Universidad Estatal a Distancia Escuela Ciencias de la Educación Sistema de Estudio de Posgrado Maestría en Psicopedagogía Curso de Teoría del aprendizaje y Su relación con el Aprendizaje operatorio. Ensayo “La neuroplasticidad”
Profesora: M. Sc. Mayarí Morales. Estudiante: Marcelly Alvarado Chaves.
II Cuatrimestre 2009
La neuroplasticidad
Entendemos la palabra neuroplasticidad como la capacidad que tiene el cerebro para renovar nuevas conexiones de conocimiento, debido a la estimulación sensorial de las neuronas que se encuentran en constante ejercicio y las cuales se traducen en cambios en nuestras habilidades diarias, obteniendo su mayor efecto en los períodos de concentración y de interés que se muestren al respecto, esto contradice lo que por muchos años se creyó, que consistía en que la capacidad para aprender y para adquirir nuevas habilidades se perdían con la edad, por el contrario, si se realiza un esfuerzo mental, las neuronas podrán multiplicarse. Lo que si se debe considerar es que con el avance de la edad se debe aumentar el ejercicio y la estimulación mental, recordando que somos capaces de moldear nuestra mente. Según dice John Ratey “ el cerebro del adulto es plástico y resistente, y está siempre dispuesto a aprender, las experiencias, los pensamientos, las acciones y las emociones hacen que cambien la estructura del cerebro”. ( www.monografías.com/plasticidad, 4 de julio, 7:00p.m) “Cuando nace, un niño tiene millones de conexiones buenas que esperan una asignación correcta. A medida que el mundo lo exige, se va enriqueciendo a muchas de las conexiones para tareas concretas: ver, parlotear, recordar, tirar una pelota. Las conexiones que no se usan acaban por ser eliminadas. A falta de una estimulación adecuada, una célula cerebral morirá, pero si se la alimenta con experiencias enriquecidas, brotarán nuevas ramas y conexiones en sus sinapsis neuronales” ( Ratey, 2001, p 39 ) Es necesario que el individuo se vea obligado a cambiar su patrón de vida, para que ante las adversidades que puedan presentarse, no se manifieste un desequilibrio físico y mental, se debe recordar las palabras anteriores de Ratey donde dice que el cerebro puede ser moldeado a como lo deseamos, pero para esto debe existir un propósito de auto regulación de vida. Durante todo este mecanismo de retroalimentación se debe poner en práctica el efecto que se produce cuando en el rostro reflejamos expresiones de tristeza, de enfado o de miedo, es válido mencionar que es captado y asimilado de igual manera por el interlocutor,
y se activarán áreas del cerebro del
observador teniendo como resultado el reflejo de nuestra expresión, pero qué pasa cuando nuestro receptor es un niño, qué sucede cuando llegamos al frente de nuestra clase con éstas expresiones, y peor aún demandamos conductas excelentes, queriendo convertir a esos niños en adultos pequeños, llegamos con emociones ocultas que lo que hacen es crear un desagradable ambiente en el aula y se culpa a esos niños que están dependiendo en ese momento de nosotros, sin darnos cuenta que seguramente, ese ambiente lo provocamos nosotros mismos ,” La institución se basa en la asignación de roles, que viene a ser el papel que desempeña cada miembro del grupo según el puesto o estatus que ocupa. Al tener ciertos privilegios, obligaciones, responsabilidades y poder, los otros se crean unas expectativas sobre aquel que desempeña un rol. Además los roles tienen las características de ser complementarios (por ejemplo, el rol del profesor y el de alumno sólo pueden ser definidos el uno en relación con el otro)”.(Cerezo ,1997,pp 72- 73 ). El educador debe convertir todos esos sentimientos negativos en positivos. Nuestra conducta negativa por ende obtendrá como producto diferentes manifestaciones, Dee Galassi dice al respecto “ una conducta asertiva envuelve en forma directa la expresión de nuestros sentimientos, preferencias, necesidades
u opiniones en la
manera en que nosotros nos dirigimos otras personas, sin forzarlas, ni menospreciarlas, ni usarlas como medios “ ( p.7 ). De ahí es que el profesor para convertirse en un guía constructivo y provechoso debe estudiar el cerebro y toda la importancia que el envuelve, pero éste termino lo vemos muchas veces como algo médico que compete solo a doctores en ese campo, desconociendo que tiene completa relación con nuestras labores, por ejemplo desconocemos que cuando hay lesiones en el lóbulo frontal derecho no se tiene conocimiento de sus propios defectos y tiene relación además con el THDA, ( trastornos de déficit de atención con hiperactividad ), trastorno por el que los individuos carecen a menudo de la capacidad de ver que su conducta puede resultar inaceptable y debería modificarse, o que esta zona es la encargada de la memoria de trabajo y su mal funcionamiento hace imposible mantener una conversación con sentido. Y es que regularmente nos encontramos en nuestra clase a los niños con THDA, al observar conductas como que se les dificulta poner la atención
necesaria en las actividades escolares, interrumpen y se entrometen constantemente, no escuchan lo que se les dice y simplemente y es muy común hablan excesivamente, pero qué hacemos al respecto cuando somos ignorantes en el campo a pesar de creer que lo sabemos todo, “los etiquetamos” o decimos es “ discapacitado” sin buscar soluciones como adaptar al niño el entorno a sus necesidades, mantener diálogo constante con los encargados del niño y buscar ayuda de profesionales ( psicopedagógos). La intervención del educador es completamente necesaria ya que en la mayoría de esta clase de alumnos se obtiene como resultado el fracaso escolar, ”La participación del profesor en la recuperación del alumno socialmente desintegrado puede producirse a través de una doble vía: por una parte adoptando una metodología y un estilo de enseñanza que respondan a las necesidades y características del sujeto, así como a su estilo de aprendizaje, creando un clima de clase óptimo para el establecimiento
de
interacciones
sociales
integrativas,
por
otra,
facilitando y promoviendo directamente las interrelaciones positivas entre el alumnado mediante la introducción de actividades positivas, mediante la introducción de actividades instruccionales centradas en el empleo de grupos de trabajo que favorezcan las interacciones alumno – alumno”.( Cerezo,1997,pp 80-81 ). Pero siguiendo con la importancia de relacionar la función cerebral, su neuroplasticidad y a nuestros alumnos, se puede hacer una analogía con la realidad social en que la mayoría de los niños son parte, tal es el caso de los niños los cuales durante su proceso de gestación, sus madres eran fumadoras, obteniendo como consecuencia hijos con retraso, ya que la nicotina
se
concentra realmente en el feto afectando el desarrollo del cerebro, los que fueron víctimas de madres alcohólicas y drogadictas el resultado es que sea frecuente, que los cerebros de esos niños sean pequeños, estén encogidos y mal formados, con una densidad de neuronas menor, teniendo cocientes de inteligencia bajos en la niñez y tendrán para cuando lleguen al bachillerato y a la edad adulta serias dificultades para leer y escribir, mostrarán además mala adaptación en su conducta y padecerán de hiperactividad y depresión. Caso sumamente común en nuestro ámbito laboral. La desnutrición por madres mal alimentadas retarda también el desarrollo cerebral y perjudica la cognición.
Cuando somos capaces de entender todas estas situaciones que tenemos en frente, podremos dar nuestro aporte como profesionales, aumento su calidad en las estimulaciones cerebrales teniendo como objetivo formar individuos cada vez más preparados para desenvolverse como seres sociales integrales.
Referencias bibliográficas •
Cerezo F, (1997),Conductas agresivas en la edad escolar.(Aproximación teórica y metodológica. Propuestas de intervención), Primera edición, Madrid, Ediciones Pirámide.
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Colom R, (1995 ), Inteligencia y Memoria de Trabajo. Madrid, Ediciones Pirámide.
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Díaz F, (2003), Cognición situada y estrategias para el aprendizaje significativo. Revista electrónica de investigación educativa, 5 (2), http://redie.ens.uabc.mx/vol5no2/contenido-arceo.html
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Patterson K, (2005), Neurociencia cognitiva de la memoria semántica, Revisa argentina de Neuropsicología, 5, 25-36.
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Ratey J, (2001), El cerebro. Manual de instrucciones. New York, Random House.