El escudo Papal de Benedicto XVI
El escudo del Papa Benedicto XVI
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Quizá en otros Pontífices de la edad contemporánea la elección de los símbolos del escudo hayan podido ser de carácter secundario. Pero el Papa actual, que conoce bien el lenguaje y la importancia de la cultura de la imagen en el mundo contemporáneo, ha introducido elementos innovadores, como innovador se adivina ya que será este pontificado.
La cabeza de san Mauricio •
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"Sobre el blasón de los obispos de Frisinga se encuentra -explicaba el cardenal Ratzinger-, desde hace cerca de mil años, el moro coronado: no se sabe cuál es su significado. Para mí es la expresión de la universalidad de la Iglesia, que no conoce ninguna distinción de raza ni de clase porque todos nosotros "somos uno" en Cristo". Esa imagen de un hombre de tez oscura, llamado popularmente el Moro de Freising, con una cabeza, vuelta hacia la izquierda, que forma parte desde 1316 del escudo del obispado, es, para algunos heraldistas, San Mauricio, santo muy venerado en Alemania, que sufrió martirio con sus camaradas militares por su fidelidad a Cristo. El Greco realizó uno de sus lienzos más célebres sobre este asunto, donde se representa el martirio de la Legión Tebana. Es el único de los cuadros del cretense que se conserva en El Escorial.
El oso de san Corbiniano •
Otro elemento es el “Oso de san Corbiniano”, animal que para este Papa tiene un significado muy especial: simboliza el peso del cargo, y la necesidad de cumplir la voluntad de Dios por encima de las preferencias personales. Alude a la figura del obispo san Corbiniano, proveniente de una familia de origen galo por parte de madre y de francos por parte de padre, que predicó el Evangelio en la antigua Baviera y es considerado el padre espiritual de la archidiócesis de MunichFreising. Según la leyenda, un oso mató al caballo de san Corbiniano cuando se dirigía a Roma. El santo regañó severamente al oso y, como castigo, le cargó con el fardo que hasta entonces había llevado el caballo sobre sus lomos. Así, el oso tuvo que arrastrar el fardo hasta Roma, donde Corbiniano lo dejó en libertad... La concha del niño de San Agustín
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Otro elemento es la concha del peregrino. Independientemente de otros significados (la fe, el bautismo, "el signo de nuestra condición de peregrinos", en palabras del cardenal Ratzinger), para el Papa esta concha recuerda un suceso significativo -estrechamente vinculado con la humildad intelectual que debe vivir el teólogo- de la vida de San Agustín, al que Benedicto XVI profesa especial veneración. Cuenta la historia que mientras san Agustín paseaba por la playa, pensando en el misterio de la Trinidad, se encontró a un niño que había hecho un hoyo en la arena y con una concha llenaba el agujero con agua de mar. El niño corría hasta la orilla, llenaba la concha con agua de mar y depositaba el agua en el hoyo. San Agustín le preguntó por
qué lo hacía, y el niño le dijo que intentaba vaciar toda el agua del mar en el agujero.
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-¡Eso es imposible! -¡Más imposible es para un hombre -le dijo el niño- descifrar el misterio de la Trinidad! Las llaves de san Pedro El escudo se completa con las dos llaves cruzadas, símbolo del ministerio de Pedro: simbolizan el poder de atar y desatar que le confirió Cristo, que permite abrir las puertas del Cielo.