Eddy Arce
Conectando al país entre hermanos La historia de Eddy Arce Birbueth es una historia de peregrinaciones y desafíos. Nadie que conozca bien el sur de Bolivia podría desmentirlo. Los vientos del chaco boliviano ululan su nombre y los recónditos parajes conservan sus huellas. Él los ha transitado todos orientado por la brújula de su corazón, para hermanarse con pueblos insospechados por las injusticias del destino.
movilizaciones para generar verdadera calidad de vida a los pueblos originarios del Chaco, intervino como un mediador importante para que estas comunidades fueran tomadas en cuenta en las leyes bolivianas. Luchó para que tuvieran un Decreto Supremo como pueblos indígenas. Y esto se proyectó al momento de distribuirse las tierras legalmente.
Primeros pasos En el año 90 ayudó a realizar una actualización cartográfica de los mapas de Bolivia por el territorio tarijeño. Tras un curso rápido de capacitación, junto a otras tres personas, recorrió a pie, kilómetro tras kilómetro, esta región. En el viaje se topó con muchas incongruencias en las distribuciones espaciales que había en el anterior mapa, como gente que habitaba a pocos metros de las rieles del tren y que debían estar, por lo menos, a 50 kilómetros de distancia.
Tierras para los comunitarios Después de algunas reuniones agobiantes pero provechosas, con participación de las poblaciones indígenas y no indígenas, tratando de concensuar, a través de
Estas fluctuaciones le llamaron mucho la atención en un sentido más profundo del análisis social, porque daban a entender que los indígenas estaban desconectados del desarrollo nacional. La reforma agraria otorgaba tierras sobrepasando la autoridad de las comunidades originarias. “Eso intensificó en mí ese sentimiento de aprecio que mis padres me transmitieron desde hace muchos años –comenta Eddy–. Porque mi padre fue a la Guerra del Chaco y hablaba de esta región como algo maravilloso. Y cuando conocí la zona supe en su verdadera dimensión a qué se refería; me arrepentí de no haberle prestado más atención a sus descripciones”. Como el nombre de Eddy Arce sonaba fuerte desde entonces, gracias a sus
Transcurrido algún tiempo, el compromiso de Eddy para con su sociedad lo llevó a participar de una organización que pudiera atender de forma más directa las problemáticas de índole social que aquejaban a los pueblos originarios del chaco. asambleas zonales, llegado el momento, los ‘ganaderos’, que eran campesinos y productores pobres, lograron un acuerdo exitoso. Eddy nunca estuvo al margen de estas negociaciones. Alguien decía “soy Juan Pérez y los personeros del INRA (Instituto Nacional de Reforma Agraria) han visitado varias veces a mi terreno pero no tengo ningún papel de propiedad y, sin embargo, ocupo todas mis hectáreas para mi ganado”. Y si los vecinos, los indígenas, el corregidor y quienes participaban de la asamblea lo afirmaban, “sí, es verdad”, a este ‘Juan Pérez’, que podía ser cualquiera de los lugareños, lo tomaban en cuenta como si tuviera los papeles en orden.
Ese era el estilo –comenta Eddy– en el que se delimitaron los territorios de aquella zona, totalmente conciliatorio, sin problemas. Aunque al principio se lo trató con muchos temores porque en ese entonces, tal como ahora, tocar el tema tierra era muy delicado. Pero finalmente el resultado fue grato: se entregó el territorio al que lo reclamaba para trabajarlo de verdad. Al servicio del planeta y su sociedad Años después, Eddy llegó a trabajar en PROMETA (Protección del Medio Ambiente Tarija), una fundación que apoya las investigaciones ecológicas, entre otras prioridades. Luego de efectivizar un plan para la creación de una reserva en el sur de Bolivia, él encontró las tierras que reunían las condiciones adecuadas para un bioma chaqueño (bosque primario). Y la encontró en una hermosa región que colinda con Sucre y se conecta con Paraguay, hoy conocida como Corbalán. Transcurrido algún tiempo, el compromiso de Eddy para con su sociedad lo llevó a participar de una organización que pudiera atender de forma más directa las problemáticas de índole social que aquejaban a los pueblos originarios del chaco. Sustentada en esta ideología se erigió Ecovia, donde Eddy es el director ejecutivo y un vínculo muy importante con organizaciones que apoyan estos desafíos, tales como el PIEB y AVINA. De esta manera es que en la actualidad lleva a cabo varios proyectos de interculturalidad. Su motivación se traduce en ver integrado al país como una familia que piensa por medio de un gran cerebro, cuyas comunidades se articulan para el beneficio global de sus habitantes. Más que un concepto, para él esto es un anhelo que 1
persigue como buen boliviano. El pueblo tapiete es hoy uno de esos eslabones culturales que mantienen ocupado a Eddy en su búsqueda de la reivindicación originaria. Los tapietes y su reintegración Al sudoeste de Bolivia, en la provincia Gran Chaco del departamento de Tarija, se mimetiza con la espesura de la naturaleza aquel grupo étnico que casi fue exterminado durante la Guerra del Chaco, y que se llama ‘tapiete’. Su espacio oscila entre Villa Montes y Paraguay, razón por la que fue considerado un estorbo o un blanco incomprensible para las tropas de los países enfrentados entre 1932 y 1935. La mayoría de estos tapietes son parientes consanguíneos en primer grado. Se han realizado algunos estudios antropológicos sobre esta comunidad, en varios de los cuales, Eddy Arce ha contribuido con información especializada sobre sus miembros. Uno de sus principales aportes intenta explicar las razones de la sobrevivencia de esta etnia en extinción para utilizarlo como fortalecimiento de la misma. Estos hijos desconocidos del Chaco convivían casi ocultos de los llamados blancos. Se alimentaban principalmente de la pesca que el generoso Pilcomayo les prodigaba. Los animales y la vegetación eran suficientes para comer, vestirse y refugiarse, por lo que el mundo exterior no les significaba ni curiosidades ni intereses. Todo lo podían encontrar en las tierras que siempre ostentaron como suyas. Fue la contienda bélica de hace aproximadamente setenta años la que los arrancó de su hábitat natural para huir de la muerte y las enfermedades que el ‘hombre blanco’ llevó consigo. Cuenta Eddy con respecto a su relación con los tapietes: “Empezamos a velar de diferentes formas por sus necesidades, en temas de salud y educación, básicamente. Para ello coordinamos con la legión sueca Avina, vínculo que nos permitió fundar varias
escuelitas y centros educativos privados”. Eddy fue el principal gestor en Tarija para la creación de un programa de educación industrial no escolarizada.
sonrisa que seguramente completará en el transcurso de los años. También estaremos ahí para fotografiarla con palabras.
Proyección de vida El propósito de Eddy es, de manera global, seguir contribuyendo a mejorar la calidad de vida de Tarija, contribuir al progreso desde los cimientos humanos: otorgar a niños y jóvenes, nuevos y mejores espacios de recreación se constituye en una premisa que se expresa a través de sus trabajos en ECOVIA. La idea es consolidar la permanencia de algunos centros integrales de atención diurna, necesarios para que los jóvenes de la calle consigan un oficio y se reintegren como un hombre o mujer de bien a la sociedad. “Uno de mis objetivos es lograr la implementación de una ley que se preocupe por ellos –confiesa Eddy–. Los chicos van aumentando de edad y la desconfianza para que esto se fortalezca es lógica. Es algo que me preocupa mucho y por lo que voy a redoblar esfuerzos”. De forma paralela el ámbito artístico le interesa mucho, un campo que no le es ajeno, puesto que en los años 80 formó parte de un grupo que apoyaba la cultura por medio de actividades masivas. Experiencias muy lindas, a decir suyo, que experimentó durante 6 años ocupando cargos ad-honorem. Entre ellas recuerda a la Festinavidad, a la creación de festivales barriales en plazas y calles con muchos kilos de ropa y más de 6 mil juguetes para regalar a las personas de escasos recursos económicos. Actualmente, Eddy ha apoyado la creación de la Fundación Tarija Limitada, que abarca a organizaciones de la sociedad civil con proyectos de gestión cultural. El amor por el arte y la cultura lo han motivado a tomar las riendas de esta organización. Pero el amor hacia la vida ha hecho que sus éxitos conseguidos sean el mejor pretexto para perseguir otros sueños. Eddy Arce lo admite con mucha humildad, a través de una leve 2