Cosmogonía

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II.- COSMOGONÍA. 1.- PRIMEROS DIOSES “NATURALES”: GEA, ETC. Al principio de todo existió el CAOS, vacío primordial y mezcla sin forma ni orden, no creado de la nada pero tampoco siempre existente; era concebido como un enorme bostezo, o, si se prefiere, un gran agujero negro hacia el que nada tendía, porque nada había fuera de él.

Del Caos surgió en primer lugar GEA, la Tierra, madre de todos, y por debajo de ella, en lo más profundo, el TÁRTARO, abismo infernal por debajo del mismo infierno, y EROS, considerada el más bello de los dioses, pero también el más cruel y terrible, y, en muchísimas ocasiones, el más poderoso, pues sin él nada se puede crear1, y gracias a él se mantiene el orden del mundo (el COSMOS), pues es el que provoca las uniones entre todos los seres. Finalmente, del Caos surgieron ÉREBO (las tinieblas que rodean el mundo) y la NOCHE (nix). A su vez, éstos gracias a Eros tuvieron contacto amoroso y de ellos nacieron ÉTER, el aire o cielo superior, y DÍA (Hemera), y también otros muchos hijos que, en muchos casos son personificaciones o antropomorfizaciones de las vicisitudes que atraviesa la vida del hombre e incluso de los sentimientos de éste, entre los que podríamos destacar: MOROS (el destino), TÁNATOS (la muerte), y su hermano gemelo HIPNOS (el sueño), HESPÉRIDES (literalmente “hijas del atardecer”, Héspero, aunque a éstas también se les considera hijas del Titán Atlas 2, destacan por ser las guardianas del jardín de las manzanas de oro), MOIRAS (de nombre Cloto, Láquesis y Átropo), son las diosas del destino, aquellas a cada uno le otorgan la parte que le toca en la vida; son representadas como hilanderas, y así la primera va formando un hilo, la segunda lo teje, y la última lo corta, lo que representa el momento de la muerte, pues cada uno de los hilos de estas tejedoras representa la vida de una persona), NÉMESIS (propiamente la diosa de la venganza, aunque en realidad es la encargada de restablecer el orden roto por los excesos y la desmesura), ERIS (diosa de la discordia y madre de muchos males3), y también Vejez, Fatiga, Olvido, Hambre, Dolor, Matanza, Odio, Mentira, y un larguísimo etcétera. De Gea y Tártaro nación el monstruo TIFÓN, enorme gigante que a su vez engendraría otros monstruos conocidos y de gran importancia en otros mitos. Incluso él mismo llegó a poner en graves aprietos a los dioses olímpicos, de todo lo cual hablaremos posteriormente.

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En otras versiones, Eros aparece como un jovencito o incluso como un niño alado hijo de Afrodita (diosa del Amor) y Ares (dios de la guerra). Sobre las característica y atribuciones de éstas véase el duodécimo trabajo de Heracles. Esta diosa tuvo una trascendental importancia en el origen de la guerra de Troya, y todo ello, como veremos, por culpa de una manzana. 1

2.- HIJOS Y DESCENDIENTES DE GEA Y PONTO. A su vez, Gea también engendró seres ella sola, como son las Montañas y también PONTO, el mar, al cual después se unió y del que engendró a FORCIS, CETO, TAUMANTE, NEREO y EURIBIA. FORCIS y CETO tuvieron una descendencia monstruosa: Las GRAYAS, Las GORGONAS, y LADÓN. Las Grayas (cuyos nombres son Dino, Enio y Pefredo) son la personificación de la vejez (ya eran viejas en el momento de nacer), y su característica más importante es que poseían un solo ojo para las tres. Aparecen solamente en el mito relativo a las aventuras de Perseo. Las Gorgonas también eran tres hermanas: Esteno, Euríale y Medusa. De todas ellas la más conocida es MEDUSA, precisamente la única mortal. Se trataba de un monstruo con garras afiladas, dientes puntiagudos y serpientes en la cabeza en lugar de pelo. Su aspecto era repugnante, por lo que cualquier hombre que la mirara quedaba convertido en piedra. Fue el héroe Perseo el que consiguió matarla, al cortarle la cabeza sin poner su mirada en ella. A partir de entonces esta cabeza aparece en el escudo de la diosa Atenea, diosa de la guerra, con el que consigue aterrorizar a los enemigos en cuanto éstos lo ven. Según otra leyenda, Medusa era una bella muchacha que se unió al dios Posidón dentro del templo de Atenea, por lo que ésta, irritada, transformó a la chica en un monstruo. De la sangre de Medusa decapitada (quizás embarazada de Posidón, transformado en caballo) nacieron Pegaso, un caballo alado (que fue montado por el héroe Belerofontes 4, para matar a la Quimera, que precisamente era descendiente de Medusa, como pronto veremos), que después fue transformado en constelación; y Crisaor, un guerrero armado con una espada de oro. De éste y de Calírroe (una hija del Titán Océano) nacieron Gerión y Equidna. Gerión era un monstruo con tres cabezas que vivía en los confines del mundo, en Iberia, y que fue muerto por Heracles5. Equidna, un monstruo con cuerpo de mujer y cola de serpiente, a su vez tuvo con el gigante Tifón (anteriormente mencionado) a Orto (el perro monstruoso de Gerión), Quimera (monstruo con cabeza de León, cuerpo de cabra y cola de serpiente, y que como hemos dicho fue muerto por Belerofontes), la Esfinge (monstruo con cara de mujer, cuerpo de león y alas de águila)6, Cerbero (el perro de tres cabezas guardián del infierno), la Hidra de Lerna (monstruo con cuerpo de perro y nueve cabezas de serpiente, que volvían a surgir si eran cortadas), y el León de Nemea (cuya piel era invulnerable)7. Finalmente, Ladón era un dragón con cien cabezas muerto también por Heracles. TAUMANTE engendró con Electra (otra hija del titán Océano) a IRIS y las HARPÍAS. IRIS es la personificación del Arco Iris, y como éste, sirve de unión entre el cielo y la tierra, pues el principal cometido de Iris es el de ser la mensajera de los dioses, no sólo entre ellos, sino que también lleva los mensajes que los dioses quieren enviar a los mortales. 4 5 6 7

Véase después el apartado referido a Sísifo y a éste. Véase el décimo trabajo de Heracles. Con respecto a ella, véase el mito relativo a Edipo. Sobre estos tres últimos véanse también los mitos relativos a los doce trabajos de Heracles. 2

Las HARPÍAS son aves con cabeza de mujer, que se dedican a raptar (que es lo que significa su nombre en griego) a niños o almas de vivos para llevárselas a los muertos. Tienen diferentes nombres: Aelo y Ocípete, o bien Celeno, Nicótoe y Podarge. El principal mito en el que aparecen es el relativo a Fineo, que se enmarca dentro del del Viaje de los Argonautas. De la unión de una de éstas con el viento Céfiro (véase su genealogía más abajo) nacieron los caballos inmortales de Aquiles, Janto y Balio. NEREO es conocido como el viejo del mar, y, al contrario que sus hermanos, no se le suele representar como un ser monstruoso, sino como un viejo que apacienta un rebaño de focas, aunque a voluntad puede tomar la forma de cualquier animal. Tenía un carácter bondadoso, amable y filantrópico, y suele ayudar a los marineros. Se caso con Doris, otra hija del titán Océano, con la que tuvo cincuenta hijas, las NEREIDAS. Éstas, cuyos nombres conocemos, suelen actuar colectivamente, aunque destacan tres: Tetis, que fue la madre de Aquiles; Anfitrite, que se convirtió en la esposa del dios Posidón8; y Galatea, de la que se enamoró el cíclope Polifemo, uno de los más conocidos personajes de la Odisea. Finalmente, EURIBIA se unió al Titán Crío, sobre cuya descendencia hablaremos después, al tratar sobre los Titanes.

3.- HIJOS Y DESCENDIENTES DE GEA Y URANO. Gea también engendró ella sola al estrellado URANO, el cielo. Éste tenía las mismas dimensiones que su madre, y cada noche la abrazaba y se unía ella. De Gea y Urano nacieron los CÍCLOPES, gigantes con un sólo ojo en la frente, y cuyos nombres eran Arges, Brontes y Estéropes (Rayo, Trueno y Relámpago), y los HECATONQUIROS (de nombre Coto, Briareo y Giges), seres monstruosos con cincuenta cabezas y cien brazos (de ahí su nombre en griego). Por temor a ellos Urano, en cuanto nacieron, los encerró en lo más profundo del Tártaro, pero después, liberados por Zeus, resultarán una ayuda decisiva para éste en su lucha contra los Titanes, especialmente los Cíclopes9, como más abajo veremos. Posteriormente, Gea engendró de Urano a los TITANES y a las TITÁNIDES. Los Titanes eran OCÉANO, CEO, CRÍO, HIPERIÓN, JÁPETO y CRONO; y las Titánides TETIS 10, FEBE, TÍA, TEMIS, MNEMÓSINE y REA. A todos ellos también los ocultó Urano bajo tierra, por lo que ésta, Gea, se encontraba agobiada y encargó a sus hijos que castraran a Urano. Todos tuvieron miedo excepto Crono, al que Gea le entregó una hoz para que llevara a cabo su propósito. Así, cuando Urano fue de nuevo a acostarse sobre Gea, Crono, que estaba escondido en ella, apareció de pronto y le cortó los genitales a su padre. Éstos fueron lanzados al mar, pero de las gotas de sangre que cayeron a la tierra nacieron también nuevos seres: Las ERINIAS, los GIGANTES, Y las ninfas MELÍADES. 8

Véase el apartado dedicado a este dios. Éstos son diferentes y no deben confudirse con los que aparecen en la Odisea. 10 No confundir a ésta con la nereida del mismo nobre madre de Aquiles. 9

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Las Erinias (de nombre Alecto, Tisífone y Mégera), bajo la forma de mujeres enlutadas, con alas y serpientes sobre sus cabezas, se ocupaban sobre todo de vengar los crímenes cometidos por los humanos, sobre todo los asesinatos. En muchas ocasiones aparecen como personificación de los remordimientos. El hecho de nombrarlas podía ocasionar que se le aparecieran al que mencionara su nombre, por lo que se las solía llamar con el eufemismo de “Euménides”11. Posteriormente aparecen en el Infierno, donde se encargan de castigar las almas de algunos criminales con antorchas y látigos. Los Gigantes, a veces confundidos con los Titanes en algunas leyendas, tuvieron una importancia fundamental en la lucha contra los dioses, de la que hablaremos más extensamente un poco después, al tratar los temas de la Titanomaquia y la Gigantomaquia. Las Melíades eran ninfas de los árboles, como otras muchas, en concreto de los fresnos, dentro de los cuales vivían y a los que protegían. Por otra parte, los genitales de Urano al caer al mar formaron una espuma de la que nació la diosa AFRODITA, que se convertiría en la diosa del Amor, de la belleza femenina, de la sensualidad, por lo que siempre aparecerá joven y bella. De todos modos, de los pormenores del nacimiento de Afrodita, y de sus hechos, hazañas y amores hablaremos al tratar el tema de los dioses olímpicos.

3.1.- Los Titanes y sus descendientes. Los Titanes y las Titánides se unieron entre sí o con otras deidades, dando lugar a una larga desdendencia de la que proceden no sólo un gran número de dioses, sino también los hombres. Destacaremos en primer lugar, dada la importancia que tuvieron en mitos posteriores, a los hijos de CRONO y REA. Crono, una vez que destronó a su padre, se convirtió en el rey del cielo y se casó con su hermana Rea. Crono sabía por un oráculo que uno de los hijos que engendrara con Rea le arrebataría el trono, y por ello iba devorando a sus hijos según nacían (Crono fue identificada con el tiempo, que, efectivamente, todo lo devora). Seis fueron los hijos de Crono y Rea, tres niñas y tres niños: DEMÉTER, HESTIA, HERA, POSIDÓN, HADES y ZEUS. Todos ellos fueron devorados por su padre excepto el último, Zeus, pues, en el momento de nacer su madre lo escondió en la isla de Creta y le entregó a Crono una piedra envuelta en pañales para que la devorara como si fuera su hijo. Zeus fue criado en Creta por una cabra, Amaltea, que poseía el llamado cuerno de la abundancia, del que podía salir todos los alimentos y riquezas que uno deseara. Cuando esta cabra murió, Zeus formó con su piel la égida, y la propia cabra fue transformada en la constelación de Capricornio. Por otra parte, unos enanos, llamados Curetes (posiblemente nacidos también de la tierra), golpeaban sus escudos de bronce en una especie de danza para ocultar el ruido producido por el llanto de Zeus, todavía niño, y que no lo oyera Crono. Cuando Zeus creció, intentó derrocar a su padre Crono y ocupar el trono del cielo, dando lugar a una guerras llamadas Titanomaquia y Gigantomaquia; pero de todo esto hablaremos después. 11

Véase con respecto a todo ello el mito relativo a Agamenón, Clitemnestra y Orestes. 4

De OCÉANO Y TETIS nacieron todos los RÍOS y unas ninfas denominadas OCEÁNIDES, cuyo número se suele situar en unas tres mil. De estas oceánides, unidas a dioses e incluso a hombres, nacieron también otros muchos dioses y héroes que aparecen en diferentes mitos. Por otra parte, Océano es considerado como la masa de agua que, en forma circular rodea la superficie terrestre. De CEO y FEBE nacieron ASTERIA y LETO. De Asteria se enamoró Zeus, pero ella lo rehuía y se transformó en codorniz hasta que cayó al agua, donde se transformó en una isla, Ortigia. Ésta era una isla errante en el mar, hasta que acogió a su hermana Leto para que diera a luz. En efecto, ésta, también amada por Zeus, engendró dos hijos, Apolo y Ártemis, que se convertirían en dioses olímpicos, como veremos en el capítulo siguiente. Desde entonces, la isla quedó fija y recibió el nombre de Delos. De HIPERIÓN y TÍA nacieron HELIOS, EOS y SELENE (personificaciones del Sol, la Aurora y la Luna respectivamente). De Helios se cuenta que recorre la tierra de este a oeste en un carro dorado tirado por cuatro caballos, guiados al principio por Eos (que lleva un velo de color azafrán, amarillo o anaranjado, al igual que se ve el principio del amanecer). Sobre este aspecto, se cuenta que uno de los muchos hijos de Helios, Faetón, que fue criado en Etiopía por el rey Céfalo, al enterarse de quién era su verdadero padre, le pidió a éste que, como prueba de que era realmente su hijo, le dejara guiar un día su carro. Helios, después de muchas reticencias aceptó, y así el muchachó montó en el carro y empezó a guiarlo, pero en su inexperiencia los caballos se desbocaron y se apartaron de su ruta, por lo que se alejaron mucho de los polos provocando que éstos se congelaran, y se acercaron mucho a la zona tropical, con lo que provocaron grandes incendios y que los habitantes de estas zonas quedaran con la piel tostada. Finalmente, Zeus lo fulminó con un rayo y el chico cayó a un río, donde lo recogieron sus hermanas, las Helíades, que lo lloraron tanto que sus lágrimas quedaron convertidas en gotas de ámbar y ellas mismas fueron transformadas en álamos. Otros hijos de Helios son Eetes (padre de Medea)12, Pasífae (esposa de Minos y madre del Minotauro), Circe y, quizás, Calipso13, entre otros. De CRÍO y EURIBIA (una de las hijas de Ponto) nacieron ASTREO, PERSES y PALANTE. Finalmente de JÁPETO Y CLÍMENE (ésta era una Oceánide) nacieron ATLAS, MENECIO, PROMETEO Y EPIMETEO, estos dos de transcendental importancia para el género humano. Además, todos éstos, también denominados Titanes, tuvieron una gran descendencia, bien unidos entre sí, bien a otros dioses. Así de Palante y Estigia (otra Oceánide) nacieron entre otros Zelo, Nike, Cratos y Bía (personificaciones de Celo, Victoria, Fuerza y Violencia). 12 13

Véase el mito relativo al viaje de los Argonautas. Éstas dos tienen un papel decisivo en la Odisea. 5

De Perses y Asteria nació HÉCATE. Ésta es en realidad una diosa polivalente, pues puede favorecer a los hombres en diferentes aspectos y proteger a los niños, pero también es la diosa de la magia, de las brujas y de los hechiceros, de ahí que también se le considere diosa de las almas de los muertos, y esté presente en las encrucijadas, como símbolo de los diversos caminos que puede tomar la vida de los hombres, en cuyo nacimiento y muerte también está presente. De EOS y Astreo nacieron los cuatro vientos Céfiro, Bóreas, Noto y Euro, así como otros vientos, pero también diversas estrellas y Eósforo, el lucero de la mañana. Sin embargo Eos, por una “maldición” de Afrodita, siempre estaba enamorada, y son muchísimos los amantes que se le atribuyen. Entre estos destacan: Orión (personaje de muy diversas genealogías, quizás hijo de Gea), un gigante que fue transformado en estrella14, la cual deja de verse cuando aparace la aurora, por lo que su supone que es raptado por ésta. Y Titono, hermano de Príamo,15 para el que la diosa pidió la inmortalidad, que le fue concedida, pero olvidó pedir también la eterna juventud, por lo que Titono fue envejeciendo continuamente durante siglos, hasta que fue convertido en una cigarra. Con Titono tuvo Eos a Memnón, rey de Etiopía que fue muerto por Aquiles durante la guerra de Troya. ATLAS, que tuvo una importancia decisiva en la lucha de los Titanes contra Zeus y otros dioses (como más abajo veremos), se casó con la Oceánide Pléyone. De esta unión nacieron Hiante, las Híades y las Pléyades. Se cuenta que Hiante murió al ser mordido por una serpiente por lo que sus hermanas, las Híades, murieron también de pena, pero Zeus, en agradecimiento por haber cuidado a su hijo Dioniso cuando era un niño, las transformó en una constelación. En algunas versiones se cuenta lo mismo de sus hermanas, las PLÉYADES, sin embargo el mito más conocido cuenta que éstas, junto con su madre, eran acosadas por el gigante Orión, que se había enamorado de ellas. La persecución duró cinco años, hasta que Zeus, para evitar el sufrimiento de tan largo acoso, transformó a las Pléyades en una constelación y a Orión en una estrella que, a pesar de ello, sigue persiguiéndolas en el firmamento. Todas las Pléyades (cuyos nombres son Alcíone, Celeno, Estérope, Electra, Maya, Táigete y Mérope) se habían unido previamente a diferentes dioses, excepto la última, Mérope, que al ser la única en unirse a un mortal sintió vergüenza, por lo que, una vez transformadas en estrellas, es la que menos brilla de la constelación. Entre estas uniones destacan la de Maya con Zeus, de quien engendró al dios Hermes; la de Táigete con Zeus, también, de cuya unión nació Lacedemón16; y también con Zeus la de Electra, que tuvo del dios a Dárdano, uno de los míticos fundadores de la ciudad de Troya17. Por su parte Mérope se unió al mortal Sísifo18, con el que tuvo a Glauco. Por su parte, PROMETEO aparece como el gran benefactor del género humano. En algunos mitos aparece como el que formó, junto con su hermano, EPIMETEO, a los hombres a partir del barro19. Se cuenta que cuando los dioses encargaron a los dos hermanos que repartieran diferentes habilidades entre la distintas especies animales que poblaban la tierra, Epimeteo olvidó al género humano, por lo que, al no quedar ya nada que repartir (ni velocidad, ni garras fuertes, ni alas para 14 15 16 17 18 19

Véase a este respecto el mito relacionado con las Pléyades, hijas de Atlas. Véase el ciclo troyano. Sus descendientes pueden verse en el ciclo Micénico. Véase el ciclo Troyano. Véase el mito relacionado con éste y con su descendiente Belerofontes. En otros mitos prodremos comprobar que los hombres son hijos de la tierra, y también descendientes de Deucalión, hijo, a su vez, de Prometeo. 6

volar, etc.), Prometeo tuvo que reparar la situación y “sólo” pudo entregar a los hombres la inteligencia y el lenguaje, que hasta entonces era patrimonio exclusivo de los inmortales. Para ello, se cuenta que Prometeo entregó a los hombres el fuego (símbolo de la inteligencia y la capacidad de crear), después de robarlo del Olimpo (residencia de los dioses) escondido en una caña. Por si ello fuera poco, en el momento de repartir la comida entre dioses y hombres, Prometeo, después de hacer dos partes con un animal muerto, apartó la grasa de la carne de éste y envolvió con ella los huesos, por lo que éstos tenían aparentemente un aspecto más apetitoso. Así se fue ante Zeus y le dio a elegir qué parte quería para las dioses. Zeus sin darse cuenta del engaño eligió la parte que estaba envuelta de grasa, y a partir de entonces los hombres pueden comer la carne de los animales, y dejan para los dioses la grasa y los huesos. Ante todos estos hechos, Zeus se irritó mucho no sólo con Prometeo, sino también con la raza humana, por lo que se propuso castigarla. Así, con la ayuda de su hijo Hefesto formó una mujer, a la que cada dios le hizo un regalo (regalos que son aquello que puede resultar perjudicial para los hombres), por lo que esta mujer recibió el nombre de PANDORA. Finalmente Zeus le dio vida y le entregó una caja que sería el regalo de bodas para el que se casara con ella. Zeus le entregó Pandora a Prometeo, pero éste, receloso de los regalos de Zeus, no la aceptó. Sin embargo Epimeteo20, en cuanto vio a la chica, se enamoró de ella y quiso casarse inmediatamente. Prometeo intentó disuadir a su hermano, pero al comprobar que no lo conseguiría, le advirtió que de todos modos nunca abriera la caja que Pandora llevaba como regalo de bodas. Epimeteo le aseguró que así lo haría, pero al poco tiempo no pudo resistir la tentación, y animado por Pandora abrió la caja. En ese momento todos los males que afectan a los hombres, que precisamente era el contenido de la caja, se esparcieron por el mundo y aquí siguen hasta nuestros días. Sólo quedó en la caja, después de que Epimeteo consiguiera cerrarla, la esperanza21. Más tarde Zeus también quiso aniquilar la raza humana (aunque también por otras razones a las expuestas) ahogándola mediante un diluvio22. Por su parte, a Prometeo, por la burla que le había hecho y por compartir los beneficios de los dioses con los hombres, lo ató en una montaña del Cáucaso. Allí, cada día, aparecía un águila y le devoraba el hígado a Prometeo, causándole grandes sufrimientos. Sin embargo el hígado volvía a reproducirse por la noche, y al día siguiente sucedía lo mismo. Así ocurrió durante mucho tiempo hasta que Prometeo fue liberado por Heracles, un hijo de Zeus. Éste lo permitió a condición de que Prometeo le revelase a Zeus un secreto esencial para que mantuviera el poder, y que hacía referencia a la Nereida Tetis23. Finalmente hubo dos Titánides que tuvieron hijos con el propio Zeus: Con MNEMÓSINE (que es la personificación de la memoria) Zeus se unió durante nueve noches, y de esta unión nacieron la nueve MUSAS. Éstas son las que inspiran a los poetas y otros artistas, en su trabajo, y suelen formar parte del cortejo de Apolo, dios de las artes, la música, etc., aunque suelen ser imaginadas bailando en diferentes montes24. En un principio las musas no tenían una cualidad específica determinada, pero posteriormente cada una fue adscrita a un arte concreto, y 20 21 22 23 24

Prometeo, significa, más o menos, “el que piensa antes”, y Epimeteo, “el que piensa después”. El significado del hecho de que la esperanza quede encerrada, como mal, en la caja, es todavía hoy objeto de discusión. Todo ello lo expondremos en el apartado dedicado a la estirpe de los hombres (IV). Véase sobre ello el mito relativo al nacimiento de Aquiles. El término “Musa”, viene a significar, etimológicamente, “chica de la montaña”. 7

así tenemos: Calíope (Musa de la poesía épica), Clío (de la historia), Erato (de la lírica elegíaca y amorosa), Euterpe (de la música), Melpómene (de la tragedia), Polimnia (del canto y la retórica), Talía (de la comedia), Terpsícore (de la danza), y Urania (de la astronomía). A su vez, algunas de las Musas también tuvieron hijos, pero de ello hablaremos en otro lugar. Con TEMIS (que personifica la Justicia, entendida como el orden normal establecido o la conducta natural que dioses y hombres deben seguir) engendró Zeus a la HORAS, diosas que personifican tres estaciones del año, aunque generalmente se las relaciona con nociones y actividades relativas a la fertilidad y la fecundidad, de ahí sus atribuciones y nombres: Irene (Paz), Eunomía (Orden) y Dice (Justicia). Suelen ser representadas como tres bellas chicas que bailan, y entre sus actividades destacaban las de abrir o cerrar las puertas del cielo a las nubes, y aparejar los caballos del carro de Helios. Además son las que recibieron a la diosa Afrodita cuando, después de nacer, salió del mar, y las que cuidaron a Pluto (la riqueza) cuando era un niño, especialmente Irene.

3.2.- La Titanomaquia y la Gigantomaquia.

Cuando Zeus se rebeló contra su padre Crono e intentó arrebatarle el trono del cielo, todos los Titanes, excepto Océano, y sus hijos, dirigidos por Atlas, se pusieron de parte del último. Fue así como empezó la Titanomaquia, la lucha por el cielo, entre los Titanes y los dioses (Zeus y sus hermanos). Diez años duraba la guerra cuando Zeus, por indicación de Gea, liberó a los Hecantoquiros y a los Cíclopes (que continuaban encerrados por Crono en el Tártaro), que inmediatamente se pusieron de parte de los dioses. Además los Cíclopes entregaron a Zeus el rayo el trueno y el relámpago, armas terribles con las que el dios pudo derrotar definitivamente a los Titanes. Como castigo, Zeus encerró a los Titanes en lo más profundo del Tártaro y los rodeó con una muralla de bronce y la Noche los envolvió con tres capas, y les puso como guardianes a los Hecantoquiros. Sólo Atlas tuvo otro castigo: Éste fue desterrado a la parte más occidental del mundo, junto al mar que ahora lleva su nombre, y allí fue obligado a aguantar sobre sobre sus hombros todo el orbe de la tierra. Sólo una vez pudo descansar, cuando Heracles lo relevó durante un corto espacio de tiempo25. Finalmente fue transformado en una cordillera de montañas, que todavía tienen su nombre, en el norte de África. También los Gigantes, nacidos de la sangre de Urano cuando fue castrado, declararon la guerra a los jóvenes dioses olímpicos. Los gigantes pusieron en graves apuros a los dioses, aunque finalmente éstos consiguieron vencerlos, si bien en esta ocasión contaron con la ayuda de un, todavía, mortal, Heracles, que se enfrentó precisamente al más fuerte de ellos, Alcioneo. Éste podía recobrar toda su fuerza en cuanto tocaba a su madre, la Tierra, por lo cual Heracles tuvo que levantarlo del suelo y, mientras lo sostenía, lo ahogó (aunque esto mismo se cuenta de otro gigante, Anteo), o bien lo sacó de la región en la que había nacido, con lo que perdía su fuerza, y allí lo mató. 25

Véase el duodécimo trabajo de Heracles. 8

Finalmente, Gea instigó a su hijo Tifón, tenido con Tártaro, a atacar a los dioses como venganza por haber matado a los Gigantes. Éste también era un Gigante, pero mucho más grande, pues su cabeza llegaba al cielo y sus brazos se extendían de Oriente a Occidente. Su cuerpo tenía alas, de sus ojos salía fuego, tenía cien cabezas de serpientes, y sus piernas eran un conjunto de víboras. Ante su vista todos los dioses huyeron y sólo Zeus se dispuso a hacerle frente con la hoz con la que Crono había mutilado a Urano, pero Tifón se la arrebató y le cortó los tendones a Zeus, con lo que éste quedó indefenso y encerrado en una cueva. Sin embargo Hermes y Pan consiguieron colocárselos de nuevo, con lo que Zeus volvió a la lucha, esta vez armado con el rayo. A pesar de que Tifón le lanzaba continuamente montañas, Zeus hirió una y otra vez con el rayo al monstruo (y le causó tanta sangre que el monte sobre el que estaba situado recibe todavía el nombre de Hemón, “sangriento”), hasta que consiguió vencerlo y encerrarlo debajo de la isla de Sicilia. Se cuenta que el volcán de esta isla, el Etna, está situado justo encima de la boca del monstruo, y entra en erupción cuando el monstruo todavía lanza fuego. Tras la guerra con los Titanes los dioses fijaron su residencia en el Olimpo, el más alto de Grecia, y se repartieron el mundo. A Zeus le correspondió el cielo, a Posidón el mar, y a Hades el mundo subterráneo. (En algunas versiones la tierra también correspondería a Zeus, aunque ésta parece ser patrimonio de, o quedar repartida entre todos). Más tarde Zeus se casó con su hermana Hera, pero, enamoradizo como era, también inició sus andanzas por el cielo y la tierra, con lo que ... Pero esto lo contaremos en el siguiente capítulo.

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