El Valor De Ser Merca

El valor de ser merca Un mercadólogo (o mercadotecnista, que alguien se ponga de acuerdo por favor) es alguien que vive de las necesidades. Que vive por las necesidades y para satisfacer esas mismas necesidades. Y, aunque todos sabemos que sólo nosotros nos vemos así puesto que la sociedad nos juzga con motes poco honorables tales como: estafadores, embaucadores, abusadores, engañadores, y otros sórdidos “dores” por lo cual es ahora cuado el merca (permítome usar este apócope mientras dirimimos si lo terminamos en “–dólogo” o “–tecnista”) tiene una necesidad que él mismo no ha visto satisfecha aún: necesita encontrarse

a

sí

mismo

y

saber

para

qué

existe.

Para esto remontémonos a los tiempos y lugares originales. El merca nace en un hábitat económico en extinción como lo es el capitalismo con clima predominante de libre mercado, (nótese la derivación y el simpático parecido de “merca” con “mercado”) pertenecemos a la misma familia del mercader, nacimos del mercantilismo y los mercados son nuestra razón de ser. Existimos desde que el hombre empezó a vender cosas por otras. Sin embargo, si bien es cierto que nacimos de la unión de una transacción y un interés totalmente interesado (económicamente hablando), el valor de ser merca deviene a ser superlativo actualmente; el valor del merca es más que venerar a las sacrosantas cuatro Ps para recibir la bendición de las ventas. El valor de un merca, es hacer de este un mundo mejor. Tanto para él como para los demás y si se puede dar prioridad a los demás qué mejor. Pero para lograr este fin el merca no se parece a otros profesionistas que hacen creer que solamente curando heridas, construyendo puentes, cultivando plantas, y creando máquinas es la única forma de hacer de este un mundo mejor. Mentira! Mientras todas estas disciplinas implícitamente mencionadas actúan directamente sobre el beneficiado la madre mercadotecnia permite que la persone busque su propio bienestar por sí mismo, haciéndole más fácil el intercambio que él sabrá administrar para satisfacer sus necesidades. Es por esto que el merca es un alguien muy valioso, es un alguien creativo, es un alguien convincente porque cree firmemente en sus convicciones, es un alguien dinámico que si bien es cierto que cohabita dentro de las cuatro paredes de la empresa, si se quedara dentro de ella irremediablemente moriría de inanición y aburrimiento.

Es por eso que dadas las circunstancias del hoy y del ahora, me parece más atractivo exponer quienes no pueden ni deben ser mercas pues todo mundo cree que el utilizar este nombre es tan fácil como tomar un diplomado o dos, así que mencionaré prudentemente las siguientes advertencias: No seas merca, por favor, si no eres creativo; si no puedes encontrar la relación que existe entre un mercado de verduras y los campos de futbol para vender una marca de jabón, no seas un merca. Si no crees poder hacer que todos te conozcan y te quieran sin muchos miles de pesos y en unas cuantas semanas hazte un favor y aléjate de esto No seas merca si nunca te has interesado por saber porque mamá, que siempre compra Fud hoy compró Kir, si no estás dispuesto a preguntarle “porqué” seis veces seguidas hasta que encuentres los pensamientos ocultos en los recovecos más íntimos de su psique de manera que entiendas a la perfección el porqué el hecho de comprar jamón es el reflejo de toda una personalidad que se ha venido gestando desde años y que hoy explica esta y todas sus compras no seas merca. No seas merca si no te gustan los números, si no entiendes ni valoras que detrás de todo lo que ocurre con nosotros, la naturaleza y nosotros en la cambiante naturaleza. No seas merca, no lo seas pues nunca encontrarás esos números ocultos que explican porqué los shampoos de antes no gustan ahora y no podrás apreciar la belleza de ese baile semicaótico de cifras que te cuenta y explica porque te pareces a un grupo de miles de gente que tarda también veinticinco minutos en el baño, por poner un promedio. No seas merca si no te gusta vender, si no te gusta ofrecer soluciones, hablar con la gente, si no estás capacitado para defender tus ideas y aceptar tus carencias con honestidad, si no estás dispuesto a desvivirte por agradar al que ahora no le agradas no seas merca. No seas merca si no estás dispuesto a dejar de ser merca y volverte en veces ingeniero,

nutriólogo,

vendedor,

contador,

psicólogo,

maestro,

administrador,

payaso,

diseñador,

presentador,

comunicólogo

y

orador, demás

personalidades y cachuchas que te tienes que poder para gustarle al mercado. Y es que la historia del mercadólogo es la más romántica que ha existido sólo que siempre, un poco mojigatos lo ocultamos.

La historia del merca es simple y excitante, es hermosa y apasionante. Se trata siempre del merca haciendo faramalla y media, del merca tratando siempre de entender aquellos pensamientos y sentimientos que no son suyos sino de ella, del merca gastando todo lo que puede en hacer algo que le guste a ella. Se trata de la odisea eterna del merca haciendo lo imposible por enamorar a su berrinchuda, difícil y caprichosa doncella. Se trata del merca luchando por el gusto, la preferencia y la lealtad de su precioso mercado. Se trata siempre de enamorar a su mercado. Y una vez que le conquista se produce esa unión y ese encanto que vivimos buscando todos nosotros desde el momento que nos volvimos mercas. Cuando matamos la necesidad para trocarla en satisfacción. Cuando logramos una compra mejor informada, cuando le ahorramos unos pesos al ama de casa, cuando hacemos que el del ranchito pueda comprar lo mismo que el que vive en la ciudad, cuando inventamos una mejor forma de satisfacer esa necesidad. Y esa necesidad satisfecha produce una sonrisa en el rostro del merca, una gran alegría y satisfacción en la vida de un merca, es ahí donde se esconde el verdadero valor de un merca. Samuel Jediael Bautista Sosa 509143 811 227 19 27 [email protected]