El Camino De La Disciplina La Renuncia Y La Cia

  • November 2019
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EL CAMINO DE LA DISCIPLINA, LA RENUNCIA Y LA MILITANCIA El tiempo más largo es el de la duda El más breve el de la certeza Si entregamos el corazón todo padecimiento acoge su sino sangriento pero en el tiempo halla su rosa disecada Darlo todo o ser infelices He allí un dilema. Gustavo Pereira Somari Todo para todos, nada para nosotros Marcos / EZLN

La Misión Cultura esta entrando a una nueva etapa que promete ser más exigente para todos los que estamos comprometidos con ella política, ética, intelectual, sentimental y laboralmente. Hemos transitado un largo pero hermoso camino por más de veinte meses, silenciosos, casi en el anonimato, con una dinámica de trabajo con distintos matices, unas veces llenas de creatividad, otras de reflexión; días llenos de carreras de aquí y de allá para llegar finalmente donde estamos. En un principio muchos de nosotros hemos tenido que combinar tareas políticas, académicas, administrativas y logísticas en la etapa inicial de organización de la Misión convencidos que la misma es clave para cualquier programa revolucionario como lo expresaba el Ché “…La organización es la clave que permite atenazar las iniciativas que surgen de los líderes de la revolución…” y seguro que tendremos

que seguir asumiendo esta combinación de tareas reforzando nuestros principios de disciplina, renuncia y militancia . Estos elementos son indispensables para el fortalecimiento de la organización revolucionaria, base fundamental de la Misión Cultura, de lo contrario corremos el riesgo que Ché con visión profética advierte “… Si no existe la organización, las ideas, después del primer momento de impulso, van perdiendo eficacia, van cayendo en la rutina, van cayendo en el conformismo, y acaban por ser simplemente un recuerdo…” cosa que observamos lamentablemente en programas revolucionarios que han empezado llenos de buenas intenciones pero con muy poca reflexión

sobre los elementos en la

organización y puesta en marcha de los mismos. La disciplina Nuestra concepción de disciplina

se encuentra muy distante de esa versión

prusiana que la presenta como una formación humana ejecutando ejercicios de orden cerrado o un individuo o colectivo que cumplen ciegamente una orden por temor al castigo del superior. Desde la Misión Cultura entendemos la misma como un proceso revolucionario de autodisciplina del individuo, establecida en todo nuestro colectivo, del mismo modo para todos : activadores, facilitadores, tutores, responsables regionales, colaboradores, administrativos y directivos nacionales, donde se cumple con una línea de conducta rigurosamente elaborada acordando seguirla estrictamente en la practica y teoría. Sin esta condición no podemos existir como vanguardia revolucionaria, la misma es indispensable para formular y ejecutar las tareas de la Misión cumpliendo con el papel activador que la comunidad espera de nosotros.

Todos los que

integramos este equipo debemos hacerlo por convicción, el que considera trabajo aquí como un “resuelve” laboral, lamentablemente esta en el lugar equivocado y tarde o temprano tendrá que irse.

Es inaceptable que a estas alturas del juego

no asumamos con autodisciplina revolucionaria estricta la gran responsabilidad que la Patria nos encomienda. No se puede seguir justificando novedades como:

impuntualidad, retraso en la entrega de recaudos, exigencias de comodidades, diferencias personales, manejo de la metodología, etc., en la trascendental tarea que desempeñamos. Esto es cuestión de disciplina. La noción de autoridad está estrechamente vinculada a la de disciplina. En la Misión por el hecho de que creamos firmemente en la participación y la horizontalidad no quiere decir que esté ausente la autoridad de las instancias superiores que nos han asignado responsabilidades y que deben velar por el cumplimiento de las mismas. Esta se soporta sobre la máxima instancia que es la Dirección Nacional encargada de fijar las líneas políticas, sociales, académicas y administrativas de la Misión. El concepto de autoridad que se propone para la discusión, reflexión y ejecución de nuestras tareas es la del Arte de la Guerra de Sun Tzu que se fundamenta en la severidad, valentía, bondad e inteligencia, al mismo tiempo que les recordamos a quienes tienen responsabilidades de autoridad y comando uno de sus pensamientos más claros en cuanto a las órdenes: “…Cuando las órdenes se dan de manera clara, sencilla y consecuente a las tropas, éstas las aceptan. Cuando las órdenes son confusas, contradictorias y cambiantes las tropas no las aceptan o no las entienden. Cuando las órdenes son razonables, justas, sencillas, claras y consecuentes, existe una satisfacción recíproca entre el líder y el grupo…” La renuncia Una pinta en una calle del estado de Chiapas reza “Todo para todos, nada para nosotros” , creo que este graffiti recoge la esencia de la lucha de todo revolucionario, la renuncia a esperar algo particular para su beneficio a cambio de la batalla que libra día a día por la liberación y prosperidad de sus congéneres. Cuando tomamos la decisión de incorporarnos a una Misión como ésta optamos por asumir nuestras tareas de una forma distinta a cualquier funcionario de la administración pública común y corriente. Uno de los aspectos más importantes y que nos diferencia es la renuncia a muchas cosas cómodas y placenteras para

consagrar cada átomo de nuestro cuerpo con todas nuestras energías a nuestro compromiso con la Misión. Me explico: aquí debemos estar los convencidos de trabajar todos los días de la semana de ser necesario, en jornadas de horas que no se limitan por un simple contrato, sin importar cuántas vacaciones perdamos, dispuestos a recorrer grandes distancias para llegar a ese lejano pueblo donde se reúne un grupo de sistematización, dejando trabajos más confortables y hasta mejor pagados. ¿Por qué? es sencillo, hemos renunciado a nosotros mismos para poder construir una sociedad distinta, más justa, solidaria y humana, muchos familiares y amigos es muy posible que nos cuestionen y no comprendan esta forma adictiva de vivir que no le da sentido a la existencia si no se está luchando, batallando por lo que creemos. Para nosotros “… El trabajo adquiere cada vez más una significación nueva, se hace con una nueva alegría…” , el trabajo cuando es asumido con una profunda renuncia revolucionaria nos conduce a la plenitud como seres “…El hombre que trabaja con esta nueva actitud se está perfeccionando…” La militancia En el nuevo contexto generado en la administración pública dentro de la Revolución Bolivariana existen dos formas elementales de individuos, que por sus actitudes podemos clasificarlos en funcionario y militantes. Los primeros forman parte de lo que no ha terminado de morir, son aquellos individuos que su desempeño es determinado por los beneficios socioeconómicos individuales que puede obtener, ajustado a sus ocho horas de trabajo, sin ningún otro compromiso que los que establece específicamente el contrato; sin descalificarlos también debemos estar concientes que a ese ritmo y con ese compromiso es imposible plantearse cualquier cambio revolucionario.

Es por eso que han nacido las

Misiones como operaciones especiales de carácter social, asumidas por un hombre nuevo, militante de las ideas de este proceso que movido por un anhelo de justicia e igualdad asume sus responsabilidades y deberes como el acto más importante y trascendental de su existencia, es aquí donde nos suscribimos

nosotros. En la Misión Cultura no se labora, se milita; esto debe estar bien claro en todos, que no somos simples funcionarios, sino cuadros políticos en constante formación, ejecutando tareas de la Revolución Bolivariana, esta militancia consiste fundamentalmente en ser siempre “… Los primeros en los sacrificios que la revolución demande, cualquiera que sea el índole de estos sacrificios. Los primeros en el trabajo. Los primeros en los estudios. Los primeros en la defensa del país. …” La actitud Estudiar detenidamente nuestra actitud en todas las circunstancias de nuestra vida puede ser un factor clave para llevar a buen puerto el navío que como un equipo de marineros tripulamos, de la misma depende muchas veces el dinamismo, percepción de la comunidad y consolidación de nuestra Misión. Debe privar en nosotros en todo momento una actitud revolucionaria caracterizada por nuestro desprendimiento,

humildad,

tolerancia,

respeto,

optimismo,

comprensión,

solidaridad y sobre todo un franco amor por los todos los seres vivos del planeta, la filosofía oriental recogió en un hermoso y antiguo

poema las actitudes

fundamentales de los hombres de buen corazón:

Carezco de hogar La conciencia será mi hogar Carezco de Vida y de Muerte El ritmo de la respiración será mi Vida y mi Muerte Carezco de Fuerza Divina La honestidad será mi Fuerza Divina. Carezco de riqueza La comprensión será mi riqueza. Carezco de secretos mágicos El carácter será mi secreto mágico.

Carezco de cuerpo La resistencia será mi cuerpo. Carezco de ojos El destello del rayo serán mis ojos. Carezco de oídos La sensibilidad serán mis oídos. Carezco de miembros La presteza serán mis miembros. Carezco de milagros La acción correcta será mi milagro. Carezco de táctica La vacuidad y la plenitud será mi táctica. Carezco de talento La agudeza será mi talento. Carezco de enemigos El descuido será mi enemigo. Carezco de armadura La benevolencia y la virtud serán mi armadura. Carezco de castillo El espíritu inmutable será mi castillo. Carezco de espada La ausencia de interés propio será mi espada.

No son nuestras intenciones hacer de estas sencillas líneas un tratado sobre ética revolucionaria, sino aportar elementos para la reflexión de nuestras tareas y deberes en el contexto de una nueva etapa de la Misión que demanda de nosotros

el concurso de todos nuestros esfuerzos, nacidos de la libertad del alma, espíritu e intelecto que hemos alcanzado y que cada día debe comprometernos mas con la lucha por cada hombre de la Misión, de Venezuela y del planeta, como dijo Camus, “… la libertad no está hecha de privilegios, sino que está hecha sobre todo de deberes…”.

Pedro Rodríguez

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