¿Qué es el autoritarismo? El autoritarismo es un tipo de gobierno que se impone al poder sin un consenso por parte del pueblo/nación. Este tipo de gobiernos puede o no estar ligado a la figura de un militar al mando. El mismo puede estar bajo el mando de un poder económico extranjero que controla dicha región o país. En líneas generales, no admite críticas, utiliza los medios de comunicación como herramientas propagandísticas mediante las cuales hace culto al gobierno autoritario. También suprime los derechos humanos, la libertad de expresión y abusa del poder de mando aplastando la libertad. El poder está en manos de la figura de autoridad unitaria o bien en un grupo reducido y no democrático que toma las decisiones. Autoritarismo, en las relaciones sociales= es una modalidad del ejercicio de la autoridad que impone la voluntad de quien ejerce el poder en ausencia de un consenso construido de forma participativa, originando un orden social opresivo y carente de libertad y autonomía. La sociedad preindustrial está marcada por la imposición de una fuerte autoridad y jerarquía en todos los órdenes (religioso, político, económico, etc.), con una indiscutida autoridad paternalista dentro de la familia (patriarcado, matriarcado), frente a los grados cada vez mayores de libertad y autonomía propios de la sociedad industrial y la sociedad postindustrial. En el contexto psicológico individual, pero también social, se define la personalidad autoritaria. En educación, se define la pedagogía autoritaria, heterónoma o tradicional, frente a la pedagogía progresista. lo que permite identificar como autoritarias muchas y muy diferentes ideologías, movimientos y regímenes políticos. Algunas definiciones lexicográficas son simplificadoras: "sistema fundado primariamente en el principio de autoridad" -es decir, que no admite crítica se acuñó por el fascismo como término apreciativo, para pasar a ser utilizado ... [en el contexto de la lucha contra el fascismo y el nazismo] para denotar la “autoridad malvada” ... el abuso y el
exceso de la autoridad que aplasta la libertad ... más que representar lo opuesto de democracia ... significa lo contrario de libertad" Otras se hacen por acumulación de términos que, si bien pueden entenderse como relacionados, no son estrictamente sinónimos ("la doctrina política que aboga por el principio del gobierno absoluto: absolutismo, autocracia, despotismo En ciencia política y sociología el concepto de "autoritarismo" no tiene una definición unívoca,, dictadura,totalitarismo").Las que pretenden precisar rasgos se centran en cuestiones como "la concentración de poder en manos de un líder o una pequeña élite que no es constitucionalmente responsable ante el cuerpo del pueblo", el "ejercicio arbitrario del poder sin consideración de otros cuerpos" que puedan limitarles (separación de poderes), y la inexistencia de mecanismos que permitan una efectiva alternancia en el poder, como las elecciones libres multipartidistas. La dictadura desde la familia
La familia como espacio antidemocrático Así, la familia es quien educa a la sociedad en las formas de relación con otros, utilizando mecanismos históricos del poder. En este sentido si dios es la entidad divina que le enseña a la familia las formas del poder autoritario de herencia colonial, es la familia el primer espacio antidemocrático que le enseña al resto de la sociedad la forma de ejercerlo. La familia alberga en su seno la crianza violenta hacia los hijos, violencia machista de padres a madres, matanza de mujeres, silencios impuestos a los vulnerables, violaciones físicas y psicológicas que castran, ejercicio rígido y violento del estatus y el rango, sometimiento, obediencia ciega sin crítica, cultura del congracio con el poder para ganar su favor, castigo autoritario, impunidad de quien comete excesos por su autoridad, respeto dado no construido, unión del amor al castigo físico y del amor al dolor. El aprendizaje profundo del ejemplo familiar en gran medida nos moldea la conducta, es donde aprendemos a someternos a autoridades incuestionables que emulan al “dios castigador”, donde aprendemos la forma de relacionarnos con nuestras parejas afectivas, de ser padres y madres, jefes, líderes, figuras de autoridad. Este poder autoritario aprendido desde la familia consciente o inconscientemente tiende a ser meta en la vida como camino de realización. Dominar, controlar, tener poder sobre otros, replicando así el rol y el sistema opresor al que fuimos sometidos y que replicaremos en cada espacio en que nos
encontremos como forma de liberación. Liberación a través de obtener poder para someter a otros. Las relaciones familiares son políticas La forma de relacionarnos en la familia es acción política que se lleva al quehacer público. La familia muestra el método de aplicación del poder autoritario a las instituciones sociales, convirtiendo así al estado nacional en una expresión directa de la familia, y a ésta, en la expresión micro del estado nacional. En la familia se hace el primer ejercicio de construcción del estado nacional en el que se aprende la cultura de la democracia o la dictadura por el tipo de relación que se establece entre sus miembros. En este sentido, el tipo de autoridad familiar predominante y la forma en que ejerce el poder tenderán a ser emulados en las instituciones sociales. Formas de tomar decisiones, de resolver los conflictos y de ejercicio de la autonomías. El espacio familiar se convierte entonces en un ejemplo ilustrativo para observar si estamos en un estado moderno basado en derechos o en un estado pre moderno autoritario de herencia colonial. Es decir, que existe una relación directa entre autoridades familiares acríticas, incuestionables, infalibles, autoritarias y deshumanizantes con la formación de gobiernos y estados nacionales antidemocráticos. Dictadura desde un gobierno familiar Con el ejercicio de poder autoritario neo colonial de la familia Ortega-Murillo, la sociedad nicaragüense tiene ya una década de enfrentar represión sistemática en los espacios públicos de participación: silencios impuestos a la opinión de disenso, imposición del pensamiento único, y en los últimos meses asesinatos extra judiciales, persecución, secuestros, torturas, criminalización de la protesta social y encarcelamiento masivo de protestantes. Esta represión es un reflejo de los mecanismos de control, obediencia y castigo practicados por esta familia gobernante mediante un modelo de crianza extrapolado al gobierno. Es una autoridad familiar ejercida sobre todo por la matriarca que desde la sombra del poder mesiánico del patriarca se ha construido el poder personal estableciendo un método de ejercicio y mantenimiento del poder gubernamental. Ambos con una corresponsabilidad en el abuso del poder también familiar: violaciones sexuales, psicológicas y exigencia del silencio impune ante el abuso. Además el fomento de una cultura política canibalista entre miembros familiares como medio para acumular poder transferido desde ambos caudillos. Esta cultura caudillesca familiar Ortega-Murillo, prima la competencia sobre la colaboración, exige la entrega de la autonomía personal y colectiva para obtener su gracia. Exige aceptación de la violencia estatal como forma de castigo para corregir nuestros errores, ya que son ellos y nadie más, los que saben lo que es mejor para
el pueblo. Exige obediencia ciega ante cualquier decisión pues las decisiones divinas no se cuestionan, solo se cumplen. Exige adherencia al pensamiento único: en este caso la libertad de conciencia opuesta al pensamiento único, es vista como desviación, como falta de disciplina grave que merece exclusión, estigmatización y aniquilación física. Exige subordinación de las agendas comunitarias de desarrollo a los intereses del poder. Exige admiración y divinización de sus actos, cualquier visión crítica es vista como herejía. Exige respeto dado no construido, la crítica y contestación argumental son vistas como irrespeto y debe ser castigada. Exige la aceptación sumisa de la ruptura del contrato social que ahora se ajusta a intereses sectarios. Exige el abandono de referentes históricos, valores, y posicionamientos éticos en función de sus intereses de poder. Exige la aceptación de un modelo familiar autoritario neo colonial en vez de un estado de derecho: sus hijos, suegros, yernos y nueras ocupando espacios públicos de toma de decisión con poderes traspasados. La unión sanguínea como forma de conservación del poder incuestionable alrededor de la familia. Realiza una mezcla del quehacer familiar con el estado. Es una cuestión monárquica, medieval, feudalista. Corresponsabilidad de las familias La dictadura de la familia Ortega-Murillo es un modelo que en gran medida se hace potable en la sociedad nicaragüense por la identificación profunda que existe con las relaciones familiares autoritarias que nos formaron. Son experiencias vivenciales interiorizadas que nos hacen ver como normal los abusos de poder desde los gobiernos e instituciones públicas. Existe una respuesta aprendida de sometimiento ante el poder como medio para vivir y sobrevivir. Esto en nuestra historia de colonización dio paso al desarrollo del Güegüense como forma de resistencia a la opresión, que junto a procesos de liberación nacional, como el sandinismo desde los años 20, han sembrado en la sociedad una conciencia del estado nacional y del ser sujetos de derecho. Ha coadyuvado también la puesta de límites a los autoritarismos gubernamentales, pero aún urge la reflexión y cuestionamiento de las relaciones familiares autoritarias para no continuar sumergidos en ciclos culturales de dictaduras y liberaciones. Hoy el gobierno como forma de evitar la justicia social sobre sus abusos de poder, propone un diálogo “familia a familia” como estrategia para desviar la atención de su responsabilidad sobre crímenes de lesa humanidad. Es un intento de ocultamiento detrás de las figuras de autoridad familiar de lealtad profunda que nuestra sociedad poco ha cuestionado, que no ha re construido. La familia es un espacio ideal para ocultar crímenes, pues se encuentra aún intacta una estructura autoritaria desde los tiempos de la colonia que poco se ha transformado. Las familias nicaragüenses son corresponsables del surgimiento de gobiernos dictatoriales, pues en el seno de las mismas se cultivan actitudes de abuso de poder que van detonando en los espacios de trabajo, movimientos sociales, gremios, amigos, grupos de interés, en el deporte, y como máxima expresión en los
gobiernos. Esta aceptación social de formas dictatoriales reafirma a su vez el autoritarismo en la familia y se nutren mutuamente. El uso de la figura de la dictadura somocista como experiencia contemporánea de represión en la narrativa del gobierno Ortega-Murillo, es importante para reconocer que la actitud caudillesca y opresora de la misma, aún persiste en el seno de la sociedad. Vive en la conciencia y acción de muchos que la combatieron, que a pesar de vivirla y ser testimonio vivo de la misma, la replican en sus ejercicios cotidianos de vida y de poder. Pero sobre todo, el somocismo vive también en el seno del orteguismo que es un reducto sectario y familiar del sandinismo. Esta involución de la conciencia y la práctica política de izquierda en Nicaragua nos lleva nuevamente al educador brasileño Paolo Freire que nos recuerda que el oprimido como camino de liberación se llena de los valores del opresor y se convierte en uno, al replicar el sistema que combatió. Afirmación ajustada a la experiencia danielista que en su etapa actual replican el modelo familiar caudillista del somocismo al no transformar la conciencia opresora aprendida. Se liberaron falsamente al convertirse en los nuevos opresores del pueblo al cual quieren domesticar, no liberar. El somocismo reencarnado en otra familia desprovista de conciencia crítica, sectaria, castradora, fanática, deshumanizante, encerrada en sus verdades particulares, que replica la realidad social autoritaria, colonial. La liberación familiar y social Las familias nicaragüenses debemos hacer un ejercicio de revisión de nuestras relaciones, develando los mecanismos de poder que existen entre sus miembros y los efectos devastadores que generan en la sociedad. Debemos fomentar el desarrollo de una conciencia crítica frente a las formas de autoridad que nos ayude a la desconstrucción de modelos opresores vividos desde la familia. Debe existir una relación dialéctica, comunicacional entre la familia y la sociedad que busque la construcción de modelos democráticos en la interacción familiar, social y en la formación institucional. El diálogo será posible a la luz de un pensamiento crítico que nos ayude a despojarnos del poder autoritario del estatus y el rango que aprendimos de la familia y el estado colonial. Este proceso nos llevaría a dar saltos de la conciencia individual y colectiva que establecerá valores de bien común como referentes principales para la elaboración del nuevo contrato social. Es decir, nadie es infalible, todas las relaciones tienen límites, tienen condiciones, son cuestionables, objeto de revisión, de evaluación a luz de los valores comunes acordados. Nadie sobre los valores, todos debajo. La conciencia crítica como límite de las figuras de autoridad familiar, laboral y política, evitando los excesos del poder, y primando una cultura dialógica para la conciencia común.
Esto nos acercará al Estado moderno y nacional que a su vez pasa por la separación de los quehaceres estado-familia y estado-iglesia, entendiendo la necesidad de la relación de diálogo, pero marcando los límites de acción de cada ámbito de acuerdo a su propia naturaleza. El racionalismo como motor de la conciencia crítica, despersonalización del poder y de la legalidad institucional.
Características del autoritarismo 1. Gobierno unipersonal La figura de gobierno descansa en un líder (que puede o no ser carismático) sobre la que el pueblo deposita todo el poder. Esta personalidad no es elegida bajo un régimen de gobierno democrático, más bien es impuesta por intereses al mando. 2. Ausencia de una ideología oficial Se suprimen todos los partidos políticos pero además carece también de una ideología oficial o dominante. La figura autoritaria sólo responde a intereses personales o de sectores económicos minoritarios que tienen el poder y el control económico (y también político). 3. Promoción del terror En ocasiones esta es una de las herramientas de las cuales se vale para continuar y perpetuarse en el poder. Así puede suprimir no sólo ideológicamente sino también físicamente y hasta provocar la muerte de aquellas personas que se sublevan. 4. Fuerte presencia militar La figura militar pasa a formar parte de la vida cotidiana de los ciudadanos. Así, se hallan en la vía pública, en instituciones educativas, gubernamentales, hospitales, etc. 5. Medios de comunicación para propaganda política
Tanto los gobiernos totalitarios como los autoritarios utilizan los medios de comunicación para enaltecer la figura del líder. Se basa en el convencimiento de la población mediante el manejo de la información, omitiendo todo comentario que sea en contra del líder autoritario y resaltando sus logros. 6. Dominio de un partido político Si bien el autoritarismo puede permitir la presencia de más partidos de oposición, frecuentemente existe un único partido político que ejerce el dominio. 7. Apoyo selectivo a ciertos grupos de interés Se otorga apoyo a ciertos grupos que favorezcan el régimen autoritario y trabajen en pos de la mejoría y la continuidad de dicho régimen. 8. Manipulación de la constitución Estos gobiernos fomentan la manipulación y/o modificación de la constitución con el objetivo de perpetuarse en el poder de mando. Nunca tienen objetivos para modificar dicha constitución en favor del pueblo. Sólo se benefician para mantener el status quo 9. Participación popular bajo un control estricto Si bien puede existir la participación popular, las temáticas en cuestión giran en torno al interés del gobierno autoritario y no en relación a los intereses del pueblo. 10. Violación de los derechos humanos La violación de los derechos humanos se hace manifiesta en la opresión de la libertad de expresión, en la censura de opiniones, en el control del pensamiento divergente y, en menor medida, en la restricción de libertades individuales. La utilización del concepto "totalitarismo" para ciertas ideologías, movimientos y regímenes políticos del periodo (comunismo soviético -estalinismoy fascismo italiano, nacional-socialismo alemán y nacional-sindicalismo español de
los años treinta y franquismo de los años cuarenta) se basaba en su búsqueda de la homogeneización de todos los planos de la vida pública e incluso privada y la negación de cualquier tipo de discrepancia u oposición, llegando a justificar la erradicación y, en casos extremos el exterminio, del disidente o del "diferente". La condición extremista de ideologías, MOVIMIENTOS Y REGIMENES TOTALITARIOS los diferencia de otro tipo de posiciones políticas que, siendo también opuestas a la democracia liberal y al reconocimiento de derechos y libertades, especialmente desde la derecha política tradicional del siglo XIX, lo hacían de una forma al menos ligeramente más moderada, o no tan radical; como el moderantismo, el conservadurismo, el tradicionalismo, el nacionalismo o el militarismo. La distinción entre totalitarismo y autoritarismo, a la hora de definir regímenes concretos, sería no tanto una cuestión esencialista sino de grado, tanto en la magnitud de sus propósitos (una revolucionaria transformación social e incluso humana -"hombre nuevo"- en el caso del totalitarismo, propósitos habitualmente conservadores o reaccionarios en el caso del autoritarismo) como la forma de llevarlos a cabo, en el éxito de su implantación y en la capacidad de responder a las circunstancias cambiantes con mayor o menor rigidez (más propia del totalitarismo en caso de conflicto con la realidad, opta por transformar la realidad a cualquier coste) o flexibilidad (más propia del autoritarismo en caso de conflicto con la realidad, opta por adaptarse a ella, aun a costa de apartarse de sus principios) y su mayor o menor prolongación en el tiempo. Como intento de diferenciación, está muy extendida y debatida (al considerársela orientada a la justificación del apoyo estadounidense a determinados regímenes dictatoriales, particularmente al franquismo a partir de los años cincuenta) la propuesta de Juan J. Linz de distinguir entre régimen autoritario y régimen totalitario, al admitir el autoritarismo un pluralismo político limitado y no representativo, que evita el recurso a la movilización de masas y otros rasgos propios del totalitarismo. Hasta cierto punto, una distinción paralela es la que hace Hugh Trevor-Roper entre fascismo y fascismo clerical. La existencia o no de un "autoritarismo de izquierdas" es también objeto de debate. Los regímenes autoritarios burocrático-militares son aquellos "gobernados por una coalición de oficiales militares y tecnócratas que actúan pragmáticamente (más que ideológicamente) dentro de los límites de su mentalidad burocrática. Mark J. Gasiorowski sugiere que es mejor distinguir" militar simple regímenes autoritarios "de" regímenes autoritarios burocráticos "en los que" un poderoso grupo de tecnócratas usa el aparato estatal como Corea del Sur bajo Park Chung-hee.
Unipartidismo y Voluntad general. La identificación del Estado con "el partido", en ausencia de otro posible partido político, es más bien una característica propia de los regímenes totalitarios que de los autoritarios (que pueden consentir un cierto grado o apariencia de pluralismo político, así como algún tipo de consulta popular convenientemente dirigida en su propio interés); pero sí es propio del autoritarismo la negación de legitimidad a cualquier forma de expresar los intereses individuales o de grupo (por ejemplo, la lucha de clases o las reivindicaciones identitarias nacionalistas, étnicas, religiosas, de género-) que no coincida con los intereses generales tal como se entienden defendidos por la autoridad, que pretende ser ejercida de forma paternalista en beneficio de todos, incluso de los que "por su bien" son reprimidos. Despotismo ilustrado, Gobierno de facto y Golpe de Estado. En realidad, la identificación y gestión de la voluntad general, así como la atribución de la soberanía, son asuntos, cruciales en las doctrinas políticas contemporáneas, que textos clásicos como el de Rousseau (El contrato social, 1762) no dejaron resueltos. Tanto los defensores de la libertad o de la democracia como los del totalitarismo o del autoritarismo pueden reclamar ser herederos intelectuales de Rousseau. Tal cosa se comprobó tempranamente, con la experiencia revolucionaria francesa de 1789 y el Terror. También frecuentemente apelan a una legitimidad basada en la identificación del régimen como un mal necesario para combatir "problemas sociales fácilmente reconocible", tales como el comunismo o la insurgencia; amenazas externas, etc. 11Al respecto Friedrich Hayek, padre del monetarismo, tras visitar Chile bajó el régimen de Pinochet, concediendo dos reportajes al diario El Mercurio, en donde profundizó su análisis sobre democracias y dictaduras. “una dictadura puede ser un sistema necesario para un período de transición. A veces es necesario que un país tenga, por un tiempo, una u otra forma de poder dictatorial. Como usted comprenderá, es posible que un dictador pueda gobernar de manera liberal”. Y en la segunda entrevista, Hayek sostenía que “ preferiría sacrificar temporariamente a la democracia cuando no pudiera garantizar la libertad de mercado”1213En tanto el antropólogo y politólogo de derecha como el neoconservador Seymour Martin Lipset ha justificado este tipo de gobierno aduciendo que los regímenes autoritarios de bajos ingresos tienen ciertas "ventajas de mejora de la eficiencia" tecnocráticas sobre las democracias de bajos ingresos, lo que ayuda a los regímenes autoritarios a generar desarrollo.14 contradicen esta creencia,
argumentando que la evidencia ha demostrado que no existe una "ventaja autoritaria" y que en su lugar existe una "ventaja democrática". Halperin argumenta que las democracias "obtienen un rendimiento de desarrollo superior" sobre el autoritarismo. Señalan que es más probable que las democracias pobres tengan un crecimiento económico más estable y menos probabilidades de experimentar catástrofes económicas y humanitarias que los regímenes autoritarios; que las libertades civiles actúan como un freno a la corrupción y el mal uso de los recursos; y que las democracias son más adaptables. Halperin señala que la gran mayoría de las crisis de refugiados y las catástrofes financieras ocurren en regímenes autoritarios.
Índice: 1 .America latina entre el autoritarismo y la democratización (1930-2012) autor:(Marta Casaus y Norma Macleod) 2. El autoritarismo hispanoamericano y la improductividad (jose Ignacio garcia Hamilton) 3.Autoritarismo- Wikipedia( https:/Wikipedia.org/wiki/autoriarismo)