Demonio

Demonio La luna se cernía en el oscuro manto de la noche. Las estrellas refulgían en el cielo miradas sin ser observadas por los transigentes. La noche era silenciosa y eternamente bella. Las noches vistas desde esa ventana lo eran. El frágil cuerpo de una niña descansaba sobre una pequeña cama, apoyando las manos en un papel donde aparecía el diminuto boceto de un ser con alas. La ventana había a su lado permanecía abierta, dejando entrar una suave pero fresca brisa. Una sombra entró por la ventana ante la mirada serena de la chica y se sentó en lo restante de cama que no estaba ocupada por ella. La figura de un pequeño niño se balanceaba sobre sí misma, extendiendo unas largas y amplias alas negras. -¿Crees que esto es necesario?-preguntó el niño mientras permanecía quieto y la chica lo retrataba en la gastada hoja de papel. -Cuando me vaya quiero tener un recuerdo de ti-contestó únicamente la pequeña con una sonrisa asomada en sus labios. -¿Por qué no me haces una fotografía? -No aparecerías-respondió de mala gana la niña. El semblante del chico pareció pensativo y luego alzó los ojos. -Eso es cierto-corroboró. Permanecieron unos cuantos minutos en silencio y como único sonido de fondo el trazo del lápiz sobre el papel y las agujas de un reloj antiguado que subsistía colgado en la pared. La niña finalmente suspiró con alivio, descansando las manos y luego le mostró el dibujo al niño. -Buen trabajo-le felicitó con una sonrisa amplia y sincera. -No lo hubiese logrado si esa noche no te hubieses asomado por la ventana. Ambos rieron conjuntamente y la niña se recostó sobre la cama. -¿Puedes quedarte esta noche?-preguntó con súplica mientras bostezaba. Él alzó las cejas en señal de sorpresa. -¿Quieres que tu madre nos descubra durmiendo juntos?-dijo con picardía mientras miraba la puerta de la habitación, como si esperase que la anciana madre de la niña entrase y lo echase a patadas y amenazándolo con llamar a la policía. -Pero si tú no duermes-replicó enfadada. -Eso también es cierto-afirmó riendo. La chica le dirigió mala cara y volvió a bostezar, mientras los ojos le lagrimaban debido al sueño. -Entonces, ¿te quedarás? -Todo el tiempo que quieras-respondió en un susurro. La chica le dirigió una sonrisa sincera y cálida, y luego cerró los ojos quedándose dormida. -Gracias-susurró en sueños ante la sorpresa del niño. Él rió levemente y depositó un beso en la frente, prometiendo que él siempre iba a estar allí, aunque no fuese su trabajo. Porque él era un demonio y ella una frágil humana. Porque era lo que más quería en este mundo. Y porque la noche y esa ventana abierta solo para él eran sus mayores aliados en ese pequeño amor.