El Sexismo

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INDICE 1. INTRODUCCION ....................................................................................................................................2 2. DESARROLLO .......................................................................................................................................2 2.1 Hacia una definición del concepto de “sexismo” ........................................................................ 2 2.2 Educación sexista ............................................................................................................................ 3 2.3 El sexismo en diversos ámbitos .................................................................................................... 4 2.3.1 Lenguaje sexista ........................................................................................................................4 2.3.2 Educación sexista......................................................................................................................5 2.3.3 Violencia y sexismo ...................................................................................................................5 2.4 Tipos de sexismo ............................................................................................................................. 6 2.4.1 Según a quién va dirigido .........................................................................................................6 2.4.2 Según la forma en la que se expresa el sexismo .................................................................7 2.5 Ejemplos de sexismo ...................................................................................................................... 8 2.5.1 Violencia de género...................................................................................................................8 2.5.2 Agresión sexual .........................................................................................................................9 2.5.3 Matrimonio infantil forzado .......................................................................................................9 3. CONCLUSIONES .................................................................................................................................10 4. BIBLIOGRAFIA ....................................................................................................................................10 5. ANEXOS ................................................................................................................................................11

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1. INTRODUCCION Desde un punto de vista legal vivimos en una sociedad que postula la igualdad entre hombres y mujeres, sin embargo, esta igualdad formal es insuficiente para que la igualdad real o equidad entre las mujeres y los hombres se de en los hechos (Araya, 2004). Si bien mucho se ha progresado en este ámbito, aún existen prácticas discriminatorias muy arraigadas entre las personas. Basta mirar las cifras, entre otras, de violencia intrafamiliar, femicidio, y acoso sexual callejero, para darse cuenta que son las mujeres quienes se ven afectadas mayormente con estas problemáticas. Por su parte, en el ámbito laboral, la existencia de una brecha salarial entre hombres y mujeres, la baja cantidad de mujeres en gerencias y directorios, e incluso la baja participación laboral de las mujeres, así como también en el ámbito educacional, la baja participación de las mujeres en carreras científicas, en número de publicaciones y en los altos puestos académicos, por nombrar algunos. Si bien todas estas problemáticas son multicausales, el sexismo se encuentra a la base de estas situaciones (Ferrer et al. 2006). Según la RAE se entiende por sexismo, a la “discriminación de las personas por razón de sexo”, ampliándose en el uso de la lengua española a conceptos como “discriminación sexual” e incluso a “discriminación de género”1 . A razón de que esta palabra no tiene antónimos, para hablar de lo opuesto al sexismo se usa el concepto “no sexista”. A continuación, se describe el concepto de “sexismo” desarrollado por la literatura de género pues es la que ha desarrollado más robustamente esta temática. Posteriormente, desde este marco teórico, se explica cómo se concibe en particular el sexismo en el lenguaje, en la educación y en el ámbito de la violencia de género. Vale mencionar que existen posturas que refutan la existencia del sexismo en estos ámbitos, los que no se recogen en este trabajo por no ser objeto de lo solicitado.

2. DESARROLLO 2.1 Hacia una definición del concepto de “sexismo” Al revisar la literatura sobre el sexismo, es posible encontrar variadas definiciones de este concepto, entre los que se encuentran: “Sexismo es la discriminación de personas de un sexo por considerarlo inferior al otro. Alude a un conjunto de nociones, expresiones y prácticas 2

sociales que, con base en la diferencia sexual, legitiman y afianzan la desigualdad social entre las personas. Quienes han sido históricamente discriminadas son las mujeres” (Alcaldía de Medellín, 2011). “El sexismo es una forma de discriminación que utiliza al sexo como criterio de atribución de capacidades, valoraciones y significados creados en la vida social. Es decir, con base en una construcción social y cultural, la sociedad ordena la realidad en dos cajones que respectivamente se señalan “esto es lo femenino” “esto es lo masculino” y, al igual que otras formas de discriminación, tiende a encorsetar a las personas en parámetros impuestos” (Morgade, 2001). “Entendemos por sexismo el mecanismo por el que se concede privilegio a un sexo en detrimento de otro y por androcentrismo, la concesión del privilegio al punto de vista del hombre. El sexismo sería una precondición del androcentrismo” (Contreras, 2011). 2.2 Educación sexista La educación es unos uno de los instrumentos, tal vez el más importante, a través de los cuales se realiza la socialización de las personas. Es decir, se adquieren hábitos sociales, autoestima, formas de relación y creencias, en una palabra, se esculpe la personalidad humana y sus formas de actuar de acuerdo a lo que el grupo espera de cada persona. Y, por supuesto, se transmiten los modelos de género, que se van adquiriendo a partir del nacimiento, y que hacia los tres años ya están interiorizados, junto con la jerarquía de género (Cabeza y Rodríguez, 2013). La educación, en términos históricos, pasó de la educación solo para los varones, a la educación de varones y mujeres por separados, con objetivos educacionales distintos, viendo en la educación conjunta de dos colectivos humanos específicos: los hombres y las mujeres, una educación donde se hiciera una valoración igualitaria de las diferencias, incluyendo los intereses, las posibilidades, y las capacidades de ambos sexos (Contreras, 2011). Sin embargo, la escolarización masiva de las mujeres y la modalidad mixta solo ha logrado una igualdad formal, que no es igualdad real. La igualdad en el acceso no implica un aprovechamiento equivalente de los contenidos, “ya que las niñas y adolescentes se las incorpora a un modelo escolar masculinizado, donde el ideal es el modelo varón, blanco, de clase media, resultando las mujeres un apéndice, un anexo, un agregado”. Al incorporar a las mujeres, no se ha sumado un modelo femenino de hacer las cosas, sus intereses, sus capacidades, sus distinciones (Contreras, 2011). En este marco, diversos autores han analizado desde variados puntos de vista, como la educación se constituye básicamente la transmisión de una cultura androcéntrica, donde tanto a través del currículum oficial y oculto, sumado a las prácticas dentro de la escuela, 3

se les transmite a las niñas su carácter secundario en el mundo público, su no significancia en él y, por lo tanto, su no protagonismo. Al mismo tiempo que les designa un lugar y una tarea específica, la del cuidado y atención a los otros, es decir, su carácter forzosamente subordinado al orden masculino imperante. “Lo que podemos llamar, simplemente, el aprendizaje de la subordinación, que implica al mismo tiempo que los títulos académicos o los saberes adquiridos no tienen el mismo valor según los ostente un hombre o una mujer, preparación necesaria para que después las mujeres acepten como un hecho normal el menor valor que se les asigna en el ámbito laboral” (Subirats, 2016). 2.3 El sexismo en diversos ámbitos El sexismo está a la base de diversas temáticas que la literatura feminista ha ido desarrollando para darle visibilidad, entre estos se encuentran el lenguaje sexista, la educación sexista y la legitimación de la violencia de género en diversos campos de relación entre el hombre y la mujer, en especial, el ámbito intrafamiliar. 2.3.1 Lenguaje sexista

El lenguaje es un instrumento fundamental de la humanidad porque es el vehículo que nos permite comunicar el sistema de valores, comportamientos y papeles que distinguen a las personas y a los grupos, en referencia a sus funciones sociales. Admitida, pues esta impronta mutua entre la lengua y cultura sobre la construcción ideológica de los individuos de un determinado marco cultural, es posible observar cómo esa impronta se evidencia en todas y cada una de las distintas manifestaciones discursivas orales y escritas que conforman parte del patrimonio cultural de una sociedad (Cabeza y Rodríguez, 2014), siendo la invisibilización de la mujer en el lenguaje una de las manifestaciones más notables de la desigualdad entre varones y mujeres (Alcaldía de Medellin,2011). En la mayoría de las culturas la idea de lo masculino emerge como central, mientras que lo femenino aparece como marginal. Esta universalidad de lo masculino en el lenguaje, constituye un espacio de ambigüedad en el que las mujeres nunca saben si deben reconocerse o no, si están o no incluidas, pero que en cualquier caso, esconde la identidad del universo femenino y su diferencia. Así, la identidad de la mujer queda supeditada a un “otro”, una categoría con la cual compararse, pero de la que nunca llega a ser parte. En este sentido, el lenguaje le niega a la mujer la calidad de sujeto y de protagonista, en igualdad de condiciones con el hombre (Subirats, 2016).

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2.3.2 Educación sexista

La educación es unos uno de los instrumentos, tal vez el más importante, a través de los cuales se realiza la socialización de las personas. Es decir, se adquieren hábitos sociales, autoestima, formas de relación y creencias, en una palabra, se esculpe la personalidad humana y sus formas de actuar de acuerdo a lo que el grupo espera de cada persona. Y, por supuesto, se transmiten los modelos de género, que se van adquiriendo a partir del nacimiento, y que hacia los tres años ya están interiorizados, junto con la jerarquía de género (Cabeza y Rodríguez, 2013). La educación, en términos históricos, pasó de la educación solo para los varones, a la educación de varones y mujeres por separados, con objetivos educacionales distintos, viendo en la educación conjunta de dos colectivos humanos específicos: los hombres y las mujeres, una educación donde se hiciera una valoración igualitaria de las diferencias, incluyendo los intereses, las posibilidades, y las capacidades de ambos sexos (Contreras, 2011). Sin embargo, la escolarización masiva de las mujeres y la modalidad mixta solo ha logrado una igualdad formal, que no es igualdad real. La igualdad en el acceso no implica un aprovechamiento equivalente de los contenidos, “ya que las niñas y adolescentes se las incorpora a un modelo escolar masculinizado, donde el ideal es el modelo varón, blanco, de clase media, resultando las mujeres un apéndice, un anexo, un agregado”. Al incorporar a las mujeres, no se ha sumado un modelo femenino de hacer las cosas, sus intereses, sus capacidades, sus distinciones (Contreras, 2011). 2.3.3 Violencia y sexismo

Entre los modelos que actualmente se barajan para explicar este grave problema social predominan los denominados multicausales, cuya característica común a todos ellos, es que consideran esta forma de violencia como un fenómeno complejo que sólo puede ser explicado a partir de la intervención de un conjunto de factores, incluyendo factores individuales, sociales y del contexto concreto de la pareja (Ferrer et al, 2003). Pero, incluso si hablamos de múltiples causas de la violencia contra las mujeres en la pareja, en la base de esta pirámide causal se hallaría las diferencias que todavía siguen existiendo entre las mujeres y los hombres en estatus y poder, donde el sexismo puede ser utilizado para legitimar y mantener dichas diferencias (Díaz-Aguado, 2003). Conviene recordar, sin embargo, que a veces dicha violencia se incrementa cuando también lo hace el poder de la mujer, siendo utilizada para perpetuar la desigualdad anterior por parte de hombres orientados hacia el control absoluto (Serrano y 5

Serrano, 1999). En función de lo anteriormente expuesto, puede explicarse la relación que se observa en las investigaciones llevadas a cabo sobre este tema entre la forma sexista de construir la identidad femenina, el rechazo a las actitudes igualitarias y la tendencia a justificar la violencia contra las mujeres culpando a la víctima (Díaz-Aguado, 2003). 2.4 Tipos de sexismo No hay un único criterio para plantear una categorización de los diferentes tipos de sexismo, lo cual significa que existen varias clasificaciones posibles atendiendo a criterios distintos. Por ejemplo, podemos fijarnos en hacia quién va dirigido el sexismo, o bien centrar nuestra atención en la forma en la que se expresa. 2.4.1 Según a quién va dirigido Atendiendo al tipo de persona sobre el que se aplica el sexismo, este puede adoptar las siguientes formas:

a) Contra mujeres Este tipo de sexismo es muy común, y va dirigido hacia personas cuyo sexo biológico se corresponde con su identidad de género (femenino).

b) Contra transexuales Esta forma de sexismo se aplica a personas cuya identidad de género no se corresponde con su sexo biológico. Es especialmente grave, ya que estos ataques discriminatorios se suman a la ansiedad y el dolor emocional que de por sí produce la disforia de género, un fenómeno psicológico que se da en algunas personas transexuales y sobre el cual puedes leer más en este artículo: "Disforia de género: naciendo en el cuerpo equivocado".

c) Sexismo contra personas intersexuales Este es uno de los tipos de sexismo menos extendidos, ya que las personas intersexuales son relativamente poco numerosas. La intersexualidad consiste en una discrepancia entre el diseño de los genitales y la carga cromosómica que se posee (XX o XY). Esta ambigüedad acerca del sexo atribuible a una persona causa rechazo en muchas culturas, incluida la occidental. 6

d) Contra los hombres Este tipo de sexismo está muy relacionado con el concepto de misandria, es decir, la aversión hacia los hombres en general. 2.4.2 Según la forma en la que se expresa el sexismo Si antes hemos visto una clasificación de los tipos de sexismo atendiendo a su contenido, ahora pasamos a sus formas.

a) Sexismo de tipo hostil El sexismo de tipo hostil se plasma en actitudes y acciones basadas en la hostilidad, la agresividad y la violencia física o simbólica. Por ejemplo, dar palizas a alguien por su género es una forma clara de sexismo de esta clase. Algunos subtipos de esta clase de sexismo son los siguientes: 

Por transgresión de lo doméstico: sexismo basado en el rechazo a que la mujer acceda a la faceta pública de la sociedad, es decir, aquella que está más allá de las tareas domésticas y reproductivas.



Por cuestiones sexuales: a través de este se intenta vulnerar el modo en el que se experimenta la propia sexualidad.

b) Sexismo de tipo benevolente Este es uno de los tipos de sexismo que pasan más desapercibidos, ya que se deja ver a través de actos que podrían ser entendidos como iniciativas de amabilidad. Por ejemplo, explicarle a alguien un tema muy básico como si no tuviese formas de comprender discursos más elaborados puede ser sexismo la interlocutora es una mujer, ya que el género femenino ha estado tradicionalmente alejado de las tareas intelectuales. Del mismo modo, acudir en ayuda de la mujer para que no tenga que realizar ningún esfuerzo físico también puede ser un acto encuadrado es este tipo de sexismo, si se hace de forma sistemática y generalizada.

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c) Sexismo normativo Este tipo de sexismo tampoco se expresa a través de la violencia, pero tampoco tiene nada que ver con la aparente amabilidad o condescendencia. Se trata de acciones que, por sus formas, expresan tácitamente una afirmación en los roles de género tradicionales sin ninguna otra justificación que no sea la costumbre. Por ejemplo, preguntarle a una mujer acerca de cuándo tiene pensado encontrar un marido que la mantenga es un ejemplo de este tipo de sexismo. Esta clase de sexismo se ve apoyada frecuentemente por una visión esencialista de la biología aplicada al ser humano. Por ejemplo, se entiende que como históricamente las mujeres y las hembras de la mayoría de especies de mamíferos se involucran más en la crianza que los varones y los machos, hay algún tipo de vínculo entre lo femenino y el cuidado de los pequeños. Sin embargo, esta perspectiva no por reduccionista y biologicista es más científica. Si así fuese, por ejemplo, tampoco se habría dado el caso de que millones de mujeres empezasen a salir de casa para dedicarse a tareas que van más allá de lo doméstico y del hogar, tal y como ha ocurrido en menos de un siglo en las sociedades occidentales.

d) Mansplaining El mansplaining es una forma de sexismo muy específico que recoge elementos de los dos anteriores, ya que en él hay tanto condescendencia como ánimo de negarle a otros la capacidad de participar en una relación de igual a igual. Consiste en minimizar las opiniones de otra persona (mujer o no identificada con el género masculino) y presentar las propias como si fuesen una descripción de la realidad planteada de forma fácil para que todo el mundo la entienda. 2.5 Ejemplos de sexismo 2.5.1 Violencia de género

Aunque las tasas exactas son ampliamente controvertidas, existe un gran cuerpo de evidencia transcultural de que las mujeres son sometidas a violencia doméstica principalmente cometida por hombres. Además, existe un amplio consenso de que las mujeres son más frecuentemente 8

sometidas a formas graves de abuso y que son más propensas a ser lastimadas por una pareja abusiva. Las Naciones Unidas reconocen la violencia doméstica como una forma de violencia de género, que describe como una violación de los derechos humanos, y el resultado del sexismo. 2.5.2 Agresión sexual

El sexismo puede promover la estigmatización de las mujeres y niñas que han sido violadas e inhibir la recuperación. En muchas partes del mundo, las mujeres que han sido violadas son condenadas al ostracismo, rechazadas por sus familias, sometidas a violencia y, en casos extremos, pueden convertirse en víctimas de asesinatos por honor porque se considera que han avergonzado a sus familias. La criminalización de la violación conyugal es muy reciente y se ha producido durante las últimas décadas; y en muchos países todavía es legal. Varios países de Europa del Este y Escandinavia declararon ilegal la violación conyugal antes de 1970; otros países europeos y algunos de los países de habla inglesa fuera de Europa lo prohibieron más tarde, principalmente en los años ochenta y noventa; algunos países lo prohibieron en la década del 2000. La OMS escribió que: "El matrimonio se usa a menudo para legitimar una variedad de formas de violencia sexual contra las mujeres. La costumbre de casar a los niños pequeños, especialmente a las niñas, se encuentra en muchas partes del mundo. Esta práctica legal en muchos países, es una forma de violencia sexual, ya que los niños involucrados no pueden dar o negar su consentimiento" 2.5.3 Matrimonio infantil forzado

Un matrimonio infantil es un matrimonio en el que uno o ambos cónyuges son menores de 18 años, una práctica que afecta desproporcionadamente a las mujeres. Los matrimonios infantiles son más comunes en el sur de Asia, Medio Oriente y el África subsahariana, pero también en otras partes del mundo. La práctica de casarse con niñas jóvenes está arraigada en ideologías patriarcales de control del comportamiento femenino, y también se sustenta en prácticas tradicionales como la dote y el precio de la novia. El matrimonio infantil está fuertemente relacionado con la protección de la virginidad femenina.

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3. CONCLUSIONES El sexismo trae consecuencias negativas tanto para los hombres como para las mujeres, porque limita las posibilidades de unos y otros como personas y se les niega determinados comportamientos que suelen considerarse como típicamente “femeninos” o como “masculinos. Por eso en ocasiones escuchamos expresiones como: “los niños no lloran”, o “las niñas no deben hablar así”, “siéntate como las niñas”, se está indicando que los individuos deben adoptar comportamientos específicos y diferenciados por el hecho de ser de uno u otro sexo. Las transformaciones que el sexismo ha sufrido en detrimento de la idea de su desaparición a partir de un supuesto discurso inclusivo no son tan ciertas. Las prácticas sexistas persisten y portan un camuflaje conveniente a los tiempos modernos. Entre los hallazgos se destaca que éstas confluyen y afectan diferencialmente según género en este espacio universitario. En particular, las mujeres en comparación con los hombres vivencian prácticas sexistas más lacerantes, debido a que los patrones de género tienden a constituir estereotipos y actitudes negativas hacia ellas, sin embargo, los varones no escapan a la persuasión de este tipo de experiencias.

4. BIBLIOGRAFIA 1.

María José Díaz-Aguado. (2003). Adolescencia, sexismo y violencia de género. Papeles del Psicólogo, 84, pp. 35-44. Disponible en: http://www.redalyc.org/pdf/778/77808404.pdf (noviembre, 2018).

2. Marina Subirats. (2016). De los dispositivos selectivos en la educación: el caso del sexismo. Revista de la Asociación de Sociología de la Educación (RASE), 9 (1), 22-36. Descargar

en:

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5331452.pdf

(noviembre,

2018). 3. María del Carmen Cabeza y Susana Rodríguez (2013). Aspectos ideológicos, gramaticales y léxicos del sexismo lingüístico. Estudios filológicos, (52), 7-27. Disponible en: https://dx.doi.org/10.4067/S0071-17132013000200001 (noviembre, 2018). 4. https://www.bcn.cl/obtienearchivo?id=repositorio/10221/26147/1/BCN_definicion_sexism o_FINAL.pdf 5. https://psicologiaymente.com/psicologia/tipos-sexismo 10

6. http://www.mujeresdeempresa.com/el-sexismo-en-la-educacion-enfoques-teoricos/ 7. Expósito, F.; Moya, M. y Glick, P. (1998). “Sexismo ambivalente: medición y correlatos”. En Revista de Psicología Social, núm. 13, págs. 159-169. España: Universidad de Granada, Fundación Infancia y Aprendizaje.

5. ANEXOS

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