La segunda ley de la termodinámica puede ser escrita como una ecuación de movimiento para describir la evolución, y, haciendo esto, conectar la biología con la física. (…) La segunda ley de la termodinámica, afirma que la energía de un sistema tienda a equilibrarse con la de su alrededor (“la entropía de un sistema siempre se incrementa”), puede expresarse de formas muy distintas. Kaila y Annila se centra en dos de estas formas. Cuando se escribe como ecuación diferencial de movimiento, la segunda ley puede describir la evolución como un proceso de transferencia de energía: la selección natural tiende a favorecer las mutaciones aleatorias que llevan a un incremento de entropía más rápido en un ecosistema. Los mecanismos de transducción de energía, especialmente en especies biológicas, pueden ser intrincados y complejos. Mutando aleatoriamente individuos de especies, se exploran distintos caminos en la búsqueda incrementar la entropía más rápidamente. Estas mutaciones más tarde o más temprano convergen de forma natural en el camino más probable. Aunque el paisaje de energía se mantiene cambiante, el camino más probable siempre es el más corto y el que sigue los descensos de energía más pronunciados. Esto lleva a un estado estacionario, tal como un ecosistema que evoluciona hacia un estado que tendrá sólo la cantidad adecuada de plantas, herbívoros y otros mecanismos de transferencia de energía (tanto vivos como inertes) para mantener los mayores índices de dispersión de energía.
Tras la Segunda Guerra Mundial muchos investigadores dedicaron sus trabajos a superar el biologicismo imperante hasta la década del 30, ya que la evolución biológica no era suficiente para explicar el por qué del desarrollo de ciertas culturas y la “inexistencia” de éste en otras. Por ello y buscando en la interrelación y adaptación de la tecnología al medio ecológico la explicación causal de la evolución cultural -pues como hemos visto en la teoría de la evolución de la cultura, la geografía y el clima [1] aparecen, bien como fuentes principales de la diversidad cultural y modos de vida, bien como elementos limitadores de la cultura, ya que ésta debe modificarse para adaptarse al medio. La cultura, dentro de este contexto se convierte en primer lugar en un mecanismo económico de acumulación de energía al servicio de la especie humana sometiendo a dicho mecanismo la regulación de la conducta humana respecto a la guerra, el conflicto y la subsistencia. Los sistemas sociales definen su evolución por la capacidad de creación de los sistemas tecnológicos producidos por los primeros, quedando la
reflexión filosófica y las expresiones artísticas como reflejos de los sistemas sociales.