4 >> ciencias del mar
miércoles, 22 de abril del 2009 | la voz de la escuela
Durmiendo con tiburones Desde octubre, pequeños grupos de escolares pueden participar en el Aquarium Finisterrae en una actividad de ensueño: dormir rodeados de tiburones en la Sala Nautilus del acuario Los museos modernos de ciencia y tecnología dedican mucho tiempo, esfuerzo y recursos a producir actividades destinadas al público. Se trata de iniciativas pensadas para grupos reducidos de personas, que disfrutan de experiencias muy participativas y manejan aparatos, instrumentos y materiales similares a los que se pueden encontrar en un laboratorio científico. Además, el número de monitores que atiende la actividad suele ser alto, por lo que los participantes reciben una atención muy personalizada y de gran calidad. Está claro, por tanto, que estas actividades son muy caras y complejas de producir. Pero resulta que no generan ingresos considerables y no incrementan de forma significativa el número de visitantes. Entonces, ¿por qué los museos insisten tanto en producirlas y darlas a conocer? La respuesta a esta pregunta quizá tenga que ver con el hecho de que las actividades destinadas al público aumentan el prestigio de la institución que las organiza o patrocina. Además, constituyen un magnífico vehículo publicitario porque, por propia iniciativa, los medios de comunicación suelen dedicarles bastante atención. En este sentido, las actividades pueden considerarse, más que como un gasto, como una inversión. Sin embargo, estas razones, a las que podríamos calificar de egoístas, no son las únicas. Es más, ni tan siquiera son las más importantes. Los centros de ciencia y tecnología, y los museos en general, dan tanta importancia a las actividades destinadas al público porque la comunicación persona a persona sigue siendo la más eficaz y, por tanto, se recurre a ella para educar y transmitir mensajes complejos que en los módulos expositivos del museo y en las exposiciones temporales solo pueden aparecer esbozados. Podríamos decir que las actividades destinadas al público son la principales herramientas educativas de un museo, del mismo modo que las exposiciones son su principal herramienta museográfica.
EXPERIENCIA EN LA SALA NAUTILUS Precisamente con la intención de crear una iniciativa educativa destinada a los niños, que fuese rigurosa en sus contenidos científicos pero a la vez sugerente y divertida, en el Aquarium Finisterrae de A Coruña creamos Durmiendo con tiburones, una actividad que comenzó el pasado mes de octubre y que se mantendrá hasta mediados de diciembre. Los niños que participan en ella tienen la oportunidad de alimentar ellos mismos a los tiburones del acuario y duermen rodeados de peces en la Sala Nautilus, ese lugar tan especial ambientado como si fuese el submarino de Nemo y rodeado de mar por todas partes. La actividad incluye también una proyección sobre el gran tiburón blanco y un experimento científico sobre la capacidad que tienen los tiburones para detectar la electricidad que producen los seres vivos. > Franciso Franco del Amo
CÉSAR QUIAN
«Gastón» es un ejemplar de tiburón toro que, cuando llegó a A Coruña, en el 2006, pesaba 120 kilos y medía tres metros
Las claves del éxito de noche inolvidable Al igual que otras actividades que organiza el Aquarium Finisterrae, Durmiendo con tiburones se ha diseñado en torno a un conjunto de claves que constituyen, por así decirlo, su alma. Trata sobre un tema atractivo, popular y fácil de reconocer por los niños; pero que, además, es muy interesante desde el punto de vista científico. Contiene un gancho (el hecho de que los niños duerman en el acuario y den de comer a los tiburones) que invita al público a participar en la actividad, les ofrece una experiencia intensa y permite crear un mensaje en torno a él. Este gancho sirve también para crear imágenes potentes sobre las que organizar la publicidad y la difusión de la actividad. Y, por último, el título elegido para la actividad es simple, claro y fácil de recordar. Estas claves son, por así decirlo, trucos artesanales que hacen que la actividad funcione bien con los niños, pero también utilizamos otras que actúan dando consistencia al contenido y reforzando su carácter edu-
XOSÉ CASTRO
Una noche en la Sala Nautilus del Aquarium Finisterrae
cativo. Por ejemplo, gran parte de la actividad se centra en especies de tiburón que viven en la costa gallega. De este modo, pretendemos que los niños conozcan mejor el medio marino próximo a sus vidas. En la actividad presentamos el contenido científico de forma entretenida y vistosa, suscitando en los participantes la curiosidad y acentuando los aspectos emocionales para que surja en ellos una actitud positiva sobre la necesidad de preservar los tiburones. Utilizamos la interactividad y la experimentación como
medios idóneos para transmitir los mensajes, despertar la curiosidad y provocar la reflexión. Por otro lado, los tiburones no son presentados como seres lejanos, independientes, o ajenos, sino como animales próximos a nuestra actividad cotidiana. Por eso hacemos especial hincapié en aspectos culturales, sociales y tradicionales y, en general, en las relaciones entre el ser humano y los escualos a lo largo de la historia. Los contenidos de la actividad se diseñaron desde una perspectiva interdisciplinar, con cuestiones de oceano-
grafía, historia, biología, física, química, literatura, arte, etcétera. Hemos evitado el habitual recurso de convertir la información proporcionada en un discurso enciclopédico. De cada especie de tiburón contamos detalles curiosos y atractivos o con nexos culturales, incluso gastronómicos. Por último, hemos procurado que los contenidos de la actividad sean populares (aunque no vulgares) y respondan a inquietudes (preguntas) que los niños tienen realmente. Cuando la actividad termine habrán participado en ella 400 niños de edades comprendidas entre los 7 y los 11 años. Esperamos que
muchos de ellos capten nuestros mensajes y actúen en consecuencia. Esperamos, en fin, educar su actitud frente a los tiburones la vida marina en general. Nos va mucho en ello.
miércoles, 22 de abril del 2009 | la voz de la escuela
ciencias del mar >>
Biografía de «Gastón» Gastón, el tiburón toro del Aquarium Finisterrae, comenzó a nadar en el Nautilus el 24 de mayo del 2006. Medía 3 metros y pesaba 120 kilos. Había llegado tres meses antes procedente del acuario de Brest, en la Bretaña francesa, pero tuvo que pasar una cuarentena para adaptarse al agua gallega. Desde entonces nada en compañía de Hermosa, la otra tiburón toro del acuario, y de las otras cinco especies de escualos. Gastón nació en 1996 en las frías aguas de la costa sudafricana. Cuando fue capturado, con tres años, medía 180 centímetros y pesaba 50 kilos. Fue trasladado a Francia, donde vivió varios años en compañía de otros tiburones hasta que la convivencia se volvió difícil y sus cuidadores decidieron trasladarlo a otro acuario. Durante la cuarentena Gastón no comió por el estrés del viaje y la adaptación a la nueva vida. En Brest, vivía en un tanque de agua cálida con una composición muy distinta a la del acuario coruñés. Fue
Los ejemplares del acuario
necesario reducir poco a poco la temperatura hasta alcanzar los 16 grados habituales en el mar gallego por estas fechas. Unas semanas después de su llegada, Gastón comenzó a comer con normalidad. Se alimentó sobre todo de caballas, que sus cuidadores le ofrecían utilizando una fina y larga pértiga. Durante la cuarentena engordó 20 kilos, señal inequívoca de que el proceso de adaptación transcurrió con éxito. Los tiburones toro son peces de cuerpo alargado y robusto. Tienen la cabeza un poco aplastada y el morro cónico y plano. Sus ojos son pequeños y sin membrana nictitante, esa especie de párpado vertical que tienen los tiburones de otras especies. Sus hendiduras branquiales son de pequeño tamaño y están situadas delante de las aletas pectorales. La talla máxima que alcanzan es de 320 centímetros. Los toro viven cerca de la costa, entre 50 y 200 metros de profundidad, y son cosmopolitas (están en todos los
mares cálidos del mundo). Se alimentan de peces, cefalópodos y crustáceos y son ovovivíparos, es decir, los huevos se desarrollan en el interior del útero materno y las hembras paren a sus crías ya formadas. Las crías practican el canibalismo intrauterino, lo que significa que los pequeños devoran a sus propios hermanos cuando aún están dentro del vientre materno. Quizá por eso, de los 16 a 23 huevos con que comienza cada gestación solo dos sobreviven (uno por cada útero). Con 17 centímetros ya poseen una dentición funcional y con 26 nadan dentro del útero de sus madres. Las crías nacen tras 8 o 9 meses de gestación y miden alrededor de un metro. Estos tiburones son los únicos que tragan aire y lo almacenan en su interior para flotar mientras nadan. Son migratorios: se desplazan al norte en verano y al ecuador en invierno. En ocasiones forman grupos de varios individuos que cooperan entre sí.
Los tiburones son peces cuyo esqueleto está formado por cartílago en lugar de hueso, tienen aletas sin radios y su boca está colocada en la parte inferior de la cabeza. Sus branquias no están protegidas por un opérculo, como sucede en la mayor parte de los peces, sino que se comunican con el exterior a través de varias hendiduras branquiales. Junto con las quimeras y las rayas, los tiburones forman la clase de los condrictios, o peces cartilaginosos, de la que en el mundo existen más de 600 especies. El Aquarium Finisterrae tiene tiburones de cinco especies: tiburones toro, pintarrojas, alitanes, angelotes y musolas. En otros momentos, la lista de elasmobranquios del acuario llegó a completarse con cañabotas, mielgas y cazones. Todos, excepto el tiburón toro, que es cosmopolita, son característicos de la costa oriental del Atlántico norte.
CUARENTENA Al igual que el resto de los peces del acuario, los tiburones recién
capturados han de atravesar un períodos de cuarentena antes de ser exhibidos. Durante este tiempo, reciben el oportuno tratamiento biológico, se habitúan a vivir en cautividad y con otros peces, y aprenden a comer el alimento que se les prepara. Los ejemplares jóvenes son los más aptos para superar con éxito este proceso de educación. Aunque los tiburones que se exhiben en el Aquarium Finisterrae llegasen a alcanzar su talla máxima, las dimensiones de la piscina en la que viven seguirían siendo suficientes para albergarlos con total comodidad. Así pues, llegado este momento no habría que llevar a cabo procedimientos especiales. Hay que tener en cuenta que el tanque de la Nautilus, con más de 2.000 metros cuadrados de superficie, es el que ofrece más espacio para la natación en todos los acuarios del mundo y tiene un volumen de cinco millones de litros. Estas dimensiones permiten que puedan mostrarse en él tiburones de gran tamaño.
LOS COMPAÑEROS DE GASTÓN morro y la boca del alitán. El alitán y la pintarroja son dos peces muy semejantes entre sí. Son tan parecidos, que las pequeñas diferencias de forma y color no sirven para distinguirlos a primera vista. Para conseguirlo, es necesario fijarse en la posición de los pliegues nasales, que son pequeños canales que parten de los agujeros de la nariz. En la pintarroja los canales alcanzan la boca, pero no sucede así en el alitán.
rena. La puesta tiene lugar entre los meses de noviembre y julio. Cuando el embrión alcanza los 10 centímetros, la cubierta coriácea del huevo se rasga y la joven pintarroja, que ya tiene el mismo aspecto que sus padres, queda libre en el mar.
MUSOLA
PINTARROJA ■ La pintarroja («Scyliorhinus canicula») es el tiburón más frecuente de la costa gallega. Es un pez de hábitos eminentemente nocturnos que de día permanece inactivo reposando sobre el fondo y de noche sale a cazar pequeños moluscos y crustáceos. Vive sobre fondos de arena, grava o fango, desde aguas superficiales hasta los 400 metros de profundidad. Durante la época de reproducción, las pintarrojas se aparean en aguas profundas y luego se acercan a la costa para desovar. La gestación dura entre 8 y 9 meses, al cabo de los cuales cada hembra pone alrededor de 20 huevos de color amarillo y forma rectangular. Los
huevos son traslúcidos, de modo que a través de ellos puede observarse el embrión, y en cada uno de sus vértices poseen prolongaciones filamentosas que sirven para fijarse a las algas, corales u otros objetos estáticos. Esta curiosa morfología les ha valido el nombre vulgar de bolsos de si-
5
■ La musola («Mustelus mustelus») es un pequeño tiburón de aspecto parecido al del cazón («Galeorhinus galeus»), del que se diferencia por tener placas dentarias similares a las de las rayas, en lugar de dientes separados. Este tipo de dentición resulta útil para triturar el duro caparazón de los moluscos y crustáceos de los que se alimenta. Es un pez característico de la plataforma continental y en la costa gallega es bastante abundante. Vive sobre el fondo, donde a menudo se le puede ver reposando inmóvil sobre la arena. Las musolas son también ovovivíparas. Las hembras ponen entre 10 y 15 huevos, de los que luego nacerán crías completamente formadas de 13 centímetros de longitud. Los individuos adultos llegan a medir 2 metros de largo. En Galicia, las musolas se capturan con artes de arrastre y palangres de fondo y su carne
La musola es un pequeño tiburón muy parecido al cazón. Es un pez característico de la costa gallega
se comercializa fresca en los mercados del litoral.
ALITÁN ■ El alitán (Scyliorhinus stellaris») es un pequeño depredador que sale de caza por la noche. Por eso sus sentidos no visuales (el tacto, el olfato y el gusto) están muy desarrollados y le permiten localizar a sus presas en ausencia casi total de luz. Su olfato, por ejemplo, es capaz de distinguir sustancias a una concentración inferior a una parte por 25 millones de partes de agua de mar. Pero además de lo sentidos que podríamos llamar comunes, porque están presentes en la gran mayoría de especies animales, el alitán (y también los demás tiburones) tiene otros que son verdaderamente sorprendentes. Y, sin lugar a dudas, el más excepcional de todos es su capacidad para detectar el débil campo eléctrico que generan a su alrededor otros seres vivos. Incluso son capaces de detectar los peces planos que están enterrados bajo la arena. Los órganos de la electrorrecepción se llaman ampollas de Lorenzini y están situados en pequeños poros distribuidos sobre la cabeza, el
ANGELOTE ■ El angelote («Squatina squatina») es un tiburón de fondo, pero su aspecto resulta mucho más extraño que el del cazón. De hecho, se trata de una especie de transición entre los tiburones y las rayas, por lo que comparte características de ambos grupos. Como los tiburones, tiene las aberturas branquiales situadas en posición lateral, y no ventral, y nada mediante movimientos laterales de la cola, y no mediante ondulaciones de las aletas pectorales. Pero la gran amplitud de estas aletas (hasta el punto de parecer alas, de ahí el nombre común de la especie) y el hecho de que estén dispuestas horizontalmente recuerda inmediatamente el aspecto físico de las rayas. Los angelotes son poco abundantes en la costa gallega . Son peces ovovivíparos y las crías, entre 7 y 25 por puesta, nacen cerca de la costa durante el verano.