Docentes Que Relatan

  • December 2019
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“DOCENTES

QUE RELATAN”

E.E.M. N° 8 Padre Carlos Mugica Junín (B), octubre/noviembre de 2008

CENTRO DE ACTUALIZACIÓN E INNOVACIÓN EDUCATIVA – ISFD N° 129

JUNÍN, SETIEMBRE DE 2008 ESTIMADAS/OS COLEGAS Los Centros de Actualización e Innovación Educativa (CAIE) como parte del Programa de Renovación Pedagógica de la Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente aspiran a contribuir a la consolidación de los IFD como activas comunidades de saber pedagógico; como usinas de pensamiento y acción educativos y como espacios de referencia, consulta e intercambio con y entre las escuelas y demás instituciones educativas de su zona de influencia. En consecuencia, desde mi lugar de coordinador del CAIE N° 129, vengo a invitar a formar parte de la propuesta de trabajo “Documentación narrativa de experiencias pedagógicas”. Esta línea de trabajo está orientada a que los educadores nos atrevamos a llevar adelante prácticas de escritura, de indagación y de documentación pedagógicos diferentes a las que desarrollamos, la mayoría de las veces de manera rutinaria y estereotipada, en el aparato escolar. No se trata de la elaboración de informes para algún superior en la jerarquía burocrática del aparato escolar, tampoco del diseño de proyectos a ser presentados ante tal o cual instancia u oficina del sistema educativo, ni del llenado de planillas ni de la copia de planificaciones de aula. En cambio, se trata de prestar atención a sus propios relatos, a sus propias formas de nombrar y contar lo que sucede en las aulas, pasillos, patios y alrededores de la escuela y, fundamentalmente, lo que les pasa a Uds. (y a los alumnos, padres u otros actores escolares) como protagonistas de la acción con todo esto. Los convidamos a que se animen a escribir, revisar, tensionar, desechar y re-escribir las palabras que usan y las que no pronunciaron todavía para dar cuenta del mundo escolar que habitan, de las prácticas docentes que en él llevan a cabo y de los significados que construyen y recrean para dar sentido a lo que allí ocurre. Les solicitamos que se preocupen por las formas de decir o escribir tal o cual situación o proceso escolar, pero que también se dispongan a leer, escuchar, reflexionar, comentar y conversar acerca de lo que los otros docentes se atrevieron a fijar en escritura, acerca de lo que otros docentes narradores relataron con sus propias palabras y estilos, como ellos mismos, sobre sus propias vivencias pedagógicas en las escuelas o en las instituciones educativas en las que se desenvuelven. Les proponemos, en definitiva, que contribuyan a renovar el pensamiento, el discurso y el debate pedagógicos a través de la conformación activa de un colectivo de docentes y educadores que narran, leen y discuten acerca de lo que hacen, piensan y sienten en las escuelas. •



• •



Esta será una aventura para compartir con otros colegas en una mesa de trabajo colectivo de producción de relatos y de formación: no somos los mismos antes que después de escribir algo. También serán necesarios momentos de trabajo solitario, al resguardo de los ruidos pero sin necesidad de encierro: estar aquí en algún rincón de la casa o la escuela, en algún bar, en un lugar abierto, en un biblioteca, al tiempo que estamos en este otro aquí, en la historia que vamos contando. Los textos escritos llevan la firma del docente autor, aún cuando la producción se sostiene en un trabajo de intercambio, conversación y aportes colectivos. Tomada la decisión de escribir, proponemos un recorrido posible para transitar el proceso de producción escrita del relato. Este camino está señalado con preguntas y orientaciones específicas que amparan y permiten abrir el juego de pensar, escribir, reflexionar y reescribir relatos de experiencias pedagógicas. Para luego editarlos, publicarlos y hacerlos circular como documentos pedagógicos narrativos entre los docentes, si así lo desearan. La invitación está hecha... !!!

SI querés formar parte de la experiencia, el sábado 25 de octubre a las 9:00 horas te esperamos en la Escuela Normal Superior.

Junín, 25 de octubre de 2008 “Apartada de la rutina, con su largo corredor, sus puertas cerradas con algún que otro alumno llamando o mirando por sus vidrios. Su amplio salón, iluminado por grandes ventanales dicen que llegó el otoño. El silencio absoluto en sus horas de clases y el constante alboroto de los recreos, mezclado con el aroma de los perfumes de los alumnos y alguno siempre más fuerte de alguna profesora coqueta que llama la atención. La escuela, la escuela... si pudiera hablar esta escuela diria lo orgullosa que está con sus pasados y actuales alumnos y profesores que siempre buscan que se vea bien. La escuela es un mundo aparte con los mejores momentos de nuestra vida sin importar la edad.” Emmanuel M. Olivera, mayo de 2007 (alumno EEMN°8)

Estimadas/os colegas Todos los días en la escuela suceden cosas múltiples y variadas. Algunas las relata Emmanuel; otras, están vinculadas con la enseñanza y el aprendizaje. Otras con aspectos administrativos y una porción importante de ellas tienen que ver con el afecto, con la interacción humana, con el intercambio de sentimientos, significaciones y valores. Y quienes trabajamos en las escuelas en contextos de encierro sabemos de ello porque transitamos y hacemos la escuela. Se trata de saberes que van de boca en boca cuando la ocasión es propicia. Se trata de saberes que se cuentan y que, sin ser escritos nunca, intercambiamos y comunicamos al ras de las experiencias que tienen lugar en la escuela: jornadas de reflexión, en los recreos, en los pasillos, en los viajes de ida y vuelta de la escuela, en las capacitaciones. Generalmente, es en esas capacitaciones en donde se patentizan, se hacen conscientes pero de una manera huidiza y no tienen oportunidad casi nunca de ser comunicados. Surgen en su lugar frases que invitan al silencio: “no saben nada y vienen acá a que le digamos qué hacemos, cómo lo hacemos, qué pasa en la escuela, en definitiva, que le demos letra.” Y, en algún sentido, no es faltar a la verdad porque “ (...) con humildad pero con firmeza decimos: lo que actualmente ‘saben’ las autoridades nacionales como provinciales sobre lo que sucede en las distintas dimensiones institucionales en escuelas en unidades carcelarias es gracias a esa experiencia docente construida a lo largo de años de trabajo.”1 Se trata de experiencias pedagógicas valiosísimas que constituyen, sin duda alguna, nuestro más preciado valor porque, en definitiva, los sucesos escolares se entremezclan con nuestras historias, ilusiones, proyectos y circunstancias. Experiencias que decidimos olvidar, que decidimos guardar.

1

Criterios para la designación de docentes en instituciones escolares en contextos de encierro. Disponible en http://docs.google.com/Doc?docid=dfcnpj5j_222g6rc&hl=es

Sin embargo, ¿por qué guardarlo? ¿por qué no adueñarnos públicamente de él? ¿por qué no abandonar el lugar de saber profano ante el saber experto y comenzar a ocupar otro? ¿por qué no constituirnos en activos sujetos de conocimiento y empezar a escribir, revisar, tensionar, desechar, re-escribir y publicar las palabras que usamos y las que no pronunciamos todavía para dar cuenta del mundo escolar que habitamos de las prácticas docentes que llevamos a cabo y de los modos en que atribuímos sentido a lo que ocurre en nuestra escuela? Creo anticipar una respuesta posible a los interrogantes... ¡¿Acaso no lo venimos haciendo desde hace mucho tiempo?!. Elaboración de informes para algún superior en la jerarquía burocrática del aparato escolar, diseño de proyectos a ser presentados ante tal o cual instancia u oficina del sistema educativo, llenado de planillas que pocas veces entendemos qué hay que poner, copia de planificaciones de aula, etc. Es cierto hemos escrito y lo seguimos haciendo en el aparato escolar. Pero la mayoría de las veces de manera rutinaria y estereotipada. Escritos en el lenguaje técnico que requieren el gobierno, la administración y la gestión de los sistemas educativos. ¿Y qué relatamos en esos documentos que “debemos elevar”? Digámoslo sin eufemismos: cualquier cosa, menos lo que sucede en la escuela. Sin embargo eso es lo que quieren leer. Entonces aprendemos el lenguaje de turno, los términos de moda y escribimos, relatamos una historia que no nos pertenece, pero es la que esperan escuchar... ¿quiénes? la verdad es que no lo sé muy bien... ¿Uds. lo saben? Lo que si sabemos es que las reformas escolares que hemos vivido comparten el supuesto de que los docentes no estamos lo suficientemente profesionalizados y capacitados técnicamente. Por eso, somos justamente la variable que hay que controlar y ajustar para que la innovación de la enseñanza sea posible. Obviamente, en los escenarios escolares que estas tradiciones político-pedagógicas tienden a configurar, las experiencias, los conocimientos y las palabras de los docentes tienen poco lugar, y la memoria pedagógica de la escuela poco valor. Nos interpelan y posicionan en un lugar subordinado, silenciado y, supuestamente, sin experiencias con saber y valor pedagógico alguno.Una expresión que solemos decir y escuchar grafica muy bien lo que aquí expreso: “¡¿sabés lo que van a hacer con estos papeles...?!” Y lo hemos incorporado tan bien que, paradojicamente, somos los docentes quienes promovemos, exigimos que se nos capacite. Pero cuando llegan esas capacitaciones que supimos conseguir, nos damos cuenta que hablan de cualquier cosa menos de lo que pasa en nuestra escuela. Tal vez lo hacen porque o bien no saben lo que pasa, o bien lo saben pero no saben qué hacer, cómo hacer. Entonces se dedican, o al menos algunos lo intentan, a querer mostrarnos y en algunos casos “enrostrarnos” nuestra instalación en la queja -según ellos-. Entonces ¿por qué va a ser diferente esta vez?... Porque esta vez estamos invitados a relatar, escuchar y publicar nuestras propias historias de enseñanza, historias escolares que nos tienen como protagonistas y que nos posiciona como los expertos. Porque esta vez se trata de una invitación a tomar la palabra y re-apropiarnos del saber pedagógico del cual los docentes, alguna vez, fuimos despojados. De esos saberes que producimos y ponemos en juego en el día a día, de esa parte del currículum que construímos cotidianamente en el aula, a lo largo de nuestra carrera profesional, en la infinitud de experiencias y reflexiones que realizamos sobre nuestro trabajo.

Porque esta vez se trata de una invitación a contar y publicar una historia escolar distinta de la que conocemos, de la que habitualmente se escribe y lee, de la que llegó a ser texto y libro. Esta nueva versión sería “nuestra historia de la educación”. Estás invitada, estás invitado !!! Prof. Pedro L. Ferrari

¿CÓMO

IDENTIFICAR EXPERIENCIAS Y PRÁCTICAS ESCOLARES PARA LA ESCRITURA DE

RELATOS PEDAGÓGICOS?

TALLER 25/10/08 En conversación con un docente se podría recuperar, por ejemplo, historias de la escuela en la que están trabajando, anécdotas o algún momento que haya resultado clave por algún motivo, la historia de algún alumno en particular, la vida cotidiana de alguna familia que les haya impactado, momentos dolorosos que tuvieron que enfrentar, el reconocimiento que recibieron por parte de las autoridades por trabajos realizados, alguna clase que recuerden especialmente porque un alumno aprendió luego de estar muy estancado, la organización de alguna fiesta, un curso o seminario de capacitación que hicieron con otros/as compañeros/as, la amistad iniciada con alguno de ellos, las peleas o la buena relación mantenida con los directores u otros maestros o profesores, los conflictos con... La propuesta de escribir relatos pedagógicos no propone diseñar o planificar experiencias que se irán a desarrollar, sino por el contrario, se trata de “volver a pasar”, de reconstruir, aquellas que ya se desarrollaron o se están desarrollando. La siguiente es una secuencia posible de actividades de evocación para recuperar los recuerdos y las imágenes de las experiencias pedagógicas a relatar: •

• • •

Recordar, activando la memoria reciente y elegir no más de tres experiencias vivenciadas durante los tres últimos años que, por algún motivo, les hayan resultado significativas. Anotar algunas palabras que permitan identificarlas y diferenciarlas entre sí. Pensar y escribir un título que represente a cada una de ellas. Solicitar a otros docentes (participantes o no de la experiencia) que planteen preguntas acerca del título elegido.

Invitamos también a los nuevos docentes a unirse a la actividad de escritura de este primer taller. Pues aunque parezca que no hay nada para decir, no siempre es así. Para ello proponemos algunos disparadores para la escritura: • •

Por primera debia enseñar en... Recuerdo mi ingreso a la EEM N° 8

Taller de Documentación de Narrativas Pedagógicas, 8 de noviembre de 2008 En el encuentro anterior intentamos evocar, activar el recuerdo desde la conversación. Imágenes, secuencias de diálogos, expresiones de nuestros alumnos, huellas de alguna intervención pedagógica, de alguna situación institucional. En mayor o menor medida hemos registrado estas conversaciones. Algunas/os lograron desarrollar con amplitud una experiencia; otras/os, apenas esbozarla o siquiera pensarla. Llegados a este punto, podrán suceder diferentes situaciones: • • • • •

Que no hayan identificado una experiencia que contar. Que estén seguros sobre qué experiencia quieren escribir. Que no crean poder recordar todo lo necesario. Que identifiquen una experiencia o aspectos de ella pero, al pensar en ponerse a escribir, no sepan por dónde ni cómo empezar. Que les resulte engorroso decidir cuál experiencia desean documentar

Ninguna de estas situaciones es para preocuparse. Silvia, coordinadora pedagógica de una escuela secundaria, comenta: “Al principio no podía encontrar que experiencia contar. Después, con la ayuda del grupo pude identificar dos...” Hoy vamos por más. • Identificar esa experiencia que aún no podemos encontrar, • a rodear y recuperar más ampliamente el recuerdo de esa experiencia que algunas/os ya empezaron a contar. Para ello será necesrio escuchar al compañero y ayudarlo a bucear en su memoria. Será necesario escuchar para preguntar sobre lo que está contando. Se trata de un preguntar que lo ayude a bucear en su memoria, a ampliar esa oración o ese relato que escribió en el taller anterior. Pero además de preguntar, será necesario registrar por escrito estas conversaciones porque serán aprovechadas al momento de escribir el relato. Preguntar por los momentos claves de la experiencia, por los protagonistas, por las circunstancias que la hicieron posible, por las circunstancias que casi no la hacen posble, por las cosas de la experiencia que no se pueden contar, por las sensaciones que generaron en los protagonistas, por los distintos momentos por los que pasó la experiencia. Saber que no se trata de producir una cronología de sucesos, una copia del pasado, evocar los recuerdos implica también pensar el presente. ¿Cómo lo valoro, lo pienso y lo dimensiono hoy? Hoy estamos invitados a preguntar para evocar...

Título: “...” Autora: ALICIA SETA Ref. Institucional: ESCUELA

DE

EDUCACIÓN MEDIA N° 8 “PADRE CARLOS MUGICA”

Hace unos años, en una clase de 1° año en la Unidad Penitenciaria 13 enseñé a construir un cubo y una pirámide. El método consiste en doblar de una determinada manera cuadrados de papel y luego soplando, para llenarlo de aire, se forman los cuerpos. Es una actividad que elijo, según los grupos, para identificar elementos de geometría. Del cubo y pirámide construídos surgen el triángulo, cuadrado, segmentos, vértices, etc. Es una clase práctica que me parece original y novedosa, la realizo para crear expectativas en los alumnos durante la construcción, para que surjan preguntas que muestren su interés porque es como “soplar y hacer un cubo”, es “hacer magia para formar cuerpos geométricos”. Preparando la clase, recorté en mi casa los cuadrados de papel de revista necesarios para que alcanzaran a todos los alumnos que asistieran ese día. Llegué a la unidad, fuimos a clase y realizamos la actividad. Terminada la hora guardaron los cuerpos construídos, que pueden aplastarse sacándoles el aire quedando dobladitos para armar en cualquier momento, soplando nuevamente. Los alumnos hicieron buenos comentarios de la clase, uno de ellos dijo que se los regalaría a su hijo cuando lo visitara. Volví a casa contenta de haber cumplido con los objetivos, siendo que había dudado en realizar esa actividad por no estar segura de que motivaría al grupo hombres de variadas edades. Pasaron tres años y uno de esos alumnos de 1° año volvió a ser mi alumno de matemática en 4° año. No sé bien lo que sentí, si satisfacción, emoción, angustia... cuando ese alumno me dijo: “ mire profe lo que tengo en la carpeta”... eran el cubo y la pirámide que habíamos construído en la clase de

1° año. Ese simple papel que enseñé a doblar no sólo permitió lograr el aprendizaje que me había propuesto sino que para alguno de los alumnos tuvo mucho más valor. Uno de ellos encontró un regalo para su hijo, otro pudo conservarlo a pesar de los controles y requisas y lo cuidó como algo valioso de su propiedad durante tres años. Nuestra escuela que está dentro de la unidad es para ellos un espacio de libertad. Los alumnos tienen un lugar y un tiempo especial en cada clase, reciben con mucha atención e interés todo lo que les brindamos.

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