Convivencia, es un término de relativa actualidad en el mundo de la educación o la empresa, más allá del significado que podría tener desde el ámbito de tradición social que todos conocemos. La convivencia, que asociamos al hecho de convivir con otras personas, ha tenido hasta ahora una dimensión relacionada con lo conyugal o con lo estrictamente asociado a la vida familiar. Sin embargo, el aumento en el número de grupos sociales y de realidades en las cuales necesitamos de su utilidad lo han convertido en un concepto de actualidad, especialmente en el mundo educativo. La convivencia se ha convertido en el gran aliado de este estruendoso S.XXI para solventar las problemáticas que como seres sociales que por naturaleza somos, nos hemos topado en el camino. Evidentemente, la agrupación social es adaptativa. ¿Cómo si no, podríamos haber evolucionado como especie? El hecho de agruparnos en sociedades nos ha hecho más fuertes, generando en nosotros una fuerza superior al gran tamaño del mamut, las garras del animal salvaje u otros peligros de las diferentes épocas históricas. La inteligencia colectiva, de la que hemos hablado en otras ocasiones AQUÍ, ha sido un aliado en la supervivencia. De este modo, elementos culturales como el trabajo en equipo, el liderazgo o la convivencia; son realmente antiguos, sólo que los reinventamos cada cierto tiempo aun a sabiendas que forman parte de nuestro ADN. Pero, ¿qué es realmente la convivencia desde el punto de vista actual y en relación al plano escolar? Pues nada más y nada menos que la coexistencia pacífica de todos los integrantes de una comunidad educativa con un único fin, el apoyo mutuo en la consecución de los objetivos educativos. Es decir, convivencia es la exaltación del respeto por los demás, de la aceptación de las diferencias, de la inclusión, de la solidaridad con el otro, de comprender (tanto como de enseñar) una serie de habilidades enfocadas a la creación de ciudadanía.
Enseñar convivencia en la convivencia. Y como es natural, a convivir se aprende (y se enseña) conviviendo. Pero no por esto, debemos dejar de mano toda una serie de referencias y recursos que podemos emplear para aprender a convivir. Nuestros chicos adquirirán la idea de convivencia de nuestro
ejemplo, pero acercarlos al aprendizaje vivenciador (en el que sólo ellos son guías de la adquisición de aprendizajes) no debería ser lo único. Es nuestra obligación mostrarles los múltiples escenarios que la convivencia nos exige, no sólo en el aula o en el colegio o instituto, sino también en el trabajo, en los servicios públicos, en la sociedad. Y si hay un recurso que es verdaderamente eficaz a la hora de comprender realidades relacionadas con la convivencia, éste es el cortometraje. Por numerosos motivos, es uno de los recursos más empleados en la enseñanza de valores democráticos y de convivencia, pues emplea el lenguaje audiovisual, que es el más demandado en la actualidad (especialmente por niños y jóvenes); tiene una duración corta lo que genera aprendizajes instantáneos; es fácilmente asimilado por nuestra memoria a largo plazo pues se vincula con sentimientos, etc. Si quieres mejorar la convivencia en tu aula éste es el gran aliado que no debes dejar escapar. Y para ponerte las cosas fáciles, aquí te dejo una selección de los cortos que más me gustan a la hora de abordar el aprendizaje de la convivencia con niños. Bridge, es un cortometraje animado que nos enseña lo importante que es escuchar las opiniones de los demás y arreglar nuestras diferencias. De un modo muy gráfico nos muestra los peligros del egocentrismo y de la falta de curiosidad por conocer otros puntos de vista. Como es de costumbre en este tipo de metrajes, el final es clave para el aprendizaje del respeto en la convivencia escolar. Pero la convivencia, no supone únicamente el hecho de vivir o vivenciar un modo pacífico de coexistencia con nosotros mismos, sino también con nuestro entorno. De este modo, el respeto por nuestro planeta es fundamental a la hora de entender el concepto. Cortos como Man, nos ayudarán a comprender un poco más en qué aspectos debemos mejorar como sociedad, aquellos que tenemos que trabajar primero desde las aulas. Otro concepto básico a la hora de afrontar la convivencia en las aulas es el respeto de la diferencias culturales. Sólo si somos capaces de mostrar a nuestros chicos que no creemos en las fronteras, que no consideramos la diferencia en nuestra sociedad, que no contemplamos el prejuicio racial o religioso, de etnia o de clase; habremos conseguido un ambiente democrático y respetuoso en el aula. Swing of change, en un corto animado que nos acerca a la visión de la aceptación racial mediante un elemento unificador y mágico, la música. En este mismo sentido, la lucha contra los estereotipos de género deberá ser una máxima a la hora de afrontar la convivencia pacífica. No podemos rechazar la violencia de género sin trabajar desde el ámbito educativo el machaque constante que la sociedad emplea en la degradación de la mujer, y por consiguiente, de las niñas. La mercadotecnia derivada de la creación de un modelo estereotipado de mujer, ha incidido en división radical de los géneros. Cortos como Doll face, nos muestran esta visión violenta que los medios ejercen en el público femenino. Sólo mediante una convivencia libre de prejuicios sexistas podremos luchar contra esta lacra. Este corto no es apropiado para niños muy pequeños. Otro punto de vista para abordar la convivencia sería el de la inclusión y normalización de la situación que vive nuestro alumnado o nuestros hijos con necesidades educativas especiales. En los últimos años numerosos cortos tanto de animación como de otras tipologías han surgido para mostrarnos las realidades que viven otros niños no tan "normales"(como si ser "normal", fuese siempre algo positivo). El punto (que nos cuenta en imágenes la obra infantil de Peter H. Reynolds), El cazo de Lorenzo o el premiado hasta la saciedad, Cuerdas, serían buenos ejemplos, todos ellos más que recomendables.