UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO DEL PERÚ. FACULTAD DE PEDAGOGÍA Y HUMANIDADES. DEPARTAMENTO ACADÉMICO DE FILOSOFÍA, HISTORIA Y GEOGRAFÍA.
SEPARATA N° 1 DE EL HOMBRE Y LA CULTURA ANDINA Y AMAZÓNICA. EL ÁREA ANDINA. EXTRACTO DE: “EL MUNDO ANDINO” AUTOR: FERNANDO SILVA SANTISTEBAN. Universidad de Lima. (p.p. 14 – 31). ASIGNATURA: EL HOMBRE Y LA CULTURA ANDINA Y AMAZÓNICA. SEMESTRE ACADÉMICO: 2°. X CICLO. DOCENTE: Juan de Dios Adalberto Palomino León.
Objetivos: Determinar las condiciones geográficas que circunscriben a la cultura andina analizando sus rasgos principales. Definir y utilizar los principales conceptos que caracterizan al área andina. Reconocer las ventajas y desventajas que ofreció el área andina para el asentamiento y desarrollo del hombre y el esfuerzo que representó la creación de la cultura en ella.
INDICACIONES: Depués de leer atentamente la separata; 1.Escriba y defina 10 conceptos que considere importantes y nuevos utilizados en el texto. 2.Enumere y explique 5 características importantes de la región andina. 3.Escriba en una carilla 3 ventajas y 3 desventajas que tuvo que vencer el hombre andino para forjar su cultura.
4.Realice una comparación valorativa del papel del hombre andino como creador de cultura, con otros protagonistas de las altas culturas de la humanidad. LA REGIÓN ANDINA Condiciones generales del habitat. La cordillera de los Andes determina la configuración geológica, geográfica, ecológica y cultural de América del Sur. La singularidad de cada ambiente y las particularidades en el proceso de desarrollo histórico de cada área cultural evidencian con claridad la acción recíproca entre el hombre y su habitat, como fuerza que influye poderosamente en la configuración de la cultura. Con sus 7,500 kms. De longitud, desde el Mar Caribe hasta el Cabo de Hornos, los Andes constituyen la columna dorsal de Sudamérica. En cuanto al nombre de la cordillera, dice Garcilaso que el Imperio de los Incas se llamaba Tahuantinsuyo, que quiere decir las cuatro partes del mundo y “llamaron a la parte de oriente Antisuyo, por una provincia llamada Anti que está al oriente, por la cual también llaman Anti a toda aquella gran cordillera de sierra nevada que pasa al oriente del Perú...”(3). Por su parte, Diego Gonzales Holguin consigna en su Vocabulario de la lengua general de todo el Perv (1609); “Ante, la tierra de los andes/ Anteruna o anti. El indio hombre de los andes/ Ante suyo una de las cuatro parcialidades o partes del Perv”. Así, pues, los incas llamaron Antis a la región de la selva, en tanto que los españoles bautizaron con este mismo nombre a la cordillera, de allí que esta peculiar ambigüedad continúa hasta nuestros días: en el Perú se llama montaña a la selva y se dice monte para referirse a la vegetación tupida. Los Andes son montañas relativamente jóvenes que se formaron al final de la Era Mesozoica, casi al mismo tiempo que las Montañas Rocosas de Norteamérica.
Pliegues y fallas de sedimentos marinos de
grosor descomunal conforman la mayor parte de su estructura geológica, junto con intrusiones ígneas y materias volcánicas.
Los Andes siguen elevándose, impulsados por el vulcanismo y los movimientos
diastróficos de la corteza. Los picos más elevados son: el Aconcagua, con 7,023 metros sobre el nivel del mar, en la frontera chileno – argentina; el Huascarán, con 6,768 ms. en el Perú; el Illimani, en Bolivia, con 6,426; el Chimborazo con 6,267 y el Cotopaxi, con 5,857,
ambos en Ecuador.
Una de las consecuencias
geomorfológicas más significativas del último levantamiento de los Andes ha sido la formación de la cuenca hidrográfica del Amazonas, al mudar la dirección del flujo de las aguas del Pacífico hacia el Atlántico. El sistema montañoso andino puede dividirse en tres zonas principales: Septentrional, Central y Meridional. Aunque los límites son bastante imprecisos y por lo tanto las zonas así denominadas resultan
arbitrarias, consideraremos de manera muy general que la Zona Septentrional corresponde a los Andes de Colombia, Venezuela y Ecuador;
la Central al Perú y la Meridional a los Andes de Bolivia, Chile y
Argentina. La estructura y conformación de los Andes Centrales presenta mayores complejidades.
Su
característica más notable es su anchura y elevación descomunales; la mayor parte de la región se halla por encima de los 3,000 m.s.n.m. En el sur, dos importantes ramales rodean una alta meseta conocida como el Altiplano, de más de 200,000 kilómetros cuadrados a unos 3,700 metros de altitud. El relieve del Altiplano está allanado y en gran parte forma una cuenca de desague interior. Aquí se halla el lago Titicaca, de agua dulce, que es no solamente el más grande de América del Sur sino también el más elevado del mundo, con 3,800 m.s.n.m. Al sur del Altiplano peruano -boliviano se hallan los grandes salares de las provincias chilenas de Tarapacá y Antofagasta. La descripción tradicional de estas cordilleras ha llevado a generalizaciones incorrectas. En realidad, como en el caso de la Región Septentrional, no se trata de cadenas de montañas seguidas y aunque en su mayor parte corren de noroeste a sudeste, no lo hacen de manera continuada y muchas veces se apartan de esta dirección para cruzar diagonalmente de noreste a sudoeste. Las condiciones climatológica físicas de los Andes, en extremo diferentes, han dado lugar a una vegetación muy diversa que comprende especies propias de las selvas pluviosas tropicales hasta las de tundra, con una muy variada distribución vertical de zonas. De esta manera, en las faldas inferiores de los Andes tropicales hay selvas húmedas y cálidas donde crecen árboles de hojas anchas y perennes; de allí un enorme variedad de especies asciende hasta una altitud de 900 a 1,200 m. Formando bosques subtropicales menos densos que continúan en otros que incluyen especies de grandes hojas caedizas y coníferas. Por encima de esta altitud hay otra vegetación de arbustos y más arriba otra de hierbas y plantas de tipo alpino, hasta que se llega a la línea de las nieves permanentes. En las vastas extensiones áridas de Andes Centrales sólo puede sobrevivir una pobre vegetación de matas de hierba o de arbustos resistentes al frío y a la sequía. La fauna de los Andes Centrales es variada y rica en especies, tanto nativas como originarias de otras áreas. ...Como dice Brack, en un espacio relativamente pequeño, el Perú ofrece uno de los mosaicos ecológicos más variados del planeta, permitiendo así una gran riqueza de la fauna; dentro de ella señala 43 especies de mamíferos, como felinos, marsupiales, murciélagos, cánidos, monos, roedores; unas 111 especies endémicas de aves, como perdices, zambullidores, pavas de monte, palomas, loros y papagayos, lechuzas, picaflores, etc. ; 78 especies endémicas de reptiles, boas, serpientes, lagartijas; 28 especies de anfibios y unas 1,000 especies de peces en las aguas continentales, que hacen del Perú uno de los países más ricos en peces. En el Perú aún prevalece el criterio de reconocer tres regiones naturales: Costa, Sierra y Selva o Montaña. .....................
Con criterio más integral y racionalizado, teniendo en cuenta factores que permitan encontrar la continuidad de áreas identificables con un mayor número posible de elementos comunes, se han propuesto otras divisiones regionales. La más conocida y utilizada es la de Javier Pulgar Vidal, quien basándose en la geografía, el clima, la toponimia, la flora, la fauna, en los límites de los cultivos, el paisaje y también en la tradición histórica reconoce ocho regiones naturales, a saber: Chala o Costa, desde el nivel del mar hasta los 500 y 700 metros de altitud; Yunga, en la vertiente occidental, de 500 a 2,300 metros de altitud, y en la oriental, de 1,000 a 2,300; Quechua, en ambas vertientes entre 2,300 y 3,500 m.; Suni o Jalca, entre 3,500 y 4,000 metros de altitud; Rupa-rupa o Selva Alta , entre 400 y 1,000 metros en las estribaciones de los Andes Orientales y Omagua, debajo de los 400 en la Amazonía (4). No obstante, esta propuesta ha sido observada y criticada entre varias razones porque no incluye el mar en la regionalización, pese a que forma parte de la realidad ecológica del país; porque se dice que constituye una visión transversal y no comprende aspectos de las variaciones ecológicas latitudinales; porque reúne en una sola región las yungas marítimas y fluvial, que tienen muy marcadas diferencias; no incluye formaciones ecológicas importantes como el bosque tropical del Pacífico, el páramo y la sabana de palmeras y porque los fundamentos relativos a la fauna o la flora carecen de base científica y están incompletos según señalan algunos autores. Otras propuestas se refieren al clima, aguas, suelo, flora, fauna, a las zonas de vida o a las regiones biogeográficas y provincias bióticas; así por ejemplo, J. Tosi preparó un mapa de las zonas de vida del Perú y ONERN publicó el Mapa Ecológico que delimita 84 zonas de vida y 17 de carácter transicional. Por su parte, Antonio Brack (5) propone diversas ecorregiones teniendo en cuenta que cada ecorregión es un área geográfica que se caracterizaba por las mismas condiciones climáticas, edáficas, hidrológicas, faunísticas u florísticas en estrecha interdependencia, perfectamente delimitable y distinguible de otra, así como la utilidad práctica de la propuesta. En este sentido, señala para el Area Andina Central once ecorregiones a saber:
1. Ecorregión del Mar Frio de la Corriente Peruana; 2. Ecorregión del Mar Tropical; 3. Ecorregión del Desierto del Pacífico; 4. Ecorreegión del Bosque Seco Ecuatorial; 5. Ecorregión del Bosque Tropical del Pacífico. 6. Ecorregión de la Serranía Esteparia; 7. Ecorregión de la Puna; 8. Ecorregión del Páramo. 9. Ecorregión de la Selva Alta (o Yungas); 10. Ecorregión de la Selva Baja (o Bosque Tropical Amazónico); 11. Ecorregión de la Sabana de Palmeras.
Pese a esta diversidad de ambientes y ecorregiones los Andes Centrales constituyen un territorio duro y difícil para la vida del hombre. En su mayor parte está conformado por desoladas punas, demasiado altas para la agricultura, o por la desértica faja costera donde los escasos valles que forman los ríos que bajan de la cordillera están separados por enormes arenales. Al otro lado de las abrumadoras moles andinas, luego de una breve zona relativamente benigna, la selva amazónica sólo ha permitido la supervivencia de grupos pequeños y aislados que no llegaron a sobrepasar lo límites de la economía simple. Todo lo que hay para el desarrollo de la vida de los grupos sociales son los valles interandinos con gran variedad de microclimas pero con delgadas capas de tierra orgánica sujetos siempre a la erosión, las altas pero avaras punas de pastos naturales y los escasos valles costeños junto al océano, siempre generoso. No hay extensiones de tierras ricas en humus como en Europa o en otras regiones de América. Así, pues, a su “atormentada geografía”, como ha llamado Mariano Iberico a esta configuración orográfica, se añade la parvedad de recursos naturales comestibles y, salvo en la costa donde es posible la pesca abundante, son relativamente escasas las fuentes de alimento proteínico. Desde que en el período lítico casi fueron aniquilados los animales de caza en los territorios alto andinos como en las lomas aledañas a la costa, la dieta del hombre andino ha sido predominante vegetariana. Azotada por las sequías, por los huaycos y terremotos, la andina es una de las regiones más difíciles para el desarrollo de la vida y de la cultura. Mientras las otras grandes civilizaciones universales se desarrollaron en regiones de clima y altitudes relativamente parejos, los antiguos peruanos tuvieron que hacer frente a un medio severo y al mismo tiempo diverso, desplegando un esfuerzo y habilidad asombrosos para crear y consolidar su civilización formidable. Por cierto, la influencia del medio no ha sido constante en el transcurso del tiempo. A través de las centurias y de los milenios se han sucedido variaciones muy notables en las condiciones ecológicas del hábitat que alteraron las formas de satisfacer las necesidades del hombre, adaptando a situaciones o regímenes alimentarios más o menos estables. Frente a las alteraciones del medio debió responder, primero, con la búsqueda de otros ambientes más acordes con sus patrones de subsistencia y, luego, con la creación de nuevos recursos. ..............................................................