Eco Trabajo(3) Genero

  • July 2020
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TRABAJO PRÁCTICO Nº 3: GÉNERO E.C.O.: ÚLTIMAS PERSPECTIVAS TEÓRICAS EN CIENCIAS SOCIALES Y EN PARTICULAR EN HISTORIA PROFESORA: LAURA P CONSIGNAS 1. Extraer los conceptos vinculados a género de los cuatro primeros textos de Scott, Farge, Lamas y

Cano/Radkau. Extraer definiciones y conceptos

vinculados. 2. Enumerar los temas y problemas que plantea cada texto.

3. ¿Qué aportes hace cada uno a la historia social? Joan W. Scott La autora comienza haciendo un acercamiento desde distintas perspectivas sobre el concepto de género y analizando algunas cuestiones: o

Desde el punto de vista de las feministas, género es tomado como la organización de las relaciones entre los sexos.

o Menciona también el significado gramático de género, como la forma de clasificar fenómenos, un sistema de distinciones socialmente acordadas más que una descripción objetiva de rasgos inherentes; relación entre categorías que posibilitan distinciones o agrupamientos separados. o

Las feministas norteamericanas, emplean género como la cualidad social de las distinciones basadas en el sexo, resaltan aspectos relacionales.

o

Analogías entre género, clase y raza. Esto permite la historia de la gente oprimida, su naturaleza y su significado (opresión); y entender que las desigualdades de poder se organizan sobre los tres ejes.

o

Género como sinónimo de mujeres, concepto relacional que busca legitimidad académica.

o Género como sustituto de mujeres, el estudio sobre las mujeres implica el estudio sobre los hombres y viceversa. Rechaza la idea de las esferas separadas y explicaciones biológicas y acepta las relaciones sociales entre los sexos. Con esto busca detonar así, las construcciones culturales de ideas de

roles “apropiados” par mujer y hombre. Género es una categoría social impuesta sobre un cuerpo sexuado. Plantea varios enfoques para el análisis del género:

o Teóricas del patriarcado: este enfoque surge del análisis de los orígenes del patriarcado. Centran su atención en la necesidad del varón de dominar a la mujer, trascendiendo su alienación de los medios de reproducción de la especie; poniendo en primer lugar preponderante a la paternidad por sobre la realidad social del trabajo de las mujeres en el parto. También habla de la desigualdad entre los sexos. Problemas: primacía del sistema de género sobre toda la organización social, pero no demuestra cómo afecta. Si el problema reside sobre la objetivación sexual y reproductora del hombre sobre la mujer esto descansa sobre una diferencia física, lo que lleva a la ahistoricidad de género. Representantes: Mary O’Brien, Shulamith Firestone.

o Las feministas marxistas: su perspectiva es más histórica. Le da prioridad a la causalidad económica, ya que el patriarcado cambia en función

de las

relaciones de producción. Los sistemas de género está al margen de la división sexual del trabajo. Joan Kelly planteó la idea de una “realidad social de base sexual”, pero tendió a recalcar términos de relaciones económicas de producción. También en estos estudios hay un acercamiento a “estructuración psíquica de género” para comprender la relación entre sociedad y estructura psíquica permanente. Se las acusa de querer reconciliar el psicoanálisis y el marxismo; fusionándolos. Sobre todo las norteamericanas e inglesas. Problemas: género como producto secundario de estructuras económicas cambiantes, carece de status analítico independiente.

o La revisión de la teoría psicoanalítica: diferentes escuelas nacionales. Anglo norteamericana: trabajan dentro de los términos de la teoría de las relaciones objetales, entre sus representantes se encuentran, Nancy Chodorow y Carol Gilligan. El inconsciente para la anglo americana es sujeto de la comprensión consciente.

Escuela

francesa:

realizan

lecturas estructuralistas

y pro

estructuralistas de Freud en términos de teorías de lenguaje, uno de sus representantes es Jacques Lacan. El inconsciente es un factor crítico en la construcción del sujeto, además es la ubicación de la división sexual y de inestabilidad del sujeto generizado. El deseo reprimido se presenta en el inconsciente las ideas conscientes de masculino y femenino no son fijas y varían de acuerdo al contexto. Varón y mujer como construcciones subjetivas o ficticias. El lenguaje es el medio para el análisis. Ambas escuelas se interesan en los procesos por los que se crea la identidad del sujeto, estudian las

primeras etapas de desarrollo de la niñez. La primera hace hincapié en la experiencia real y la segunda en la función central del lenguaje en la comunicación,

interpretación

y

representación

del

género. Problemas:

Subjetividad del antagonismo entre varones y mujeres, universaliza las categorías y la relación entre hombre-mujer. Para los historiadores reduce el pasado. Falta un modo de concebir la realidad social en términos de género. Noción implícita, ahistórica de mujer. Además de hacer un recorrido por los distintos enfoques dentro de las escuelas feministas también realiza una definición personal de género. La definición que realiza de género consta de dos partes y varias subpartes. La primer parte presenta dos proposiciones: el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos; y el género es una forma primaria de las relaciones significantes de poder. Los cambios en la organización de las relaciones sociales siempre corresponden a cambios en las representaciones de poder, pero no necesariamente tiene un solo sentido. El género como elemento constitutivo de las relaciones basadas en las diferencias entre los sexos, comprende cuatro elementos interrelacionados: 1) Símbolos culturalmente disponibles que evocan representaciones múltiples y a menudo contradictorias (Eva y María); 2) los conceptos normativos que limitan y contienen las posibilidades metafóricas de esos símbolos culturales, que afirman el significado de varón y mujer, masculino y femenino; producto del consenso social (doctrinas religiosas, educacionales, legales y políticas); 3) Nociones políticas y referencias a instituciones y organizaciones sociales (familia, mercado del trabajo, educación y política); y 4) Identidad subjetiva, investigar las formas en que se construyen las identidades genéricas y relacionar sus datos con una variedad de actividades, organizaciones sociales y representaciones culturales históricamente específicas. Con estos elementos el género facilita un modo desentrañar el significado y comprender las complejas conexiones entre varias formas de interacción humana.; legitimando para los historiadores la construcción de las relaciones sociales y entendiéndose más claramente la relación recíproca entre género y sociedad; y género y política. Estas son las características de la primera definición de género que ofrece la autora, estos elementos funcionan conjuntamente, no simultáneamente y ninguno de ellos funciona sin los demás. En el segundo concepto es donde teoriza género: el género es una forma primaria de las relaciones significantes de poder, es el campo en donde se articula el poder. El género es una de las referencias recurrentes por las que se ha concebido, legitimado y criticado el poder político, da significación a la oposición varón/mujer y también la

establece por la exclusión de la mujer del ámbito político. En este campo del género es donde se ha desarrollado la historia política, tratando a la oposición varón/mujer como algo problemático, definido contextualmente. La utilización de género en la historia social podrá abrir nueva perspectivas y redefinirá viejos problemas, hará visible a las mujeres como participantes activas, posibilitará pensar estrategias políticas feministas actuales y sobre el futuro; y reestructurar todo lo concebido sobre el género. Transformaría los paradigmas de la disciplina, aportaría nuevos temas, reconsideraría las premisas y normas de producción académica. Pero todavía que amplio camino por recorrer, pues aún quedan baches que resolver con respecto a la teorización que necesita para ser considerada dentro del campo académico de la historia. Arlette Farge La historia de las mujeres toma impulso en 1970 con la explosión del feminismo y el auge de la antropología y de la historia de las mentalidades; asimismo incluyendo la significación de la historia social y las nuevas investigación de la memoria popular. No sin claro presentar claras debilidades para ser tomadas en cuenta o marginadas totalmente por la disciplina. Algunas de las debilidades y obstáculos que la alejan del campo académico son: o

Predilección por el estudio del cuerpo, de la sexualidad, la maternidad, la psicología femenina y de las profesiones próximas a una naturaleza femenina.

o La dialéctica entre dominación y opresión, reiterada sin analizar o comprender como se ejerce esa dominación en determinado tiempo y espacio. o

La omisión en los estudios de los discursos normativos, de las prácticas sociales y la resistencia a ellos.

o

Ignorancia de la historia del feminismo y de su articulación con la historia política y social.

o

Falta de reflexión metodológica y teórica.

Debido a las diferencias presentadas en las creencias, actitudes y códigos en las sociedades de acuerdo a la pertenencia a un sexo determinado; ha abierto nuevos campos de estudio de investigación. Esto pone de manifiesto las categorías de lo masculino y lo femenino, que hasta entonces se veía oculto en un neutralismo sexual del mundo de lo masculino; sin embargo la relación de los sexos no puede explicarse

únicamente desde esta perspectiva; ya que las mujeres poseen su propia visión del sentido social. Es por esto que esta capacidad de ver y analizar lo social de diferente manera debe reorientar el debate general y proponer nuevas lecturas. Pero aún cuando esta división sexual se hace evidente, es innegable la complementariedad del hombre y de la mujer, sin embargo esta no igualitaria sino que contiene un sistema jerárquico de valores, subordinado uno del otro. Se presenta así una diferencia jerárquica entre prácticas masculina y femenina. Lo que se propone a hacer más que marcar la división sexual es desentrañar la cultura femenina del interior de un sistema desigualitario, poniendo de relieve los conflictos de determinados tiempo y espacio.

Esta cultura femenina encierra la violencia que

genera la dominación masculina, así también cuestionarla o transformarla tiene su precio, la exclusión y esto es negado académicamente de los estudios intelectuales sobre las mujeres y negado así también, el análisis de la diferencia de sexo a un mismo nivel de abstracción teórica que el parentesco, lo político y lo económico. Por eso realizar un análisis puramente desde lo cotidiano no resulta enriquecedor para explicar las relaciones entre los sexos, por eso debe tenerse en cuenta el contexto político y económico, las dependencias entre los sexos, con el grupo social, con el conjunto del dominio cultural y de esta forma establecer una cualificación de los sexos en su totalidad no en un determinado aspecto. Las relaciones entre los sexos son relaciones sociales, construcciones sociales y su estudio es el mismo tipo que el de otras relaciones igualitarias o desigualitarias, entre grupos sociales. Así la dominación masculina es una expresión de la desigualdad de las relaciones sociales. La dominación se da a través de la desviación de definiciones de estatutos o papeles que no conciernen únicamente a las mujeres sino al sistema de reproducción de la sociedad entera. Esta dominación se extiende al modo de producción de los bienes que excluye a las mujeres de los beneficios del trabajo. En la producción doméstica las mujeres son explotadas al mismo tiempo en su trabajo y en su capacidad de reproducción. Si bien lo político tiene su origen en lo social es necesario distinguir su función específica: determinar las reglas comunes que deben regir la vida colectiva, lo político delimita aquello que históricamente encierra a lo público de lo privado. En vez de tratar de ahondar en la ausencia de las mujeres en la vida política, propone reevaluar la intervención política de la mujer en la historia; quitando de por medio pensar a la historia de las mujeres como la “evolución” de la “condición femenina”. De esta forma se rompería con el reparto binario de pretendidos papeles sexuales, en derecho del individuo a escogerse a sí mismo. Esto sin duda desembocaría en la producción de un

neutro, obtener la igualdad provocaría una pérdida de identidad sexual, de forma provisional y operatoria. Farge propone en su hipótesis de trabajo de un modo metodológico y teóricos el abordaje de la historia de las mujeres sacando a la luz la transformación de la vida de las mujeres, analizando la relación de los sexos y trabajar sobre los sistemas de representaciones vigentes ampliar el campo de la historia social hacia nuevos parámetros de interpretación de la historia.

Marta Lamas Plantea género a la diferenciación de hombre y mujer en jerarquías distintas, no desde la anatomía, sino de la simbolización que las sociedades hacen de ella. Esta diferenciación entre lo “propio” del hombre y lo “propio” de la mujer, es abordado también en la dicotomía en que se funda la tradición intelectual occidental, que además es androcéntrica, lo cual sesga la producción de conocimiento y genera ciertos postulados que legitiman mecanismos de dominación y exclusión. El movimiento feminista se enfocó en estudiar los principios androcéntricos y sexistas, también los códigos patriarcales de la ética y la política. Mientras las académicas y teóricas investigaban y criticaban la supuesta objetividad y universalidad del discurso científico, basado en la concepción de un sujeto teóricamente neutro pero simbólicamente masculino, el movimiento feminista incorporó el término género como razón explicativa de la desigualdad. Con esto se trató de romper con el determinismo biológico y socavaba las nociones tradicionales de qué son las mujeres y los hombres. El género se conceptualizó como una forma de referirse a los orígenes exclusivamente sociales de las identidades sociales de las identidades subjetivas de hombres y mujeres; y con él se eludió el papel inconsciente en un sistema total de relaciones que incluye la subjetividad y la sexualidad. Butler, plantea al género como performance, como algo que se construye social e individualmente. Las feministas influidas por el psicoanálisis lacaniano, considera que la determinación sexual está en el inconsciente, así el sexo se asume en el inconsciente independientemente de la anatomía. Si bien comprender el género plantea la necesidad de analizar lo intercultural (costumbres y tradiciones sexistas, homófonas, machistas, clasistas y racistas) hay

que completar dicha comprensión con una concepción no esencialista de lo humano, donde lo inconsciente juega un papel determinante. Bourdieu presenta el sentido práctico, plantea que todo conocimiento descansa en una operación fundamental de división: la oposición entre masculino y femenino; aprendido en las prácticas cotidianas que estructuran la percepción y la organización concreta y simbólica de toda la vida social. Presenta el concepto de habitus, como sistemas perdurables y transponibles de esquemas de percepción, apreciación y acción, resultantes de la institución de lo social en los cuerpos. Muestra como las diferencias sexuales están inmersas en el conjunto de oposiciones que organizan todo el cosmos, la división de tareas, actividades y los papeles sociales. También advierte que el orden social masculino está tan arraigado que no requiere justificación, se impone a sí mismo como auto-evidente y es considerado como “natural” por el consenso social. La dominación masculina está arraigada en nuestro inconsciente, en las estructuras simbólicas y en las instituciones de la sociedad. Esta aceptación radica en lo biológico. Destaca la violencia simbólica como un mecanismo eficaz de opresión por la introyección que las personas hacen con respecto al género. Bourdieu presenta al cuerpo como un ente físico y simbólico, natural y cultural; situado en un momento histórico concreto y una cultura determinada. Tanto Butler como Bourdieu consideran las diferencias esenciales entre mujeres y hombres obedecen a una inmersión profunda en las especialidades culturales e históricas del género. Butler por su parte subraya la dimensión individual mientras Bourdieu, habla de revolución simbólica que cuestione los fundamentos mismos de la producción reproducción del capital simbólico y señala que la liberación de la mujer solo podrá realizarse mediante una acción colectiva. Aunque género está inscripto culturalmente e inculcado inconscientemente, es transformable, alterable y reformable, no a voluntad, sino histórica, cultural y psíquicamente. Por esto hoy en día la política feminista tiene dificultades para pensar toda la experiencia como marcada por el género a pensarla también por la diferenciación sexual, entendida no como anatomía sino como subjetividad inconsciente. El género produce un imaginario con eficacia política contundente y da lugar a las concepciones sociales y culturales sobre la masculinidad y la feminidad que son la base del sexismo, homofobia y la doble moral sexual. Una aspiración feminista es avanzar en el conocimiento de nuestra realidad u afinar nuestro quehacer teórico para alcanzar objetivos ético-políticos. A partir de la comprensión psíquico/social que permite el género se puede plantear la construcción de la ciudadanía moderna.

Para la historia social desde este punto de vista género abre caminos hacia otras disciplinas –psicología, ciencias políticas, filosofía- que permiten no sólo ampliar el campo histórico sino enriquecer conceptualmente y teóricamente la disciplina ahondando no sólo en la historia del pasado de las mujeres, sino también otorgando mayores herramientas para el futuro. Gabriela Cano y Verena Radkau La participación de las mujeres en la historia es vista como casos “especiales”, al margen de l análisis de la historia pública, como acontecimientos privados y ahistóricos. Es por esto la invisibilidad histórica de las mujeres. Para poder abrir la inclusión de las mujeres en la historias es necesario cambios en los puntos de vistas, redefiniciones, conceptuaciones heterodoxas. A través de la historia oral es posible introducir a las mujeres en la historia, sus narraciones incluyen también género, posición social, generación y elementos individuales. Para su trabajo toman como eje (no único) al género, comprendido “1como una red de creencias, rasgos de personalidad, actitudes, sentimientos, valores, comportamientos y actividades que hacen diferentes a los hombres de las mujeres mediante un proceso de construcción social que tiene una serie de características distintivas. Es un proceso histórico que se desarrolla en diversas esferas macro y micro, como lo son el Estado, el mercado de trabajo, las escuelas, los medios de comunicación masiva, la legislación, la familia, la unidad doméstica y las relaciones interpersonales. Supone la jerarquización de los rasgos personales y actividades de tal manera que normalmente, se les dé un mayor valor a aquellas acciones y características asociadas a los varones”. También toman la categoría de experiencia para el análisis histórico, como la variedad de manifestaciones de la existencia humana, capaz de recoger la respuesta mental y emocional de los sujetos históricos individuales o colectivos. A través de las técnicas de la historia oral tratan de introducir el concepto de género y también así el estudio de las mujeres. El aporte que hace a la historia social, más allá de la ampliación de los temas nuevos, la revisión de viejos y el acercamiento a otras disciplinas, aporta además la inclusión de la historia oral como herramienta para extraer nuevas fuentes que enriquezcan la historia.

1

Lourdes Beneria y Marta Roldán.

Noelia

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