Después de los sucesos de 1917, España entró en una etapa revolucionaria durante la cual culmina la descomposición del sistema canovista. Entre 1917 y 1923 se vivieron años de continuas huelgas, represión y violencia y dos hechos vinieron a agravar la situación política en 1921: Es asesinado el jefe del gobierno Eduardo Dato ese mismo año se producía el desastre de Annual en la guerra de Marruecos con grandes pérdidas humanas en un contexto económico desfavorable, de inestabilidad política y tensiones en las fuerzas del ejército. Como consecuencia tendría lugar el golpe de estado del general Primo de Rivera en 1923. Una vez recibido el visto bueno del rey para la formación de gobierno se estableció un régimen autoritario. No eran pocos los apoyos del generalísimo, recibió la simpatía de la iglesia y el ejército y recibía el apoyo de partidos políticos como el PSOE y los republicanos, se codeaba con la burguesía catalana y hasta, dicen, recibía la simpatía del propio rey. En la evolución de la dictadura se distinguen dos fases, la primera, conocida como directorio militar, entre 1923 y 1925, se caracteriza por la consecución de la paz social, el orden público y una ordenación de la administración central, provisional y municipal y se terminó con la guerra de Marruecos. Y la segunda, prestigiado por todas estas consecuciones y cuando todos esperaban que diera por terminada la dictadura, Primo de Rivera se perpetuó en el sistema incluyendo en el gobierno a políticos civiles formando el llamado directorio civil que se prolonga hasta 1930. Entre las realizaciones de la dictadura cabe destacar las del empleo con la creación de comités paritarios que fueron un eficaz instrumento para la regulación del empleo, por lo que obtuvo el apoyo del PSOE. Y en economía, para superar la crisis de la posguerra, la dictadura emprendió una política económica intervencionista, aumentando la protección arancelaria y fomentando la producción nacional lo que hizo aumentar la concentración económica y la creación monopolios estatales como CAMPSA y Se crearon también confederaciones hidráulicas para abordar el problema del agua. Y por último, se intentó establecer un partido único fascista llamado Unión Patriótica así como elaborar una nueva constitución. Sin embargo, estos objetivos básicos fueron fallidos y supuso el mayor fracaso de Primo de Rivera. El cambio de coyuntura económica llegado con el crack del 29 afectó también a la economía española y pronto comenzó el cierre de empresas, el aumento del paro y las críticas al régimen por parte de los nacionalistas catalanes debido a la supresión de la mancomunidad catalana, las críticas de políticos, intelectuales, militares y hasta del propio rey que parecía mostrar su descontento sobre todo por el fracaso en la creación de una constitución y al no ver realizado su deseo de crear un nuevo turnismo pacífico en el que estuviera el PSOE. Así iba el generalísimo perdiendo los apoyos hasta que, al verse solo ante la crisis, presenta su dimisión ante el rey en 1930. El régimen autoritario primorriverista hace referencia a un modelo dictatorial europeo de moda en la época, con pretensiones de regulación constitucional siguiendo el ejemplo del fascismo italiano. Se manifiesta igualmente como un régimen de tendencia centralista y apoyado por el ejército, favorable a la iglesia católica y apegado a los grandes terratenientes aunque no quedaba exento de críticas, sobre todo aproximándonos al último período. En definitiva, el régimen dictatorial dirigido por Primo de Rivera no supo solucionar los problemas que la crisis del 29 trajo a España y no supo solucionar definitivamente los problemas políticos y sociales del país a pesar de sus consecuciones.