David Fernando Prado Valencia. Cod. 6803 1009 Facultad de Ciencias Humanas y Sociales Programa de Historia. Pop. 23 de mayo de 2005. ---------------------------------------------------------------------------------------------------LA DIÁSPORA DE LAS NACIONES LATINOAMERICANAS POR LA MODERNIZACIÓN. Informe de lectura1
El horizonte económico para el futuro de las incipientes naciones después de su formación y consolidación en el espacio Latinoamericano se encontraba precisamente demarcado. En la Colonia, España había actuado como intermediaria entre las colonias y el mercado europeo, intentando –el contrabando operaba a través de circuitos alternos- monopolizar los circuitos económicos por donde fluían esclavos, oro y otros productos principalmente agrarios que surtían las plazas comerciales Europeas. Arrojada España como canal de mediación por medio de los procesos de emancipación, se desarrollaron mutaciones en las prácticas económicas2 que exigieron, por parte del mercado mundial capitalista, la modernización3 de las fuerzas productivas y los engranajes económicos de las nuevas naciones, generando un conflicto con el panorama social y cultural –premoderno- el cual en muchos aspectos permaneció intacto hasta mediados del siglo XX. En el siglo XIX el mercado capitalista vive una fase de expansión, proceso que ligado con la revolución industrial construye una definición cartográfica de mercados 1
Las lecturas reseñadas son: William Glade, América latina y La economía Internacional 1870 y 1914, En Leslie Bethell ed., Historia de América latina, América Latina: economía y sociedad Tomo 7, Barcelona, Cambridge University Press y Editorial Crítica, 1991. Rosmary Thorp, América Latina y la económia internacional desde la primera guerra mundial hasta la depresión mundial, En Leslie Bethell ed., Historia de América latina, América Latina: economía y sociedad Tomo 7, Barcelona, Cambridge University Press y Editorial Crítica, 1991, Las economías latinoamericanas 1929-1939 en En Leslie Bethell ed., Historia de América latina, Economía y sociedad desde 1930 Tomo 11, Barcelona, Cambridge University Press y Editorial Crítica, 1997. Víctor Bulmer-Thomas, Las economías latinoamericanas 1929-1939, En Leslie Bethell ed., Historia de América latina, Economía y sociedad desde 1930 Tomo 11, Barcelona, Cambridge University Press y Editorial Crítica, 1997. Ricardo French-Davis, Oscar Muñoz y Jose Palma, Las economías latinoamericanas, 1950-1990, en En Leslie Bethell ed., Historia de América latina, Economía y sociedad desde 1930 Tomo 11, Barcelona, Cambridge University Press y Editorial Crítica, 1997. Arturo escobar, la invención del tercer mundo. 2
Tulio Halperíng-Dongui, Economía y Sociedad 1820-1870.En Leslie Bethell ed., Historia de América latina, América latina Independiente Tomo 6, Cambridge University Press y Editorial Crítica, Barcelona, 1991. pp. 3-6. 3 Perry Anderson, en su ensayo titulado Modernidad y revolución (1984). Entendemos por modernización la definición de este autor que comprende la modernización como los desenvolvimientos de procesos sociales que conllevan a transformaciones socioeconómicas impulsadas por el mercado capitalista.
orientados desde las políticas londinenses; tal definición legitima el papel de las economías latinoamericanas como productoras de materias primas, lo cual se convierte en el sendero posible hacia el prometido progreso que se vislumbra en las mentes de algunos sectores de la población latinoamericana. El progreso, no solo fue considerado como la causa más inmediata de las transformaciones, en mayor medida fue la línea divisoria entre la Civilización y la Barbarie entre el atraso y la posibilidad de construir los espacios para la consolidación de los paradigmas modernos fecundados en la democracia del liberalismo anglo-europeo. La búsqueda por la modernización de América Latina es uno de los problemas de las naciones latinoamericanas durante el S XIX y buena parte del XX. Dicho proceso orientara las políticas estatales y transformara los escenarios latinoamericanos, en una lucha forzada que traerá varias experiencias de políticas económicas donde la dependencia hacia el exterior será un punto invariable. Inserción y dependencia El panorama económico y social de los primeros años de la segunda mitad del siglo XIX en las naciones latinoamericanas era todavía un reflejo de relaciones no capitalistas. Este tipo de relaciones fue modificándose con la serie de reformas llevadas a cabo paulatinamente con los gobiernos liberales. Dentro del paquete de reformas las tierras que habían estado en manos de la Iglesia fueron apropiadas por el Estado al igual que los ejidos y los terrenos comunales, dicha apropiación buscaba poner en el mercado de tierras mayor circulación de las mismas que en muchos casos terminaron siendo compradas y anexadas a las grandes propiedades de los terratenientes locales. Dentro del marco de las políticas estatales se desarrollo un fuerte impulso por facilitar el ingreso de emigrantes a la población de cada país, en un claro ejemplo de la visión de las elites gobernantes que veían en esta practica una posibilidad por la modernización; desde su comprensión de mundo la población europea traería consigo la mentalidad progresista europea al tiempo que sería una posibilidad para transformar a la población local, que era considerada ideológicamente como poco apta para el trabajo industrial. Esta política de inmigración se hace más comprensible si se tiene en cuenta las consideraciones antropológicas sobre las poblaciones europeas, comprendidas como razas superiores y, las poblaciones americanas como una raza adjetivada con todos los antónimos al paradigma fielmente creído. Este acto de negación de lo propio puede ser considerado como un elemento de la estructura de recepción que legitima la intervención de las potencias en el siglo XX al tiempo que acepta la nominación de tercer mundo, con todas las consecuencias fecunda.
La inserción al mercado capitalista mundial se produce por dos vías: a) desarrollo de la producción de productos agrarios y explotación de minerales para la exportación. b) Transferencia de capital extranjero –anglo-europeo- a las economías nacionales latinoamericana. El desarrollo de los mercados orientados hacia la exportación es desigual entre regiones y sectores. Esto se puede explicar observando la ausencia de mercados nacionales consolidados a finales del Siglo XIX situación que propiciaba inestabilidad interna de los precios, que podían fluctuar violentamente entre regiones de un mismo país; las deficientes vías de comunicación son un factor importante que se añade al cuadro de dificultades. La creciente población urbana fue un factor importante de demanda que era surtida por el circuito Ingles, que jugaba un doble papel como proveedor de mercancías europeas al tiempo como factor modificante en las practicas de consumo de las poblaciones, dentro las cuales las elites buscaron surtirse de productos suntuarios que erosionaban la acumulación de capital. Por lo tanto, internamente la demanda de artículos manufacturados y productos suntuarios era surtida principalmente por Inglaterra que era la principal receptora al lado de los Estados unidos de los productos exportados por las naciones latinoamericanas. Cada país intento especializar un renglón de su economía para la exportación, acuñando el papel de economías proveedoras, situación que dejaba a merced del mercado exterior los destinos de la economía de cada nación. En este orden de ideas poca fue la diversificación de productos para a exportación, a excepción de países como México, Brasil y Argentina, que con una mayor capacidad productiva lograron situarse con mayor fuerza en el mercado mundial, pero que su orientación económica hacia el exterior, al igual que las demás naciones Latinoamericanas no las dejo excluidas del carácter de economías de enclave. Argentina especializo la producción de ganado para la exportación de todos sus derivados: carnes, lácteos, cueros; logrando en 1870 una alta rentabilidad, posteriormente (1910-1914) el maíz acoparía otro lugar de importancia. Chile en 1880 después de haber afrontado el conflicto del Pacifico, se convirtió en el primer exportador de cobre. Brasil entre 1870 a 1911 la producción azucarera decaía, ya que la extracción de este producto de la remolacha como los altos índices de producción cubana desplazaban su participación rentable del mercado internacional; de tal forma, el café fue la opción a ofertar en el mercado internacional que recibió con una fuerte demanda la producción brasileña que hizo de este país durante este periodo el principal exportador de este producto. Su capacidad productiva también permitió la exportación en grandes proporciones de tabaco, cacao y algodón, este ultimo producto logro unos índices altos de exportación entre 1871-1875. El caso mexicano es un ejemplo de mayor estabilidad gracias a la diversificación en la participación del mercado nacional en el internacional, minerales, ganadería y principalmente petróleo fueron los motores de la dinámica económica. Perú oferto guano y nitratos; mientras Colombia en 1880 sostenía su economía con la exportación de café, que es un ejemplo notable de la especialización de monocultivo, sendero que seguía inicialmente
Venezuela con el cacao pero que cambiaria con la ubicación del petróleo como principal producto de sus exportaciones. Este esfuerzo por la consolidación de productos para la exportación trajo consigo la roturación de nuevas tierras que de la mano de la apropiación de las comunales generaron una expansión de la frontera agraria, la colonización antioqueña en Colombia es una ejemplo de este proceso que conseguía una mayor movilidad interna de la mano de obra. La transferencia de capital extranjero fue el motor de las economías, del mismo modo que la posibilidad de infraestructura y nuevos servicios que produjeron mutaciones en las prácticas económicas como en el paisaje geográfico y social. Los ferrocarriles se insertaron en la producción y su construcción era una herramienta para la agilidad en el transporte de los productos exportables. Con el capital nuevos servicios se insertaron, el financiero con la instalación de los bancos ingleses y norteamericanos es un ejemplo, del mismo modo que la construcción como renglón económico. La transferencia de tecnologías dio su primer paso afianzado por el flujo de capital extranjero que traía consigo el teléfono como técnicas de extracción minera. Los estados latinoamericanos también demandaron de los préstamos internacionales, con el endeudamiento y la inestabilidad de las naciones, el proceso de dependencia se fue consolidando. La producción para la exportación y el flujo de capital extranjero hacia las economías latinoamericanas no genero beneficios directos a la población latinoamericana, pues las elites nacionales en asociación con los inversionistas internacionales agruparon las rentabilidades de este proceso. En este orden el bajo beneficio para el grueso de la población es entendido si se tiene en cuenta la poca racionalidad de los Estados latinoamericanos, agrietados además, por graves problemas de corrupción. La edad de oro de las exportaciones (1870 a 1914) constituye el desarrollo de las economías latinoamericanas tipo enclave.En el proceso de consolidación del capitalismo como sistema rector de las formas económicas en el globo y en su proceso de construcción de mercados que respondan a sus necesidades América Latina fue legitimada en su papel de productora de materias primas y receptora de capital. Este doble proceso hace parte de un intrincado juego de presiones internas y externas. Internamente la ideología de la Modernidad se cristalizaba en las mentes de las elites dirigentes, que segados por la fascinación que la industrialización produjo en las percepciones de los hombres, decidieron seguir el camino prometido hacia el progreso. En este sentido se hace comprensible los actos que las elites desde el poder fomentaron sobre las poblaciones y los territorios, desajustando estructuras que estuvieran opuestas a las nuevas necesidades – propiedad de manos muertas, los censos a perpetuidad- y conservando las que permitieran mayores índices de rentabilidad –relaciones patrón-cliente en la contratación laboral-. Tal fascinación por la revolución industrial se hacia realizable con la inversión de capital extranjero que permitiera la construcción de ferrocarriles; en este orden de ideas el proceso social y económico de la edad de oro es sin
duda alguna la modernización sin la modernidad, divorcio de profundas consecuencias para el siguiente siglo, donde la transferencia de capital cristalizado tecnológicamente daría mayor fuerza a la estructura de dependencia. Crisis del modelo exportador, Sustitución de una dependencia por otra. El modelo exportador había generado una fuerte dependencia de las economías latinoamericanas, la primera guerra mundial puso de manifiesto esta situación. Con el conflicto de las potencias europeas, muchos de los circuitos comerciales quedaron desarticulados, rutas interoceánicas quedaron bloqueadas y los socios comerciales europeos protagonistas del conflicto cerraron la demanda de muchos productos o simplemente disminuyeron sus cuotas de participación. El conflicto internacional transformo las estructuras económicas que habían predominado en el último siglo: desmantelamiento del patrón oro y mayor participación del mercado bursátil en las economía internacional. Para América latina la primera guerra fue el paso de una dependencia por otra. Al quedar el vació que las potencias económicas europeas habían dejado por causa del conflicto, Estados Unidos entro a suplir dicho vació con una fuerte participación como comprador y vendedor en los marcados latinoamericanos. Pero la principal tarea que cumplió fue el facilitar el flujo de capital por medio de préstamos; en 1920 los altos niveles de capital que fluyeron hacia América Latina hace que se conozca este lapso como la danza de los millones. Si bien es cierto que este flujo de inversión contribuyo a las naciones para hacerle frente a los problemas que la primera guerra había dejado como consecuencia, este también fue el paso de una hegemonía por otra sobre los mercados, el flujo de préstamos fortaleció la estructura de dependencia. En América latina se instalaron numerosas entidades crediticias, los bancos que se abrieron en los países se convirtieron en un núcleo de capital para la financiación del mercado nacional y estatalmente permitió la solución del ya creciente problema de déficit. Los problemas fiscales de las naciones llevaron en algunos casos al incumplimiento del pago de la deuda. Ante este problema los Estados Unidos adelantaron políticas para presionar a los estados latinoamericanos a llevar la reducción del aparato estatal y sus herramientas de control sobre el mercado. Las misiones Kemmerer auguraron que con tales reformas se lograría cierta estabilidad; paradójicamente los Estados Unidos adelantaron políticas proteccionistas para sus mercados. Para 1929 Estados Unidos era el principal exportador de capital para América latina. Esta situación resulto ser un atenuante para el conflicto que las naciones de este continente tuvieron que afrontar con la gran depresión del sistema económico mundial en este mismo año. Al exceder la oferta a la demanda subió el índice de tipo de interés a nivel mundial, la caída de los precios de las materias afecto decisivamente a las economías exportadoras latinoamericanas; internamente la caída de las exportaciones redujo
dramáticamente el ingreso fiscal, lo que incremento el déficit presupuestario que impidió continuar con el pago de la deuda y obligo a los países a periodos de moratorias. En este mismo orden el flujo de capital evidentemente se redujo. Las primeras medidas externas frente a la crisis con incidencia a las economías latinas fue la decisión de suspender definitivamente el patrón oro como medida de intercambio. Pero es preciso subrayar que la depresión no tuvo un impacto homogéneo para la región. Bulmer Thomas agrupa en tres grupos los países de acuerdo a los niveles de descenso de sus economías: A) se encuentran las naciones con mayor cuota de exportación antes de la crisis, entre estos están México, Chile, Brasil. B) Son los que tuvieron un pequeño descenso, un ejemplo de esta situación es Ecuador. C) Son los países que sufrieron levemente el impacto de la crisis, entre este grupo se situa Venezuela que gracias al petróleo para 1930 logra pagar todo su deuda externa y Colombia que paradójicamente logro aumentar sus tasa de exportación, resultado de los malos manejos del plan brasileño sobre el café. La recuperación a la crisis fue paulatina y se inicio entre 1931 y 1932. La crisis había evidenciado lo inestable que era el sistema lo que hacia poco prudente hacer depender las economías del modelo exportador. Como políticas de estado se fomento la industrialización interna, para fortalecer el mercado. La I.S.I (Industrialización por Sustitución de Exportaciones) fue en un salida para la economía interna frente a la crisis externa, este nuevo modelo permitió el incremento en el producto interno bruto. A pesar de las intenciones de desmantelar la dependencia que el modelo exportador mantenía, este propósito no se logro, por n lado la demanda de capital requería la inversión extranjera lo que hacia de la deuda un mal necesario; por otro lado los malos manejos y la corrupción impidieron mantener fortalecido el modelo. La segunda Guerra Mundial de nuevo amenazo la estabilidad de los mercados latinoamericanos. El principal problema afrontado fue la acumulación de productos para la exportación y la presión ejercida por los Estados Unidos de romper cualquier lazo comercial con los países del eje. Terminada la guerra el sistema económico mundial afronto una nueva crisis, con Europa semidestruida y la amenaza del comunismo los Estados Unidos desarrollaron el plan Marshall para la reconstrucción de Europa. América latina no recibió el mismo trato. Esta política adelantada por los Estados Unidos evidencia la mirada que las economías desarrolladas tuvieron frente a la economía latinoamericana. El sistema Capitalista mundial para mediados del Siglo XX, después de afrontar la crisis de 1929 se encuentra en una etapa de revitalización y consolidación de mercados. Desde el estado Norteamericano se adelanto misiones para orientar las economías latinoamericanas y mantener su rol de dependencia frente a los Estados Unidos. La transferencia de tecnología con los desequilibrados índices de intercambio es el ejemplo más visible de esta estructura invariable. Las naciones latinoamericanas en su búsqueda por la modernización de sus mercados y fuerzas productivas requerían con el modelo de industrialización mayores niveles de tecnificación
para la producción. La demanda de estos equipos de los países con economías desarrolladas fortalecía la dependencia, ya que los términos de intercambio no eran muy favorables a estos países que poco invertían en el desarrollo tecnológico. Si añadimos a esto la calidad de las transferencias y los costos que esta operación implicaba el panorama para las economías latinoamericanas no era muy independiente. La segunda mitad del siglo XX: Consolidación de un problema de larga duración. La construcción discursiva de la pobreza. Entre 1950 a 1981 el crecimiento de las economías latinoamericanas fue considerable. La I.SI. Acompañada de la diversificación en los patrones de consumo fortaleció las economías latinoamericanas, que además se vieron beneficiadas por flujos de capital concentrados en inversiones directas. Los años cincuenta dieron paso al auge de la industrialización de las economías en detrimento de los tradicionales productos de exportación, a pesar de ello la producción agrícola se vio en un proceso de tecnificación. Por otro lado los márgenes de beneficio para la población fueron escasos, resultado de los invariantes problemas estatales, como la corrupción o la escasa equidad en la distribución de la riqueza; esto trajo como resultado mayores índices de pobreza y descontento social. Debo añadir que durante este lapso el endeudamiento de las naciones no se detuvo y gran parte del crecimiento de mantuvo por un flujo de capital extranjero otorgado por medio de prestamos, lo cual a finales de los setenta marcaría una nueva fase para las economías latinoamericanas. El periodo comprendido entre 1960 y 1973 es catalogado como el más dinámico de la historia económica latinoamericana, del mimo modo que el de mayores propuestas de desarrollo interregional. Es así como se desarrollo esfuerzos de integración que iban a la par con las tesis Prebisch y las propuestas de la histórica CEPAL. Las tesis Prebisch sustentaban la necesidad de un desarrollo hacia el interior, construyendo mercados interregionales que le hicieran frente a las economías desarrolladas y contribuyeran a flexibilizar la dependencia de las naciones latinas al mercado mundial. Entre estos intentos cabe señalar: Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, que tenia como tesis principal mantener e control monopolítico de productos regionales claves de mismo modo que hacerle frente al liberalismo comercial. El Pacto Andino, que pretendía la construcción de un mercado común entre Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú. Mercado Común Centroamericano, con intenciones similares al proyecto andino. La crisis del petróleo a finales de los años setenta frenó el flujo de capital norteamericano, esta nueva crisis del sistema mundial afecto a las economías de la región. Los impactos de la caída de los precios y la ausencia de divisas desestabilizo el procesote crecimiento que se adelantaba Esta nueva experiencia legítimo la dependencia de las economías latinoamericanas, pues el proceso de crecimiento en gran parte estaba fomentado por el proceso de endeudamiento, que construyo una espada de Damocles que finalmente cayo
a finales de los setenta con toda una serie de desajustes que a lo largo de los dos últimos decenios del siglo XX fortalecerían la dependencia al exterior e incrementarían los problemas sociales y políticos de las naciones latinoamericanas. Al margen de este último proceso económico que fortalece la dependencia, las políticas de las naciones potencia también se adelantaron en el campo discursivo. Con la guerra fría el discurso sobre lo social se hizo visible. Los índices de pobreza de muchas naciones entre ellas las latinoamericanas empezaron a ser debatidas. Las naciones de economías desarrolladas consideraron un deber moral la intervención en los países poco desarrollados para garantizar y contribuir a su desarrollo, considerado como el paradigma de la posguerra, el cual fue fielmente creído con los postulados intervencionistas extranjeros por las elites gobernantes internas de cada nación. Este discurso del desarrollo es conexo con la promesa de la modernización y el progreso figurado en los adelantos tecnológicos y la industrialización. Como discurso legitima espacios y campos de acción, en este sentido América latina se nombra como parte del Tercer Mundo en el cual se debe actuar para su salvación. Las situaciones de la población enfrentada a los diferentes procesos económicos gestados en el seno de sus naciones sucumben tras las cifras macroeconómicas, que ocultan los efectos y respuestas cotidianas frente a las crisis de su economía dependiente. El proceso desde la inserción con los mercados de exportación en 1870 al periodo de auge de la I.S.I. es un proceso de búsqueda por el progreso económico, que a pesar de ser cuestionado desde distintas voces, muchas veces silenciadas, no se modifico desde el poder estatal en manos de unas elites fieles a las políticas extranjeras y poco interesadas en modificaciones que permitan cambios orgánicos a favor de la población, paulatinamente mas vulnerada. La pregunta por las motivaciones que encubaban las elites latinoamericanas para entender los manejos sobre las políticas macroeconómicas, su respuesta no esta lejos de ser explicada desde el proceso de consolidación del sistema capitalista mundial, cuyo poder de revitalización ha sido demostrado en sus diversas crisis, pero cuya fuerza histórica es un elemento que no debe ser descuidado a la hora de un análisis del proceso. Desde sus fases de formación en el siglo XVI este sistema ha ido de la mano con la fuerza ideológica de la Modernidad y el mercado que fecunda, lo cual hace que la ideología del mercado represente al mundo en una sola direccionalidad de la que no se puede escapar. Esta fuerza es demostrada en América latina, que en su papel dependiente de los mercados desarrollados no puede sosteniblemente escapar al rol de ser una economía de enclave durante la diáspora de de modelos desarrollados que dejan como experiencia a las sociedades latinoamericanas la tarea de diseccionar conceptos y nominaciones desde el exterior y la necesidad de construir desde la experiencia adquirida un modelo de desarrollo sostenible que permita mayores índices de estabilidad social y política.
Bibliografía. Bulmer-Thomas, Víctor Las economías latinoamericanas 1929-1939, En Leslie Bethell ed., Historia de América latina, Economía y sociedad desde 1930 Tomo 11, Barcelona, Cambridge University Press y Editorial Crítica, 1997. French-Davis, Ricardo; Muñoz Oscar y Palma, Jose Las economías latinoamericanas, 1950-1990, en En Leslie Bethell ed., Historia de América latina, Economía y sociedad desde 1930 Tomo 11, Barcelona, Cambridge University Press y Editorial Crítica, 1997. Arturo escobar, la invención del tercer mundo. Glade, William América latina y La economía Internacional 1870 y 1914, En Leslie Bethell ed., Historia de América latina, América Latina: economía y sociedad Tomo 7, Barcelona, Cambridge University Press y Editorial Crítica, 1991. Thorp, Rosmary América Latina y la económia internacional desde la primera guerra mundial hasta la depresión mundial, En Leslie Bethell ed., Historia de América latina, América Latina: economía y sociedad Tomo 7, Barcelona, Cambridge University Press y Editorial Crítica, 1991, Thorp, Rosmary Las economías latinoamericanas 1929-1939 en En Leslie Bethell ed., Historia de América latina, Economía y sociedad desde 1930 Tomo 11, Barcelona, Cambridge University Press y Editorial Crítica, 1997. Escobar, Arturo, la invención del tercer mundo.