Protozoo
Enfermedad
Modo de transmisión
Síntomas
Tratamiento
Amebiasis. Infección del intestino grueso. Existe en 2 formas durante su ciclo de vida: el parásito activo (trofozoito) y el parásito inactivo (quiste). Los trofozoitos viven entre el contenido intestinal y se alimentan de bacterias o de la pared del intestino. Cuando se inicia la infección los trofozoitos pueden causar diarrea, lo cual hace que salgan fuera del cuerpo. Una vez fuera, los trofozoitos mueren. Cuando el enfermo no tiene diarrea, suelen convertirse en quistes antes de abandonar el intestino. Los quistes son muy resistentes y pueden diseminarse tanto directamente de persona a persona como indirectamente a través de alimentos contaminados
Contacto con heces infectadas. Fecal – oral. Contacto sexual.
Úlceras en el colón, diarrea sanguinolenta y con moco, estreñimiento, fiebre, mayor cantidad de gas (flatulencia) y retorcijones abdominales, abscesos en diferentes órganos, de los cuales el más frecuentemente afectado es el hígado. Es común la emaciación (adelgazamiento) y anemia.
Metronidazol (amebicidas) por vía oral.
Sarcodino “Entamoeb a histolytica”
Flagelado Leishmania
Leishmaniasis o Kala-azar Existen diferentes formas de leishmaniasis: • La leishmaniasis cutánea afecta la piel y las membranas mucosas. Las úlceras cutáneas pueden semejarse a úlceras producidas por otras enfermedades, como tuberculosis, sífilis, lepra, cáncer de piel e infecciones micóticas. Dichas úlceras pueden desarrollarse en las membranas mucosas. • La leishmaniasis sistémica o visceral afecta el cuerpo entero y es una forma que puede llevar a complicaciones mortales. Los parásitos dañan al sistema inmunitario disminuyendo el número de células que combaten la enfermedad.
Más vulnerables: personas que viven en instituciones y tienen poca higiene, varones homosexuales.
Transmitida por la picadura del flebótomo o mosquito simúlido (mosco de arena)
La invasión de trofozoitos del apéndice y el intestino que lo rodea puede provocar una forma leve de apendicitis. En el hígado puede formase un absceso lleno de trofozoitos. Ocasionando dolor, malestar en la zona por encima del hígado, fiebre intermitente, sudores, escalofríos, naúseas, vómitos, debilidad, pérdida de peso, e ictericia leve. En algunos casos los trofozoitos se diseminan a través del flujo sanguíneo causando infección en pulmones, cerebro y otros órganos. La piel también resulta infectada en ocasiones, especialmente alrededor de las nalgas y genitales. En los niños, la infección visceral y sistémica empieza generalmente de una manera súbita con vómitos, diarrea, fiebre y tos. En los adultos, se presenta una fiebre que dura de 2 semanas a 2 meses, acompañada de síntomas inespecíficos como fatiga, debilidad y pérdida del apetito. La debilidad aumenta a medida que la enfermedad empeora. Otros síntomas de la leishmaniasis visceral y sistémica pueden ser: • Tos (en los niños) • Diarrea (en los niños) • Fiebre que persiste por semanas y que puede aparecer y desaparecer en ciclos • Sudores nocturnos • Piel escamosa, grisácea, oscura y pálida • Adelgazamiento del cabello • Malestar abdominal vago • Vómitos (en los niños) • Pérdida de peso La leishmaniasis cutánea afecta la piel y membranas mucosas. Sus síntomas son, entre otros: • Dificultad para respirar • Llagas en la piel (mácula o pápula) • Úlcera cutánea (se forma en el área de la lesión original); úlcera que sana muy lentamente • Pueden formarse lesiones más pequeñas alrededor de la úlcera (lesiones satélites) • Obstrucción nasal, rinorrea y hemorragia nasal • Dificultad para deglutir • Úlceras y desgaste (erosión) de tejidos en la boca, la lengua, las encías, los labios, la nariz y el tabique nasal)
La forma más inmediata de prevención es protegerse de las picaduras de los mosquitos simúlidos o flebótomos. El uso de repelentes de insectos, ropa adecuada, mallas en las ventanas y toldillos alrededor de las camas (en áreas endémicas) reducirá la exposición. Son igualmente importantes las medidas de salud pública para reducir las poblaciones de flebótomos y los estanques de animales. No existen vacunas ni medicamentos preventivos para la leishmaniasis.