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Introducción De acuerdo a la organización internacional Acción Contra el Hambre, la crisis alimenticia que emerge del cuantioso aumento en el precio de los alimentos básicos, afectará de manera cruda y cruel a más de 850 millones de personas, esencialmente en África, Asia y el Caribe, que son las que sufren hambre, en medio de la abundancia y el derroche de recursos que se permite el mundo altamente desarrollado. Es más, el mismo Banco Mundial, a través de su actual presidente, Robert Zoellick, pidió una acción coordinada y global para contrarrestar los efectos de la crisis alimenticia, ya que el aumento de precios en los alimentos está generando desabastecimiento, hambre y desnutrición alrededor del mundo. Según la propia institución son 33 países los que afrontan la posibilidad de una crisis social y política debido a los elevados precios de los alimentos y la energía. La situación es crítica y no ha recibido -como era de esperar- la cobertura noticiosa que un problema de esta envergadura requeriría. Es tan aguda la situación que desde el Programa Mundial para la Alimentación (PMA), se nos advierte que las reservas de alimentos en el mundo están en el nivel más bajo de los últimos 30 años y que amenaza a 100 millones de personas que son “los más pobres de entre los pobres” y que, además, afectará la capacidad para responder al aumento de los precios de la energía y los fertilizantes de más de 500 millones de campesinos pobres. Algunos analistas internacionales sostienen que bastaría con que el precio del arroz suba en un 52% en dos meses y el de los cereales en un 84% en cuatro meses -en un contexto de aumento en el precio del petróleo- para precipitar a dos mil millones de personas hacia el umbral de la pobreza.
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Objetivo Dar a conocer e informar las consecuencias futuras que traerá, estos efectos ocasionados por la crisis global y de qué manera podremos estar preparados e idear estrategias para poder subsistir ante una crisis alimenticia y un país que aproximadamente más del 50 por ciento de la población vive en extrema pobreza y otro tanto en pobreza, encontrar la manera de solucionar este problema para que los menos afectados sean ese más del 50 por ciento de la población. Además se busca aportar elementos para el diseño de una estrategia para enfrentar el alza de los precios en alimentos y energéticos, así como valorar los instrumentos de política que han sido anunciados por el Gobierno, en el área de construcción del sistema agroalimentario que el país requiere.
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Crisis Alimenticia Concepto: "Situación extraordinaria que afecta a la seguridad alimentaria y a su
percepción por parte del consumidor, y conlleva cambios en las decisiones de consumo”
Principales causas: A lo largo de 2007 los precios internacionales de productos denominados "commodities", tales como energéticos, metales, materias primas, y primordialmente alimentos, aceleraron drásticamente su ritmo de crecimiento. En particular, la escalada de los precios de los alimentos ha sido motivo de disturbios y protestas y ha motivado la adopción de barreras comerciales a la exportación para prevenir la escasez en los mercados domésticos. Los precios mundiales de los granos, aceites vegetales, carnes y azúcar, se han incrementado más del 60% en los últimos dos años, en especial la soya, el trigo, el maíz y el arroz. La actual alza en los precios de los llamados "commodities" se diferencia de procesos anteriores tanto por su intensidad, su mayor duración y porque se ha extendido a materias primas, metales, combustibles y alimentos. De conformidad con estudios realizados por el Fondo Monetario Internacional y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos entre los factores más significativos que han detonado el incremento en los precios se encuentran: •
Depreciación del dólar: De 2002 a la fecha, el dólar ha sufrido una depreciación en términos reales mayor al 25%. Los precios internacionales de los commodities se encuentran denominados en dólares. Una caída en el valor de esta moneda respecto a otras -en particular el euro-, abarata estos productos en términos de otras divisas, incentivando que los agentes económicos incrementen la cantidad demandada de estos bienes. Por otro, la caída en el precio provocada por la depreciación del dólar reduce las ganancias de los productores de estos bienes, desincentivando esta actividad.
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Alza en el precio del petróleo: El petróleo ha registrado un constate incremento en su precio del 2003 a la fecha; alcanzando niveles sin precedentes que al día de hoy son superiores a los 120 dólares por 4
barril. Por ello, se han incrementado los precios de los fertilizantes y de los combustible utilizados en tractores; maquinaria; así como en el transporte de los productos agrícolas. Adicionalmente, el alto precio del petróleo ha aumentado la demanda de granos para la producción de biocombustibles. Crecimiento de la industria de biocombustibles cuyos principales insumos son maíz y azúcar. Si bien actualmente los biocombustibles sólo representan el 1.5% de la oferta mundial de combustibles líquidos, el 50% del incremento de la demanda de cereales forrajeros registrado en los últimos años está relacionado con el consumo de maíz para la producción de etanol en EE.UU.
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Un fuerte crecimiento económico y del ingreso per cápita en economías emergentes, lideradas por China e India. Este factor ha traído consigo un incremento en el consumo de alimentos, fundamentalmente de productos lácteos y cárnicos. El incremento en la demanda de productos animales genera un crecimiento proporcionalmente mayor en la demanda de granos para la alimentación del ganado. Esto debido a que la producción de una libra de carne requiere de un mayor volumen de granos forrajeros.
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Condiciones climáticas adversas a lo largo de 2007: Sequias en Europa, Ucrania, Rusia, Canadá, África, Turquía, Australia y Argentina, afectaron principalmente la producción de trigo, cebada y maíz.
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Aumento de la población: El incremento de la demanda de alimentos se atribuye tanto a un aumento del número de consumidores como a una mayor demanda de consumo en términos per cápita. El aumento del número de consumidores viene determinado por el incremento de la población mundial que aumenta a un ritmo de 75 millones de personas al año.
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Las políticas agrarias internacionales: la liberalización de la agricultura convirtió a países exportadores en importadores, reduciendo sus tasas arancelarias con el consiguiente abuso del dumping y de los subsidios a la exportación; reformas de políticas agrarias injustas en EEUU y UE, donde grandes perceptores se lucran, se distorsionan mercados locales y miles de explotaciones familiares tienen que cerrar; falta de políticas agrarias que promuevan el campo en los países más desfavorecidos y regulen sus precios; cambio del modelo de producción familiar por monocultivos comerciales de grandes transnacionales que compran terrenos a bajo coste a los pequeños/as agricultores/as. 5
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Especulación: El papel de los especuladores que, en plena crisis de productos financieros tradicionales, están inflando artificialmente los precios de las materias primas.
Consecuencias: Las consecuencias de esta situación tan sólo están empezando a dejarse notar. La subida de precios de los alimentos afecta principalmente a la población más pobre que dedica un alto porcentaje de sus ingresos a la compra de alimentos básicos y no sólo se trata de hambre. Ya han muerto decenas de personas en las protestas por la subida de los precios, replicadas ya en más de una treintena de países. Los movimientos de desplazamiento humano en busca de comida podrían intensificarse y, en algunos países, los ejércitos están ya preparados ante la posibilidad de saqueos. No en vano, según Naciones Unidas, más de 800 millones de personas están gravemente subalimentadas en el mundo como consecuencia del actual e insostenible modelo de desarrollo. Además que la subida de precios de los alimentos ha empujado a un montón de familias moderadamente pobres a la pobreza extrema. A aquéllos que ya eran extremadamente pobres los ha llevado a una situación crítica derivada de su incapacidad para comprar alimentos. Cuando una familia no tiene ingresos para comprar alimentos suficientes la secuencia más común para obtener alimentos es: 1) Utilización de los ahorros. 2) Pedir o comprar crédito. 3) Vender activos no productivos (por ejemplo una lámpara o un collar). 4) Vender activos productivos (por ejemplo las herramientas de trabajo o un riñón). 5) Aducir a la caridad social. 6) Esperar a las intervenciones de ayuda alimentaria. 7) Emigrar. En estos casos, aunque la familia haya conseguido cubrir las necesidades alimentarias de los miembros de su familia ha comprometido su capacidad de recuperación en el futuro.
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Su vulnerabilidad ha ido aumentando hasta llegar a una situación en la que depende totalmente de la ayuda externa para sobrevivir. Hay quien señala que la subida de precios de los alimentos tiene efectos positivos en los pobres rurales, que son productores netos de alimentos ya que pueden aumentar sus ingresos al vender a mejor precio sus productos. Sin embargo, estos mejores precios no compensan el todavía mayor aumento de los precios de los insumos de producción (abonos, semillas, herbicidas y combustibles). Particularmente el precio de los abonos ha duplicado la subida de precios de los alimentos. Los beneficios de la subida de precios de los alimentos se han quedado sólo para los grandes productores. Las últimas estimaciones indican que el número de personas que padecen hambre en el mundo se ha incrementado en 100 millones alcanzando la cifra de 1000 millones de personas, lo cual ha supuesto un paso atrás en la consecución del objetivo del milenio de reducir a la mitad la incidencia del hambre en el mundo para el año 2015. Es importante señalar que estas estimaciones derivan de datos estadísticos del año 2005 y 2006 y por consiguiente no reflejan la acusada subida de precios del año 2007. Ello nos lleva a decir que los datos reales en el momento actual son mucho más dramáticos de lo que indican estas cifras. Además, el sistema de ayuda alimentaria se ha visto gravemente afectado: las agencias humanitarias tienen que cubrir una mayor demanda y se encuentran sobrepasadas ya que no se han mejorado los recursos, las herramientas ni las estrategias con las que actúan estas agencias. La crisis alimentaria ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad a la seguridad alimentaria de millones de personas. También ha quedado patente la incapacidad de los Estados y de la comunidad internacional para detectar señales de alarma y obrar en consecuencia de manera que se reduzca el riesgo a la inseguridad alimentaria se incremente la capacidad de respuesta y se garantice el derecho a la alimentación. Cifras: •
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Según Naciones Unidas, casi 50.000 personas mueren al día (cerca de 18 millones de personas al año), debido a causas relacionadas con el hambre y la pobreza, 10 millones son niños y niñas menores de 5 años (26.000 al día y uno cada 3.3 segundos). La población total del planeta –estimada actualmente en 6.500 millones de personas - llegará a 9.100 millones en 2050 y el 86% de esa población vivirá en los países del sur. Cada 24 horas se incorporan al planeta 210 mil recién nacidos. Desde el año 2007, hay más población urbana que rural: en las ciudades viven actualmente 3.300 millones de personas – más que la 7
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población total del planeta en 1967. La población urbana será de 5 mil millones en 2030 y de 7 mil millones en 2050. Más de 1.000 millones de personas viven con menos de US $ 1 por día y casi la mitad de la población mundial (2.800 millones) vive con menos de US $ 2 por día. El índice de precios alimentarios de la FAO registró entre 2005 y 2006 un aumento del 12%, del 24% en 2007 y de cerca del 50% entre enero y julio de 2008 , lo cual ha tenido graves consecuencias, económicas, sociales y políticas en los países pobres. Se calcula que los gastos totales de importación de alimentos de los países menos adelantados y los de bajos ingresos y con déficit de alimentos se hayan incrementado en un 37 por ciento y un 40 por ciento respectivamente en los dos últimos años. Distribución estimada del hambre por regiones en 2009(millones de personas) y aumento registrado en comparación con los niveles del 2008 (porcentaje).
Lo que se debe hacer para superar la crisis alimenticia: 1. Aumentar la productividad agrícola y mejorar los medios de vida y la seguridad alimentaria de las comunidades rurales pobres. Esto significa un aporte inicial de capital para financiar la compra de semillas de variedades mejoradas, abono o fertilizantes, equipo agrícola en pequeña escala y animales reproductores o contribuciones para medidas comunitarias destinadas a mejorar la 8
seguridad alimentaria (como huertos escolares). Esta esfera exigiría hoy la inversión de 2.900 millones de dólares por año. 2. La inversión se destinaría a desarrollar y conservar los recursos naturales para aumentar la producción y la productividad a futuro y para detener hoy la destrucción y la degradación de la base de recursos naturales. Para este fin se calcula que se necesita una inversión del orden de 9.500 millones de dólares anuales. 3. Expandir la infraestructura rural y ampliar el acceso a los mercados. Esta inversión se destinaría a la construcción de caminos rurales y a potenciar las infraestructuras tanto de irrigación como de comercialización (servicios de transporte, capacidad de almacenamiento, cadena de refrigeración, mataderos, puertos pesqueros, etc.), así como al mantenimiento y la rehabilitación de lo que ya existe. Es esta, en definitiva, la parte más costosa de la estrategia, que comporta un gasto de alrededor de 10.000 millones de dólares por año. 4. Creación de capacidad y la generación y divulgación de conocimientos, particularmente para los pequeños agricultores. La implementación de esta esfera requerirá 1.430 millones de dólares anuales. 5. La necesidad constante de garantizar el acceso a los alimentos de las personas más necesitadas, a través de programas de comidas escolares, alimentación de mujeres embarazadas, madres lactantes y niños menores de cinco años en centros de atención primaria de salud, distribución de comidas gratuitas y comedores especiales. Se ha calculado que se precisan 6.600 millones de dólares por año para brindar redes de seguridad y otras formas de ayuda directa.
Conclusión: En la medida en que forma parte de la actual crisis económica, la crisis alimenticia requiere una reforma estructural fundamental para estabilizar la situación a largo plazo. A corto plazo, sin embargo, estamos atrapados en un círculo vicioso en el que los consumidores se ven afectados de múltiples maneras. Todos los días hay manifestaciones en contra del aumento de los precios, lo que genera toda clase de tensiones. Y recordemos que en los países desarrollados, el consumidor promedio gasta cerca del 15 por ciento de sus ingresos en alimentos. En los países emergentes, ese porcentaje es del 30 por ciento, y en los países afectados por conflictos armados, por la sequía o por otras catástrofes, más de la mitad, incluso tres cuartos, de los ingresos del hogar se destinan a alimentos. Los aumentos de este tipo inevitablemente se traducen en una reducción de los gastos en otras cuestiones básicas, como la salud y la educación. 9
En la actualidad los problemas globales, exigen soluciones globales y hay que hacer todo lo posible por evitar la política del “sálvese quien pueda” porque bien sabemos que ese es el camino más directo para que no se salve nadie. Ha llegado el momento de que la comunidad internacional se una para hacer frente a la crisis financiera y a la crisis alimentaria conjuntamente porque ambas están estrechamente ligadas y tome definitivamente conciencia de que es más barato y beneficioso para la economía mundial eliminar el hambre que convivir con ella.
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