El Significado vivencial de laborar y colaborar con la Compañía de Jesús
(Carlotita) Cuando nos pidieron que compartiéramos con ustedes el significado de nuestra vivencia al colaborar con los jesuitas, la imagen que me abordó inmediatamente fue la portada del Anuario de la Compañía de Jesús en el 2000. En ella vemos el pan de la Compañía que se parte y reparte por todo el mundo. Este pan simboliza el verdadero éxito en la vida del cristiano que se ve al recibir, fermentar, partir y compartir con los demás el pan que perdura. Los jesuitas han tenido mucho éxito cuando al compartir su pan con nosotros nos han regalado la vivencia de la espiritualidad ignaciana y el ser amigos en el Señor. ¿Cómo es ese pan que ellos han partido y compartido con nosotros? Nosotros, igual que todos ustedes, hemos recibido el regalo de la amistad de los jesuitas y de ser acompañados por ellos. Ellos nos están ayudando a discernir nuestra vocación laical y la misión que tenemos en nuestro mundo, a la luz de la espiritualidad ignaciana. Ellos nos han invitado a adentrarnos en nuestra historia de vida y acoger nuestras luces y sombras, para madurar en afectividad y vivir con transparencia (Rodolfo) Para mi todo comenzó cuando nuestro hijo mayor iba a hacer la primera comunión y un jesuita nos dio una charla sobre la reconciliación. Esa noche por primera vez en mi vida sentí la mirada de un Dios bueno, amigo, que no estaba en las de juzgarme y condenarme. Más adelante, otro jesuita me invitó a entrar en ese silencio íntimo dónde se da un encuentro genuino con Dios por medio de los Ejercicios Espirituales.
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Ellos nos han ayudado a reconocer que no basta con tener fe en Dios, que necesitamos también creer que Dios tiene fe en nosotros. Esto lo hemos vivido al sentir la fe que los jesuitas tienen en nuestro potencial para ser y hacer, cada vez que nos han invitado a ser sujeto con ellos en su misión. Prueba de esto es que en 1999 el superior de Puerto Rico me invitó a dirigir un proceso de planificación estratégica con los suyos. Mi primera reacción fue decirle que no, ya que me sentía indigno e incapaz y me dio miedo. Pero luego vi en esa invitación su confianza en mis capacidades profesionales y humanas. Los jesuitas nos están formando y ayudando a crecer en madurez teológica, humana y espiritual para luego ser enviados y ser agentes multiplicadores de la formación que recibimos. Esto incluye el reflexionar y dialogar sobre las realidades de nuestro mundo abriéndonos a otras posibilidades. Podemos decir que nos han enseñado a evangelizar la fiesta y el duelo de la vida por medio de nuestro servicio y amor a los demás ¿Qué nosotros hemos partido y compartido con los jesuitas? (Carlotita) En nuestro caminar con nuestros amigos jesuitas hay varios regalos especiales que hemos partido y compartido con ellos. El más personal es nuestra familia con todo lo que hemos vivido formando y soltando a nuestros hijos, fortaleciendo nuestro matrimonio, y acompañando a nuestros padres envejecíentes. Ha sido una experiencia hermosa el compartir el terreno sagrado de nuestra vida familiar con ellos y sentir los lazos de cariño que se van tejiendo entre todos. Igual que ellos añaden a nuestro lienzo familiar rasgos de su persona y de su ignacianidad, nosotros añadimos a su lienzo personal rasgos de la fiesta de la vida sacramental en familia. También hemos compartido nuestra realidad del día a día trabajando y ofreciendo el pan que perdura a un mundo que se ha alejado de los valores de Jesús. (Rodolfo) Dentro de este compartir de la realidad, la experiencia mía dirigiendo una empresa y aprendiendo a ser líder, con y para los demás, ha enriquecido a varios jesuitas. Yo les he hablado de las luces y sombras que surgen al trabajar para ponerle
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un corazón cristiano a ese cuerpo laboral y económico que es también parte del cuerpo de Jesús. Hemos compartido nuestro tiempo ayudándolos en sus procesos de dirección y gestión, en la administración de sus obras, en sus esfuerzos para crear lazos de colaboración con laicos capacitados en distintas áreas educativas, organizacionales, pastorales etc. Además, hemos trabajado en sus proyectos para partir y compartir el pan que perdura con familias y jóvenes cuando ofrecemos talleres familiares y catequesis de confirmación. No menos importante es el apoyo que les hemos ofrecido en momentos en que alguno ha necesitado acompañamiento y nuestra amistad transparente en momentos de alegría. Frutos comunes de esta vivencia de colaborar con la Compañía de Jesús (Carlotita) Esta colaboración ha enriquecido tanto nuestra vocación laical como la de los jesuitas. Esta unión de esfuerzos, nos está llevando a ambas partes hacia un mayor autoconocimiento que nace del poder mirarnos en los ojos del otro como en un espejo que refleja nuestra realidad… en los ojos del jesuita el laico ve su realidad y en los ojos del laico el jesuita ve la suya. En este reflejar se ha ido desarrollando un mayor aprecio y admiración por la otra vocación. Hemos ido forjando un trabajo en equipo donde se unen dos vocaciones diferentes, y a la vez complementarias, movidas por un mismo Espíritu. Al laborar juntos hemos aprovechado el sentido de urgencia de algunos laicos, y la paciencia apostólica que tienen muchos jesuitas. Ya Rodolfo y yo estamos tratando de vivir con esa paciencia. En la toma de decisiones estamos entendiendo el valor del modo de proceder de la Compañía donde escuchan a todos buscando comprender pero la decisión está en manos del superior. La realidad es que cada día ellos buscan más el parecer de los laicos y nos dan derecho a voz pero no al
voto.
Rodolfo y yo estamos
comprendiendo que para temas de la Compañía hay gran sabiduría en esto. En esta vivencia de colaboración se esta dando algo como lo que dice Benjamín
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González Buelta SJ en uno de sus salmos; jesuitas, laicos y laicas junto a Jesús estamos logrando que un rasgo de cada uno y una, vaya adornando el lienzo de la vida del otro todos los días: "Cada tarde añado en mi lienzo un nuevo rasgo tuyo. Cada tarde añades en tu lienzo un nuevo rasgo mío. Tu y yo nos vamos haciendo Tu pueblo"
Rodolfo y Carlotita Colberg Manresa Loyola, Santo Domingo, R D 7 de mayo, 2006
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