El Gran Estallido De Las Guerras En El Siglo Xx

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EL GRAN ESTALLIDO DEL SIGLO XX Durante el siglo XX el mundo asistió a los más formidables avances científicos y tecnológicos de todos los tiempos. Lo que para generaciones de hombres y mujeres parecían sueños inalcanzables se tornó realidad. Los adelantos médicos y la industria, el desarrollo de la informática y las comunicaciones, la exploración del espacio, en fin, todo estaba encaminado hacia un mayor bienestar de la humanidad. Pero, paradójicamente, muchos de estos avances serían utilizados en contra de individuos y pueblos, particularmente durante la primera mitad del siglo XX. Guerras, odiosas discriminaciones y desigualdades sociales transformaron a menudo a nuestro planeta multicolor en un oasis blanco y negro, donde los derechos humanos fueron atropellados como nunca en la historia. Las catástrofes a que el mundo se vio expuesto a lo largo del siglo cambiaron por completo nuestra conciencia histórica. Fue un verdadero estallido, a partir del cual la humanidad ha debido replantearse muchas cosas. Se hace necesario, entonces, conocer los obstáculos que se interpusieron a la consecución de los sueños que se forjaban al iniciarse “el siglo XX corto”, en 1914. Para comenzar • ¿Qué imagen del siglo XX tienes? ¿Por qué? • ¿Qué grandes catástrofes mundiales se registraron en el siglo XX? • ¿Qué diferencias crees que posee el siglo XX en relación a los siglos anteriores?

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1. Un mundo trastornado Nuestra conciencia histórica está completamente determinada por el siglo XX que acaba de terminar. “El siglo más sangriento de la historia humana”, como lo definió el escritor Albert Camus, o “el siglo más terrible de la historia occidental”, según el filósofo Isaiah Berlin. Fue un siglo en el curso del cual dio muerte o se dejó morir a un número más elevado de personas que en ningún otro período de la historia”. Cálculos recientes indican que unas 187 millones de personas habrían perdido la vida durante las múltiples catástrofes de este “siglo XX corto”. Los mayores desastres ocurrieron durante la primera parte del siglo XX, concretamente entre 1914 y 1945. Una inédita conflagración bélica –la Primera Guerra Mundial o Gran Guerraazotó a Europa y parte de sus colonias entre 1914 y 1919 y presagió los profundos cambios que vendrían. Después se produjo la mayor crisis económica que el mundo haya conocido –la depresión de 1929- con su secuela de problemas sociales. Finalmente, sobrevino la peor de las catástrofes, -la Segunda Guerra Mundial- que trastornó a la humanidad entre 1939 y 1945 y proyectó su sombra a todo el siglo. A continuación queremos explicar cómo se llegó a tal estado de cosas e invitarte a reflexionar sobre esta compleja etapa del devenir histórico de nuestro planeta. 1.1. El embrujo de las ideologías El mundo moderno, y particularmente la civilización occidental, se caracterizaba a comienzos del siglo XX por la presencia de una serie de elementos que habían remodelado por completo la política. Básicamente, fueron cuatro los factores cuya interacción había impreso un nuevo sello a los sistemas políticos contemporáneos: - la existencia de una clase intelectual como grupo social autónomo, que elaboraba y procesaba el conocimiento de una sociedad - la maduración de una opinión pública que debatía ideas y representaba los intereses presentes en la sociedad civil - la proliferación de partidos políticos organizados que luchaban por un determinado proyecto histórico - la consolidación de ideologías que inspiraban, condicionaban y proyectaban la acción política de los partidos De estos factores, vamos a centrar nuestra atención en las ideologías, pues ellas fueron determinantes en los procesos históricos que vivió el mundo durante todo el siglo. Existen numerosas definiciones del concepto ‘ideología’. Se ha señalado, por ejemplo, que una ideología alude a todas las ideas presentes en una sociedad, o que se trata de un conjunto de conceptos políticos, sociales y morales desarrollados y protegidos por las clases dirigentes en su propio beneficio. La noción más aceptada es la que contempla a las ideologías como un amplio sistema de conceptos y creencias, que representan una determinada manera de concebir a la sociedad. Si bien la ideología es una construcción racional, tiene la capacidad de conmover emocionalmente a sus seguidores. Por eso, a menudo adquiere la dimensión de una fe. La

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ideología es también un fenómeno social, colectivo, pues permite articular a un grupo de personas en torno a un proyecto. Los partidos políticos, por ejemplo, abrazan alguna ideología y dan así un sentido a sus prédicas. Asimismo, las ideologías plantean soluciones prácticas a los distintos problemas que ofrece la realidad en todos los ámbitos. Finalmente, una ideología se forja con el objetivo de acceder al poder y aspira llevar a la sociedad a un estado final perfecto. Tiene, por lo tanto, un importante fin político y una utopía que alcanzar. Las principales ideologías en boga a comienzos del siglo XX, surgieron y se desarrollaron a lo largo de la centuria anterior. Entre ellas se cuentan el liberalismo, el socialismo, el conservadurismo y el anarquismo, que se disputaban palmo a palmo el apoyo de las masas. Adscribirse a una ideología significaba creer en algo, tener una idea de sociedad para el futuro, por lo que resultaban muy atrayentes. Su enorme éxito también se explica en el contexto de un mundo en el cual se había debilitado el poder de la religión. Los seguidores de las distintas ideologías profesaban una devoción cuasi religiosa y a menudo llegaron a considerar incompatibles sus ideas con las de otros sistemas. En agenda Conformen grupos e investiguen los fundamentos de las siguientes ideologías del mundo contemporáneo: liberalismo socialismo conservadurismo anarquismo nacionalismo Cada grupo debe presentar un bosquejo con los resultados de su investigación. Pueden buscar información en enciclopedias (recomendamos la Enciclopedia Encarta) o en Internet. Organicen un debate con las siguientes preguntas de fondo: ¿En qué medida las ideologías examinadas están presentes en el mundo actual? ¿Cómo se expresan sus principios originales? Sugerimos la siguiente modalidad para el debate: 1) Cada grupo escoge a uno o dos expositores. 2) Sorteo del orden de las exposiciones. 3) Cada grupo tiene 10 minutos para explicar al público las influencias de la ideología que investigaron. Luego de cada presentación hay 5 minutos para responder preguntas del público. 4) Reglas básicas para el debate: escuchar con atención a los demás, respetar las ideas de los otros, no descalificar preguntas y reconocer honestamente si hay dudas o errores. En el siglo XX, el influjo de las ideologías llegaría a su máxima expresión, al punto que se polarizó gran parte del mundo. Tras la Primera Guerra Mundial, el liberalismo constituía la ideología predominante en los países vencedores, como Inglaterra, Francia o los Estados Unidos, y las democracias occidentales se alzaban como el gran modelo a imitar. Sin embargo, las condiciones de paz impuestas a los perdedores como Alemania y un proceso revolucionario acaecido en la Rusia zarista engendraron nuevas ideologías que propiciarían grandes transformaciones en el corto plazo. 1.2. Nuevas ideologías irrumpen en escena

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• La Revolución Rusa. Cuando todavía no concluía la Primera Guerra Mundial, en Rusia estalló una revolución democrático-burguesa que derrocó el régimen monárquico del Zar. El descontento se debió a una desmedrada situación económica que se agravó con la guerra y a las prácticas autoritarias y represivas que empleaba el gobierno. En febrero de 1917, la monarquía zarista se derrumbó, el zar fue obligado a abdicar y el poder pasó a manos de la Duma (o Parlamento), que formó un gobierno provisional encabezado por Alejandro Kerenski. En estos sucesos fue vital la participación de soldados, obreros y campesinos que formaron agrupaciones de base conocidas como soviets. Kerenski no fue capaz de contener el creciente poderío de los soviets el cual sería aprovechado por el Partido Obrero Social Demócrata (POSD), inspirado en las ideas socialistas. En octubre de 1917, el proceso se radicalizó cuando los Bolcheviques –una fracción del POSD liderada por el carismático Lenin-, se hicieron del poder y establecieron un sistema socialista con capital en Moscú. Un año después, los bolcheviques adoptaron el nombre de partido Comunista e implementaron un vasto programa de transformaciones sociales que implicó: - la anulación de las deudas de los campesinos - la abolición de la gran propiedad de la tierra y Reforma Agraria - la supresión de los títulos de nobleza - la nacionalización de los bancos y de empresas estratégicas - la separación de la Iglesia y el Estado - la proclamación de igualdad de derechos para la mujer Desde 1918, los sectores antibolcheviques promovieron una guerra civil que obstaculizó un par de años la consolidación del proceso revolucionario. Las circunstancias motivaron la implementación del llamado comunismo de guerra, caracterizado por una completa centralización de la economía, fuertes restricciones a las libertades individuales, la eliminación de los partidos políticos que disputasen el poder a los bolcheviques y la creación del Ejército Rojo. En 1920, se produjo la victoria final de las fuerzas revolucionarias; dos años después se conformó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que agrupaba territorios y etnias dominadas antiguamente por el Imperio Ruso. La ideología comunista tenía como aspiración central una sociedad sin clases, donde los recursos y medios de producción pertenecieran a la comunidad y no a los individuos. En este esquema, el Estado asumía un rol primordial en la planificación económica y mantenía el control de las grandes industrias, el comercio exterior, los bancos, el transporte y las tierras que habían sido expropiadas a los latifundistas. Paralelamente, Lenin permitió a los pequeños y medianos productores comercializar libremente sus mercaderías y autorizó el establecimiento de pequeños establecimientos industriales privados. Una enfermedad impidió a Lenin seguir al frente de los destinos de la URSS, de manera que poco a poco el poder fue recayendo en otros personeros. La muerte del líder en 1924, dejó el camino abierto a Iósiv Stalin (1879-1953), quien, como veremos, modificaría el rumbo que hasta entonces había tenido la revolución.

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Trabajemos ahora Comunicado del gobierno revolucionario “A los ciudadanos de Rusia. El gobierno provisional ha sido depuesto. El poder del Estado pasa a manos del soviet de diputados, obreros y soldados de Petrogrado y su órgano, el Comité Militar Revolucionario, que se puso a la cabeza de la guarnición y del proletariado de la ciudad. Se ha alcanzado el objetivo central por el cual el pueblo ha luchado: propuesta inmediata de una paz democrática, abolición de la propiedad terrateniente, control obrero de la producción, creación de un gobierno de los soviets. ¡Viva la revolución de los obreros, los soldados y los campesinos!” 1) ¿Por qué se habla de “revolución” en el caso de los acontecimientos ocurridos en Rusia? 2) ¿Cómo se expresan los ideales revolucionarios en el comunicado? 3) ¿Qué papel desempeñó el pueblo ruso durante la revolución? 4) ¿Qué otras revoluciones se han producido en la historia de la humanidad y por qué lo son? • Italia y la propagación del fascismo. Italia figuró entre los países vencedores de la Primera Guerra Mundial, pero no obstante, sus reivindicaciones territoriales sobre Dalmacia y Fiume no fueron satisfechas. Entre 1919 y 1922, el país se vio enfrentado a serios problemas económicos y sociales, problemas que se agravaron por la creencia de que Italia había ganado la guerra pero había perdido la paz. En ese contexto se comenzó a hacer fuerte la ideología fascista, sustentada en un nacionalismo extremo y opuesta visceralmente al liberalismo y al comunismo. El término actual de ‘fascismo’ fue utilizado por primera vez en 1919 por el italiano Benito Mussolini. La palabra se inspiró en un antiguo símbolo de poder del Imperio Romano, denominado ‘fasces’. Estaba formado por una serie de palos atados a un eje, que representaban la unidad cívica y la autoridad de los oficiales romanos. Mussolini creó el Partido Nacional Fascista, que en las elecciones de 1921 obtuvo algunos parlamentarios. Al año siguiente, los fascistas italianos decidieron hacerse del poder por la fuerza y emprendieron la denominada ‘Marcha sobre Roma’ que culminó cuando el rey Víctor Manuel III nombró a Mussolini primer ministro. Entre 1922 y 1926, Mussolini, con el beneplácito de terratenientes, banqueros e industriales temerosos de una revolución social al estilo bolchevique, instauró un régimen dictatorial en Italia. Secundado por los militantes de su movimiento -los camisas negras-, se autoproclamó Duce (jefe, guía), clausuró el Parlamento, suprimió a los partidos políticos (a excepción del partido fascista) y reprimió duramente a los simpatizantes socialistas y comunistas. Los sindicatos y las huelgas también fueron prohibidos. Gracias a una mayor intervención del Estado en la economía y al apoyo de los grandes capitales locales, el régimen de Mussolini se fue consolidando y las ideas fascistas se difundieron por Europa. Principios básicos del fascismo - nacionalismo extremo - antiliberalismo y oposición a los valores de la Ilustración como el individualismo y la democracia - anticomunismo, sobre todo por su carácter internacionalista

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- racismo y antisemitismo (sobre todo en el caso alemán) - uso de la violencia para afianzar el poder político - militarización de la sociedad y mantención de fuerzas paramilitares - culto místico a la tradición y al Estado - lealtad incondicional a su líder - control de los medios de comunicación y gran despliegue propagandístico - dominación masculina que considera a la mujer como un pilar pasivo del hogar y como madre de futuros combatientes - apoyo en todos los sectores de la sociedad, especialmente entre la clase media y el gran capital, temerosos de una revolución comunista El modelo italiano no tardó en encontrar imitadores. La Gran Depresión de 1929 y la lentitud de los gobiernos democráticos a la hora de abordar problemas como la cesantía, alimentaron la aparición y el fortalecimiento de movimientos fascistas en todo el mundo. Su principal bandera de lucha fue el desarrollo industrial interno y la promesa de acabar con los desequilibrios de la economía, valiéndose de gobiernos fuertes y patriotas. [Colocar mapa que represente los gobiernos fascistas europeos en las décadas del 20 y del 30 (Italia, Hungría, Rumania, Polonia, Austria, Alemania, España y Portugal). Así, poco a poco, la ideología liberal dominante se fue derrumbando ante el avance incontenible de las ideas comunistas por un lado, y de las fascistas por el otro. El contexto económico a partir de 1929 precipitó aún más la caída. En terreno Durante las últimas décadas del siglo XX se produjo el renacimiento del fascismo en algunos países europeos. Este neofascismo se ha expresado de distintas maneras en los diferentes países, pero se ha caracterizado por una actitud racista hacia los inmigrantes del Tercer Mundo y una desilusión generalizada respecto a los partidos políticos tradicionales. Investiga 1) ¿En qué países ha habido corrientes neofascistas en los últimos años? 2) ¿En qué se asemejan o diferencian del fascismo clásico? 3) ¿Existen movimientos neofascistas en Chile? ¿Qué objetivos se proponen? 1.3. El contexto económico: prosperidad y crisis en las décadas de 1920 y 1930 • “Los locos años ‘20”. La Primera Guerra Mundial legó a la mayoría de los países europeos una secuela de deudas, que los obligó a pedir préstamos y créditos para poder reconstruir sus economías. De 1914 a 1920, el endeudamiento total de los beligerantes (con exclusión de Rusia) pasó de 26.000 millones a 225.000 millones de dólares. En la otra cara de la moneda estaban los países prestamistas, que no sólo proporcionaron ayuda financiera a las alicaídas potencias de Europa, sino también armamento, alimentos, materias primas y maquinaria. Países como Suiza (que se había mantenido al margen de la Primera

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Guerra Mundial), Japón y, sobre todo, Estados Unidos se enriquecieron durante estos años como nunca en su historia. El caso de este último país es particularmente ilustrativo. Al término de la guerra, EE.UU poseía la mitad del oro del mundo y entre 1913 y 1929 su renta nacional pasó de 33.000 a 72.000 millones de dólares. Al alzarse como el gran banquero del mundo, contó con los recursos necesarios para protagonizar una espectacular expansión económica sustentada en el desarrollo industrial. De 1923 a 1929, su producción industrial creció en un 64%. El símbolo de la prosperidad fue la proliferación de automóviles: en 1929, por ejemplo, se fabricaron en Estados Unidos más de cinco millones de vehículos. Para incrementar las ventas, los industriales y banqueros estadounidenses extendieron el sistema de ventas a crédito. Se calcula en 7.000 millones de dólares el valor de los créditos concedidos en el año 1929. Más aún, el 60 % de las ventas de automóviles y el 40 % de las transacciones inmobiliarias se efectuaban a plazos. De esa forma, se constituyeron inmensos imperios industriales, como las dos m·s poderosas compaÒÌas automotrices, la Ford y la General Motors, que pasaron a controlar dos terceras partes de la industria del automÛvil. En los años 20, los inversionistas de Estados Unidos colocaron sus capitales en gran número de empresas europeas. Poco a poco en el Viejo Mundo renació la vida y las economías comenzaron a presentar evidentes signos de recuperación. La paz y prosperidad perdidas durante la Primera Guerra Mundial parecían nuevamente restablecidas. Se generalizó la tendencia a disfrutar de la vida, se masificó el consumo a crédito, la moda y los espectáculos florecieron. El jazz, el charleston y el tango comenzaron a animar las reuniones sociales y la radio se alzó como principal medio de comunicación. El cine tuvo una primera edad de oro con Hollywood como centro irradiador. Este período, marcado por el deseo de pasar al olvido los horrores de la guerra, pasó a denominarse entonces como “los locos años veinte”. Recuadro El optimismo de los años 20 Palabras del presidente de la Bolsa de Nueva York en septiembre de 1928: "Muchas personas a˙n no han comprendido que, al parecer, esto es el fin de los ciclos econÛmicos tal como los hemos conocido. Estoy convencido de la esencial y fundamental solidez de la economÌa americana...". Mensaje al Congreso del presidente de EE.UU., Calvin Coolidge, 4 de diciembre de 1928: “Nunca el Congreso de los Estados Unidos, al analizar el estado de la Unión, se ha encontrado con una perspectiva más placentera que la que existe en este momento. ... La gran riqueza que han creado nuestras empresas y nuestras industrias, y que ha ahorrado nuestra economía, ha sido distribuida ampliamente entre nuestra población y ha salido del país en una corriente constante para servir a la actividad benéfica y económica en todo el mundo. Las exigencias no se cifran ya en satisfacer la necesidad sino en conseguir el lujo. El aumento de la producción ha permitido atender una demanda creciente en el interior y un comercio más activo en el exterior. El país puede contemplar el presente con satisfacción y mirar hacia el futuro con optimismo”. (Fuente: Erik Hobsbawn, Historia del siglo XX, p.92.)

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• La Gran Depresión. El optimismo desaforado de los años ‘20 impidió ver con claridad la fragilidad de las bases de la recuperación económica. Por una parte, la desmesurada especulación bursátil había desencadenado un crecimiento ficticio de la economía y muchas acciones se transaban por sobre su valor real. Por otra, la prosperidad se había sustentado en un fuerte endeudamiento a raíz del abuso del crédito para acceder a bienes de consumo. Llegó un momento en que el notable incremento de la capacidad productiva superó las posibilidades de consumo de la población. Los primeros síntomas del desplome se hicieron sentir hacia mediados del año 1929. El descenso de las actividades industriales, producto del exceso en la oferta, motivó la caída del precio de las acciones en la Bolsa de Nueva York. La inesperada baja impulsó a muchos accionistas a vender afiebradamente sus acciones para recuperar el dinero invertido. Así llegamos al fatídico 24 de octubre de 1929, el “jueves negro”, día en que Wall Street sucumbió a la presión de una masa de desesperados inversionistas que querían deshacerse de sus acciones. Se había producido el “crack”, es decir, se vino abajo el índice general de la Bolsa de Nueva York. En vista que la mayoría de los accionistas no lograron recobrar su dinero, perdieron la capacidad para pagar los créditos contraídos o ya no pudieron consumir como en años anteriores. Al mismo tiempo, los bancos estadounidenses empezaron a exigir el pago de los préstamos que habían concedido a otros países y a los particulares. Al no haber solvencia, se produjo una reacción en cadena que precipitó la quiebra de bancos, industrias y comerciantes. En 1932 la mayor parte de los bancos de Estados Unidos habían tenido que cerrar. Cual epidemia, este fenómeno se propagó hacia aquellas regiones más dependientes del sistema financiero estadounidense: principalmente Europa y América Latina. Sólo la Unión Soviética, con una economía cerrada al comercio internacional, logró salir airosa de esta coyuntura. El “crack” de 1929 barrió con el optimismo de los años 20 y dio paso a la Gran Depresión de los 30. Como nadie podía comprar, se produjo una baja general de los precios. Los productos empezaron a acumularse en las fábricas, bajaron los salarios y se disparó la cesantía. Si en 1929 se contaban diez millones de desempleados, para 1932 la cifra llegaba a ¡cuarenta millones! Sólo en los Estados Unidos, el 25% de la población activa quedó sin trabajo. La producción industrial del mundo se redujo en un 38 % entre 1929 y 1932, y el volumen del comercio internacional descendió en un tercio. • Las respuestas a la crisis. Entre las consecuencias más significativas de la crisis, estuvo el fin del liberalismo económico vigente hasta entonces. En su lugar, se fue configurando un sistema caracterizado por el proteccionismo y la constitución de zonas comerciales y monetarias cerradas. Cada gobierno trató de defender su propia producción industrial, gravando con impuestos los productos importados. En este escenario, el Estado pasó a ocupar un rol central en la economía, sumando nuevas responsabilidades. En Estados Unidos, por ejemplo, el demócrata Franklin Roosevelt se impuso en las elecciones de 1932 y llevó adelante su política del New Deal (Nuevo Pacto). Su propuesta se fundaba básicamente en el mayor protagonismo del Estado para salir de la crisis. Entre el 9 de marzo y

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el 16 de junio, el Congreso estadounidense aprobó varios proyectos de ley que contemplaban un conjunto de medidas intervencionistas. Entre otras cosas, se decidió subsidiar a los agricultores y comprarles sus excedentes para que los precios no continuaran bajando. La cesantía fue reducida mediante la puesta en marcha de importantes programas de obras públicas y la acción social. En 1935 se dictó la Ley de Seguridad Social que creaba un sistema de pensiones para la vejez y seguros de desempleo. En Europa, resultaron particularmente influyentes las ideas del economista inglés John Maynard Keynes (1883-1946). Keynes pensaba que la economía no tendía de manera automática hacia el pleno empleo y que no se podía esperar que las fuerzas del mercado fueran suficientes para salir de la recesión, como sostenía la teoría económica liberal. En vista de aquello, el Estado debía desempeñar un papel más importante en la gestión económica, asegurando empleo y cuidando de esa forma que el poder adquisitivo de la población no disminuyera. Mientras países como EE.UU. e Inglaterra comenzaban lentamente a recuperarse, en otras partes se le había dado la espalda al liberalismo. Las dificultades económicas y el desempleo favorecieron la aparición de alternativas autoritarias apoyadas en un Estado fuertemente interventor, debilitando la credibilidad en la democracia. 1.4. Los totalitarismos entran en escena La dramática realidad que se vivía al iniciarse la década del ‘30, fue el caldo de cultivo propicio para las ideologías que planteaban un modelo alternativo a la democracia liberal. A fines de la década, muy pocos Estados tenían gobiernos democráticos como los que existían en Francia, Gran Bretaña o los Estados Unidos, y se abrieron paso regímenes conocidos como totalitarismos. • Del fascismo al totalitarismo nazi. Entre los países donde a lo largo de los años 20 se había hecho fuerte el fascismo sobresalía Alemania. El nacionalismo alemán se nutrió del resentimiento por las múltiples sanciones que se le habían impuesto al país después de la Primera Guerra Mundial. El más importante de los movimientos fascistas era el Partido Nacional Socialista Obrero o Partido Nazi, encabezado desde 1921 por Adolf Hitler. Aunque tenía muchos puntos en común con el fascismo italiano, el nacionalsocialismo alemán se distinguió por imprimir a sus doctrinas un fuerte componente racista. Hitler proclamó la superioridad de la raza aria, instando a los pueblos germanos dispersos en otros territorios a unirse en torno al Pangermanismo. La crisis económica mundial desde 1929, la enorme cesantía y el desprestigio de los viejos partidos, permitieron el incremento de la votación popular de los nazis. En 1932 ya constituía el segundo partido más importante de Alemania. En 1933, Hitler accedió al poder en Alemania, explotando hábilmente el sentimiento nacionalista con encendidos discursos que prometían devolver al país el sitial que había perdido. De inmediato impulsó una estricta la militarización de la sociedad y fomentó el resurgimiento de la industria bélica, para lo cual contó con el respaldo de colosos como las empresas Krupp (fábricas de armamento y de acero) o la I.G. Farben (industria química). De esa forma logró dar trabajo a muchas personas que se adhirieron al régimen nazi. Paralelamente hizo aprobar una ley que transfería al partido nazi el

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control de la burocracia y del sistema judicial y proscribió a todos los partidos políticos excepto el Nacionalsocialista. El partido de los nazis pasó a identificarse desde entonces con la nación y sus miembros se convirtieron en la elite del pueblo. Las agrupaciones sociales que no fueron destruidas quedaron sometidas a la voluntad del gobierno y fueron puestas al servicio del partido. Quienes se negaban, sufrían duros castigos. Esta supeditación total de la sociedad al partido y al Estado se conoce con el nombre de totalitarismo. El totalitarismo nazi se fundaba en el monopolio de los medios de comunicación y en una eficiente maquinaria propagandística. Los medios escritos, la radio, la televisión, el teatro y el cine eran controlados y dirigidos desde el poder. Intelectuales y artistas eran compelidos a integrarse al partido para poder ejercer su profesión. La censura aseguraba que no circularan informaciones contrarias al régimen. Para disuadir, o simplemente eliminar, a la disidencia se crearon policías secretas -la Gestapo- y fuerzas de choque -las tristemente célebres SS- que operaron con sofisticados métodos para detectar a los opositores. El destino de la mayoría de estos últimos eran los campos de concentración, donde debían desempeñarse en trabajos forzados y encontraban a menudo la muerte. Finalmente, el régimen totalitario ostentaba también el monopolio de las armas, lo que le permitía infundir el terror sin enfrentar contrapeso alguno. • De la revolución bolchevique al totalitarismo estalinista. El largo gobierno de Stalin (entre 1924 y 1953), en su afán por robustecer el socialismo en su país, derivó en un modelo que adoptó rasgos totalitarios. En 1936, Stalin inició una serie de persecuciones -o ‘purgas’- al interior del Partido Comunista, que culminaron con la eliminación de muchos dirigentes que habían participado en la Revolución Bolchevique. Las ejecuciones fueron justificadas sobre la base de la defensa del socialismo, que con Stalin evolucionó hacia una dictadura unipersonal. Al igual que en el caso de la Alemania nazi, el partido se alzó como el referente obligado en todos los asuntos internos. La burocracia comunista, el desproporcionado culto a la personalidad del líder y la ejecución de los enemigos políticos se convirtieron en las bases esenciales del estalinismo. Se erigió una verdadera religión de Estado, en la cual no tenían cabida los disidentes. Muchos fueron deportados a la lejana y gélida Siberia, padeciendo un largo exilio interno en los denominados gulags. El férreo dominio interno, fue aprovechado por Stalin para implementar la colectivización del sector agrícola. Cuando los propietarios se oponían a esta medida, los servicios de seguridad recurrían a la fuerza. El propósito del gobierno era optimizar el rendimiento de la agricultura para poder dedicar los mayores esfuerzos a la industrialización del país. Los resultados de esta política avalaron el sistema económico, pues en pocos años la URSS se convirtió en potencia industrial. Trabajemos ahora Totalitarismo

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Los elementos constitutivos del totalitarismo son la ideología, el partido único, el dictador, el terror. La ideología totalitaria proporciona una explicación indiscutible del curso histórico, una crítica radical de la situación existente y una guía para su transformación igualmente radical, y, al orientar la acción hacia un objetivo sustancial (la supremacía de la raza elegida o la sociedad comunista), más que hacia instituciones o formas jurídicas, justifica un movimiento continuo hacia el fin y la destrucción o instrumentalización de cualquier institución y del mismo ordenamiento jurídico. El partido único, animado por la ideología, se opone y se sobrepone a la organización del estado, trastornando la autoridad y el comportamiento regular y previsible, y politiza los más diversos grupos y las más diversas actividades sociales, minando sus lealtades y los criterios de comportamiento para subordinarlos a los principios y a los imperativos ideológicos. El dictador totalitario ejerce un poder absoluto sobre la organización del régimen, haciendo fluctuar a su gusto las jerarquías, y sobre la ideología, de cuya interpretación y aplicación el dictador es el depositario exclusivo, y con su voluntad arbitraria, sus tácticas acomodaticias para conservar el poder personal y el impacto de los rasgos característicos de su personalidad, garantiza e intensifica al máximo la imprevisibilidad y el movimiento incesante de la acción totalitaria. El terror totalitario que se ve liberado conjuntamente por el movimiento de transformación radical impuesto por la ideología y por la lógica de la personalización del poder, inhibe toda oposición y aun las críticas más débiles, y genera coercitivamente la adhesión y el apoyo activo de las masas al régimen y al jefe personal. Fuente: Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino, Diccionario de Política 1) De acuerdo con la definición precedente, ¿se puede aplicar el término “totalitarismo” a los regímenes nazi y estalinista? Fundamenta la respuesta. 2) ¿Qué diferencias presentan ambos casos? Considera en tu respuesta las diferencias entre las ideologías que generaron estos dos sistemas. Llegamos así al final del período conocido como de entreguerras. Múltiples problemas incubados por años estaban comenzando a salir a la superficie. La militarización de los regímenes fascistas, en especial de la Alemania nazi; la debilidad de las economías de otras potencias, fuertemente golpeadas por la crisis del 29; el impacto que estaban causando los acontecimientos de la URSS en los movimientos obreros de todo el orbe; la intransigencia ideológica; en fin un clima de intranquilidad se apoderó de gran parte del mundo.

2. Los rostros del estallido Hacia finales de la década de 1930 una nueva catástrofe sumió al planeta en llamas. Las ambiciones y el fanatismo de algunos envolvieron a prácticamente todo el mundo en un gran conflicto bélico: la Segunda Guerra Mundial. 61 países con una población de 1.700 millones de personas, equivalentes a tres cuartas partes de la población mundial, tomaron parte en esta contienda que se extendió entre 1939 y 1945. Fue la conflagración más mortífera de todos los tiempos. Asimismo, se verificaron desde entonces los mayores atropellos a los derechos humanos de individuos y pueblos. Asociado a la guerra se practicó el genocidio, se exacerbó la

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discriminación racial y de las ideas, y se recurrió masivamente a la tortura. La sumatoria de las catástrofes del período 1914-1945, condujo a un verdadero estallido de la humanidad. Revisaremos a continuación sus más crudas expresiones. 2.1. Las guerras “1914 inaugura la era de las matanzas”, afirma con razón el historiador inglés Erik Hobsbawn. En efecto, el sesgo catastrófico del siglo XX está íntimamente vinculado a las traumáticas guerras que se produjeron en todo el mundo, especialmente las dos guerras mundiales (19141918 y 1939-1945). Su estela de destrucción, hambre y de poblaciones desarraigadas es más grave aún, si consideramos que fue la población civil la que debió pagar los más altos costos. Cuadro de síntesis La Segunda Guerra Mundial Antecedentes - el gran arraigo de la ideología fascista en Europa - la aspiración nazi de reunir a toda la población de origen germano bajo las banderas del nazismo y devolver a Alemania el poderío que había perdido tras la Primera Guerra Mundial - la agresiva política exterior de las potencias del Eje: la Alemania nazi se anexó Austria y gran parte de Checoslovaquia; Italia se encontraba incursionando en África; y Japón intensificaba sus acciones bélicas contra China - los intereses económicos ligados a la industria de armamento - la incapacidad de otras potencias para conjurar la amenaza: Estados Unidos todavía se recuperaba de la crisis de 1929; la Unión Soviética firmaba en agosto de 1939 un pacto de no agresión con Alemania para poder solucionar sus problemas internos; Francia e Inglaterra no tuvieron la fuerza para enfrentar a Alemania en Europa y contrarrestar su poderío militar [Hay un mapa de la expansión alemana antes de la guerra en Historia y Geografía 8 (1998), p.67. Ahí también hay muchas fotos que pueden ilustrar la unidad.] Participantes Eje: Alemania Italia (hasta 1944) Japón Rumania y Hungría (desde 1940) Bulgaria (desde 1941) Aliados Inglaterra Francia Estados Unidos Unión Soviética Hitos principales 1939 Estallido de la Segunda Guerra Mundial con la invasión de Polonia por parte de la Alemania nazi.

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1940 Alemania ocupa Dinamarca, Noruega, Bélgica, Holanda y Francia. Italia entra en la guerra. Bombardeos alemanes sobre Inglaterra. 1941 Alemania ocupa Grecia e invade la Unión Soviética. Ataque aéreo japonés a la base estadounidense de Pearl Harbor. EE.UU. y la URSS entran en la guerra. 1942 Combates en el norte de África entre fuerzas de Italia e Inglaterra. Japón ocupa la colonia británica de Singapur. 1943 Batalla de Stalingrado. Vuelco de la guerra y ofensiva soviética. 1944 Desembarco de los aliados en Normandía (Francia) y ofensiva sobre Europa. 1945 Rendición de Alemania. Conferencias de Yalta y Potsdam. EE.UU. lanza dos bombas atómicas sobre Japón. Juicio de Nuremberg a los criminales nazis. Películas (escojan alguna para verla en clase) 〈 〈 〈 〈 〈 〈 〈 〈

El puente sobre el río Kwai (Gran Bretaña, 1957, director David Lean) Furyo (Japón, 1983, director Nagisha Oshima) El submarino U-96, (Alemania, 1981, director Wolfgang Petersen) La lista de Schindler (EE.UU., 1993, director Steven Spielberg) La vida es bella (Italia, 1997, director Roberto Benigni) Rescatando al soldado Ryan (EE.UU., 1998, director Steven Spielberg) Té con Mussolini (Italia, 1998, director Franco Zefirelli) Pearl Harbor, (EE.UU., 2001, director Michael Bay)

A diferencia de todas las conflagraciones armadas anteriores, en el siglo XX las guerras se libraron cada vez más contra la economía y la infraestructura de los estados. Ello justificó el uso de todo tipo de recursos bélicos. Los bombardeos aéreos o el empleo de armas químicas fueron la causa del alto número de víctimas civiles, que superan largamente las bajas militares. La guerra moderna ya no persiguió el objetivo de aniquilar las fuerzas armadas del enemigo; al contrario, se trató de librar una guerra total. Incluso principios básicos respetados antes de 1914, como la declaración formal de la guerra, fueron reiteradamente violados. La cantidad de muertos es verdaderamente impresionante: 10 millones en la primera guerra mundial y 54 millones durante la segunda. Recuadro: Víctimas civiles de la Segunda Guerra Mundial provocadas por los nazis Unión Soviética Polonia Yugoslavia Francia Hungría Países Bajos Checoslovaquia Grecia Italia Reino Unido

7.500.000 5.000.000 1.500.000 300.000 250.000 150.000 110.000 100.000 70.000 60.000

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Alemania TOTAL

2.000.000 17.040.000

Nota: Estas cifras incluyen a los judíos de cada país y a las víctimas de la represión en la propia Alemania (que comprende también Austria, los Sudetes y el Protectorado de BohemiaMoravia) y que se componen de judíos, de opositores al nazismo (especialmente comunistas y socialistas) y de conspiradores antinazis, tanto civiles como militares, entre 1933 y 1945. Particularmente horroroso fue el uso de la bomba atómica, en circunstancias que Alemania ya se había rendido. Estados Unidos utilizó esta arma para forzar a Japón a la capitulación. El presidente estadounidense Harry S. Truman autorizó el uso de estos artefactos porque, según explicó, creía que podrían salvar miles de vidas al poner término a la guerra. La primera bomba fue lanzada sobre la ciudad de Hiroshima el 6 de agosto de 1945, y la segunda afectó a Nagasaki tres días después. Nuevamente civiles inocentes pagaron el costo de esta agresión. Según los cálculos de Estados Unidos se registraron alrededor de 130.000 víctimas fatales; los japoneses, en cambio, estiman que las bajas ascendieron a un total de 240.000 personas. Trabajemos ahora Lee los documentos que presentamos a continuación. Documento 1 Relato del Capitán Parsons. “Eran las 9 horas y 15 minutos cuando lanzamos la bomba y volvimos el avión de costado para verlo mejor. Luego interpusimos la mayor distancia entre la bola de fuego y nosotros. Nos debíamos de encontrar a 15 kilómetros de distancia, pero aún notábamos el impacto visual, a pesar de que todos llevábamos gafas de color para protegernos. Cuando cayó la bomba, nos dispusimos a aguantar el choque y Tibbets dijo: "Fuego antiaéreo cerca"; así fue, en efecto ... como si el fuego antiaéreo estallase cerca de nosotros. Los tripulantes exclamaron: "¡Dios Mío!", sin creer lo que había sucedido. Les parecía imposible. Se elevaba una montaña de humo en forma de seta, con el tallo hacia abajo. En lo alto había humo blanco, pero hasta unos 300 metros de altura sobre el suelo se alzaban remolinos de polvo hirviente. Poco después surgieron pequeños incendios en los extremos de la población, pero la ciudad estaba totalmente oculta a nuestra vista. La contemplamos aún durante dos o tres minutos y entretanto el humo había alcanzado una altura de 12.000 metros. Mientras virábamos, la parte superior de la nube blanca se disgregó y pronto se formó otra". Documento 2 Presidente Truman, declaración a la prensa. "Por favor, permanezcan sentados, caballeros. Tengo que anunciarles algo. Acabamos de lanzar una bomba sobre el Japón, que es más potente que 20.000 toneladas de TNT. Ha sido un éxito extraordinario.

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Lo que resulta más maravilloso no son las dimensiones de la empresa, ni su secreto, ni su costo, sino la hazaña realizada por los cerebros de los científicos al coordinar conocimientos complicadísimos distribuidos entre muchos hombres que practican disciplinas distintas, y con ellos trazar un plan factible ... Dudo de que en el mundo hubiese podido crearse otra combinación semejante. Podemos considerar lo que se ha hecho como el mayor logro conseguido por la ciencia organizada en la historia. Se hizo con una gran urgencia y sin la menor falla. Nos hallamos dispuestos ahora a destruir con mayor rapidez y de manera aún más completa todos los centros de producción que los japoneses posean sobre el terreno de cualquiera de sus ciudades. Destruiremos sus muelles, sus fábricas y sus comunicaciones. Que nadie se llame a engaño: destruiremos completamente el poderío bélico japonés". Fuente: Olga Poblete, Historia Contemporánea, los últimos cincuenta años 1914-1964. 1) ¿Qué impresión te deja el relato del Capitán Parsons? Confróntalo con la declaración del presidente Truman. 2) ¿Cuál es el sentido de la ciencia según las palabras de Truman? ¿Estas de acuerdo con su opinión? Discutan sus puntos de vista en el curso. 2.2. El genocidio Tal vez la expresión más aberrante de las catástrofes del siglo XX fue el genocidio. La conciencia de la humanidad quedaría marcada a fuego entre 1915 y 1923, cuando se produjo el primero de estos flagelos. Alrededor de 1 millón y medio de armenios fueron expulsados de sus hogares y masacrados por el gobierno del Imperio Turco Otomano que se desintegraba. øPor quÈ? Simplemente por pertenecer a un pueblo, considerado por las autoridades turcas como una plaga que habÌa que exterminar. Pero sin duda, el caso más trágico de genocidio contemporáneo fue obra de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial: unos seis millones de judíos fueron asesinados en los campos de concentración y exterminio, sólo por tener un origen étnico diferente. Idéntica masacre sufrieron los gitanos. La decisión de liquidar a los judíos de Europa se tomó durante la guerra, hacia fines de 1941, pero el holocausto ya se había puesto en marcha algunos años antes. Desde la misma invasión alemana a Polonia, se obligó a los judíos a concentrarse en guetos. A partir de septiembre de 1941 debieron identificarse externamente con una estrella amarilla. En octubre se les prohibió abandonar los contornos de Alemania y comenzó su deportación masiva a los campos de concentración. A finales de noviembre se les retiró la nacionalidad. Luego comenzaron las primeras experiencias con un gas mortífero, el Zyklon B, empleado primero con los prisioneros soviéticos en campos de concentración como Treblinka y Maidanek. El comandante nazi de otro de estos reductos de la muerte, Auschwitz-Birkenau, señaló en el juicio de Nuremberg que se siguió a los criminales nazis después de la guerra, “que dejábamos caer el gas en la cámara mortuoria a través de una pequeña abertura. Así, y dependiendo de las condiciones atmosféricas, bastaban entre tres y quince minutos para que el gas hiciera efecto”. Y continúa el macabro relato: “Sabíamos que estaban muertos cuando

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dejaban de gritar. Esperábamos una media hora antes de abrir las puertas y sacar los cuerpos. Tras ello, nuestros comandos especiales les quitaban las sortijas y los anillos, lo mismo que los dientes de oro”. Recuadro El diario de Ana Frank “Ana Frank, la autora adolescente de un Diario que dio la vuelta al mundo cuando su padre Otto, tras escapar del campo de concentración y de la muerte, decidió publicarlos en 1947, había desaparecido en uno de aquellos campos de horror, Bergen-Belsen, entre finales de febrero y principios de marzo de 1945. ... Ana era judía, vivía en Amsterdam, a donde se habían trasladado sus padres desde Alemania, y tenía sólo trece años cuando, huyendo de las tropas de Hitler que habían invadido el país, se refugió (junio de 1942) junto con su familia y otras personas en una buhardilla contigua al lugar donde trabajaba su padre, comerciante. Allí descubrió y anotó muchas cosas, cosas que antes quizá no había siquiera sospechado a propósito de si misma y de quienes la rodeaban, y quiso convertirse en escritora -publicar su Diario- el día en que llegara la paz. Había oído al ministro de Educación Holandés en el exilio, por la radio, decir que ello serviría a otros muchos, para no repetir tanta desgracia, para no ceder a la barbarie. Algo después de que se cumplieran dos años del encierro, sin embargo, a principios de agosto de 1944, todos los ocupantes de la casa de atrás, Ana incluida, fueron detenidos por las SS hitlerianas [servicio secreto nazi] y por la Policía Verde holandesa, conjuntamente, quizá después de que algún vecino hubiera denunciado a los refugiados. Tras pasar por varias estaciones para detenidos políticos en la misma Holanda, los Frank y sus amigos fueron deportados hacia el Este, en los últimos trenes que salieron a principios de septiembre en dirección a Auschwitz, en Polonia. De allí en adelante sufrirían destinos distintos. Ana, deportada a finales de octubre a Bergen-Belsen, al norte de Alemania, sucumbió en la epidemia de tifus declarada en el campo poco después de que muriera su hermana Margot, y a lo sumo, sólo mes y medio antes de que las tropas inglesas entraran en el campo liberando a los supervivientes. Los restos de las dos yacen, seguramente, en la fosa común. Su padre, que por el contrario no había sido trasladado a Auschwitz, iba a ser, de todos los personajes que Ana Frank recrea en su Diario, el único en vivir para dar testimonio”. Fuente:

Elena

Hernández,

El

ejército

del

crimen,

en

www.geocities.com/pentagon/3559/htmls/crimen.htm

Al terminar la guerra, y cuando el horror del exterminio y los campos de concentraciÛn se hicieron p˙blicos, el lÌder de Gran BretaÒa, Winston Churchill, sostuvo que el mundo habÌa enfrentado a una clase de crimen que carecÌa de nombre. No existÌa siquiera una palabra que describiera la naturaleza del crimen que la Alemania nazi habÌa cometido. NaciÛ asÌ el tÈrmino ‘genocidio’, para designar este crimen de proporciÛn diferente a la que podÌa tener cualquier otro. Implica la intenciÛn de eliminar por completo al grupo elegido, constituyÈndose en el peor de los crÌmenes de lesa humanidad. 2.3. Las discriminaciones

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El genocidio se vincula directamente con otra de las lacras más persistentes del mundo moderno: la discriminación racial y de las ideas. El siglo XX vio las formas más obstinadas de racismo y también las luchas más ardientes en su contra. Sobre todo tras la conformación de los imperios coloniales por parte de las mayores potencias de Europa en el siglo XIX, Occidente se arrogó la misión cultural de “civilizar” a los pueblos dominados, considerados como ‘salvajes’ e ‘inferiores’. Los progresos científicos que tuvieron lugar en Europa reforzaron el sentimiento de superioridad de los occidentales. De ahí al racismo, sólo había un paso. La esclavitud, sustentada en la concepción de la existencia de razas superiores, se practicó a destajo en los imperios coloniales. Después de la Primera Guerra Mundial, en 1926, la Sociedad de las Naciones aprobó la supresión y prohibición del comercio de esclavos y acordó la abolición de cualquier forma de esclavitud. Pasarían todavía muchos años para que ese anhelo se hiciera realidad. Los regímenes fascistas descollaron por su racismo, sustentado en la teoría del darwinismo social. La exaltación de este sentimiento los llevó a menospreciar a las minorías étnicas y a los extranjeros. En la ideología nazi, las mujeres latinoamericanas fueron calificadas en gran medida como “degeneradas mentales”. Los trabajos forzados a que fueron sometidos cientos de miles de prisioneros en los campos de concentración alemanes, retomaron prácticas propias de los peores tiempos de la esclavitud. Recuadro El darwinismo social Los estudios de Charles Darwin y su teoría de la evolución por selección natural, formulada en 1859, sirvieron de base para elaborar el darwinismo social. Sus seguidores sostienen que las personas y los grupos sociales, al igual que los animales y las plantas, compiten por la supervivencia. En esta lucha, sólo triunfan los pueblos o las sociedades más aptas, que serían aquellas capaces de dominar la naturaleza e imponerse a otros grupos. El progreso humano dependería exclusivamente de la competitividad. Esta teoría sería utilizada desde fines del siglo XIX como base filosófica para el imperialismo y se empleó para justificar el racismo en la primera mitad del siglo XX. Ejercicio interdisciplinario: Infórmate sobre la vida y obra de Charles Darwin y redacta un informe sobre su teoría del origen de las especies. La ciencia ha rechazado el concepto de raza dejando en evidencia su carácter subjetivo, basado en prejuicios. Las investigaciones de biólogos y genetistas han demostrado que la noción de raza carece de sentido, pues el género humano es uno e indivisible. Ya nadie puede rebatir que la estructura del ADN es idéntica en todos los seres humanos. Otra forma de discriminación que estalló en el siglo XX con una intensidad inusual fue la que afectó a las ideas y las creencias religiosas de hombres y mujeres. En la Unión Soviética fue bajo el gobierno de Stalin, cuando se cometieron los mayores abusos contra los opositores al régimen establecido. El hecho de pensar distinto, de disentir, era interpretado como un peligro

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y acarreaba duros castigos como la deportación o la cárcel. Los seguidores de la Iglesia Ortodoxa, en tanto, no tuvieron la posibilidad de vivir su fe en plenitud, por contravenir los principios defendidos por los comunistas. En los países dominados por los fascistas, los opositores sufrieron todo el rigor de la represión, incluso antes de estallar la Segunda Guerra Mundial. La menor manifestación de independencia, la menor diferencia, no tenía derecho a expresarse. Entre 1933 y 1939, el régimen encabezado por Hitler se limitó a segregar sistemáticamente a sus oponentes, fueran estos reales o imaginados. Comunistas, socialistas y demócratas en general fueron sometidos a penas de prisión en virtud del sistema de detención preventiva. Los primeros campos de concentración -Dachau, Buchenwald, Sachsenhausen- fueron poblándose con ese género de ciudadanos, marginados únicamente por profesar otra ideología. En terreno ¿Discriminación en Chile? Chile no es un país que está libre de las discriminaciones. De hecho, los pueblos originarios vienen denunciando hace ya mucho tiempo distintas formas de racismo que los afectan, especialmente en las ciudades. A menudo escuchamos expresiones como “anda con el indio” o “ya le dio el indio”, además de los múltiples estereotipos que siguen existiendo en torno a los indígenas. 1) ¿Has observado situaciones de discriminación hacia la población indígena en tu entorno? ¿Cuáles? 2) ¿Qué estereotipos conoces sobre los indígenas? ¿En qué se basan? 3) Reflexiona acerca de la siguiente afirmación: La persona que discrimina, normalmente, es abordada y sobrepasada por un conjunto de creencias y sensaciones que oscilan entre el desprecio, el temor, la desconfianza, y un cúmulo de imágenes difusas que perpetúan un estereotipo, que en el caso del universo indígena es abiertamente negativo.

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3. Una nueva conciencia histórica Al reflexionar en torno a lo que hemos denominado el estallido del siglo XX, llegamos a una gran conclusión: no podemos ya escribir una historia indiferente a los derechos humanos de todos los pueblos. Las guerras mundiales, el racismo, el genocidio de la Alemania nazi contra judíos, gitanos y adversarios políticos, los atropellos masivos de los derechos humanos de los campesinos en la Unión Soviética, despertaron necesariamente una nueva forma de comprender, y todavía más, de transformar la historia universal. El enorme estallido del siglo XX nos conduce a relatar la historia desde la perspectiva de los derechos humanos de los individuos y de los pueblos. Las víctimas de los Estados y de los poderosos llegaron a ser tantas, tan humilladas y tan extendidas por la superficie de la tierra, que sus voces y sus derechos se confundieron con la propia voz y la conciencia colectiva de toda la humanidad. El derecho internacional construido en Europa y los Estados Unidos desde mediados del siglo XVIII y hasta mediados del siglo XIX, sólo vio a los pueblos como objetos de dominio. Muchos eran sólo pueblos ‘salvajes’, ‘bárbaros’, o ‘semibárbaros’ y, por lo mismo, no eran sujetos de derechos humanos. Los cronistas e historiadores, siguiendo a dichos juristas, se encargaron de mostrar entonces a esos pueblos sin dignidad humana, sin dignidad histórica, como se puede apreciar en muchas descripciones de los pueblos africanos sometidos al dominio imperialista durante el siglo XIX. De ahí al atropello real de sus derechos no mediaba más que un paso. En el siglo XX es exactamente esto lo que fue visto ya como insostenible. Cada vez más, desde fines de la Primera Guerra Mundial, se ha venido desarrollando en todo el mundo el derecho de los pueblos y los individuos a decidir su propio destino. Esta ha sido una lucha denodada, tenaz y permanente, a la cual muchos entregaron su vida. De un modo profundamente histórico, pues, en medio de continuas violaciones y heridas, y justamente por ellas mismas, ha tenido lugar la transformación profunda de la conciencia humana en el siglo XX. En este camino se levanta un importante hito, clavado en el año de 1948. Por primera vez una organización representativa de países de las más diversas tradiciones culturales presentó lo que sería un gran consenso planetario: la Declaración Universal de los Derechos Humanos. 3.1. La Declaración Universal de los Derechos Humanos El origen inmediato de la Declaración Universal de los Derechos Humanos está en la traumática experiencia de la Segunda Guerra Mundial y, particularmente, en los crímenes cometidos por los regímenes fascistas en el transcurso de la misma. A pocos meses del término de esta horrorosa conflagración, se llevó a cabo la Conferencia de San Francisco con el fin de crear un organismo mundial para preservar la paz. Delegados procedentes de 50 naciones se reunieron en esa ciudad estadounidense el 25 de abril de 1945 para la oficialmente denominada Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional. Durante dos meses se elaboró una carta de 111 artículos que fue aprobada el 25 de junio y entró en vigor el 24 de octubre de 1945, tras ser ratificada por la mayoría de los signatarios.

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El documento elaborado en San Francisco sentó las bases para el funcionamiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Asimismo, desde sus inicios este organismo se planteó el tema de la defensa de los derechos humanos. Si bien la denominada carta de San Francisco, no tuvo el propósito de establecer un sistema internacional de protección de los derechos humanos, incorporó algunas normas generales que con el tiempo se constituirían en la base legal y conceptual para el desarrollo posterior de los derechos humanos contemporáneos. Su preámbulo lo señalaba explícitamente: “Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas estamos resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y de naciones grandes y pequeñas, a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto de las obligaciones emanadas de los tratados y otras fuentes del derecho internacional, a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de libertad”. Estos acuerdos fueron doblemente importantes. Primero, porque la ONU otorgó carácter internacional a los derechos humanos, de modo que al adherirse a la Carta, los Estados miembros reconocían que los derechos humanos eran materia de interés internacional y, por lo tanto, no constituían asuntos exclusivos de su jurisdicción doméstica. En segundo lugar, porque la promoción de los derechos humanos permitió iniciar el trabajo de definición y codificación de tales derechos, tarea que, como veremos, tendría un primer fruto con la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En 1946 se creó al interior de la ONU una comisión de derechos humanos, presidida por Eleonora Roosevelt, viuda del ex-presidente de EE.UU. Franklin Délano Roosevelt, e integrada, entre otros países, por Chile. Se le encomendó la misión de elaborar una Carta Internacional de Derechos Humanos. Particularmente importante resultó la participación en esta comisión de René Cassin, un jurista judío francés que contribuyó poderosamente a la redacción final de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que fue aprobada el 10 de diciembre de 1948. Tal como lo sugiere el abogado chileno Andrés Domínguez, la Declaración no es un catálogo de derechos abstractos o ideales, sino una síntesis de la experiencia histórica de la humanidad. Detrás de cada párrafo y de cada artículo, se esconden los múltiples esfuerzos de personas y pueblos enteros que han luchado por el reconocimiento de sus derechos a lo largo del tiempo. Por lo tanto, la Declaración no es el fruto de un grupo de filósofos, pensadores, juristas o políticos geniales; ella nace del corazón del sufrimiento, apoyada en la legitimidad que otorga la entrega de tantos a los ideales de toda la humanidad. El estallido del siglo XX así lo había demostrado y continuaría haciéndolo. En definitiva, la Declaración fue proclamada como un ideal común aceptado por todos los pueblos y naciones. El compromiso de los países miembros de la ONU fue el de promover el respeto a estos derechos y libertades mediante la enseñanza y la educación, como asimismo tomar las medidas necesarias para su reconocimiento y aplicación universales.

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A pesar de la violación reiterada de muchos derechos consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ésta ha ejercido desde su proclamación una gran influencia. Sus principios constituyen ideales que todos los pueblos y naciones deben alcanzar. Son la utopía que nos debe ayudar a seguir adelante como humanidad; no admiten retrocesos. Prácticamente todos los tratados y convenciones que se han aprobado a nivel internacional después de 1948, están de alguna manera inspirados en la Declaración, al igual que los numerosos movimientos y organizaciones que luchan por reforzar y profundizar sus contenidos. En el cuadro puedes apreciar algunos ejemplos. Pactos, convenciones y organizaciones inspiradas en los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos 〈 la Convención Europea de los Derechos Humanos de 1950, que acordó formar el Tribunal Europeo de Derechos Humanos con sede en La Haya 〈 la Comisión Internacional de Juristas, formada en 1952, destinada a promover la primacía del derecho y la protección jurídica de los derechos humanos 〈 la Declaración de los Derechos del Niño de 1959 〈 la Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer de 1959 〈 la fundación de Amnistía Internacional en 1961, cuyos objetivos centrales son la defensa de los derechos humanos, la abolición de la pena de muerte y la denuncia de los casos de tortura y detenciones arbitrarias 〈 la Convención Internacional contra la Discriminación Racial de 1965 y su condena del Apartheid sudafricano 〈 los Pactos Internacionales de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y de Derechos Civiles y Políticos, adoptados por la las Naciones Unidas en 1966 〈 la Convención Internacional contra la Tortura y los Tratos Inhumanos de 1984 〈 la Carta Africana de los Derechos Humanos de 1986, firmada por los 42 países miembros de la Organización de la Unidad Africana 〈 las Conferencias Mundiales de la Mujer que se han realizado desde 1995, cuyo propósito central ha sido la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

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Paginas de desarrollo Contenido de la Declaración Universal de los Derechos Humanos La Declaración Universal se compone de 30 artículos, cuyo objetivo es promover y potenciar el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales. Los derechos que se busca proteger son de tres tipos: - los derechos de las personas frente al Estado (artículos 1-15 y 30) - los derechos civiles y políticos (artículos 16-21 y 28-29) - los derechos económicos, sociales y culturales (artículos 22-27) Derechos de las personas frente al Estado Este primer grupo de derechos proclamados en la Declaración tiene una base común que es el principio del respeto a la vida. El derecho a la vida no se reduce sólo a la conservación de la existencia biológica. Por eso la Declaración condena la inseguridad, la esclavitud, la tortura y la detención arbitraria, pues en todos estos casos se atenta contra los fundamentos de la dignidad del ser humano. No obstante lo anterior, Amnistía Internacional señala en el informe ¡Actúa ya! Tortura, nunca más, publicado en octubre de 2000, que “tres cuartas partes de los gobiernos del mundo han recurrido a la tortura en los últimos tres años. En comisarías y prisiones, en ciudades y pueblos aislados, los torturadores continúan destrozando la vida de innumerables víctimas”. La persistencia de estas prácticas constituye un reto no sólo para las Naciones Unidas, que deben crear organismos internacionales con el poder necesario para juzgar a los culpables, sino también para cada uno de los países que deben hacer cumplir acuerdos como la Convención Internacional contra la Tortura y los Tratos Inhumanos, aprobada en 1984. En este sentido, la Declaración también pone particular énfasis en promover recursos jurídicos que permitan la defensa a las víctimas de los abusos. El derecho al recurso de amparo, la presunción de inocencia antes de probarse lo contrario, un proceso justo y tribunales independientes e imparciales constituyen las exigencias de la Declaración al respecto. Por último, se indica que en caso de persecución, todas las personas tienen el derecho a buscar asilo.

Derechos civiles y políticos Este grupo de derechos constituye la principal bandera de lucha de los países occidentales. Su reivindicación fue cobrando fuerza a lo largo del siglo XIX, con el auge de la ideología liberal. En oposición al Absolutismo y a los gobiernos de signo conservador, los liberales europeos proclamaron las libertades de pensamiento, de conciencia y religión y de expresión. Estos derechos comprenden también la participación en el gobierno del país, el derecho de reunión y asociación, la libertad de opinión y la realización de elecciones libres y periódicas. En América Latina, se vivió este mismo proceso a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Cuando en una sociedad no se dan las condiciones para que la voluntad del pueblo sea la base de la autoridad del poder público y no se respetan las libertades fundamentales de los demás, estamos en presencia de la tiranía y la opresión. Frente a esto, el ser humano puede verse

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compelido al supremo recurso de la rebelión, tal como se expresa en el tercer Considerando de la Declaración.

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Derechos económicos, sociales y culturales El bloque socialista hizo especial hincapié en la inclusión de este grupo de derechos en la Declaración. Básicamente, éstos hacen referencia al mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de las personas. La realización efectiva de estos derechos comienza por garantizar el trabajo a todos, lo cual implica también el derecho a fundar sindicatos, un salario justo y el disfrute del tiempo libre con vacaciones periódicas y pagadas. Al momento de acordarse la Declaración en muchos países los trabajadores carecían de seguridad social e incluso hasta el día de hoy en gran parte del mundo no existen mecanismos para ayudar a quienes quedan cesantes. En función de esto, se impone al Estado la obligación de hacerse responsable por estas situaciones. En seguida, la Declaración asume aspectos como la vivienda digna, la igualdad de oportunidades y el acceso a la salud, la educación y la cultura sin exclusiones. “La educación – señala el artículo 26- debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental” y agrega que “el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos”. En fin, se trata de avanzar hacia mayores niveles de igualdad, para que los seres humanos de todo el mundo puedan disfrutar dignamente de su condición. [Tal vez se podría agregar un anexo al libro con el texto completo de la Declaración Universal. Yo tengo una adaptación del texto oficial en versos, que puede resultar útil para el aprendizaje. Si les interesa, lo envío.] Taller: 1) Mediante una lluvia de ideas, expresen en el curso qué es lo que entienden por “Derechos Humanos”. Escojan a un secretario o secretaria que tome nota de las opiniones. A continuación, comparen sus apreciaciones con los textos de estas páginas. 2) Dividan al curso en tres grupos; uno se ocupará de los derechos de las personas frente al Estado, otro de los derechos civiles y políticos y el último de los derechos económicos, sociales y culturales. 3) Cada grupo debe discutir la información que aparece en los recuadros y complementarla con los artículos respectivos del texto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. 4) Reflexionen dentro de cada grupo sobre los derechos que les correspondió examinar y sobre su cumplimiento en Chile. Pueden consultar también la red Enlaces para conocer lo que ha realizado la Organización de Naciones Unidas en cada caso. 5) Elaboren un informe con sus conclusiones y propuestas para avanzar en la lucha por el pleno respeto de los derechos humanos en Chile.

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