Nancy Vásquez Espinosa Las Nuevas Tecnologías han venido a favorecer un profundo debate sobre las especiales características de nuestra sociedad y sobre los cambios acelerados que se están produciendo, ayudando a reconceptualizar tanto el papel de la Escuela en la Sociedad de la Información y de la Comunicación como el de las Nuevas Tecnologías y su relación con la Educación. Mucho se ha escrito acerca de las nuevas funcionalidades de la Educación, pero poco se ha abordado en torno a la brecha de las generaciones incluidas en las transformaciones socioculturales del nuevo siglo y los peligros de la Sociedad del Conocimiento. En este entendido, ya resulta un lugar común sostener que vivimos un proceso muy profundo de transformación acelerada, carente de equidad. En cuya centralidad, el nudo crítico esta dada en la adquisición del conocimiento y su conformación en la nueva estructura social. En efecto, el conocimiento y la información se han convertido en la plataforma principal
de los procesos
productivos. Sin embargo Tedesco determina un enfoque y supone aceptar que “la educación no es solo escolarización” Concretamente, se intenta analizar las consecuencias más importantes de estos cambios sobre la educación, así como los problemas que la educación debe enfrentar, desde lo institucional y desde lo pedagógico, Cabe puntualizar que la esuela es y seguirá siendo el principal instrumento de la educación ya que se concibe como un ámbito de acción socializadora cuyas orientaciones son definidas pública y políticamente. Si bien hay que reconocer que las formas procedentes de organización social se apoyan en el uso intensivo del conocimiento y de las variables culturales, las cuales se producen y distribuyen en los conocimientos y los valores culturales (instituciones educativas, educadores en general) ocuparán un lugar central. Considero en lo personal que actualmente la aceleración del cambio social trata de modificar de una forma tan rápida nuestras formas de vida, introduciendo nuevas concepciones económicas, nuevos desarrollos científicos y tecnológicos y nuevos valores sociales, que no cabe esperar una tregua sobre nuestros sistemas educativos.
Colectivamente, los cuerpos de profesores obtienen éxitos sin precedentes; individualmente, los profesores llevan el peso de unas reformas mal diseñadas por la falta de una visión de conjunto y de unas previsiones mínimas sobre los nuevos problemas emergentes. El desconcierto ante el cambio y el sentimiento de estar desbordados afecta a la moral de los cuerpos de profesores, que se convierten en los primeros críticos de sus propios sistemas educativos; mientras, desde el punto de vista social, no se da gran importancia a los éxitos, que se interpretan como consecuencias naturales del progreso, al mismo tiempo que se exaltan las deficiencias del sistema educativo como un desastre colectivo que está muy lejos de ser verdad. Una formación de profesores que los prepare para enfrentar los nuevos desafíos de nuestros sistemas educativos aparece como el factor clave para hablar de calidad de la educación. Por eso fracasan todos los intentos de cambio que no tienen en cuenta la cultura profesional, las opiniones y las condiciones de trabajo de los profesores; ya que ellos y las instituciones escolares tienen sus propias tradiciones y estructuras de trabajo, que dependen de personas con una determinada sensibilidad, con una determinada historia personal y una específica concepción de la enseñanza, que se ha formado en un determinado contexto histórico. El estudio de los contextos históricos se convierte, por tanto, en uno de los elementos necesarios para entender el estado del sistema educativo. Esteve considera y determina que los problemas de la educación en nuestras sociedades globalizadas aparecen con caracteres comunes, siguiendo grandes tendencias sociales, en el conjunto de los países desarrollados. Cabe destacar que la sociedad del conocimiento no es algo que exista actualmente, es más bien un ideal o una etapa evolutiva hacia la que se dirige la humanidad, una etapa posterior a la actual era de la información, y hacia la que se llegará por medio de las oportunidades que representan los medios y la humanización de las sociedades actuales.
Considerando estos cambios que acabo de mencionar actualmente tienen un reflejo visible en la escuela ya que nuestros alumnos disponen hoy en día de muchas más fuentes de información que lo que ocurría no hace ni diez años. Por ello al retomar esta pequeña evidencia que nos invade en nuestra actualidad en lo personal considero que las TIC abren, sin duda, por sus propias características, nuevas posibilidades de innovación y mejora de los procesos formales de enseñanza y aprendizaje, pero la mera incorporación de herramientas tecnológicas a las prácticas educativas no garantiza en modo alguno que esa mejora se produzca realmente. De hecho, existen indicios de que lo que ocurre, al menos en determinadas ocasiones, es exactamente lo contrario: que la introducción de las TIC en las prácticas educativas sirve más para reforzar los modelos dominantes y ya establecidos de enseñanza y aprendizaje que para modificarlos
Referencias Bibliográficas. - Tedesco, Juan Carlos (2003), Educar en la Sociedad del Conocimiento, Edit. FCE, Buenos Aires. Pág. 47- 69 - J. M Esteve, S. Franco y J. Vera (1995) Los profesores ante el cambio social Edit. Anthropos, Promat,S. Coop. Ltda. Barcelona Pág. 7 – 56