Discriminación Dondequiera que se esté, se observan diferencias en rango, estatus, poder. Algunos grupos tienen mayor privilegio que otros. Esta desigualdad en el sistema es lo que se llama estratificación social. En este sistema, existe frecuentemente un trato injusto dirigido hacia ciertos individuos o grupos sociales. A esto se refiere como discriminación. La discriminación puede basarse en varias características como edad, género, etnicidad, cargo, religión e incluso posición política. La lucha contra la discriminación es parte de la igualdad de trato que se debe de unos a otros. Discriminar es distinguir, diferenciar una cosa de otra. Pero la costumbre de vincular la palabra a la opresión y la humillación que sufren determinados grupos lo ha convertido en la expresión misma de la denuncia y la inmoralidad. En el vocabulario moral y político, la discriminación consiste en dar un trato excluyente a individuos o colectivos por motivos racistas, sexistas, clasistas, culturales... Sin embargo, es obvio que si bien hay discriminaciones injustas o inmorales, otras claramente no lo son. Dando así a dos tipos de discriminación, la indirecta, considerada moralmente correcta, y la indirecta, vinculada a un contexto inmoral. En efecto, ciertos grupos en la sociedad tienen menos influencia que otros. Sociólogos se refieren a esos que discriminan como el grupo dominante. El grupo dominante es el grupo con mayor poder, privilegio y el estatus social más alto. En el otro lado, los grupos minoritarios son las personas que son discriminadas a través de un trato prejuicioso y quienes se ven a sí mismos como objetos de discriminación. Estos grupos minoritarios son con frecuencia marginalizados. Esto significa que son confinados a una insignificante o menospreciada posición en la sociedad, son socialmente excluidos, desventajados. Cabe destacar, que aunque estos grupos son marginalizados, esto no significa que se queden al marco de la sociedad. A lo largo de la historia estos grupos han estado constantemente luchando por sus derechos, para poder hacer cambios positivos por su grupo. Hay incontables ejemplos de movimientos minoritarios y su historia de éxito. Dadas las condiciones que anteceden, gran parte de las causas de por qué se da a lugar la discriminación vienen dadas por: miedo de diferencias, a través de la ignorancia o porque las personas quieren ser crueles y mostrarse más fuertes; el deseo de pertenecer a un grupo en donde el odio es un factor en común; ignorancia sobre otras personas, culturas, etnicidades, contextos; falta de empatía por aquellos diferentes a sí mismos; miedo por lo desconocido o ajeno a ellos; patrones socioculturales, entre otros. Cabe agregar que discriminar trae consigo consecuencias perjudiciales para los grupos que son víctimas. Estos efectos pueden pertenecer tanto al ámbito social, psicológico o educativo. En el social, el impacto radica en el desarrollo respecto a los demás de su personalidad, aislándose. Psicológicamente, el individuo desarrolla comportamientos
mordaces, afecta su autoestima, limitar su calidad de vida; llevando a la víctima a un nivel emocional perjudicial. Respecto a las consecuencias educativas, la persona presenta deficiencia ya sea en el trabajo o los estudios, al ser emocionalmente inestables tienden a ser rechazados y presentan inseguridad. No obstante, quien discrimina tampoco obtiene resultados positivos a cambio de impartir sus prejuicios al entorno. Los discriminantes desarrollan delirios de grandeza o personalidad autoritaria; hacen creer a su grupo social que lo que hacen es moralmente correcto, su descendencia es igual de propensa a discriminar ya que, al oír a diario comentarios prejuiciosos, consideran dichos normales; atropellan el crecimiento de su misma sociedad por la exclusión e impedimento del desarrollo de la diversidad. En definitiva, discriminar es un acto que se debe oprimir, representa debilidad, ignorancia y miedo en la sociedad. Este mismo incluso ha llevado a guerras, por ser utilizado por los precursores de estas como discursos de poder. Es imprescindible dejar a lado los prejuicios en orden de progresar como humanidad y como individuos.