EL PUBLICANO Y EL FARISEO
ÍNDICE: ●
¿Qué es una parábola?
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Parábola elegida.
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Explicar la parábola.
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Hacer una adaptación moderna de la parábola. Nombres de las personas que realizan el trabajo.
¿ Qué es una parábola? Una parábola es una breve comparación basada en una experiencia cotidiana de la vida, cuyo fin es enseñar una verdad espiritual. No son fábulas ni alegorías porque se basan en un hecho o una observación real o verosímil. Jesús las utilizó para enseñar las verdades más elevadas en una forma que estuviese al alcance de todos. De ellas se extrae una enseñanza moral.
El publicano y el fariseo: ●
Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera:
¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana,doy el diezmo de todas mis ganancias.” ““
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En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:
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“¡ Oh Dios!¡Ten compasión de mí que soy Pecador!” Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.
Mensaje que transmite la parábola: . Esta parábola quiere hacernos ver que aquellas personas que se consideran superiores son realmente las que más defectos tienen y que sin embargo, las personas más humildes son las más queridas por las otras personas y ante los ojos de Dios
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ADAPTACIÓN MODERNA DE
LA PARÁBOLA: Dos hombres entraron a la iglesia a orar ante el sagrario; uno era creyente practicante, y el otro, creyente “no practicante”, que, además, llevaba una vida “un poco loca”. El primero, seguro de lo bueno que era, hacía esta oración:
“Dios mío, te doy gracias porque sigo siendo fiel a ti y no me he corrompido, como los demás, que se dejan arrastrar por el consumismo, la comodidad, el dinero, el culto al cuerpo a la lujuria y el sexo. Yo cumplo los mandamientos y todas las normas de la Iglesia, y hasta comparto mis bienes. No soy como ése, que no pisa la Iglesia, añadió mirando a su compañero”.
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Por su parte, el que no practicaba, cabizbajo y manteniéndose a distancia, no se atrevía ni quiera a levantar los ojos del sagrario;y arrepentido se lamentaba en su interior diciendo:
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“Señor, ten compasión de mí que soy pecador.” Os digo que este bajó a su casa reconciliado con Dios, y el otro no. Porque el que se ensalce será humillado y el que se humille será enaltecido.
TRABAJO REALIZADO POR: ●
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Ana Is abel Pedros a G arcí a. 1 ºBachillerato D