Nace en Rosario en el año 1926. Fue hijo de inmigrantes italianos. En 1936 comienza a trabajar en el taller de escultura funeraria, ornamental y conmemorativa de su padre. Allí aprende algunas técnicas tradicionales, como el cincelado, talla directa y modelado en arcilla y yeso. Un año más tarde, comienza a aprender dibujo con al artista Enrique Forni. A fines de dicha década, la familia se traslada a Buenos Aires y, en su nuevo talle/lugar, comienza a trabajar con metales. A mediados de la década, constituyó la Asociación de Arte ConcretoInvención, junto con Claudio Girola (su hermano), y otros más. Lo que ellos comienzan a hacer, o el estilo que ellos empiezan a imponer como su arte con respecto a la estética marcó de los puntos de ruptura que finalizaron con las expresiones artísticas argentinas de ese entonces. Para llevar a cabo esto que estaba basado en la representación ilusoria, ellos toman como referente a los constructivistas y abstraccionistas. La autonomía que se busca a partir de un arte no figurativo tiene su desarrollo en las indagaciones en torno a la lógica científico-matemática. La austeridad y el ascetismo son la consecuencia o comienzo de este período concretista. A través de la geometría como herramienta, Iommi construye estructuras lineales y direccionales. Todo lo que hizo o con lo que comenzó su obra es el resultado de su capacidad para percibir el vacío como un elemento más dentro de las composiciones. “...yo pensaba que había otro volumen: el espacial, o mejor dicho, el virtual. Entonces, me plantee como componer el volumen a partir del vacío”. En efecto, se trata de un proceso en donde el espacio cobra el mismo valor que la forma-volumen y la conexión de ambos genera una unidad insoluble. Luego de la disolución de la Asociación, alrededor de los 50 y durante los 60 el rigor y la pureza de las formas se transforman en estructuras de carácter más libre. Construcción, que forma parte de esta colección, pertenece a esta etapa en donde se percibe un mayor interés por la experimentación con los materiales. “Desde el 77 en adelante (...) las acumulaciones, ensamblajes escultóricos y objetos de Iommi, añaden un tono expresivo, narrativo y representativo”. “Adiós a una época”, de esa misma fecha, marca un cambio de dirección en su producción. Iommi deja atrás los planteos distintos para dar paso a construcciones más complejas que tienen que ver con el campo del objeto. La dramática realidad propia del contexto en que vive es plasmada a través de la rusticidad de materiales como alambres de púa, adoquines y sogas que manifiestan, metafóricamente, la brutalidad que caracteriza el período de la última dictadura militar. Desde los 80, el tono grotesco se suma al compromiso ético -característica invariable en su obra-. Derivación que lo lleva a incursionar en las instalaciones. En los últimos años, el carácter crítico de su producción se da con mayor fuerza. “Mis utopías vs. la realidad” (1999) y en “Homenaje al tango Cambalache” (2002) son muestras paradigmáticas en cuanto a la representación del declive social y cultural armadas por las políticas de turno. La banalidad de los objetos de consumo empleados señala la crisis de valores. A su vez, la ironía pasa a ser producto de una poética generada a partir del aspecto lúdico -con un fuerte asidero conceptual- y de la síntesis de variados elementos. Fue invitado a participar en diversos eventos artísticos internacionales en los años 1958, 1960 (como representante de Argentina), 1960 y en el 1964. Fue Miembro de Número de La Academia Nacional de Bellas Artes desde 1995 hasta 1999.
Expuso sus obras en galerías, museos y bienales de Argentina, Chile, Brasil, Venezuela, México, España, Bélgica, Alemania, Suiza, Francia, Inglaterra, Suecia, Japón, Canadá y Estados Unidos. Vive y trabaja en Buenos Aires.