El Esquema Corporal

  • June 2020
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El esquema corporal Nuestro cuerpo es algo objetivo, concreto, que se puede medir con límites precisos; pero lo que llamamos esquema corporal es la idea que tenemos del mismo, lo que, por el contrario, es algo subjetivo, sujeto a posibles modificaciones, a pesar de que el cuerpo no varíe entre sí. El esquema corporal se va elaborando paulatinamente desde la primera infancia, a partir de las sensaciones y estímulos externos que el recién nacido tiene, lo que le ayuda a ir distinguiendo lo que es su propio cuerpo. Al ir realizando cambios de postura, movimientos por imitación de lo que observa que hacen los demás, llega a conocer y anticipar ciertas posiciones de su cuerpo, modelando progresivamente un esquema de su corporalidad, que sería, además, el responsable de que sintamos el cuerpo como una unidad propia. En este proceso intervendrían especialmente los circuitos nerviosos relacionados con la sensibilidad postural, táctil, visual y motora, además de ciertas zonas de la corteza cerebral. Por otro lado, hay que tener en cuenta que, al igual que la corporalidad, se constituye en un instrumento de expresión de nuestra personalidad, también nos sirve para tomar contacto con el exterior, comparándonos con otros cuerpos y objetos; por lo que se puede hablar, dentro del esquema corporal de cuerpo-objeto, es decir, de la representación aislada que nos hacemos de nuestro cuerpo en sí mismo, y de cuerpo-vivido que se referiría a la forma en que nuestra corporalidad se manifiesta en nuestras relaciones humanas. El concepto que tenemos de nuestro cuerpo, el esquema corporal, se elabora dependiendo de numerosos factores, que influyen modificándolo, pudiendo, en algunos casos, originar un trastorno psicopatológico del esquema corporal. Dentro de estos factores se encuentra la observación visual de nuestro cuerpo, bien directamente o a través del espejo, junto con la información que nos llega a través del propio sistema nervioso. También influyen los sentimientos y nuestro estado de ánimo a la hora de configurar el esquema corporal, siendo la norma que nos encontremos con peor aspecto físico cuando estamos decaídos. También los recuerdos influyen notablemente, tanto en lo que se refiere a nosotros como a otras personas. Por ejemplo, es frecuente que no advirtamos suficientemente el deterioro que los años producen en nosotros físicamente, ya que, en cierto modo, al observarnos guardamos de forma parcial una imagen más joven de nosotros mismos. Las ideas o pensamientos de un momento dado («cogniciones»)

ejercen tanta influencia sobre nuestro esquema corporal como los sentimientos y la vida afectiva; también el ambiente y factores de tipo sociocultural, como la moda, influyen en la idea que guardamos de nuestra corporalidad: si la moda, tal como ocurre en la actualidad, exige estar más bien delgado, podemos llegar a pensar que estamos demasiado obesos, mientras que si la moda fuese opuesta, creeríamos que estábamos delgados. Algo similar puede decirse de la información que recibimos mediante las opiniones de las personas que nos rodean. Si alguien nos dice que tenemos un supuesto defecto, especialmente si es en forma de burla, como es frecuente durante la infancia y adolescencia, podemos establecer una gran modificación en nuestro esquema corporal que, además, puede constituir un gran trauma psíquico que origine sentimientos de inferioridad e incluso un auténtico complejo. Las alteraciones psicopatológícas que se acompañan de trastornos del esquema corporal son muy frecuentes y variadas, destacando principalmente las dismorfofobias, neurosis, la anorexia nerviosa, las demencias, la esquizofrenia y otras psicosis, el autismo infantil, etc. También se producen tras el consumo de drogas de diversa índole, en los deficientes mentales y en personas con deficiencias sensoriales padecidas desde el nacimiento o desde la primera infancia, del tipo de la sordera o la ceguera. Etapas �Según Vayer: 1ª-Hasta los dos años: maternal. El niño pasa de los primeros reflejos a la marcha y las primeras coordinaciones. 2ª-De 2 a 5 años: global. Conocimiento y utilización del cuerpo cada vez más precisa. Relación con el adulto. 3ª-De 5 a 7 años: transición Diferenciación y análisis del cuerpo. Independencia de los brazos. Conocimiento derecha-izquierda. 4ª-De 7 a 11 años: elaboración definitiva del esquema corporal. Relajación global. Transposición del conocimiento de sí al conocimiento de los demás. � Según Le Boulch: 1ª- Etapa del cuerpo vivido. (Hasta los 3 años). Todo un comportamiento global. Conquista del esqueleto de su Yo, a través de la experiencia global y de la relación con el adulto. 2ª- Etapa de discriminación perceptiva. (De 3 a 7 años). Desarrollo progresivo de la orientación del esquema corporal. Al final el niño es capaz de dirigir su atención sobre la totalidad de su cuerpo y sobre cada uno de los segmentos corporales. 3ª- Etapa del cuerpo representado. ( De 7 a 12 años).

Se consigue una independencia ( funcional y segmentaria global) y autoevaluación de los segmentos. Se tienen medios para conquistar su propia autonomía. � Según Ajuriaguerra: 1ª- Hasta los 3 años. Nivel del cuerpo vivenciado. No existe diferencia entre lo afectivo y lo cognitivo. Se dan dos procesos fundamentales para la maduración del niño: la marcha y el lenguaje. 2ª- De 3 a 7 años. Nivel de discriminación perceptiva. Tres apartados: �Perfeccionamiento de la motricidad global. � Evolución de la percepción del propio cuerpo. � Acceso al espacio orientado. 3ª- De 7 a 12 años. Nivel de la representación mental del propio cuerpo. Evolución de la inteligencia, interpretación neuroafectiva y estructuración espacio-temporal. EDUCACIÓN DEL ESQUEMA CORPORAL: El esquema corporal es elaborado a partir de: � Conocimiento del propio cuerpo. � Desarrollo de las capacidades perceptivo motoras. � Desarrollo de la lateralidad LATERALIDAD DEFINICIONES: 1- Le Boulch: “Es la expresión de un predominio motor realizado con las partes del cuerpo que integran sus mitades derecha e izquierda”. 2- Reid: “Es la tendencia a utilizar un lado con preferencia del otro”. ETAPAS: � Siguiendo a Montalbán: 1ª- 0-2 años. El niño realiza movimientos bilaterales, es decir, lo que hace con una mano repercute en la otra. Su cuerpo reacciona globalmente. 2ª- 2-4 años. Va experimentando con una y otra mano, lo que le permite comparar resultados. Esto es extensible a todo el eje que va de cabeza a pies (visión, mano y pie de un mismo lado). 3ª- 5-7 años. La noción de derecha e izquierda se tiene, pero con relación al propio cuerpo. A partir de los ocho años el niño es capaz de comprenderlos desde el punto de vista de los otros y de los objetos. Sin embargo desde el punto de vista docente nos interesa mucho más esta otra clasificación, pues es eminentemente práctica: � Fase de localización. (3-4 años). Mediante algún test se observa que partes utiliza con preferencia. � Fase de fijación. (4-5 años). Una vez localizado el segmento dominante realizar tareas de potenciación con él, utilizando todo tipo de materiales para buscar una mayor coordinación del segmento dominante con el resto del cuerpo.

� Fase de orientación espacial. (5-7 años). El objetivo es ser capaz de orientar el cuerpo en el espacio ( conceptos de derecha e izquierda, adelante-atrás ), tomando como referencia el propio cuerpo. �Fase de maduración. (8-10 años). Una vez fijada la lateralidad, podemos empezar a trabajar la ambidiestra. TIPOS DE LATERALIDAD: � DIESTRO: Predominio cerebral izquierdo. La parte derecha del cuerpo es la que se usa con preferencia. � ZURDO: Nos encontramos en el caso totalmente opuesto, ahora el manejo del cuerpo es el del lado izquierdo, pero el predominio cerebral es el del lado derecho. � DERECHO FALSO: Se da sobre todo en personas que siendo zurdas se les obligó en su día a utilizar el lado derecho. � ZURDO FALSO: Suele ser producto de algún impedimento temporal de importancia o total. La zurdería es consecuencia de motivos ajenos al individuo. � AMBIDIESTRO: Son casos atípicos, pues se muestran zurdos para algunas actividades y/o segmentos corporales, siendo diestros en otros aspectos. � LATERALIDAD CRUZADA: Propia de los que presentan un predominio lateral diestro en unos miembros y zurdos en los otros. Una vez vistos aquellos conceptos, tipos y etapas que influyen en el esquema corporal y por extensión en la lateralidad, vamos a ver ahora juegos que nos pueden servir para trabajar desde edades tempranas estos términos tan importantes en nuestra Educación Física de Base, pudiendo servir, aparte del ámbito de la Educación Física y Psicomotricidad, en cualquier otro contexto (Educación mEspecial, Educación Musical, Educación Social, Pedagogía,...). La motricidad fina La motricidad fina comprende todas aquellas actividades del niño que necesitan de una precisión y un elevado nivel de coordinación. Esta motricidad se refiere a los movimientos realizados por una o varias partes del cuerpo, que no tienen una amplitud sino que son movimientos de mas precisión. Se cree que la motricidad fina se inicia hacia el año y medio, cuando el niño, sin ningún aprendizaje, empieza a emborronar y pone bolas o cualquier objeto pequeño en algún bote, botella o agujero. La motricidad fina implica un nivel elevado de maduración y un aprendizaje largo para la adquisición plena de cada uno de sus aspectos, ya que hay diferentes niveles de dificultad y precisión. Para conseguirlo se ha de seguir un proceso cíclico: iniciar el trabajo desde que el niño es capaz, partiendo de un nivel muy simple y continuar a lo largo de los años con metas más complejas y bien

delimitadas en las que se exigirán diferentes objetivos según las edades. Los aspectos de la motricidad fina que se pueden trabajar más tanto a nivel escolar como educativo en general, son: � � � �

Coordinación viso-manual; Motricidad facial; Motricidad fonética; Motricidad gestual.

Desarrollo de la Motricidad Fina EI desarrollo de la motricidad fina es decisivo para la habilidad de experimentación y aprendizaje sobre su entorno, consecuentemente, juega un papel central en el aumento de la inteligencia. Así como la motricidad gruesa, las habilidades de motricidad fina se desarrollan en un orden progresivo, pero a un paso desigual que se caracteriza por progresos acelerados y en otras ocasiones, frustrantes retrasos que son inofensivos. Infancia (0- 12 meses) Las manos de un infante recién nacido están cerradas la mayor parte del tiempo y, como el resto de su cuerpo, tienen poco control sobre ellas. Si se toca su palma, cerrara su puño muy apretado, pero esto es una acción de reflejo inconsciente llamado el reflejo Darwinista, y desaparece en un plazo de dos a tres meses. Así mismo, el infante agarrara un objeto puesto en su mano, pero sin ningún conocimiento de lo que esta haciendo. Aproximadamente a las ocho semanas, comienzan a descubrir y jugar con sus manos, al principio solamente involucrando las sensaciones del tacto, pero después, cerca de los tres meses, involucran la vista también. La coordinación ojo-mano comienza a desarrollarse entre los 2 y 4 meses, comenzando así un periodo de práctica llamado ensayo y error al ver los objetos y tratar de tomarlos. A los cuatro o cinco meses, la mayoría de los infantes pueden tomar un objeto que este dentro de su alcance, mirando solamente el objeto y no sus manos. Llamado "máximo nivel de alcance.” Este logro se considera un importante cimiento en el desarrollo de la motricidad fina. A la edad de seis meses, los infantes pueden tomar un pequeño objeto con facilidad por un corto periodo, y muchos comienzan a golpear objetos. Aunque su habilidad para sujetarlos sigue siendo

torpe, adquieren fascinación por tomar objetos pequeños e intentar ponerlos en sus bocas. Durante la última mitad del primer año, comienzan a explorar y probar objetos antes de tomarlos, tocándolos con la mano entera y eventualmente, empujarlos con su dedo índice. Uno de los logros motrices finos mas significativos es el tomar cosas usando los dedos como tenazas (pellizcado), lo cual aparece típicamente entre las edades de 12 y 15 meses. Gateo (1-3 años) Desarrollan la capacidad de manipular objetos cada vez de manera mas compleja, incluyendo la posibilidad de marcar el teléfono, tirar de cuerdas, empujar palancas, darle vuelta a las paginas de un libro, y utilizar crayones para hacer garabatos. En vez de hacer solo garabatos, sus dibujos incluyen patrones, tales como círculos. Su juego con los cubos es más elaborado y útil que el de los infantes, ya que pueden hacer torres de hasta 6 cubos. Preescolar (3-4 años) Las tareas mas delicadas que enfrentan los niños de preescolar, tales como el manejo de los cubiertos o atar las cintas de los zapatos, representan un mayor reto al que tienen con las actividades de motricidad gruesa aprendidas durante este periodo de desarrollo. Para cuando los niños tienen tres años, muchos ya tienen control sobre el lápiz. Pueden también dibujar un círculo, aunque al tratar de dibujar una persona sus trazos son aun muy simples. Es común que los niños de cuatro años puedan ya utilizar las tijeras, copiar formas geométricas y letras, abrocharse botones grandes, hacer objetos con plastilina de dos o tres partes. Algunos pueden escribir sus propios nombres utilizando las mayúsculas Edad Escolar (5 años) Para la edad de cinco años, la mayoría de los niños han avanzado claramente mas allá del desarrollo que lograron en la edad de preescolar en sus habilidades motoras finas. Además del dibujo, niños de cinco anos también pueden cortar, pegar, y trazar formas. Pueden abrochar botones visibles.

La orientación temporal y su influencia en el aprendizaje

Dentro del capítulo de las habilidades cognitivas y como éstas inlfuyen en el desarrollo del aprendizaje, una habilidad clave resulta el desarrollo de la orientación temporal, como ya apuntábamos en un artículo reciente. La orientación en el tiempo, un aspecto difícil de adquirir en las primeras edades, juega un papel muy importante en aspectos tan básicos como la comprensión ya sea oral o escrita. La orientación temporal nos permite comprender las secuencias de acontecimientos, así como nos permite entender el devenir de la historia como encadenamiento de causas y consecuencias. En una tarea como la lectura la capacidad para entender aquello escrito exige ser capaz de orientarse en el tiempo, en el antes y el después, en las causas y las consecuencias; aspectos clave para comprender textos tanto de tipo narrativo como expositivo (el más común en los libros de texto sobre todo de ciencias naturales y sociales). Un paso previo a este tipo de comprensión es la comprensión oral, en la cual también resulta igualmente importante aprehender la secuencia temporal, tanto en el manejo de instrucciones como en los relatos orales. En otro aspecto en el que en un primer momento no veríamos tan clara la relación es en el aprendizaje de las matemáticas. En esta área en la que muchas veces se da más importancia al dominio de ciertas mecánicas no debemos olvidar los conceptos básicos propios de esta área como son la noción de cantidad, noción que nos permitirá entender a posteriori el funcionamiento interno de la numeración. En este sentido resulta clave comprender los mecanismos de anterior y posterior, aspectos claramente

relacionados con la orientación temporal, ¿cuál es el número que va antes y cual va después? Los niños con dificultades para mantener la atención, los niños con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención y Hiperactividad) y aquellos con predominio de hemisferio derecho, suele tener dificultades en el manejo del tiempo, presentando de este modo un ritmo o muy acelerado (Hiperactivos con impulsividad) o bién un ritmo muy lento (TDA, hemisferio derecho). Este punto les dificulta seriamente su desarrollo escolar ya que les impide seguir el ritmo de sus compañeros soliendo encontrarse siempre un paso por detrás de estos. Asimismo, su planificación del tiempo de estudio suele ser deficiente a la par que muestran dificultades para hacer las tareas en un tiempo que la mayoría consideraría más que suficiente. La Orientación Espacial

La orientación espacial, las nociones de izquierda-derecha y la experiencia del propio esquema corporal son aspectos muy importantes para una inteligencia imaginativa y creadora. Esta capacidad puede estimularse en niños muy pequeños, pero siempre con ejercicios adecuados a su edad y su desarrollo. La orientación espacial es una capacidad cognitiva generalmente olvidada y poco estimulada en el contexto escolar, pero que tiene una gran implicación en los procesos de aprendizaje. De hecho, muchos chicos con problemas de aprendizaje, en realidad lo que padecen son dificultades de orientación espacial. Por ejemplo, muchos casos de dificultades con las cuentas, la numeración, la escritura, la lectura, la búsqueda de información, encubren dificultades de orientación y estructuración del espacio. Así mismo, muchos trastornos infantiles, como el Trastorno de Aprendizaje No Verbal o el Síndrome de Asperger implican dificultades especiales en este aspecto. El material estimula los siguientes aspectos: - La integración del esquema corporal utilizando el propio cuerpo como primera referencia para orientarse en el espacio. - Identificar posiciones correctas en el espacio. - Organizar y distribuir objetos - Análisis visual dividiendo el todo en sus partes componentes. - Praxias constructivas. - Habilidades visiomotoras

- La orientación derecha-izquierda - El seguimiento de instrucciones relacionadas con la orientación espacial. Hemos publicado un material dirigido a maestros de educación Infantil y Primaria, maestros de pedagogía terapéutica, pedagogos, psicólogos y otros estimuladores para que puedan trabajar y estimular estos aspectos y también para que puedan recomendárselo a las familias para trabajar desde el hogar. Hay cuatro niveles, pensados en principio para niños de 3 a 8 años o edades superiores con dificultades. Como siempre más que las edades hay que buscar aquellos que se adecuan al nivel de desarrollo de cada niño. Las tareas que se trabajan principalmente son: copia de dibujos; realizar gestos relacionados con las posiciones en el espacio, seguir rutas, copiar trayectorias, identificar dibujos con la misma orientación que un modelo, reproducir construcciones con figuras geométricas, etc.

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