pueblos manchegos se disputaran el origen del que dio en llamarse Don Quijote, nombre que tomará de su propio apellido convertido en Quixote, lo que venía a ser una pieza de la armadura que protegía el muslo de los caballeros, andantes o no. Las situaciones en las que podemos encontrar

a lo largo de la novela el invento de Baco son muy diversas: entre los pastores, en bodas como las de Camacho, en bálsamos como el de Fierabrás (I.-cap. XVII) en el que el vino sirve de uso medicinal, pues después de ser apaleado y malherido Don Quijote por aquel moro encantado, cura milagrosamente sus heridas mezclando vino con un poco de aceite, sal y romero. Cervantes conocía, tal vez por su experiencia militar, que las infecciones en las heridas abiertas procedían del exterior, por lo que era preciso lavarlas con vino (cap. XXXIV) para evitar que se infectaran. La afición y devoción de Sancho por el vino quedan sobradamente documentadas a lo largo de la obra cervantina; ya en la primera aventura de los molinos de viento sabemos que Sancho caminaba muy despacio sobre su jumento, y de cuando en cuando empinaba la bota con tanto gusto que le pudiera envidiar el más regalado bodegonero de Málaga. Más adelante, en el encuentro con los cabreros, Sancho callaba y comía bellotas, y visitaba muy a menudo el segundo zaque que, porque se enfriase el vino, le tenía colgado de un alcornoque. Otra ocasión memorable en la cual se pone de manifiesto el conocimiento que sobre los diferentes vinos demuestra poseer Sancho es la que le proporciona el encuentro con otro escudero llamado el del Bosque (II, cap.XIII), quien declara traer fiambreras y esta bota colgada del arzón de la silla, por sí o por no, y es tan devota mía y quiérola tanto, que pocos ratos se pasan sin que la dé mil besos y abrazos. Sancho Panza, que escucha estas razones con natural interés, así como el del Bosque le pasó la bota y se la puso en las manos, empinándola, puesta en la boca, estuvo mirando las estrellas un cuarto de hora, y en acabando de beber dejó caer la cabeza a un lado, y dando un gran suspiro dijo: -¡Oh hideputa, bellaco, y cómo es católico!, averiguando a continuación, tal y como le explicó al del Bosque, que el vino era de Ciudad Real. Presumía Sancho, sin complejos, de tener tan gran instinto en esto de conocer vinos, que, en dándome a oler cualquiera, acierto patria, el linaje, el sabor y las vueltas que ha de dar… No es de extrañar por cuanto antecede que Don Quijote, entre los muchos consejos que le dio a Sancho Panza con ocasión de ser nombrado gobernador de la ínsula Barataria, incluyera algunos referidos al vino y el uso recto que del mismo conviene hacer, cuando recomendándole un consumo moderado del mismo, le dice: sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado, ni guarda secreto ni cumple palabra.

Como es sabido, no era costumbre de los caballeros andantes el beber vino, siguiendo las estrictas leyes de caballería, y no consta que Don Quijote contraviniera dicha costumbre, siendo como fue riguroso con sus obligaciones y compromisos; no obstante, podemos encontrarnos cómo en su primera salida y a la llegada a la venta en la que entró como Alonso Quijano y salió armado caballero por el ventero en la forma de Don Quijote, éste es ayudado a beber por medio de una pajita por la que le daban el vino las mozas que allí servían, sin quitarle el casco de su armadura, que se le había atascado y resultaba imposible de soltar (I, cap. II), antes de que el susodicho casco adoptara la forma de bacina de barbero, tomándola Don Quijote por el mismísimo yelmo de Membrino. Otras ocasiones célebres fueron, al menos, la de la Cueva de Montesinos en la que se encontró con la reina Ginebra y su dueña Quintañona, escanciando el vino a Lanzarote, o la de la aventura de los odres o pellejos de vino(I.-cap.XXXV) que don Quijote ensartó sin ningún miramiento creyéndolos desaforados gigantes y, además, enemigos. El rojo líquido que para la imaginación enfermiza del hidalgo metido a caballero andante era sangre espesa de los descomunales monstruos que se la tenían jurada, debió dejar para los restos un olor imborrable a tintorro en la venta del mencionado suceso, lo que bastaría -al día de hoy y de haber sido tan cierta como bien contada la aventura- para identificar sin ningún género de duda el lugar exacto del acontecimiento. Pero también se hace ostensible la habilidad de las gentes manchegas para conocer la calidad de los caldos de la tierra, como se pone de manifiesto en la historia de los catadores que disputaban cuál de ambos era mejor y más acertado en el diagnóstico de la

calidad de los vinos y a los que dieron a probar el vino de una misma cuba y, el uno con la punta de la lengua, y el otro sólo oliéndolo, dijeron que tenía sabor a hierro, el uno, y que sabía a cordobán, el otro. Limpiaron la cuba al terminar el vino y encontraron en ella una pequeña llave pendiente de una correa de cordobán. La inspirada obra cervantina, como vemos, no ha obviado la realidad cultural del vino enraizada en los orígenes de las costumbres sociales humanas La inspirada obra cervantina, como vemos, no ha obviado la realidad cultural del vino enraizada en los orígenes de las costumbres sociales humanas ni siquiera cuando la sociedad renacentista se debatía entre cuestiones muy serias buscando los nuevos pilares en los que sustentar el mundo. Por ello es el vino, igual que la sana locura, el que corre por los caminos mágicos de la topografía del Quijote y se alza a las copas de los hacendados y nobles o llena las botas de escuderos u odres de venteros en las encrucijadas de los caminos reales. No hay consejo bueno o malo; pero sí bueno o mal uso de los consejos. Llegados aquí y a la altura de esta primavera, no será descabellada la idea de tomar un buen vaso de vino tinto, la tarde por montera, abrir por la primera página el Quijote y dejarse llevar leyendo, desocupado lector, el primer capítulo que célebremente comienza diciendo En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Sea.

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