Dedicado a todos los estudiantes a quienesque les guste la matemática… Ya es un prejuicio masificado el que las matemáticas seaon difíciles, paraor no decir prácticamente inabordables. U, una ciencia dura hecha sólo para el estudiante "cuadrado", que por lo general es hombre, que tiene materias fomes y hasta inútiles (quiéen no ha escuchado la típica pregunta "¿y esto para qué me sirve?" en esas clases de álgebra cuando el profesor explica el cuadrado de binomio u otros). Desde mi experiencia personal, he percibido exactamente lo contrario. En las matemáticas encontré un mundo fascinante, inmensamente grande, pero a la vez simple y bello. Lo simple, pues todo proviene de un origen y los cimientos mismos de la matemática corresponden a ideas sumamente básicas, pero que desde los comienzos de la humanidad fueron fundamentales para entender la realidad. En el caso de la aritmética, fue el concepto de número; en geometría, el punto. Lo bello, pues creo firmemente que la belleza reside en la simplicidad de las cosas. Creo que el despertar del interés por la matemática en mí se dio cuando cursaba 8vo básico. Hasta ese momento siempre las vi ajenas y distantes. Una asignatura más del colegio, en la que no me iba mal, de hecho no tenía ni que estudiar para obtener buenas notas, pero siempre era algo que "tenía que hacer" y no lo que "quería hacer". Como no era mala alumna, mis profesores me inscribieron para rendir la prueba de clasificación a las XVII Olimpiadas nacionales de matemática. Hoy, un poco más de cuatro años después y viendo hacia atrás, (y tomando en consideración que hasta ese entonces yo NUNCA había conocido otra matemática que la que se pasa en el plan formal de estudios y menos había estado en competencia alguna); puedo decir que eso fue "tirarme a los leones". Pero también, sinceramente y con un poco más de madurez, de cierta forma ese día marcó mi vida. Me enfrenté a problemas en los cuales no sólo bastaba saber una fórmula o teorema o ser un maestro del cálculo mental, sino que era necesario pensar, construir un razonamiento lógico para llegar a una solución. Y es en ello en que está la verdadera habilidad del estudiante (por dar cifras, el tiempo promedio para resolver un problema es de 40 minutos). No clasifiqué a la final nacional en esa oportunidad, pero sabía que eso no era lo importante;, pues gané demasiado de esa experiencia. M, me enseñó que sí existía una matemática diferente, una que es dinámica y viva, en la cual es uno mismo el que crea los caminos y los métodos a partir de los conocimientos propios, y no son dogmas inamovibles a seguir cuyo cuestionamiento es herejía. Una vez vivo el interés por la ciencia, comienza el hambre. Es el querer saber más para terminar maravillándose todavía más. Aunque curiosamente, como dicen por ahí, mientras más sabemos, más nos
damos cuenta de lo poco que sabemos, y esa máxima en matemática, se cumple a cabalidad. Una de las barreras a las que nos enfrentamos al empezar a estudiar por cuenta propia, es decidir en qué ahondar primero. Es que la matemática abarca tanto, y tiene una infinidad de ramas y, materias que uno no imagina que sí pueden ser motivo de exhaustivo estudio. . (PPor mencionar un ejemplo está, la teoría de números que, como su nombre lo dice, estudia las propiedades de los números, en especial de los enteros, tales como su divisibilidad o su naturaleza prima. También es curioso que, siendo una idea tan simple y al mismo tiempo una poderosísima herramienta para resolver miles de problemas, en resumen, bella;, no se vea en los colegios o se le dé una mísera pincelada cuando se exponen los criterios de divisibilidad). Si tienes dudas respecto a cómo comenzar, es bueno pedir orientación a tu profesor, unirse a foros matemáticos en internet que son de gran ayuda (*) o tomar cursos de verano. Sin embargo, cuando ya has logrado superar esa primera barrera, será difícil detenerse, ya que el deseo por conocer cada vez más y la búsqueda de la belleza son parte de la naturaleza humana. Otro estereotipo popular —y que personalmente he tenido que enfrentar— es que el que estudia matemática por su cuenta es prácticamente un ermitaño, alguien que no sale de casa y que tiene la cabeza pegada a un libro las 24 horas. Los extremos nunca son buenos, porque lejos del centro, pierdes la perspectiva completa del panorama y por ende, de lo que es esencial. Como todo en la vida, se debe encontrar un equilibrio. Y el estudio de las matemáticas no tiene que ser algo para "anormales" s si se distribuyen los tiempos, de manera que permitan disfrutar de descansos y recreación. Tengo muchos amigos(as) matemáticos(as), al igual que yo, que hacen deporte frecuentemente, algunos son músicos de medio tiempo y, al contrario de lo que mucha gente piensa, sí tienen pololas(os). (el párrafo anterior puede ser cortado si falta espacio). Finalmente, quiero dedicar estas últimas palabras a ti, joven estudiante que tienes este suplemento en tus manos, para que continúesa continuar en la senda de esta hermosa ciencia. El trabajo siempre rinde frutos y no he conocido a nadie que haya llegado a la cima sin haberse esforzado por ello. Y no existe sentimiento más placentero que el de haber logrado algo que nunca pensaste que podrías realizar, gracias a tu perseverancia y dedicación. (Como resolver problemas de olimpiadas nacionales y luego internacionales).
Con todo el cariño del mundo y deseándote lo mejor en este quizás largo, pero no por ello menos gratificante recorrido, Carla A. Vidal Silva.