UNIVERSIDAD VERACRUZANA FACULTAD DE ANTROPOLOGÍA CRISTOPHER TAÚH GARCÍA FLORES PARTERAS, CURANDEROS Y MEDICINA TRADICIONAL
PARTERAS, CURANDEROS Y MEDICINA TRADICIONAL Para tener en cuenta acerca de cómo se constituye el nacimiento, el aliviar y atender las enfermedades, es preciso tomar el significado del proceso de salud-enfermedad como una principal meta para las profesiones de las parteras y curanderos. Tomando en consideración sobre sus métodos a emplear sobre la medicina tradicional. Salud y enfermedad, un par de categorías contradictorias en la unidad dialéctica, forman parte de un proceso continuo y móvil, que refleja el grado de adaptación del hombre como ser biosocial, a las condiciones biológicas y sociales del medio. Debe enfatizarse que el grado de adaptación es entendible solo con elementos de estabilidad relativa, lo cual implica salud, pero que la mutabilidad constante del hombre y el medio puede llevar a la desadaptación y surgimiento de enfermedades. (Fernández, 2006) El proceso salud-enfermedad encuentra su expresión concreta en la salud de la sociedad o en el estado de salud de la población y en la salud del hombre como persona. Llamamos salud de la sociedad a la salud de la población, condicionada por la influencia compleja de factores sociales, biológicos y la naturaleza del medio. La salud y la enfermedad se puede expresar de acuerdo con criterios de evaluación dialécticamente interrelacionados. Como sinónimo de estado normal o anormal del organismo completa la estructura y funcionamiento de los tejidos, órganos y síntomas. La salud como se sabe de ha modificado a lo largo del tiempo, como referencia esta la Organización Mundial de la Salud (OMS) y proporciona el concepto de salud “como un estado de completo bienestar físico y mental, y no solo como la ausencia de afecciones o enfermedades”. (Salud, 1948) En las conductas de la salud, la influencia cultural que las personas o grupos recibimos es algo muy importante en este estilo de vida. La cultura con sus valores y costumbres determinan de forma explícita o implícitamente valores para determinar aspectos de salud y enfermedad, lo que en un primer momento puede parecer una enfermedad, luego puede implicar aspectos de salud para el mismo paciente. La enfermedad es el cambio en el estado por síntomas y signos de salud en todo un organismo o de una parte del mismo de tal forma que no se puede llevar a cabo su función normal. (Neltral, Rauno Gil, & Berásteguii Almargo, 1984) La enfermedad es una condición psicológica del organismo, es una entidad que existe por sí misma y siempre va a estar acompañada de comportamiento psicológico. Investigaciones muy recientes han determinado que toda enfermedad tiene una causa psicomática, pues lo psíquico participa de una forma u otra en la aparición o desarrollo de la enfermedad. (Fernández, 2006) Toda enfermedad asume características peculiares en cada enfermo, lo cual va a estar relacionado con la percepción individual de los síntomas por el mismo y en sentido personal que tenga para él. El principal objetivo que destaca a la salud y a la enfermedad es por las parteras y los curanderos mediante la medicina tradicional (MT) para analizar las distintas conductas que emplean cada uno de ellos, es decir, el método de aplicación para cada caso en particular.
Las parteras, comadronas y matronas, es un oficio muy antiguo, el cual ellas solo se dedican a realizar a las mujeres el trabajo de embarazo y parto. Las parteras son especialistas de la reproducción social, cultural y material, el proceso mediante el cual se constituyen es muy complejo e involucra experiencias de distinto nivel que van desde el desarrollo de habilidades específicas, saberes, manejo de los rituales aceptados por el grupo en la atención perinatal hasta los conocimientos de la medicina hegemónica. Ser médica o médico tradicional significa no solamente ejercer un oficio, sino cumplir con un destino que va más allá de lo terreno, que les ha sido revelado; muchas veces asumen esta misión en contra su voluntad. Ser médica o médico tradicional implica un reconocimiento de su trabajo dentro y fuera de su comunidad, incluso por las instituciones sanitarias del Estado. Para una mujer rural ejercer el oficio de partera le acarrea responsabilidades adicionales a su quehacer cotidiano puesto que el curar, o "cuidar" como ellas lo llaman, no las releva de las otras actividades de sobrevivencia y familiares de las que ellas se encargan, por tanto, les trae conflictos en su vida familiar, con sus parejas e hijos. (Aguirre, 1999) La manera como se conforman las parteras rurales no es homogénea, depende de la forma como ellas han adquirido sus conocimientos, de si saben leer y escribir o hablan la lengua materna y castellano, si se encuentran cerca de los centros urbanos médicos, de quien o quienes las enseñaron atender los partos o la manera como ellas enfrentaron sus propios partos. Es un desarrollo original vivido por cada partera, sin embargo, existen elementos comunes en el proceso de construcción de estas profesionistas como el componente vivencial, la experiencia vivida de la propia maternidad. Un estudio realizado para las parteras en el año 2000 por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), participaron 35 mujeres que vivían en la Sierra Norte de Puebla, en un rango de edad de los 23 a los 80 años, nos dice que el 83% de ellas eran campesinas. Algunas de ellas comentaron que se contrataban como jornaleras durante el corte de café y que solamente una de ellas se dedicaba a la producción de artesanías. Aunque su principal y fundamental actividad era el campo, ellas relataron que en ocasiones vendían productos agrícolas o comida para poder solventar su economía. Las 35 parteras son trabajadoras del hogar. En el mismo estudio el grupo de parteras el ingreso que obtenían por atender partos lo consideran complementario para su economía. 31 de ellas estaban casadas, aunque el 40% de ellas no vivían con su conyugue, tres eran viudas y solamente una de ellas era soltera. El 74.2% de las parteras eran analfabetas, el 25.8% de ellas sabían leer y escribir. El 71.4 por ciento hablaban lengua indígena y español, mientas que el 28.6% solamente hablaban una lengua indígena y entendían el español con dificultad. De acuerdo con su experiencia profesional como parteras, el 14.2% tenían 10 años o menos de ejercer el oficio, el 34% entre 11 y 20 años de experiencias, el 48.5% entre 21 y 30 años de experiencia y por último el 5.7% entre 31 años o más. Las parteras y los curanderos están en casi todas las sociedades tradicionales. Forman parte de su comunidad, tradiciones locales, de su cultura y ejercen prácticas sanitarias para la salud en su localidad. La medicina tradicional es empleada como una forma de tratamiento muy utilizada por la sociedad ya que pueden ayudar a la gente a sanar sus males y enfermedades de una manera menos complicada y con menos efectos colaterales que un medicamento alópata, dentro de la medicina tradicional encontramos a los curanderos, hierberos, chamanes,
hueseros y rezanderos que son aquellos que tienen como objetivo principal sanar cualquier enfermedad. El curandero representa, ante todo y desde mi punto de vista, un impulsor de esperanza para quienes acuden a él en situaciones desesperadas por su salud y su enfermedad más que nada. El curanderismo es la manifestación más importante y universal de la etnomedicina o medicina popular, cuyo estudio constituye una rama de la antropología de la medicina, la cual se ocupa igualmente de la epidemiología, la biomedicina científica, la relación entre biología y cultura en la enfermedad, y los sistemas sanitarios y su evolución. (García, 1997) La sanación que los curanderos dan a estimar es de dos a tres días como máximo, teniendo en cuenta que a veces la sanación llega a curarse al instante dependiendo del dolor y/o enfermedad que sea tratada. Esta forma de curanderismo excluye la brujería, aunque algunos curanderos confiesan que podrían hacerlo, pero que les está prohibido y si lo hicieran quizá perderían su virtud. De ahí que el demonio aparezca más bien marginado. Brujos y brujas, si no han desaparecido del todo, se han aislado del curandero; de ellos apenas quedan historias. Los curanderos, dicen dedicarse sólo a hacer el bien a los demás, dentro de un marco de referencia claramente cristiano; insisten en que no son brujos ni hacen magia. El descubrimiento de la vocación e iniciación del curandero, así como su entrenamiento o proceso de aprendizaje, están determinados por patrones culturales, regionales y/o étnicos, que influyen en el campo de acción y en el universo médico particular al que se ha de incorporar. Es casi un patrón general, distinguirlo como un hombre especial, un sabio o un hombre de conocimiento, diferente del común, dotado de un "don" o "poder especial" que suele manifestarse a cualquier edad, inclusive desde su gestación. Esta predestinación suele reconocerse por señales físicas o corporales, y comúnmente mediante revelaciones que van desde la interpretación de sueños específicos o inducidos, en un estado alterado por la ingesta de plantas alucinógenas, o por señalamiento divino, anunciado por la aparición de deidades o entidades sobrenaturales propias de su cosmovisión. (UNAM. 2009). La medicina tradicional manifiesta la utilización para tratar o prevenir dolencias, enfermedades crónicas y para mejorar la calidad de vida. (Porras & Álvarez Castañeda, 2013) También se ha utilizado para tratar o cuidar pacientes con enfermedades potencialmente graves, un ejemplo de ellos es la fiebre alta. Hoy en la actualidad estudios dicen que es muy viable ocupar la medicina tradicional (MT) con la medicina moderna (MM) para tener un mayor beneficio hacia el paciente, es decir, tener en cuenta de que no solo la MT puede sanar enfermedades, sino que también la MM también cura enfermedades, pero con diferente método de aplicación. (Shetty, 2010)
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